Después de aquella escena, el chico guapo estuvo pegado al móvil. La gente ya estaba regresando a sus sitios, en cambio, la señora de mi lado se fue a dar otro paseo.
Eran casi las siete de la tarde y me estaba entrando el sueño. Decidí volver a sacar el portátil y hacer algo para matar el tiempo. Entré en Instagram y abrí el chat de mi hermana. De repente, me llega una notificación.
Le doy al icono del corazón, encontrándome varios mensajes. Entre ellos, las solicitudes de seguimiento. Un nombre en concreto llamó mi atención. ¿Ese es Jaden? Dijo la voz de mi cabeza. Sí. Era él. Su nombre y la foto de perfil. Era él.
Miré a mi lado izquierdo, y lo encontré mirándome. Al verme, apartó la mirada nervioso. ¿Qué está pasando aquí?
Obviamente, le acepté la solicitud. Y de paso, lo empecé a seguir. Cerré el portátil y saqué mi móvil. Un poco más disimulada, cotilleé su Instagram. En las fotos estaba para comérselo, pero en persona más.
¡Vee! ¡Por dios! Pensé.