Camila se levantó y tenía un saco enorme amarrado a ella. No podía quitar y entonces comenzó a gritar. Stella vino al segundo y la intentó calmar diciéndole que ese saco era ahora parte de ella, Camila seguía sin entender.
Stella pasó todo el día con ella, dándole ahora un poco más de medicina, le explico que ahora tenían que aumentarle la dosis ya que la primera que le dieron no funcionó.
-¿Por qué necesito medicinas, Stella?
- Es difícil de explicar.
-¿Se me llenó la sangre de azúcar?
-Explica.
-Michelle me dijo que no podía comer más dulces o se me llenaría la sangre de azúcar.
- Así es pequeña. Me contaron que te gustan moños ¿quieres uno? - Camila asintió. Ya que no podía levantar sus manos, Stella le puso el moño y sonrió. - Te ves hermosa.
-Gracias.
-Camila, las personas de aquí son malas y no quieren que hables mas de Lauren.
- ¿Por qué?
- Estás aquí por Lauren.
- No te entiendo.
-Lauren te llenó la sangre de azúcar ¿Entiendes? - Camila iba entendiendo.
-¿Lauren era mi dulce?
- Lo era, no espero que lo entiendas ahora. Yo estoy contigo y te voy a ayudar.
- Eres como mamá antes de golpearme. - Stella no sabía qué hacer y abrazó a la pequeña niña que estaba a su cargo, lloró un poco y se preguntaba cómo alguien tan dulce pudo tener unos padres así o peor aún, terminar así.