Tócame. HOPEV.

De kathsxl61

1.4M 197K 98K

Kim Taehyung era un adicto al tacto, a tocar y a que le tocaran. Jung Hoseok, para nada. Ó Donde un escultor... Mai multe

00
01
02
03
04
05
06
07
08
09
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
40.1
41
42
43
44
45
46
46.1
46.2
47
48
49
50
51
51.1
52
53
53.1
53.1-2
53.2-2
54
55
55.1
55.2
55.3
56
56.1
57
57.1
57.1-2
58
59
59.1
59.1-2
59.1-3
59.1-4
59.1-5
60

58.1

9.4K 1K 423
De kathsxl61

Los días habían pasado fugaces para los dos, tan fugaces como los fuegos artificiales que verían esa misma noche.

Entre trabajos que Taehyung tenía que entregar y algunos artículos en los que estaba trabajando Hoseok, junto a otros profesionales de la Facultad de Letras, los días se habían tornado caóticos y ninguno podía creer que estaban ya de camino a la casa de los padres adoptivos de Hoseok en el día de año nuevo como se lo había prometido. Taehyung se sentía tan impaciente como emocionado, expectante por la nueva faceta que vería del chico por el cual estaba completamente enamorado. 

El profesor poco hablaba de su familia en general y en específico de sus hermanos adoptivos, que en total eran seis incluyéndole, así que Taehyung estaba realmente intrigado por saber cómo serían, si medianamente agradables o tan ariscos como su hermano mayor, aunque lo creía poco probable. De físico Hoseok ya le había mostrado una foto familiar que se tomaron en año nuevo el año pasado y todos eran muy diferentes, de distintas alturas y complexión, e incluso etnia. 

Él solía contar más cosas sobre Junhee, claramente su hermana pequeña favorita y única hija biológica de mamá Yu, y sobre sus hermanos  Se Oh y SooHun, había compartido habitación con ellos hasta los diecisiete años y no se volvieron cercanos hasta que Hoseok cumplió los veinte y empezó el tratamiento con las pastillas que le hizo mucho más receptivo y entró a la universidad. Luego estaban sus otras dos hermanas, gemelas y de descendencia norteamericana evidente en sus cabellos rubios, y las cuales no solía llevarse muy bien en su adolescencia porque -cuando ellas llegaron tenían diez y él quince años-, eran un par de desesperantes chicas manipuladoras y entrometidas. Hoseok pensaba que la vida en el orfanato hacía a los demás -exceptuándolo a él- más sumisos y humildes, pero con ellas era todo lo contrario. La capacidad que tenían para mentir y salirse con la suya siempre impresionó a Hoseok, quien aunque decía ser reservado e indiferente, jamás mintió tan descaradamente y tan bien.

- Ellas realmente no tenían vergüenza -le contaba Hoseok a su lado, ambos esperando en el paradero de autobuses del aeropuerto que los llevarían a la casa. Eran las diez de la mañana y lo único que podía vislumbrarse en el cielo eran las nubes grises que opacaban todo el cielo y daban un aspecto algo lúgubre al paisaje. Taehyung se sentó encima de la única maleta que trajeron, tan grande que servía perfectamente como asiento. Hoseok, en cambio, apoyó el hombro en uno de los postes del paradero mientras que con una mano peinaba distraidamente los cabellos sueltos de la coleta que rozaban levemente la nuca de Taehyung. Mirándole sumido en sus recuerdos, prosiguió-, con los adultos se comportaban como unos ángeles, amables, inteligentes, detallistas... pero luego cuando estaban con nosotros se volvían tan groseras, ocultaban nuestras cosas o nos molestaban con bromas pesadas o nos asustaban en la noche. Una vez me chantajearon todo un año completo cuando me vieron salir a escondidas de la escuela.

- ¿Te saltabas las clases? -preguntó Taehyung, aunque de alguna forma se lo esperaba.

- Sólo las de deporte -se encogió de hombros con simpleza-. Eran un infierno para mí.

- Adivino -sonrió Taehyung, alzando ambas cejas- Te quedabas en la biblioteca leyendo o en un ciber café -el contrario asintió, con un gesto conforme en plan <<me has pillado>>-. ¿Y qué te pedían a cambio?, ¿Dinero?

- Eso les habría encantado bastante -resopló Hoseok-, pero no lo hicieron porque mamá Yu sospecharía, así que me convirtieron en su sirviente. 

- ¿Y ella no sospechaba? -enarcó una ceja.

- No -negó, evidentemente mosqueado por los recuerdos-. Yo siempre le ayudaba a cuidar a Junhee cuando era una bebé porque fui el primer chico que adoptaron después de que su hijo falleció, así que por mi forma de ser no le extrañaba que estuviera en la habitación de las chicas ordenándoles su desorden, haciéndoles el desayuno en la mañana o cualquier aperitivo que quisiesen comer los fines de semana en que mamá Yu y el señor Jung estaban en algún viaje de negocios o algo por el estilo. 

- ¿No tenían alguien que ayudara a cuidarlos? 

- Tuvimos después de que adoptaran a Se Oh y SooHun, fue un año y medio después de que me adoptaran a mí. Antes de eso yo ayudaba a cuidar a Junhee porque la compañía estaba creciendo y apenas se habían cambiado a una casa más grande.

- Entiendo... -asintió Taehyung, relamiéndose los labios, pensativo-. Siento que las gemelas  debieron tener una infancia muy difícil para ser como eran en ese entonces, ¿No? Tu también tuviste una infancia difícil... aunque no es excusa tampoco, dices que tus hermanos son buenos chicos y ellos también fueron adoptados.

- Es así, pero aunque las gemelas fueron chicas difíciles al principio, de alguna forma, y debo agradecerles por eso, entendieron más rápido que los demás mi Hafefobia cuando nuestra madre les explicó porqué me comportaba así -continuó Hoseok-. Respetaban mi espacio personal todo lo posible, todo lo contrario a Junhee, quien tuvo bastante influencia sobre mí en ese entonces para ir al psicólogo, porque siempre me puso triste rechazar sus muestras físicas de afecto inconscientemente, varias veces peleamos y yo quería mejorarme, por mí y por ella... siempre le tenía que recordar que no porque no la abrazara significaba que no la quería -denotándose un brillo alicaído en sus ojos algo cansados, Taehyung pudo ver como esbozaba una pequeña sonrisa llena de nostalgia-. Y mis hermanos, bueno... ellos siempre fueron mejores que yo, en todo sentido, y aunque les costó entender lo que me pasaba, nunca se burlaron de eso.

- Oye -llamó su atención, picando con el dedo índice el costado de su abdomen antes de que siguiese otro tema-, no creo que ellos sean mejores que tú. Solo son diferentes.

- Si tú lo dices -no se oía muy convencido, así que Taehyung se irguió lo suficiente para estirar los labios hacia él exigiendo un beso que llegaría instantes después, casi como un consuelo silencioso. Cuando se separó, el escultor tomó la mano que acariciaba su nuca y la entrelazo con la suya.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? -Hoseok lo miró divertido e iba a contestar, pero Taehyung rodó los ojos y le interrumpió-. Ya sé que estoy haciendo una pregunta.

- ¿Entonces para qué preguntas si ya me estás preguntando? -rió Hoseok, a lo que Taehyung le dio un palmazo suave en el brazo por molestarlo-. Las preguntas se pagan con besos, ¿Sabes?

- Sí, sí, lo sé -rió Taehyung, volviendo a centrarse en lo que segundos antes le había llamado la atención y que la curiosidad le instaba a preguntar-. ¿Por qué le dices Señor Jung a tu padre adoptivo? -ante la pregunta, sintió a Hoseok tensarse un poco a su lado-. Es decir, a ella le dices mamá Yu, ¿Por qué al Señor Jung no le dices padre también?

- Bueno...  -Hoseok se mordió el carrillo, como si estuviera masticando las palabras para decirlas-. Él nunca nos dijo que lo llamáramos así, simplemente le llamábamos como era políticamente correcto y mamá Yu nunca nos corrigió, él nos llamaba por el nombre o a veces nos decía <<niños>>. Era distante, pero muy amable y simpático. Casi lo consideraba como un tío lejano, hasta que un día, no recuerdo porqué, me dijo que podía confiar en él como un amigo, pero jamás como un padre porque no se consideraba como tal desde que su hijo falleció.

Taehyung tragó grueso, afectado al pensar en ello. Le era sumamente fácil empatizar y pensar en perder a un ser querido estando tan joven le resultaba mucho más doloroso.

- ¿Cómo... cómo falleció? -juntando las cejas con aflicción, vio como Hoseok hacía una mueca triste ante el recuerdo.

- Fue una tragedia. No conozco los detalles, sólo sé que en un descuido se cayó en una piscina y fue muy tarde cuando se dieron cuenta. No sabía nadar, tenía seis años cuando pasó -Hoseok arrugó el entrecejo, dubitativo y serio-... no recuerdo muy bien, pero creo que cuando me lo contó debió haberse visto tan mal que jamás me permití volver a preguntarle por él, aunque sus fotos están por toda la casa.

- ¿Cómo se llamaba?

- Hobeom -respondió. Taehyung lo miró sorprendido.

- Suena... como tú, ¿Por eso te...? -Hoseok asintió, y Taehyung entreabrió la boca, exclamando un <<Oh>> que los sumió a ambos en un silencio que entendían, uno que confirmaba el pensamiento del otro y que se esfumó cuando el autobús llegó, estacionándose frente a ellos para tomar pasajeros y llevarlos a su destino.

[...]


La  casa de los padres adoptivos de Hoseok se veía casi igual a la foto que le había mostrado a Taehyung, aquella que se tomaron en año nuevo. Lo único diferente era que habían cortado los arbustos que la rodeaban y el color de la puerta, que ya no era blanca, sino de un café oscuro, manteniéndose la estructura moderna de una casa de dos pisos en un barrio de clase media alta. El jardín era hermoso, decorado con las flores más violetas y de un rosado intenso que Taehyung alguna vez vio hace tiempo. Le hacían recordar a la casa de su abuela, donde ahora sus padres vivían. Aunque le dio cierta extrañeza, porque aquellas flores -que si no se equivocaba se llamaban cosmos- solían marchitarse a finales de octubre, y al ver que pocas de ellas sobreviviesen aún le provocaba cierta nostalgia. 

- ¡Ya estoy en casa! -exclamó Hoseok cuando abrió la puerta y Taehyung sonrió ante la oleada de calidez que le embargó al entrar en aquella casa junto al aroma del café y al dulce de alguna tarta, tal vez de frambuesa. Había un ruido ambiental de voces risueñas y risas que se entremezclaban, pero Taehyung no podía ver de quiénes eran, ya que sólo se podía ver el amplio y largo pasillo y el mueble al lado suyo donde tenían que dejar los zapatos. Unos metros más adelante habían puertas que daban a otras habitaciones, viéndose al final del pasillo la luz que provenía de lo que supuso era la puerta del patio trasero.

- ¡Ho, estás aquí! -chilló una chica, tan joven y tan sonriente que Taehyung adivinó en seguida que era Junhee, puesto que no tuvo ningún problema en correr hacia Hoseok y abalanzarse hacia él. Vio como Hoseok se tensaba como reflejo, pero después ella lo soltó con cierto gesto culpable en sus ojos y le enseñó una sonrisa tan contagiosa que se reflejó en la de él-. Lamento ser tan ruda, ¡Pero estoy tan feliz de verte, Ho!

- No hay problema, sabes que estoy mejor, ven aquí -sonrió dulcemente, abriendo los brazos y dejando que su hermana pequeña lo rodeara de la cintura. Taehyung se sintió tan feliz al verlos, y le dio ternura la forma en la que Hoseok depositó el mentón encima de la cabeza de Junhee, mientras ella descansó el rostro totalmente complacido en el hombro de él, con los ojos cerrados, dándose cuenta de lo mucho que lo había extrañado. Cuando los abrió, chocó la mirada con Taehyung y su rostro al instante cobró un sonrojo tan notorio que otra oleada de ternura le embargó.

- Oh, tra-trajiste un amigo... -exclamó nerviosa, alejándose un poco de Hoseok para que éste lo presentara.

- S-sí, él es... ¿No recuerdas cuándo te dije que ahora vivo con él? -musito Hoseok, trastabillando. Taehyung había tenido la idea de hablar sobre cómo le dirían a la familia su relación mientras viajaban, pero había estado tan concentrado sacándole fotos al paisaje y a Hoseok dormido que no lo habían hablado y en ese momento se arrepentía profundamente. 

- ¡Claro, el chico con el que vives! -sonrió ella, inclinándose en respeto-. Yo soy Junhee, la hermana menor de Ho. Gusto conocerte, Taehyung-ssi.

- El gusto es mío, me llamo Kim Taehyung, pero puedes decirme Taehyungie si quieres -sonrió, inclinándose también y recordando el paquete  que tenía guardado en su bolso y que sacó al instante para tendérselo-. Un amigo y yo hicimos Mochi, espero que les guste. Son de varios sabores. Más de chocolate. Mi amigo ama el chocolate.

- ¡Amo los pasteles de arroz!, ¡Oh, ya me muero por probarlos, gracias! -Junhee recibió gustosa el paquete y se dio la vuelta caminando dentro de la casa viendo por encima del hombro que le siguieran-. Papá y los chicos están en el patio tratando de hacer barbacoa, y mamá está en la cocina con la abuela y las gemelas.

- ¿A quién crees que debería saludar primero? -preguntó Hoseok, con cierto aire de nerviosismo que era contagioso para Taehyung.

- ¡A mí, por supuesto! -y los tres pegaron un salto cuando vieron a la mujer que apareció por la primera puerta que daba al salón, y que por dentro daba a la cocina. La mujer tenía el aspecto de estar en sus cincuenta y tantos, pero el brillo jovial en sus ojos le hacían verse mucho más joven- ¡Ven aquí, mamá te ha extrañado tanto! -y en seguida abrazó a Hoseok tan fuerte que Taehyung juraría que le estaba haciendo algo de daño al delgado profesor.

- Te llamé el fin de semana, mamá -sonrió Hoseok, algo ahogado, palpándole la espalda y riéndose al ser zarandeado por la mujer, tan elegante, pero de un aura tan humilde y carismática que se veía incluso más joven que la madre de Taehyung.

- Voy a dejar esto en la cocina -avisó Junhee, aunque Taehyung fue el único que la escuchó de verdad y asintió con la cabeza, dándole una sonrisa. Le iba a preguntar si podía acompañarla, pero Junhee ya había desaparecido por el pasillo.

- ¡Mira lo delgado que estás!, ¡Estás más delgado que ayer cuando te vi por vídeo llamada! -exclamó la mujer arrugando la frente, apretando las mejillas de Hoseok con las manos de tal forma que hacia que su boca se abultara. Taehyung mordió su labio inferior, tratando de no reírse-, ¿Te has estado alimentando bien? 

- Mamá -interrumpió Hoseok, tomando las manos de la mujer con aprecio y llevándoselas a su propio pecho-, sabes que yo alimento a Namjoonie y de paso me alimento a mí bastante bien. Sabes que soy responsable.

- Pero te mudaste... -contradijo preocupada y atenta, incomodando un poco a Taehyung que se tensó ante su inesperada y fija mirada, pero luego sonrió y su gesto cambió completamente-... y con este chiquillo guapo de aquí, supongo -alejándose de Hoseok, la mujer se paró frente a Taehyung y lo abrazó tan súbitamente que se quedo de piedra, pero al instante respondió tan animado que le devolvió el abrazo-. No te molestan los abrazos, ¿Verdad? -Taehyung rió y negó, y ella volvió a sonreír- Pues me alegra muchísimo, ¡Hubiera sido realmente incómodo haberte abrazado si no te gustan los abrazos! Volviendo a las formalidades, un gusto, soy Jung Yuna, madre de Hoseok, tú debes ser Taehyung-ssi, ¿Verdad? -él asintió y ella ladeó la cabeza, apretando suavemente su mejilla- Que adorable eres, ¿Cómo estuvo el viaje?, ¿Has venido antes a Gwangju?

- Estuvo bien, Hoseokie no roncó como Namjoon-ssi mientras dormía -bromeó Taehyung, tenía el presentimiento de que Jung Yuna tenía sentido del humor, y lo supo cuando la vio carcajearse y a Hoseok mascullar un <<yo no ronco>> con una mueca adorable-, así que fue un viaje tranquilo. No, nunca había venido antes. Soy más chico de Daegu que de cualquier otro lugar.

- Me alegra saber eso porque te mostraré varios lugares bonitos -dijo ella, palmeando amistosamente el hombro de Taehyung y guiándoles a la sala-. Vamos al salón para que se pongan cómodos -y de repente apareció una mujer más joven que Hoseok, pero lo suficientemente madura y de facciones entre asiáticas y occidentales para darse cuenta que era una de las gemelas. Al presentarse, Taehyung notó que ella era mucho más seria que Junhee y mamá Yu, porque no abrazó a Hoseok, sino que sonrió cuando lo vio; era de esas sonrisas honestas que tratan de ocultarse tras un gesto de falsa seriedad, más aún cuando gritó sobre su hombro que Hoseok había llegado-. Ellie-ssi, en vez de gritar ¿Podrías llevar las cosas a la habitación de Ho? 

- Mamá, no hace fal... -dijo Hoseok.

- Quiero conversar con ustedes -interrumpió ella, y Ellie rodó los ojos haciendo un gesto sin importancia, agarrando con rapidez la maleta y llevándosela al segundo piso con ayuda de Junhee, que volvía de la cocina en ese instante-, ya luego podrán ir a descansar un rato, ¡Además, de seguro que quieren comer algunas galletas de chocolate!

- ¡Sí, yo quiero! -sonrió Taehyung-. Namjoon hyung siempre se come las galletas que usted manda.

- Eso he oído. Vamos, vamos rápido antes de que se quemen  -los guió ella, casi chocando con otra copia casi idéntica de Ellie, pero en vez de tener el cabello rubio, tenía un tono azabache que hacía que sus ojos cafés claro refulgieran con una intensidad casi salvaje además de las pecas en su nariz-. ¡Samie, me asustaste!

- Lo siento, Mayu -rió ella traviesa, dándole un beso en la mejilla y luego mirando a Hoseok con cierta complicidad en su sonrisa burlona-. Así que el punk está en casa con un... amigo -le miró ella, de arriba abajo, y se presentó-. Soy Sam, ¿Y tú?

- Kim Taehyung.

- Pues Taehyung-ssi, puedes decirme Samie -y luego volvió a mirar a Hoseok-. Déjame decirte que te ves horrible.

- Tú no te ves mejor que yo, pecosa -contraatacó Hoseok, haciendo que ella entrecerrase los ojos y luego riera cuando la madre le picó con el dedo el costado de su abdomen.

- ¿Qué te dije sobre llamarme Mayu?, ¡Dime mamá! -la regañó y luego hizo un gesto para que la siguieran a la cocina. Era una de las cocinas más espaciosas que Taehyung había visto en su vida, tenía una gran mesa en el centro donde habían varios platos, servicios y postres. La cocina tenía casi el mismo tamaño que el departamento donde vivían y en una de las sillas estaba una anciana vestida con prendas elegantes  y cómodas, su cabello totalmente blanquecino y de aire delicado, con la mirada perdida y tocando un libro táctil con la punta de los dedos. Al lado de ella, estaba acostado un labrador retriever que alzó la cabeza al ver la intromisión de todos ellos. Hoseok se acercó a ella lentamente después de que el perro lo olfateó y le lamió la mano, y casi con cuidado tomó la mano que ella le extendió.

- Hola, abuela, ¿Es mi idea o cada año se ve más guapa?

- Hoseokie -musitó ella con una carcajada, mirando a la nada. Taehyung la miró detenidamente y sonrió cuando el ladrador se acercó a él meneando la cola en busca de caricias en el lomo después de olfatearle.

- Sí, soy yo, ¿Cómo te has sentido? Mamá me dijo que te has sentido mejor últimamente.

- Sí, aunque ya sabes, estos achaques de la vejez que me tienen tirando insultos todo el maldito día -dijo la abuela, haciendo que mamá Yu la mirara alzando las cejas y Sam con Hoseok se echaran a reír. 

 - Mamá, cuida ese lenguaje que tenemos un invitado, es amigo de Hoseok y viven juntos ahora -le explicó mamá Yu e hizo que la abuela se tapase la boca.

- Ya es muy tarde, todos saben de quién hemos sacado nuestro distinguido lenguaje -se burló Hoseok.

- ¿Y dónde está ese joven? -preguntó ella-. Acércate, no creas que soy perezosa al estar aquí sentada, sino que son estos achaques. Y claro, porque estoy más ciega que un topo.

- Claro, siempre culpando a los achaques -bromeó Sam. La abuela bufó frunciendo el ceño.

Taehyung avanzó hasta ella e hizo lo mismo que el profesor, presentándose con cierta timidez. La abuela le provocaba una sensación entre dulce y de precaución, le hacía recordar a su abuela fallecida, aunque muchísimo más seria y deslenguada. Sus manos eran suaves, y le puso contento al verle esbozar una sonrisa al haber mencionado el libro táctil que estaba leyendo.

- Sacaré las galletas del horno, Samie sirve el té y ustedes pónganse cómodos -dijo mamá Yu-. Aún falta mucho para que los hombres allá afuera si quiera empiecen con la barbacoa -añadió poniendo los ojos en blanco, claramente dando a entender que llevaban un buen rato esperando, aunque aún era bastante temprano.

- Muchas gracias -musitó Taehyung, aún tímido por la mirada que le estaba dando Sam-, pero me gustaría ayudar...

- No, Taehyung-ssi -interrumpió Samie, sacando un frasco de la alacena-, nuestra madre es algo-demasiado mandona y si dice que te pongas cómodo, debes ponerte cómodo o una maldición caerá sobre ti.

- Bien dicho -asintió Hoseok, riéndose de una forma tan traviesa que Taehyung se sorprendió, mientras lo jalaba para que se sentara en una de las sillas alrededor de la mesa, al lado de la abuela que había dejado el libro en la mesa y tomaba una taza con sumo cuidado. 

- Ustedes, siempre coludiéndose para manchar mi honor frente a jóvenes guapos. Mamá, si pudieras ver lo guapo que es el amigo de Hoseok -bromeó ella mientras abría el horno después de ponerse unos guantes rojos, y Taehyung rió avergonzado ante la mirada que después le dio-. Solo siéntete como en tu casa y no les hagas caso. 

- Y dime -intervino Samie, a propósito dirigiéndole una mirada  traviesa a Hoseok mientras Taehyung hablaba con la abuela, respondiendo preguntas casuales sobre cómo se habían conocido él y Hoseok. A la misma vez, escuchaba lo que Sam le decía a Hoseok-, ¿En qué momento abandonaste al guapo de Namjoonie, traidor? Desde que eras un enano todo roñoso que jurabas vivir por siempre con él, y hasta creí que se casarían -Hoseok bufó y ella se interrumpió, con cierto tono venenoso-, ¡Oh, claro! Hablando de casarse, ¿Cómo está la tonta de Mel?

- Cuida tu lenguaje, Sam -le advirtió mamá Yu.

- Primero que todo, yo no abandoné a Nam -exclamó Hoseok, señalándola-, aún sigo siendo su cocinero personal. Segundo, Mel sigue siendo Mel, aunque ahora está buscando otro trabajo y está saliendo con un chico que se hace llamar Cris, es tailandés y creo que trabaja como reportero.

- Oh, pero esa chiquilla si que debe estar devastada desde que te fuiste del departamento, ¿No? -dijo mamá Yu, poniendo con cuidado la bandeja de galletas en la esquina de la mesa-. Cuando rompió con Leo, juré que ustedes terminarían juntos. 

- No fue así -respondió Hoseok, suspirando. Taehyung tuvo la sospecha de que ya habían tenido esa conversación antes.

- Me alegra -prosiguió la abuela después de que Taehyung le respondió, asintiendo-. Aunque Mel es una buena chica, nunca fue ni será la indicada para Hoseok. Le incentivaba a sus malos hábitos, siempre acompañándolo en sus travesuras. Él necesitaba de alguien que le pusiera límites y que sea más generosa.   

- ¿Y no has estado con nadie? -preguntó Samie arrugando el entrecejo, haciendo que Taehyung se tensara y Hoseok se quedara callado con expresión incómoda. Sam enarcó una ceja-, ¡Oh, con que es eso! Por eso estás tan feo ahora, solterón -dijo de forma tan graciosa que Taehyung no pudo evitar soltar una carcajada. Hoseok lucía tan divertido estando ofendido que iba a replicar, pero lo interrumpieron dos personas que aparecieron por el pasillo atropelladamente y muy ruidosos.

- ¡¿Dónde está mi hermano preferido que me debe una Harley?! -exclamó uno de ellos, el más alto y delgado. Si bien tenía facciones coreanas, sus ojos eran grandes y tenía el cabello teñido de rojo, contrario al otro chico que vino tras él y lo empujó, de anteojos y más bajo, abrazando a Hoseok por el cuello bruscamente.

- ¡No, es mi hermano preferido!, ¡Aléjate! -gritó, dándole una patada al más alto, pero este sin importarle también se abalanzó a abrazar a Hoseok como si fuera un peluche.

- ¡Ah, ya suéltenme, idiotas! -gritó el peluche, es decir, Hoseok, quien se resistía como podía ante la bienvenida del otro par. 

Taehyung no sabía si estar preocupado o... no, realmente se sentía preocupado. Y divertido. Divertidamente algo culpable. << Pobre Hoseok>>, pensó. 

Por la mirada de mamá Yu, supo que pensaba lo mismo que él.

- ¡Ya, aléjense del pobre de Hoseok o no habrá galletas para ustedes!

[...]

La antigua habitación de Hoseok seguía tal cual la había dejado hace un año atrás. 

Antes de conocer a Taehyung, Hoseok visitaba frecuentemente a mamá Yu, por lo que era común volver a esa misma habitación y no ver gran cambio en ella. No era tan grande, sino lo suficiente para una cama de plaza y media, un armario para la ropa, además de un mueble donde habían varios libros ordenados alfabéticamente y una televisión. Tenía una ventana que daba al jardín, y al acercarse se daba cuenta que estaba cerrada con candado. La habitación no decía mucho de quién había vivido ahí hace años, sino más bien destilaba una ausencia que sólo la hacía verse más pequeña.

- Tu habitación huele a libro viejo -rió Taehyung, al lado del mueble donde había una vela aromática y luego caminando para dejar la maleta encima de la cama. Hoseok se encontraba mirando fuera de la ventana, con una expresión tan nostálgica que Taehyung inconscientemente lo abrazó por la espalda, dándole besos en la nuca que provocaron que Hoseok se tensara y mirara incómodo hacia la puerta, alejándose de él.

- No hagas eso -pidió, e hizo que Taehyung le sonriera con cierta melancolía. Le recordaba al antiguo Hoseok, ese que siempre lo alejaba cruelmente- Perdón por alejarte, pero aún no estoy... totalmente listo para decírselos a todos. Mamá creo que lo sabe, pero aún no se lo he confirmado y es mi culpa... En serio lo lamento, Taehyungie...

- Está bien, no arruinemos este día con eso... -y mirando incómodo a su alrededor, también vio a través de la ventanilla que habían ramas que estaban creciendo en su borde a pesar del frío de diciembre-. ¿Por qué no abres la ventana? El clima está helando, pero haría bien ventilar esta habitación.

- No se puede -dijo Hoseok, caminando hacia su estantería, y sacando un libro de tapa dura y cubierta roja. Taehyung lo miró curioso.

- ¿Por qué no? 

Hoseok se encogió de hombros. Todo lo que podía ver de él era su espalda.

- Porque cuando tenía quince años traté de volar por esa ventana -respondió con simpleza, como si no fuese nada o quizá como si quisiera que aquel recuerdo no fuese nada. Taehyung lo miró fijamente, serio y preocupado, y fue hasta la puerta para cerrarla, avanzando en silencio hacia Hoseok, esperando a que le devolviera la mirada, pero él seguía mirando la foto familiar que estaba entre las páginas de ese libro.

- Sé que me estás pidiendo que me aleje, pero no puedo si pones esa cara -musitó, acariciando suavemente la mejilla de Hoseok, instándole a que le mirase y cuando lo hizo, se acercó lentamente a él y lo beso, dulce, paciente, tan lento que la suavidad de sus labios fue como una caricia conciliadora. Hoseok amaba que Taehyung lo consolase de esa forma, como si con ese tacto suave pudiera llevarse todos los malos pensamientos y luego posara la mejilla contra la suya y ahuecase su rostro entre las manos y lo mirara detenidamente. Solo bastaba eso para decirle lo mucho que lo quería.

- Estoy bien, sólo que... es raro estar aquí contigo -confesó después, tragando grueso, al cerrar el libro-. No se siente como mi habitación. El año pasado se sentía como mía, ¿Sabes? Cada vez que entraba aquí, me sentía como en casa, seguro, y a la vez también me sentía tan, tan deprimido que tenía que salir de aquí cuanto antes para sentirme en movimiento, vivo -y luego sonrió con falsa diversión y profunda extrañeza-. Casi siempre duermo en el sillón por eso. Esta habitación me hace sentir como si el tiempo detuviera mi corazón poco a poco... pero ahora que estoy aquí contigo se siente como una habitación normal -Hoseok lo miró a los ojos, tan serio que Taehyung temió que le pidiese algo que no pudiese cumplir, como alejarse de él de verdad-. Es raro pensar cómo y cuánto he cambiado gracias a ti... y sinceramente, me da un poco de miedo.

- No quiero que tengas miedo -susurró Taehyung, acongojado.

Hoseok sonrió de lado y acarició la mejilla del escultor, besando sus labios con la misma suavidad que él. Había tristeza en su beso y un profundo, profundo amor.

- Lo sé -murmuró.


[...]


Hoseok en el fondo sabía que no debía preocuparse por cómo su familia recibiría a Taehyung. El escultor tenía la habilidad de ganarse el corazón de todas las personas que conocía, incluso el frío corazón del tío Yung y su esposa que llegaron dos horas después acompañado de los padres del señor Jung, que eran una pareja de ancianos bastante cascarrabias, pero que se reían a carcajada limpia de las bromas de Se Oh, el hermano más alto y de SooHun, aunque éste era mucho más serio, se llevaba mejor con los sobrinos de otra pareja de hermanos de Mamá Yu que llegaron bastante tarde, cuando gracias a Hoseok la barbacoa se había hecho más rápido. Taehyung comprobaba que todo lo que Hoseok le dijo sobre su familia era cierto, pero se daba cuenta que él no se daba cuenta de lo más importante, y era el orgullo en los ojos del señor Jung cuando lo miraba o todo el aprecio y respeto que veía en las gemelas hacia él. Todos habían sido tan amables con Taehyung que se sintió como si fuera parte de esa familia, todos diciendo alguna broma o incluso, lo que más amó Taehyung que le mostraran, era un álbum familiar que mamá Yu quiso que viera donde salía Hoseok desde los diez años.

El Hoseok de dieciseis años era totalmente diferente al que tenía delante.

- ¡Mira ese cabello que le tapaba la mitad de la cara, era todo un emo punk! Aún recuerdo como chocó contra la pared de nuestra habitación porque ese pelo no le dejaba ver nada -se burló Sam, apoyándose detrás de ellos que estaban sentados en el sillón, mirando la foto de un Hoseok con cabello lacio y negro tapando la mitad de su rostro, mostrando un diploma al haber ganado un premio de escritura en la escuela. Habían terminado de comer y se habían ido a conversar todos al salón, donde la abuela se había sentado en el piano de cola que había en un rincón de la sala. 

Taehyung no podía dejar de reírse al ver esa foto.

- ¿Puedo quedármela? -le preguntó a mamá Yu, quien también se reía, todo lo contrario a Hoseok que se estaba muriendo de la vergüenza a su lado.

- ¡No, no puedes! -exclamó Hoseok, tratando de quitarle el álbum, pero sin éxito.

- Aún recuerdo cuando creíamos que Ho tenía estilo en ese entonces por ser el mayor -se rió Se Oh, negando con la cabeza-. Estábamos tan ciegos.

Todos los hermanos congeniaron, contando anécdotas divertidos, y se quedaron inmediatamente callados cuando la abuela empezó a tocar el piano de memoria. Taehyung quedó embelesado al verla tocar Nocturne op.9 No.1 de Chopin con suma entrega y a la perfección, pudiendo ver a través de ella a su padre. En ese momento, quiso sentarse a su lado y tocar, tocar hasta que la sensación de nostalgia se convirtiera en pura felicidad.

- Ella ama tocar esa canción -susurró Junhee a su lado, emocionada. Él también lo estaba, más aún cuando sintió que Hoseok entrelazaba su mano con la propia, acariciando el dorso, y le sonreía sincero y completamente feliz.

Cuando la abuela empezó a tocar la segunda parte, se detuvo, repentinamente exclamando un quejido que hizo que el señor Jung se acercase a ella y acariciase su espalda. El ambiente se había tornado lúgubre de repente y Taehyung podía notarlo.

- No debería sobre esforzarse, tenga cuidado -dijo el señor Jung-. La acompaño a su recamara.

- ¡No quiero!, ¡Malditos achaques! -gruñó ella, exasperada-. ¡Lo que me faltaba! 

- Abuela, usted toca precioso -le interrumpió Taehyung, haciendo que la señora hiciera una mueca molesta, pero avergonzada a la vez.

- Lo hacía, ahora estos achaques... malditos achaques -siguió farfullando-, pero gracias, jovencito.

- Yo también toco el piano -dijo tímido, haciendo que todos le miraran interesados enfocándose en él-, no tan bien como usted, pero mi padre es compositor, así que he aprendido a tocar algunas melodías gracias a que me ha enseñado.

- ¿Es así? -sonrió ella, de mejor humor-, ¿Por qué no vienes y me alegras un poco con alguna canción?

Todos le instaron a que tocara, sobre todo Hoseok que jamás le había visto o escuchado tocar, quien se levantó y lo guió hacia el piano, volviéndose a sentar en el sillón ayudando a la abuela a que se sentase también junto al señor Jung y su madre. Taehyung se pasó las manos algo sudorosas por el pantalón y relamiéndose los labios se sentó en el piano, inhalando el agradable aroma de la madera. Pasó sus dedos por las teclas, lisas y con una luz que reflejaba la que entraba por el ventanal a su lado. 

Carraspeó, echando una mirada a su pequeño público impaciente y a Hoseok. Sobre todo a él.

- Esta canción la aprendí en Francia, cuando la escuché por primera vez en un bar llamado La Comédie, es de Patrick Watson -explicó Taehyung, y escuchó las exclamaciones repletas de curiosidad de la mayoría, añadiendo-; Fui hacer un postgrado en Francia cuando hacía mi especialización en escultura. Es una canción corta, pero me gustó mucho. Se llama Je te laisserai des mots, que significa te dejaré palabras*. No soy un gran cantante, pero espero que les guste.

Cuando empezó a tocar y a tatarear la primera parte, podía sentir todos los ojos posados en su espalda. Sobre todo la mirada de Hoseok, que le hacía sentir como si pudiese acariciar su nuca y entre su cabello como cada vez que hacían el amor. Aquella canción le había llegado profundamente cuando la escuchó en aquel bar de mala muerte en París, embargado por la tristeza y la melancolía de hallarse solo en un lugar que para él al principio fue tan inhóspito como hermoso, esperando a que la persona que lo hiciese sentir como en casa llegase para tocarlo, besarlo, decirle lo mucho que lo amaba a pesar de la muerte y el miedo a la vida, pero sin miedo a entregar todo el amor que pudiese sentir, y quería tanto que aquella canción la escuchase Hoseok, porque podía verse a su yo solitario de hace años en ese bar esperando, esperando por él-. Je te laisserai des mots... en dessous de ta porte... en dessous de la lune qui chante... Tout pres de la place où tes pieds passent cache dans les trous de temps d'hiver... et quand tu es seule pendant un instant...  Embrasse moi... Quand tu voudras...  Embrasse moi... Quand tu voudras...  Embrasse moi... Quand tu voudras.(Te dejaré palabras... por debajo de tu puerta...  debajo de la luna que canta... cerca del lugar donde tus pies pasan escondidos en los agujeros en tiempos de invierno.... y cuando estés solo por un momento...  bésame... cuando quieras... bésame... cuando quieras... bésame... cuando quieras)*

[...]


Hoseok tenía que hablar con su madre.

Lo sabía. Estaba siendo cobarde, pero aunque nunca antes le importó ser despreciado porque quería que la gente se alejase, ahora le daba terror que su familia se alejara de él, después de años tratando de no rechazar todo el amor que ellos estaban ofreciéndole. Toda la bondad que sabía que tenían se veía nublado por sus propias inseguridades, pero de repente todo fue claro cuando vio como Taehyung tocaba y cantaba esa canción, y no fue el que lo cantase en francés lo que más los impresionó, sino el sentimiento que trasmitía que conmovió a todos, sobre todo a la abuela y a él. Pudo ver algunas lágrimas sobresalir en sus ojos perdidos, y en los suyos propios.

Se sentía tan, tan enamorado que no dejaba cabida para otro sentimiento. Quería tanto abrazarlo, besarlo, y decirle a su familia lo mucho que significa que él estuviera a su lado y solo demostrarles lo feliz que le hacía el haberlo conocido. Por eso esperó a que mamá Yu estuviese sola en la cocina, porque ella era la persona más importante para él. Claro que le importaban los demás, pero ella... ella tenía que ser la primera, porque con su presencia empezó una nueva vida para él desde hace años y se merecía la sinceridad absoluta. Necesitaba saber si ella comprendía, si lo aceptaría o no. Porque si lo hacía, sería el hombre más feliz del mundo, y sino lo hacía, tendría que asegurarse que ella lo aceptase algún día. Tendría que ser paciente, tal cual lo fue ella cuando lo adoptó.

- ¿Me vienes ayudar con los platos que faltan? -sonrió con complicidad, dejando los platos sucios en la lavaplatos al verlo entrar-. Taehyungie quería ayudar, pero luego me dijo que tenías algo que decirme.

 - Sí, es importante -afirmó él, evidentemente nervioso. Ella lo miró preocupada y se acercó, tomando sus manos y prestándole toda su atención. Sus manos eran igual de cálidas que las de Taehyung.

- ¿Qué sucede? Sabes que puedes contarme lo que sea, Hoseok.

Él asintió, respirando profundamente. Un ataque de ansiedad sería lo peor en ese momento, además, estaba tan seguro de los sentimientos que tenía por Taehyung que de repente el miedo ya no era tan grande ni tan importante, sino en compartir lo mucho que el escultor le hacía feliz con su persona favorita en el mundo. Quería que ella apreciara a Taehyung tanto como él lo hacía.

- Verás... ¿Por qué crees que me mude con Taehyung? -preguntó Hoseok, haciendo que ella lo mirara confundida y luego pensara en su respuesta.

- Bueno, tu siempre haces las cosas porque quieres, nunca necesitaste un motivo muy profundo y por eso yo nunca me planteo demasiado tus decisiones -ella hizo silencio, y le dio una pequeña sonrisa que significó todo para Hoseok-... pero si me pides que lo interprete... Taehyung-ssi es tu pareja, ¿Verdad?

Hoseok no pudo evitar carcajearse por la oleada de nerviosismo que abandonó su cuerpo.

- ¿Cómo lo has sabido? -preguntó intrigado. Ella le acarició la mejilla, como si aún fuera ese niño de ocho años que conoció por primera vez.

- Te conozco, Hoseok. Me quedo tan claro como el agua al ver como lo tocaste hace un rato -explicó divertida, mientras Hoseok la veía entre avergonzado y sorprendido.

- ¿Cuándo? 

- Cuando estábamos sentados en el sillón escuchando a la abuela tocar el piano, fue la primera vez que te vi tocar a alguien mientras hacías ese tipo de expresión... te veías tan enamorado -ella rió con una expresión conmovida que hizo que a Hoseok le costara no emocionarse también-. Lo tocaste como si fuera un ser precioso y te dejaste tocar por él con un brillo que nunca antes había visto en tus ojos. En estas horas que he hablado con él, he visto en su adorable sonrisa lo mucho que te adora.

- Entonces... ¿Estás feliz por mí? -musitó, aún con inseguridad evidente en su expresión. 

- Lo estoy. Estoy tan feliz que por fin hayas encontrado a alguien para amar, Hoseok -dijo enternecida, sus ojos lagrimeando al igual que los de él-. No quiero que tengas miedo por lo que nuestra familia pueda decir, ¿Bien? En todos mis años de experiencia, que no son pocos -rió-... me he dado cuenta que encontrar a la persona perfecta para compartir tu tiempo en el momento correcto es algo... extraordinario. Te veo con él, la forma en la que se miran, y puedo estar completamente segura de que este es su momento. Si quieren estar juntos, adelante. Que nada ni nadie decida por ustedes si pueden amarse o no, porque estar realmente enamorado de una persona que te devuelve ese amor es algo que no pasa todos los días ni a todas las personas. Espero que sepas atesorarlo, Hoseok, y que salgas adelante ante cualquier problema que se avecine... con él o sin él. Eso sólo lo decides tú.

Hoseok no sabía como responder, pero si sabía qué hacer para demostrar cuán agradecido estaba. La abrazó, y fue un abrazo con tantos sentimientos entremezclados que no pudo evitar llorar un poco junto con ella varios minutos, con solo el sonido de voces y risas lejanas.

- Ya, dejemos de llorar y de manchar con mocos mi chal -bromeó, aunque ella estaba más llorosa que él cuando se separaron-. Hablaré con la familia, tú podrías decirle a tus hermanos y yo le diré a tu padre y a tus tíos a su debido tiempo, ¿Sí? -asintió, serio-. Y solo quiero pedirte una cosa.

- Claro, lo que sea -dijo él.

- Por favor ven más seguido a casa, se siente bastante solitario cuando no vienes -se quejó ella-. Además, quiero conocer más a Taehyungie. Necesito saber si es digno de ti.

- Mamá, no empieces... -rió Hoseok. Justo en ese momento Taehyung se asomó por la puerta acompañado de Samie, que rodeó su brazo con el propio.

- ¿Interrumpimos? -preguntó, Hoseok y mamá Yu negando.

- ¿Por qué tienen los ojos llorosos? -Taehyung los miró a ambos preocupado, avanzando hacia Hoseok y tocando su rostro-. ¿Están bien?

- Nos sentimos mejor que nunca -sonrió el profesor, acariciando la mano que Taehyung posó en su mejilla. Él los miró sin entender, pero más tranquilo, y luego escucharon la queja incómoda de Samie.

- ¡Ah, en serio!, ¿Por qué no se besan de una vez? Son tan cursis -rió, y Hoseok la miró estupefacto.

- Samie, deja de molestarlos -rió mamá Yu con la misma diversión.

- ¿Qué dices...? -farfullo Hoseok, y luego miró a Taehyung, confundido al ver que éste no se había exaltado, sino que tenía una sonrisa abochornada.

- Ya lo sabe -musitó en su oído. Hoseok asintió, entendiendo y pensando en lo fastidiosa y perspicaz que podía ser Sam. 

- Como si la vibra gay pudiera pasar desapercibida para mí -resopló ella, cruzándose de brazos con aire altivo-. No me ofendan.

- Yo le diré a los demás -le advirtió Hoseok, y ella se encogió de hombros.

- Exceptuando a la abuela, creo que ya todos vimos como te comías a Taehyung con la mirada cuando tocó esa canción -rebatió ella y Hoseok la miró serio, fijamente.

- ¡Samie! -regañó mamá Yu, haciendo que la mencionada saliera casi corriendo hacia el salón y la persiguiera hasta solo escuchar su voz-. ¡Ven aquí y discúlpate!

Cuando quedaron solos, Hoseok abrazó a Taehyung tan fuerte que quiso impregnarse de su olor, y quería que supiera que haría lo posible porque todos los días desde ese momento fueran los mejores, y aunque no fuera así, que no dudase en ningún momento de que siempre lo amaría. En ese y en todos los instantes de su vida.




[...]






Holas, volví y ya me voy alkjdslkajsd

Si hay un error o algo raro en este cap me avisan, ok? 

Sólo quiero decir que la universidad me colapsa y que el estado en mi país (Chile) me está colapsando también xdd no sé si sabrán, pero la situación en Chile en estas semanas ha sido problemática porque por fin el pueblo se ha levantado ante tanta desigualdad. Simplemente, el vaso se rebalsó y ya no aguantamos tantas injusticias. 

Y  también por eso he podido tener el tiempo de publicar, para poder distraerme de tanta caca que está pasando y distraer a algunx chilenx que me esté leyendo por ahí (si es así gracias bb<3).

 Espero que puedan difundir por sus redes sociales lo que encuentren sobre Chile, hay bastante material en face, twitter e insta sobre lo que está pasando u n u <3 me haría muy feliz~ 

y muchas gracias por seguir leyendo tócame, por su paciencia y todo su amor.

Lxs veré pronto en los últimos dos capítulos y algunos extras que siguen para que tócame termine <3

Lxs amo, bais<3









Continuă lectura

O să-ți placă și

123K 22K 59
Jimin es un humano común y corriente, un día va a una excursión en el bosque y al recostarse en un árbol es transportado a un mundo mágico, llamado f...
347K 17.3K 52
𝘏𝘢𝘪𝘬𝘺𝘶𝘶! | 𝘖𝘯𝘦 𝘚𝘩𝘰𝘵𝘴 ılı.ıllı
473K 7.2K 5
𝙃𝙤𝙪𝙨𝙚 𝙊𝙛 𝘽𝙡𝙖𝙘𝙠 || 𝐒𝐚𝐠𝐚 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 "Ser una Black digna de su apellido" Madelyn siempre tuvo esos pensamientos al saber q...