ERALGIA II, Los Demonios

By laurapujolserra

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SEGUNDA PARTE Sabía que no podía salir ilesa de todo aquello, pero no esperaba tal masacre en mi alma. Y solo... More

BOOKTRAILER
1. Prologo
2. Sesenta días
3. Voy contigo
4. Copos de nieve
5. Ni perros, ni mujeres
6.Héroes de lo cotidiano
7. Terapia de choque
8. La daga
9. Vuelve a amar
10. La profecía
11. Reunión
12. Viva y entera
13. General
14. Salir de dudas
15. Lágrimas por la verdad
16. Engranajes
17. La taberna de peleas
18. El sótano
19. Miradas
20. Importar
21. Retener
22. Sostenme
23. Algo bonito
24. ¿Qué vas a cargar?
25. Frágil
26. Dracotür
27. Desarmada
28. Culpable
29. Llave
30. Kürk
31. Lápida
32. Las catacumbas
33. La caja
34. Veneno
35.Los secretos
36. Saludos y flores
37. Orgullo
38. La Carta
39. Adonisa
40. Antídoto
41. Galletas
42. Protección
43. Padrinos
44. Universo
45. Lucecitas
46. Heredera
47.Invitaciones
48. Orgullo
49. La Nota
50. Nada
51. No me dejes...
52. Dolor
53. Guardián
54. Despide
55. Algo en mí
56. Venganza
57. Estoicismo
58. Robert Kashegarey
59. Golpea primero
60. Larga vida al Guardián
61. Juntas.
62. Creo en ti.
63. Recuperarse
64. Dejar atrás
65. Brisa marina
66. El mar en calma
67. El océano en su mirada
68. Voluntad
69. Discrepancias
70. Reina del Drama
71. Cúbreme las espaldas
72. Demonios
73. Ángel salvador
74. El pasado
75. Amor
76. Visualiza
77. Agotada
78. Mi Atlas
79. Niñita de papá
80. Potencial
81. Legado
82. El diablo no pide permiso
83. El templo
84. Debo hacerlo
85. Los dioses caminarán sobre la tierra
86. El poder de un Dios
87. Fuego
88. Visiones
89. La mitad de mi alma
90. Gatos
91. Arcos
92. La fiesta
93. Cicatrices
95. Fiesta en la playa
96. Oasis
97. Mamá te necesita
98. A por él
99. El mundo arde solo
100. Mecanismos de defensa
101. Generales
102. La ratonera
103. Fe materna
104. Nuestra Batalla
105. Reunión
106. Mi Debilidad
107. Un vuelo reparador
108. Paradojas
109. Paraíso
110. Causas Nobles
111. Mi ratonera
112. Astucia
113. La Barrera
114. Vuela
115. El castillo
116. El Monstruo
117. Luchar
118. Poder
119. Mujeres Fuertes
120. Farol
121. Monarca
122. Derrota
123. Claustrofobia
124. Sangre Helada
125. Visiones
126. Letargo
127. Latidos a ralentí
128. Grotesco
129. El Rayo

94. Deseo...

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By laurapujolserra

(A partir de este capítulo no está corregido, vais a encontrar un cambio de estilo, un poquitín de paciencia, por favor. Se recupera en la siguiente novela el estilo y el nivel, pero voy corrigiendo todas a la vez y es un poquito tedioso todo. GRACIAS :)) 

Ambos nos separamos de golpe. Él se levantó de un salto. Yo me incorporé a trompicones, mis piernas apenas respondían. Mi amiga se quedó mirándome por unos instantes con el ceño fruncido y luego preguntó:

—¿Cómo has llegado tan deprisa? Si hace nada estabas bailando con.... —Sus ojos se iluminaron— ¿Ese era Edward? —Asentí repetidamente con una sonrisa—. ¡Ay! ¡Por eso estaban tan acaramelados! Es genial, ¡Pero ahora ya no tienes excusa para venir a bailar conmigo!

Ella tiró de mí con alegría. Supuse que Edward o Arbenet le habrían dado algo para el mareo del embarazo, o eran las ganas que tenía de divertirse, pero ella estaba expectante. Miré de reojo al Demonio que se encogió de hombros y me invitó a seguirla con un ademán de su mentón.

La música se oía desde la lejanía, una melodía alegre, veraniega. La luz de las hogueras que se iban encendiendo por toda la playa iluminaba toda la orilla. La gente corría y bailaba mientras otros tantos bebían y cantaban al son de la música. Nos adentramos en la multitud, hasta llegar a la tienda real. Yarel me abrazó con todas sus fuerzas, y me dio un beso enorme en la mejilla. Edward volvía a ser él, en su forma natural. El rey abrazado a mi cuello murmuró:

—Gracias por dejarme bailar con el amor de mi vida esta noche... —Me miró con determinación—. Algún día, juntos haremos que jamás nadie tenga que volver a esconder su amor de ninguna otra forma...

—Y yo estaré encantada de unirme a tu lucha, sea cual sea, majestad.

Arys cogió a Líomar por el brazo y se llevó hasta una pequeña pista de baile. Mi madre bailaba con Anna dando vueltas y sonriendo.

Suspiré y miré al cielo... Papá merecía estar allí, junto a ella, bailando pegados, siendo felices. Me sequé un par de lágrimas y sonreí con tristeza.

—¡Alguien me debe un baile! —bramó Eathan que tiró de mí con fuerza y me llevó junto a Anna y a mi madre.

Empezó a darme vueltas y más vueltas mientras bailábamos como nunca lo había hecho. La música nos acompañaba mientras nos movíamos sin rumbo fijo, sin pasos, sin normas. El dolor por la ausencia de mi padre se fue desvaneciendo con su presencia, con la presencia de todos aquellos a los que quería. Poco a poco la felicidad fue invadiéndome. Pisé a Eathan y él hizo una mueca:

—Este creo que lo has roto —afirmó en una queja. Yo me puse a reír.

—Vamos, te he visto con heridas mucho peores y no te quejabas tanto... —murmuré juguetona.

—¡Ahora sí que no me pisarás más!

Me apresó y me hizo girar entre sus brazos, asiéndome por la cintura. Chillé y reí como una desquiciada, aferrada a su cuello, abrazada a él. El vestido volaba con el movimiento, y nuestras risas eran melodías acompasadas a la música del baile.

Hacía mucho tiempo que no reía tanto, con tantas ganas. Eathan cogió a Anna en brazos y mi madre me tomó de la mano para bailar con ella. De repente se me acercó a la oreja y comentó:

—Creo que hay alguien que nos está mirando mucho, y no creo que me mire a mí...

Señaló en dirección a la tienda, y vi a Damon apoyado en una madera, con los brazos cruzados sobre su pecho y una sonrisa burlona en su rostro. Mamá enarcó una ceja y preguntó:

—¿Estabas con él antes de que Arys te secuestrase? —Asentí ligeramente y aparté la mirada de Damon— ¿Te gusta...? —Me sobresalté.

—¡No! En absoluto, para nada, de verdad. Para nada. No siento nada por él, es un imbécil y un narcisista. No es mi tipo. —Mamá aguantó estoicamente la carcajada y musitó:

—Iba a preguntarte si te gustaba la fiesta, pero bueno, me ha quedado muy claro que no sientes absolutamente nada por ese chico.

—Absolutamente nada —repetí.

—Nada de nada. Me ha quedado clarísimo... —Mamá me sonrió con ternura—. Cariño, sabes hacer miles de cosas, pero mentir no es una de ellas, deberías saberlo a estas alturas de la vida.

Me dio un beso en la frente y luego se fue con Edward un rato. Ellos se habían hecho muy amigos, el brujo y mi madre eran confidentes, a veces él venía a mi casa solo para verla a ella, y la colmaba de detallitos, como si fuera otra madre para él, o una hermana muy querida. Y me alegraba por ello. Ese chico era el ángel de la guarda de toda mi familia. 

Me quede sola en medio de la pista. De repente sentí unas manos cogiéndome por las caderas, me giré dispuesta a pegar un guantazo al primero que encontrase, y encontré esos ojos azules... De nuevo frente a mi... me cogió la mano con sutileza y me la colocó en su hombro. Mi otra mano la cogió y la atrapó con la suya. Empezamos a balancearnos, sin seguir la música, solo mirándonos a los ojos. Me acarició la cintura y me cogió con fuerza pegándome a su cuerpo. Le dejé hacerlo, porque, en el fondo, tenía ganas de estar pegada a él de esa forma. Empezó a susurrarme al oído.

─Mi hermano te debía un baile, y en mi familia pagamos todas las deudas, siento que tengas que bailar conmigo y no con el raquítico y torpe de Kayen ─sonreí y negué─ Digamos que es la versión barata, como todos los hermanos menores. Es más idiota, más tonto que un palo de madera, más torpe que una tortuga con tacones... En fin, no has hecho mal cambio, te lo garantizo ─nos miramos a los ojos y le sonreí, apreciaba el gesto, intentaba animarme a su manera─ Mi hermano ha sido el tío más afortunado del mundo, y a la vez, el más imbécil, no se deja una mujer como tu sola en una noche como esta.

─Se cuidarme sola, lo sabes de sobras ─levantó una ceja y sonrió─ No necesito a ningún hombre para pasármelo bien esta noche, tengo amigos y amigas con los que divertirme ─me sonrió con picardía.

─Depende de lo que entiendas tu por pasarlo bien, podría arreglarlo... ─me hizo girar sobre mi misma y me pegó a su cuerpo con fuerza─ Además, conoces muchos hombres, pero solo a un demonio. Ni te imaginas de lo que soy capaz ─levanté una ceja.

─Puedo llegar a hacerme una idea, y no creo que me guste ─me miró ofendido y me soltó poco a poco cuando la música empezaba a terminarse. Nos quedamos mirando a los ojos y sentí de nuevo esas ganas irremediables de comérmelo a besos... ─ Además, tú serás mi único demonio, pero yo soy tu único Guardián, a lo mejor te sorprenderías tú ¿Quién sabe? ─sonrió de medio lado y se acercó muchísimo a mi rostro. Me cogió por la barbilla y me dio un beso en la comisura de los labios.

─Pues habrá que probar-se... Guardián... ─rozamos nuestros labios y se perdió entre la multitud. Empezó a entrarme calor, me había sonrojado muchísimo. ¿A qué estaba jugando? ¿Realmente era lo que quería, estar con Damon?

Me aparté ligeramente de la pista de baile y encontré la cantina, allí una mujer de unos treinta años servía copas y licores sin descanso. Me acerqué y me senté en uno de los taburetes. Sin decir nada, justo delante de mi colocó un vaso y lo llenó con algún tipo de bebida alcohólica. La miré algo desubicada, no había pedido nada, solo iba a sentarme un rato.

─Invita la casa, Guardián. Tómese con calma esta noche, hay mucho por disfrutar y usted parece que ya se ha aburrido, la velada es larga ─sonreí y tomé el vaso entre mis manos.

Olía delicioso, como a frutas tropicales. Tomé un sorbo y me fascinó el sabor. La camarera sonrió al ver mi expresión. Estaba frío, y yo tenía calor tras haberme movido tanto, así que realmente agradecí ese brebaje. Me giré de nuevo hacia la pista de baile, Yarel había desaparecido, y hacia un buen rato que no veía a Edward, así que supuse que estarían juntos. Arbenet apareció delante de mí y me cogió el vaso de las manos, lo olisqueó y me lo devolvió.

─¿Qué haces bebiendo alcohol jovencita? ¿Sabes que hasta los veintiún años no puedes beber eso? ─levanté una ceja y me terminé el contenido de un solo sorbo. Arbenet se cruzó de brazos.

─¿No puedo beber alcohol pero sí irme a una guerra? Creo que hay que revisar las leyes, porque los que las hicieron a lo mejor habían tomado demasiado de esto ─levanté el vaso de nuevo─ Soy adulta, si puedo luchar contra un ejército, puedo beber un poco ¿Traes novedades? ─negó y se sentó a mi lado.

─Dentro de un rato se soltarán los fanales al mar, quería asegurarme que no estabas tras un matorral con Damon ─se me atragantó la saliva por un segundo─ Os he visto muy acaramelados, y no me gusta ─rebufé y miré a la gente con una sonrisa. Empecé a balancearme ligeramente escuchando la música.

─Tiene que gustarme a mí, no a ti... ─Arbenet me miró algo desubicada─ Si puedo ir a una guerra, luchar, y beber, puedo estar con el hombre que quiera ─le cogí la mano─ Déjame hacerme mayor, Arbenet, ya me has protegido mucho tiempo, ahora, no necesito alguien que quiera ir un paso delante de mí, necesito a alguien que ande a mi lado... ─tiré de ella y nos fuimos de nuevo a la pista. Empezamos a dar vueltas y a reír─ ¡Y que baile conmigo! ─Nos pusimos a reír ambas y a bailar juntas.

Era la primera vez que veía a mi mentora divertirse de ese modo. Sonreía con tantas ganas que en su rostro aparecieron unas preciosas arrugas, esas que el paso de los años labra en los rostros de las personas que viven al máximo la vida. Era preciosa, con todo su esplendor, era una mujer hermosa, y yo era la chica más afortunada del mundo de tenerla al lado. Era mi segunda madre, en sus brazos me sentía a salvo de todo, y las penas pesaban menos cuando miraba sus ojos. Ella era uno de esos pilares, una mano amiga, alguien en quien confiar.

La música fue bajando de volumen hasta terminar la canción. Vi a la gente de la playa preparando los fanales, miré a Arbenet y vi que estaba mirando hacia la orilla, ahí nos esperaban todos, Eathan tenía a Anna en brazos, esperaban con un enorme fanal en el que habíamos puesto muchas flores y una enorme antorcha. Líomar y Arys tenían preparado el suyo. Me acerqué a mis amigos, Yarel prendió su fanal con una pequeña vela y se adentró ligeramente en el mar. Desde la orilla pude escuchar su deseo...

─Deseo poder ser un buen rey para toda la gente que cree en mí, y un buen amante para la persona que me ama ─se giró hacia Edward y se sonrieron. Líomar y Arys cogieron juntos su fanal y se fueron hacia el agua. Mi amiga prendió el farolillo y besó a su chico.

─Deseo que nuestro hijo nazca sano y tenga una vida feliz rodeado de la gente que le quiere... ─mi amiga acarició su barriguita y besó de nuevo a Líomar.

Eathan me tendió un farol para mí. Me cogió de la mano y me arrastró hacia el agua junto con Anna. El agua estaba fría, mi cuerpo se estremeció al sentir el agua sobre mi piel. Paramos donde el agua me llegaba a la mitad de los muslos. Eathan dio un beso a Anna en la mejilla, la pequeña llevaba entre sus manos un farol azulado, le ayudé a encenderlo con mis poderes y le sonreí. Eathan la ayudó a ponerlo en el agua.

─Vamos peque, pide un deseo para que se cumpla ─la pequeña nos sonrío a ambos.

─¡Quiero ser la niña más fuerte del mundo! ─sonreí y Eathan soltó una carcajada al oír el deseo de Anna.

La pequeña sonrió al ver como el mar iba llevándose el fanal hacia las profundidades del océano, junto a todos los fanales de todas las personas que había en esa playa. El mar se iluminaba como si de pequeñas estrellas se tratase. Era como ver un firmamento de esperanza... Eathan me arropó ligeramente con el brazo que le quedaba libre, sosteniendo a Anna todavía. Observé como la orilla iba llenándose de gente, todas esas luces eran deseos, gente que pedía al universo que todo saliese bien. Ni siquiera sabía que debía pedir. Pero solo con ver toda esa gente pidiendo sabía que solo podía pedir uno... Encendí el farol que tenía entre mis manos y lo dejé en el agua.

─Deseo proteger a toda la gente a la que quiero, a todo mi país y toda aquella que esté amenazada... ─Eathan sonrió y luego cogió el farol antes de que se fuera.

─Ya que tu pides para el universo, voy a ser egoísta, por una vez en nuestra vida... ─nos quedamos mirando a los ojos y sonreí, arropó a Anna y miró la antorcha. La liberó de su mano─ Deseo que hasta el último de mis días pueda sostener vuestras manos entre las mías, princesas... ─dio un beso a Anna en la mejilla y me besó en la frente a mí─ Te quiero, Eirel, y lo haré hasta que mi corazón deje de latir, y mi alma se pierda para siempre ─le abracé con todas mis fuerzas, y Anna también.

─Te quiero tanto... ─Anna se me tiró a los brazos y la saqué yo hasta la orilla.

Llegamos afuera y no pude evitar volver a mirar a Eathan, con su sonrisa hubiese iluminado esa playa mil veces más que el sol. Era perfecto... Mi madre se secó disimuladamente un par de lágrimas. Me acerqué a ella, dejé a Anna al suelo y abracé a mi progenitora... Se puso a llorar ligeramente y la abracé con más fuerza todavía. Nos miramos a los ojos entre lágrimas y sollozos. Le acaricié el rostro.

─Lo siento, soy una tonta... Te he estropeado el momento, pero me ha recordado muchísimo a tu padre... ─le di un beso y la abracé de nuevo...

─Lo sé, y jamás me estropearías el momento, mamá. Papá está aquí, en el mar, en las olas, en la brisa y el viento, en el olor a sal... Puedo sentirlo... ─mi madre asintió y yo me aguanté las lágrimas tanto como pude─ Todo va a estar bien... Estamos juntas, ¿Recuerdas? Juntas somos invencibles, mamá... ─me dio un beso en la mejilla. Arbenet apareció detrás nuestro y cogió a Anna en brazos.

─Creo que nosotras deberíamos ir a descansar ─me miró y me sonrió─ Iremos a casa, el cochero nos llevará, no debes preocuparte de nada ─fruncí el ceño.

─Yo también vengo, no voy a dejar que vayáis solas, pueden atacar el carruaje ─Arbenet negó.

─Líomar y Arys también van a venir con nosotros, puedes quedarte un rato más, tienes a Yarel, a Edward y a Eathan por aquí, aprovecha un poco... Estaremos bien... ─me dio un beso en la frente y se llevó a mi madre y a Anna. Rebufé y me aparté un par de mechones de pelo del rostro. Me giré hacia Eathan y puso los ojos en blanco.

─Yo tampoco estoy tranquilo... ¿Voy con ellas? ─asentí repetidamente─ Diviértete ¿Vale? Aunque sin mí esto va a perder muchísimo... ─ sonrió de medio lado, fanfarroneando. Le sonreí y negué.

─Voy contigo, ya me he divertido mucho por hoy, y podemos seguir la fiesta en casa. No puedo dejar que cargues tu solo con toda esa responsabilidad ─nos cogimos de la mano y salimos andando. 

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