Un día cualquiera en un aula de clases de una escuela pública de New York estaban teniendo una presentación normal acerca de los idolos y ejemplos a seguir que tenían los chicos del salón de 5to grado. Frente a varios estudiantes estaba un pequeño y delgado niño de cabellos tan oscuros que asimilaban al negro, unos ojos color chocolate llenos de nerviosismo y sosteniendo un pequeño dibujo en sus manos con un estilo similar a Dragon Ball se presentaba a una armadura de Iron Man con un coloreado un tanto torpe, pero hecho con esmeró. Detrás del chico había una cartulina decorada con letras amarillas y rojas, se podía leer en letras grandes y llamativas "La Razón Por La Que Admiro a Iron Man y a Tony Stark".
«M-Mi... Mi... » estaba a punto de empezar a hiperventilar, miraba al suelo evitando las miradas burlonas y risas de sus compañeros, eso lo hacía sentirse más nervioso y presionado. «M-M-Mi nom... Nombre es Robert Rios y... Ven-vengo a ha... Hablarles sobre m-mi heroe y ejemplo. Tony S-Stark, el gran Iron Man.» se felicitó mentalmente al darse cuenta que lo último lo dijo sin tartamudear y sin pausas para tomar aire.
«Casi media hora de clases para tu introducción señorito Rios.» dijo con cierto cansancio la maestra del aula.
De fondo se oyeron a los niños reír, burlándose de su miedo escénico.
«Perdoneme...» apretaba el dibujo en sus manos lleno de rabia por ser así de miedoso. Suspiró para seguir su presentación. «Y-Yo escogí a Tony Stark... Porque t-todo lo que hace es increíble, q-quiero tener su c-confianza y valentía para... Poder ex-expresarse frente a un público. Quisiera lograr lo que... Lo que él logró, el poder pre...sentar algo que cambie al mundo, poder ayudar a l-la gente con lo que haga. Admiro a Iron Man por-por... Porque le da s-seguridad a la gente, yo también quisiera que la gen-gente se sintiera segura con mi... Mi invento... Un invento que algún día crearé.» finalizó tratando de sonreír, pero saliendo una rara mueca.
A la maestra le pareció un avance que el pequeño lograra terminar su presentación, decidió darle una B+, mandó al niño a sentar para que el siguiente pasara, Robert se sentó feliz... Hasta que recordó que estaba al lado de un fastidioso bully llamado Tyron.
«Admiras tanto a Tony Stark y quieres ser como él, podrías, si tan solo fueras un superdotado, a veces pienso que eres más tonto que alguien normal ¡Tonto!» y así Tyron y su grupo empezaron a reírse de él por no tener unas altas notas aunque se esforzara mucho.
El problema con Robert es que aún esforzándose le costaba tener trabajos perfectos, tenía diez años y aun así para su edad su ortografía y caligrafía no eran las mejores, debía revisar hasta tres veces los trabajos con un diccionario al lado para poder estar seguro de que estaba todo bien, pero siempre fallaba en algo. No solo lo molestaban por ser tan nervioso y asustadizo, sino que también por no tener el mismo rendimiento que los demás.
Pero los demás tenían a sus papás, él tenía a su papá quien lo dejaba con su tía porque el debía irse a trabajar, su tía lo cuidaba mucho, pero a veces debía dejarlo un poco de lado porque ella también trabajaba y el quedaba solito para hacer sus tareas. A veces su tío lo ayudaba y gracias a él había sacado varías veces las notas más altas, pero él también trabajaba mucho, incluso cuando lo ayudaba lo escuchaba irse a hablar por teléfono planeando algo, no sabía que.
A veces quería ser como Tony Stark, poder hacer las cosas por si solo y bien, pero era un inútil... Así se sentía él.
«¿Por qué no hablas, tonto? ¿Tampoco sabes hablar?» volvieron a reír.
«Callate Tyron, por lo menos tengo una meta por la que luchar ¡Mis expectativas son altas y lucharé por alcanzarlas! No como tú que terminarás trabajando en una gasolinera.» soltó con desprecio hacía el otro chico, al darse cuenta de ello tembló, que gran error había cometido.
Tyron y sus tres amigos se le quedaron mirando como si fuera una completa basura, vio como el rubio se acerca a él y lo agarraba por el cuello de su camisa, Robert tragó saliva.
«Date por muerto, idiota.» y lo soltó con brusquedad.
Robert se encogió en su asiento sabiendo que a la más mínima oportunidad le harían alguna broma o lo golpearían... O ambas.
Deseaba tener la valentía necesaria para defenderse.
***Años despues, 2013***
A punto de cumplir sus 13 años, aun seguía combatiendo sus problemas pánico escénico y por supuesto que lo seguían molestando, pero su padre se había enterado de todo eso y ahora le estaba dando un sermón porque lo llamaron de la escuela para avisar acerca de que lo encontraron todo golpeado en el baño.
«¿¡Por qué no te defendiste!? Dios ¡Mira como te dejaron!» su padre agarraba con fuerza el volante sin quitar la vista del camino.
«Eran cuatro juntos evitando que me fuera, me moviera o respondiera ¿Qué podía hacer yo?» encogido en au asiento miraba por la ventana tratando de evitar un ataque de nervios de nuevo.
Su padre lo notó, trató de relajarse. Se desviaron del camino a casa para simplemente llegar a un McDonalds, Robert sonrió por el intento de su padre de hacerlo sentir mejor; bajaron del auto y entraron al local, ambos pidieron una hamburguesa de combo grande y se sentaron a esperar su pedido.
«¿Desde hace cuanto te molestan? ¿Por qué te molestan? ¿Es porque eres latino?» lo miraba fijamente su padre con aquella mirada de preocupación.
«Me molestan desde los 7 años, lo hacen porque me cuesta hablar en público y porque no soy un gran estudiante, no, no lo hacen porque soy latino... Aunque puede que también les moleste eso.» miraba sus manos reposando sobre la mesa.
Sus hamburguesas llegaron y ellos comieron tranquilos. Entre medio de estar terminando su hamburguesa su padre volvió a hablar.
«¿Sabes? Mi padre siempre me decía que debía enfrentarme a todo en la vida, así uno le pierde el miedo a las cosas. Te apuesto que ese muchacho no es capaz de enfrentarte solo, siempre va a estar refugiándose en sus amigos ¿Qué quiero decir con esto? Buscalo estando solo y enfrentalo, no es necesario que lo golpees, ni siquiera que lo empujes, solo enfrentalo verbalmente y si te responde con un golpe pues... Primero, sabrás que es un cobarde; segundo, le devuelves el golpe ¿Entendido?»
«Supong-» fue interrumpido.
«Supongo no, tienes que decir que sí, estar seguro. Repito ¿entendido?» su tono era serio y duro.
Lo pensó por unos segundos antes de responder, su padre tenía razón, debía hacerlo, debía estar seguro.
«Entendido.» lo miró con determinación.
«Perfecto, mañana voy un poco más tarde a buscarte y cuando llegue, quiero que ese muchacho quede humillado por ti, que aprenda a no meterse con un Rios.» acercó su puño a su hijo.
Robert sonrió ante tal acto y chocó su puño con el de su padre, terminaron y se fueron del local. El padre de Robert volvería a trabajar y Robert se quedaría en casa de su tía.
Llegaron a la casa, Robert bajó y de los asientos traseros sacó otra mochila con un cambio de ropa para la tarde, se despidió de su padre y fue hacía la entrada de la casa tocando la puerta. Su prima mayor fue quien abrió.
«Hola Robertito, llegaste más temprano de lo usual.» le dio espacio para que el joven entrará y cuando este lo hizo cerró la puerta tras ellas. «¿Qué te paso? Se te ven golpes en los brazos y tienes el labio roto.»
«Hola Christine. No me paso nada importante, todo bien, mañana resolveré las cosas ¿Y tía Jana?» fue a la cocina sabiendo que la encontraría allí.
«Esta cambiando a Alessandro en su habitación.» y así cambio su rumbo hacía la habitación de la mujer, así también podría ver a su primo pequeño.
Entró a la habitación y allí estaba su tía cambiándole el pañal a su primo pequeño Alessandro. Se acercó a ellos y miró a Alessandro quien rápidamente lo reconoció y estiró sus brazos hacía él riendo tan tiernamente con sus mejillas regordetas.
«Hola Ale, ahorita te cargo, deja que terminen de cambiarte.» miró a su tía y la abrazó. «Hola tía.»
La mujer regordeta termino de ponerle el pañal al bebé de un año y abrazó a su sobrino.
«Hola cariño ¿Qué tal te fue en la escuela?» al verle la cara su sonrisa se borró y soltó un suspiro. «Otra vez te volvieron a molestar ¿Cuándo vas a defenderte? No puedes seguir así. Admiras tanto a Iron Man, pero Iron Man no permitiría que lo humillaran de tal manera.»
Eso le llegó a Robert, tanto su padre como su tía tenían razón, debía defenderse y ser como su héroe.
«Lo sé... Mañana me las va a pagar. Papá me habló acerca de enfrentarlo sin necesidad de golpes.» mientras decía aquello agarraba a su primo y lo cargaba plantándole un beso en sus mejillitas.
«Así es como debe ser, no puedes bajarte a lo que es él, tú eres mejor que eso.» despeino los cabellos oscuros de su sobrino y besó la cabeza de su nieto, Alessandro. «Anda a buscar a Ivy, debe estar encerrada en su habitación. Dile que es hora de comer.»
Asintió y con su primo en brazos fue hacía el área de Ivy, su prima menor y hermana mayor de Ale. Al estar frente a la puerta tocó tras veces hasta oír un "¡pase!" y abrió entrando con tranquilidad.
«Hola enana.» se sentó en la cama de la menor y esta se acomodó a su lado.
«Hola.» vio a su hermanito tirarle los brazos para que lo agarrara, ella lo quitó de los brazos de Robert para agarrarlo y abrazarlo ella. «Te vez fatal ¿Qué te paso?»
«Me golpearon, pero todo bien... ¿Qué tal todo hoy? ¿Nadie sabe aún nada de tu secreto?»
«Ya te dije que no hablaré más acerca de eso ¿Para que viniste?» su ceño fruncido y su fleco bajando haciendola tener una mirada aterradora parecida a las niñas de las películas de terror lo hizo no querer preguntar más, Ivy siempre asustaba cuando se enojaba.
«Tía nos llama para ir a comer.»
Ambos salieron del cuarto de la pequeña junto a Alessandro que balbuceaba cualquier cosa como el bebé que era.
En eso se basaban sus días, casi no hablaba con Ivy porque se la mantenía en su habitación, de vez en cuando veía a su hermano mayor, pero él normalmente estaba ocupado con sus estudios, solo le quedaba ponerse a buscar algo con que entretenerse, siempre conseguía telefonos viejos de su tía que ya no usaba porque estaban dañados o algo, así que se ponía a tratar de repararlos, a veces terminaban peor y otras veces funcionaban de nuevo con éxito.
Él siempre estaba metido en eso sin darse cuenta de que su tía lo observaba y le contaba a su padre para que este estuviera orgulloso de lo listo que era sin darse cuenta. Le tenían mucha fe porque Robert jamás se daba cuenta de lo inteligente que era cuando lo deseaba.
Ese día paso rápido como cualquier otro, en la noche se fue con su padre a su casa.
Al día siguiente Robert despertó lleno de ganas de ir a clases, ese día iba a cambiar las cosas, ese día iba a enfrentar su miedo. Corrió al baño a darse una rápida ducha, cepilló sus dientes y se vistió, el despertador sonó y se percató de que se había levantado más temprano de lo usual, eso solo era una buena señal de que hoy sería un día mejor de lo habitual, bajo a hacer el desayuno para su padre y él.
Su padre bajo ya vestido con una mirada extrañada hasta que vio a Robert en la cocina haciendo unos pancakes.
«¿Te caíste de la cama?» dijo el hombre con burla y Robert rio.
«Buenos días papá.» terminó de servir el desayuno, su padre buscó lo que le echarían encima. «No se porque me levanté temprano, solo se que hoy sera un buen día.»
«¿Por qué? ¿Te armarás de valor hoy?» sonrió orgulloso y su hijo solo se dispuso a comer sonriendo ansioso.
Hoy demostraría su valentía, demostraría que él se valoraba y que no permitirá jamás que le hagan daño ni que lo humillen.
**final de clases ese día**
Tyron estaba en el suelo pidiendo perdón y varios estudiantes viéndolo atónitos. Robert le había ido a enfrentar diciendo de una forma espeluznantemente pacífica que ya no permitiría más que lo molestarán, Tyron estaba solo y haciéndose el macho se burló de Robert, él pelinegro se rio de las tonterías que el contrario soltaba y se burló de la manera en que él trataba de enfrentarlo. Tyron no soportaba que alguien como Robert se riera de él y trató de darle un golpe, Robert lo tenía previsto y solo se hizo a un lado para luego hacer caer a Tyron con un empujón, el chico trato de pararse y solo recibió un zape porque Robert no se rebajaría a golpearlo como un completo animal, solo lo fastidiaria.
Al final todos vieron todo lo sucedido y ahora Tyron se sentía muy avergonzado, Robert lo había hecho pasar eso como venganza, le había roto el orgullo. En eso el auto del padre de Robert llego y tocó el claxon.
«Oh, lo siento Tyron, ya debo irme, pero fue divertido lo de hoy, gracias. Adiós.» caminó con seguridad sonriendo, sintiéndose como un héroe.
Le platicó a su padre acerca de lo sucedido, de que ni siquiera tuvo que defenderse casi porque Tyron ni podía reaccionar a lo que estaba sucediendo, ambos celebraron por ello y rieron hasta llegar a casa de Jana.
«Esto es solo el comienzo del cambio, pronto te convertirás en un hombre y serás lo que tu desees, te darás cuenta de todo tu potencial.» le dijo su padre dándole unas palmaditas en la espalda.
«Así será... Te quiero hacer muy orgulloso.»
Y bajó del auto despidiéndose de su padre para correr a casa de su tía aún feliz de todo lo sucedido.
El padre de Robert tenía toda la razón, eso solo era el comienzo de los cambios en su vida, estaba empezando a tener confianza en si mismo, se esmeraba en todo lo que hacía.
Empezó a crecer, sus notas empezaron a mejorar con ayuda de su tía y su padre, empezaba a dejar de lado los tartamudeos en una presentación y solo dejaba fluir todo, se veía confiado. Empezó a experimentar ahora no solo con desarmar y armar teléfonos, ahora se expandía a intentar algo por su cuenta, cuando salio la idea de Siri en Iphone el quiso intentar lo mismo, le gustaba programar computadoras y había hecho lo posible para hacerla más avanzada de lo que parecía y ahora trataría de hacer una Inteligencia Artificial por su cuenta porque ¿Qué es la vida si no intentamos algo nuevo?
Con 16 años empezó a trabajar en ello, paso mil y un frustraciones, pero jamás se rindió, quería sacar todo su potencial con este pequeño experimento.
**Octubre, 2016**
Así con el tiempo, a los 16 años, logró algo estable... El señor R.R, una IA que tenía su voz con un filtro que la hacía un poco más gruesa, pero seguía oyéndose amigable.
«R.R amigo ¿Qué día es hoy?»
«23 de Octubre del 2016, con un lindo clima y con deberes que debe hacer, señor, o su padre lo retará.» Robert rio triunfal de que R.R fuera una IA estable y en sus palabras "chevere".
Aún no daba a conocer que había logrado tal cosa, sería una sorpresa para una feria de ciencias a la que irían personas de diferentes universidades a ver posibles candidatos, él sería uno de esos, iba a enorgullecer a su padre y se iba a probar así mismo con esto.
Ya no iba a casa de su tía, apartir que empezó a crecer su padre lo empezó a dejar solo en casa, ya sabía cocinar, limpiar y tenía un buen sentido de la responsabilidad, su padre lo había enseñado a eso porque debía ser una persona independiente. Le gustaba su tiempo a solas, podía oír música mientras hacía su tarea y mientras armaba un dispositivo donde transportaría a R.R, no lo quería conectado al teléfono por miedo a que se descubriera antes su gran invento.
Como cualquier otro día siguió encerrado en su habitación esperando a que le diera algo de hambre para hacer el almuerzo, hasta que R.R le avisó que estaban a punto de tocar la puerta.
«No es su padre, no es la señora Jana, ni es el cartero, es una mujer rellenita, cabello corto y de color castaño claro ¿La conoce? Tal vez conocerá a su acompañante, es un hombre de mediana estatura, castaño y algo delgado.»
«R.R ¿Estas seguro de lo que estas diciendo?» solo conocía a dos personas así y ellos habían desaparecido hace mucho.
«Muy seguro.»
Robert salió de su habitación y corrió escaleras abajo tropezando en el último escalón y casi cayendo, abrió la puerta y miró con sorpresa a la pareja que tenía enfrente... 12 años sin verlos. Ambos lo miraron sorprendidos.
«Robert, cariño...» sonreía de ver al muchacho tan grande y hermoso.
«¿Tía Jane?...»