性交する • fuck you | tododeku |...

By tiredshit___

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Midoriya Izuku llama en la plena mañana a su mejor amiga, contándole lo angustiado que está al enterarse que... More

❀ • | the end (extra uno) |

❀ • | f.u. |

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By tiredshit___

eres sucio, asqueroso. pero no puedo tener suficiente de tu amor.

te odio, realmente te odio, mi madre dijo que no debería salir contigo.

me estás engañando, me estás mintiendo, sé que escondes dos celulares.

pero justo antes de que diga que es el final me hablas dulce nuevamente.

¿por qué soy tan tonta cuando se trata de ti?.

f. u. — little mix.

—Ya me voy.

Midoriya sólo asintió terminando de preparar el almuerzo de su esposo. Se acercó hasta el de mirada heterocromática y besó tiernamente sus labios, deseándole un buen día en el trabajo. Todoroki no dijo nada, sólo le sonrió levemente en respuesta y tomó su sacó para salir por la puerta principal con un pan tostado en la boca.

La gran sonrisa que se posaba en el rostro del pecoso desapareció rápidamente, dejando caer la máscara de tranquilidad que siempre llevaba cuando estaba presente su pareja. Tomó una manzana del frutero y se fue directo a su habitación.

Midoriya Izuku llevaba casado seis hermosos y prósperos años con el que, aparentemente, era el amor de su vida, Todoroki Shouto. Para quien les viera aseguraban que su historia era un maldito cuento de hadas: una persona ayudó a otra con respecto a sus inseguridades, pasaron tanto tiempo juntos que parecían goma de mascar hasta que se confesaron mutuamente. Atravesaron juntos lo que restaba de su preparatoria e universidad y su unión sólo se fortaleció más cuando una noche de verano Todoroki le pidió matrimonio.

Era perfecto, Todoroki y él eran perfectos, ¿cómo rayos se arruinaron?

Su vida sí que era un cuento de hadas, planear la boda fue lo mejor de todo, su fiel amiga Uraraka le apoyó sin dudarlo junto a su esposo Iida; recibió las felicitaciones de sus compañeros de generación: Kaminari, Yaoyorozu, Jirou, Tsuyu, Ashido, Sero, Kirishima...

Kacchan.

Su sangre empezó a hervir.

—Deku... ¿Qué pasa? —la somnolienta voz de Uraraka le recordó de lo que estaba haciendo. Midoriya mordió con fuerza sus labios, apretando sin piedad su pantalón que holgado le quedaba.

—P-Perdona por despertarte, Uraraka... Sólo quería charlar.

Un silencio sonó al otro lado de la línea y eso le alertó, su amiga era capaz de dormirse nuevamente, y no la culpaba, eran las seis de la mañana e Iida no entraba hasta una hora después. Suspiró un poco desganado dispuesto a cortar la llamada, pero la maternal voz de Ochako le estrujó el pecho.

—¿Qué pasó esta vez, Izu?

Izu, cuántas veces él le llamó así en sus años dorados. Le llamó así cuando se confesaron simultáneamente, le llamó así cuando sus labios se unieron por primera vez, le llamó así cuando sus cuerpos se fundieron en uno y le llamó así cuando lo desposó con ese hermoso anillo de plata.

Diablos, ahora quería llorar.

Midoriya inhaló profundo y se envolvió en las sábanas de su habitación, exactamente en el lugar donde Todoroki había pasado la noche, oliendo profundamente el aroma característico de su esposo. Izuku cerró sus ojos con fuerza, intentando que su voz entrecortada y su llanto mal retenido no le delataran de lo mucho que le afectaba. Aunque era de esperarse, Shouto es su todo y al parecer eso no fue suficiente para el bicolor.

—Me está engañando.

Uraraka se quedó muda, helada, petrificada, tanto que tuvo que enderezarse de su cómoda cama para despertar bien y escuchar conscientemente. Eso no había salido de los labios de su querido pecoso, claro que no, seguro era porque aún no despertaba e Izuku quería que la escuchara bien.

—¿Ah? ¿Qué estás diciendo, Deku? —una risita nerviosa salió de los labios de su castaña amiga, claro, no le iba a creer —. ¿Discutieron? Deku, no juegues con eso, es algo muy...

—Me está engañando —interrumpió.

Ochako apretó sus ojos. Estaba molesta, sumamente molesta. ¿Qué mierda estaba pasando? ¿Engañando? ¿Todoroki? ¿A su pequeño bebé? Era imposible de creer, Shouto siempre había sido una persona correcta, demasiado reservado, prefería un rico café y una tarta de fresa a salir a una fiesta en donde se perdía todo, incluso la dignidad. Cuando lo conoció en la universidad sabía que era un alumno ejemplar por sus excelentes notas e impecable actitud, era uno de esos sujetos que solo los puedes encontrar en los libros de ficción, esos en los que es el protagonista misterioso y frío, con un turbio pasado pero con un gran corazón.

Era alguien perfecto para su mejor amigo. Alguien del que jamás podrías esperar algo de lo que le mencionó Midoriya.

—Oh, cariño... —ese suspiro solo le hizo querer llorar más de lo que ya deseaba.

Izuku se envolvió en las sábanas aún más, olvidándose por completo de la simple merienda que tomó antes de lamentarse por algo que no entendía entre las cobijas de su cama. Sabía que iba a ser difícil, pero tenía que desahogar esa pena que sentía en su pecho, ¿y qué mejor persona que su mejor amiga? Esa castaña que lo vio tan ilusionado con la espléndida relación que tenía con Todoroki. Talló una de sus esmeraldas llorosas y trató de relatarle sin quebrarse todos los hechos que lo llevaron a esa espantosa e irreal conclusión.

No empezó hace mucho, el horario de Shouto a veces podía cambiar sin ningún aviso de por medio, pero aún con eso los cambios eran demasiado irrelevantes, no afectaban en nada a su rutina de maridos. Los días pasaban y el humor de Todoroki estaba por los suelos, su padre cada vez era más ogro con él y todo trabajo pesado era destinado para el de mirada dual, Midoriya fue testigo de eso y decidió prepararle una cena para agradecerle el esfuerzo que hacía por él, quizás no era demasiado pero iba a hacer la mejor noche para su querido esposo.

Esa noche no llegó a casa.

Izuku se durmió esperando al bicolor, esperó toda la noche hasta que unos suaves y castos besos le despertaron. Soltó un quejido cuando un gran dolor le recorrió el cuerpo, se durmió en el comedor y el reloj marcaba las nueve de la mañana. Midoriya miró al causante de los besos y sonrió de alivio al reconocer esa mirada desigual, su Shouto estaba a salvo, no le había pasado nada.

—Amor... te había preparado la cena...

Todoroki sonrió sutilmente, esas sonrisas de las que Izuku solo era testigo, se acercó a los rojizos labios del de rulos y plantó un suave beso, haciendo que la sonrisa que tenía el pecoso aumentara de tamaño.

—Perdona, Izuku... el viejo volvió a ahogarme en trabajo, tuve que quedarme con Bakugou.

El pecoso rió, levantándose de su incómoda cama y recogió los platos limpias junto a las dos copas de cristal para guardarlos en la estantería.

—¿Te quedaste con Kacchan? ¿Acaso no explotaron nada?

Notó que su marido se tensó ante lo dicho, pero no comentó nada, era usual que le incomodara que hablara de Katsuki después de todo lo que vivieron en universidad, lugar donde nació su gloriosa "rivalidad".

—No, me dejó quedarme en su sofá. Fue amable después de todo.

Izuku sólo rió con inocencia y no volvió a tocar el tema. Preguntó a su chico si quería desayunar y este asintió. Fue la primera razón para sospechar de todo.

La siguiente fue un poco más obvia, y es que Midoriya no era fanático de contar las veces con las que se acostaba con Todoroki, pero estaba completamente seguro de que esos rasguños no eran suyos.

—Todoroki... —el mencionado volteó arqueando una ceja, Midoriya mordió sus labios y se acercó a él mientras acariciaba suavemente uno de los rasguños de su blanca espalda —. ¿Qué es esto?

Bajo su tacto el mayor se estremeció, apartando de golpe su mano y se colocó una playera tan rápido como pudo. Izuku frunció el ceño, extrañado por su comportamiento, y se recostó en la gran cama matrimonial.

—Fue un accidente con algunas cajas, Izu. No te preocupes, no es nada malo —el de hebras verdes se dejó envolver en los brazos de su amado cuando apagó la luz y mordió su labio inferior.

Todoroki Shouto era perfecto para muchas cosas, pero no para mentir.

—Oh... ten más cuidado a la próxima, cielo. No quiero que te vuelvas a lastimar —recibió un asentimiento de su pareja y se acurrucó más a ese gran cálido pecho.

Todo el asunto olía mal y Midoriya no quería verlo.

La tercera bomba cayó tan solo unos días después de encontrar esos rasguños en la espalda de su marido, y eso fue el enterarse de que había comprado un celular nuevo. Claro, Todoroki podía comprarse lo que quisiera, él se mataba el lomo trabajando y lo menos que puede hacer por él es consentirse un poco, pero ese no era el problema, ¿por qué tan de repente no se aparta de ese maldito aparato? Sí, quizás el trabajo le pidió uno nuevo para atender u ofrecer casos, ¿pero por qué no lo necesitó desde un principio?

Midoriya jugaba con su comida, apoyando su rostro en su mano y teniendo en sus labios una terrible mueca. Sus comidas ya eran silenciosas, sólo se escuchaba el sonido de los cubiertos chocar con los platos de porcelana y el irritante ruido de las teclas del celular de trabajo de Shouto.

—¿Hay mucho trabajo hoy o por qué no dejas ese maldito celular?

—Ajá.

Izuku frunció el ceño y se levantó, tomó su plato a medio comer y se retiró del lugar dejando al bicolor con ese estúpido aparato. Ya no pasaban tiempo juntos, la hora de la cena era el único momento en el que se encontraban para poder convivir y platicar de su día, y ahora Todoroki se la vivía metido en su nuevo estúpido teléfono.

—Como sea.

En la noche Shouto no durmió con él. Salió una situación de último momento y se tuvo que ir tan pronto como Izuku pensaba la forma en la que disculparse por su absurdo comportamiento. Todoroki siempre estaba lleno de trabajo, incluso antes de obtener el móvil, tenía que ser comprensivo y no comprar una historia irreal que se hacía en la cabeza. Con ese pensamiento se fue a la cama, aguardando la llegada de su marido, presencia que no vio hasta el día siguiente, cuando se preparaba su almuerzo.

La advertencia estaba en vivo rojo, joder, eran tan obvias las señales que Izuku se sintió tan tonto por no darse cuenta hasta que llegó el mensaje de texto. Ese mensaje de texto que le dejó en claro de la forma más ruda y cruel posible lo que no quería ver por poder perder al hombre de sus sueños.

Shouto entró al baño con la intención de tomar una relajante y caliente ducha. Izuku recogía las cosas tiradas en el cuarto mientras escuchaba de fondo la llave correr, levantó la ropa sucia y revisó los bolsillos de la ropa de su bicolor por si había algún objeto que pudiese descomponerse si se mojaba, cosa que sí estaba en el saco café para trabajar. Sacó el móvil color azabache y lo guardó en su propio pantalón por el momento en el que seguía buscando cosas olvidadas.

Dejó el cesto de la ropa sucia justo al lado de la lavadora cuando sintió una vibración recorrerle como punto de origen su bolsillo trasero. Tomó el celular de su esposo y al encenderlo una corazonada le gritaba a vivo pulmón que era una mala idea abrir el mensaje nuevo de ❝Katsuki. Previo a seleccionarlo se imaginó los escasos mensajes que tendría con Bakugou sobre su trabajo, ya que ambos trabajaban en la misma empresa, o varios escritos por una disputa que seguro el prometido de Kirishima empezó.

Al abrirlo su alma cayó al suelo, su pecho se estrujó, sus ojos se cristalizaron y los dedos le temblaron. Era un sueño, un maldito sueño.

Katsuki: 10:39 a.m.

El bastardo de Kirishima va a salir, ven en la noche.

¿Por qué no dejas a Deku y vienes a que la pasemos bien, Icy-Hot? Como siempre lo hacemos.

Estaba soñando, claro que lo estaba haciendo, era irreal toda esa situación, su Todoroki jamás podría hacerle eso, no después de todo el tiempo que llevaban juntos, no después de que los trámites de adopción estaban en curso. Lo estaba malinterpretando, era eso, quizás Bakugou y él comenzaron a hacerse unidos e iban a ver una película o beber cervezas, claro que eso era.

Subió más los mensajes y con cada palabra escrita en ellos era como una estaca en el maldito corazón. Tantas mierdas comprometedoras que le dieron a entender que todo este tiempo su esposo estaba acostándose con su amigo de la infancia. Apagó el celular cuando le escuchó abrir la puerta del baño y lo dejó encima del comedor en lo que limpiaba sus lágrimas con sus dedos.

—Izuku, ¿has visto mi celular? Mi padre iba a mandarme algo importante, ¿lo has...?

—Ahí —señaló la mesa de madera mientras intentaba tranquilizar su voz para que no sonara entrecortada, giró a ver a su esposo y sonrió sutilmente —. Bueno... Yo iré a bañarme...

Al encerrarse en el cuarto del baño se derrumbó, llorando. Justo como ahora lo hacía al haberle contado todas las sospechas de la infidelidad de Shouto.

—... Iida saldrá en media hora, Izu, sabes que puedo ir a verte si necesitas...

—No, no te molestes, Ochako —Deku rió entrecortado mientras limpiaba las lágrimas que se derramaron de sus esmeraldas —. Sólo quería desahogar esta carga, nadie lo sabía.

—Pero Deku...

—Estoy bien, Ochako, gracias por escucharme, adiós...

Antes de que pudiera escuchar alguna palabra de la castaña cortó la llamada, no se molestó en escuchar el consejo que tenía que darle, sabía qué era lo correcto con respecto a todo este asunto, pero no era capaz de hacerlo.

Midoriya se levantó de la cama y retiró las sábanas para tenderla, al menos tenía que mantener la mente ocupada para darle frente esa noche al bicolor. Tenía que ponerle un alto si es que no quería que sus inseguridades volvieran a consumirlo como en sus años de secundaria. ¿Qué fue lo que hizo mal? ¿Por qué su marido se fue a los brazos de alguien más? ¿Él era el problema? ¿Sus horrendas pecas que cubrían su cuerpo por completo perdieron su encanto? ¿Al fin le dieron asco las marcas que tenía en sus brazos y manos?

Todoroki le dijo mil veces lo mucho que amaba cada cosa de su cuerpo, ¿entonces por qué lo cambió por alguien más? ¿qué fue lo que él no le pudo dar para que lo buscara en otro? Sus ojos volvieron a cristalizarse y se deshizo en esa misma habitación donde el amor de su vida le hizo tantas promesas vacías que se podían palpar en el ambiente. Midoriya inhaló profundamente y se miró al espejo, cuestionándose en la forma que podría terminar con todo esta farsa.

—¿En serio debes irte? Joder, siempre puede haber una ronda más.

Shouto sonrió de lado mientras abotonaba su arrugada camisa blanca, admirando la salvaje belleza de ese hombre con ojos rubíes. Se acercó cauteloso hasta la presencia del chico y besó sus labios como si fuese la última vez que lo hiciera.

—Amaría tener otra ronda, Bakugou, pero Midoriya está sospechando y no quiero que eso pase con Kirishima.

Katsuki viró sus ojos, el bicolor tenía razón pero no lo admitiría en voz alta. Se enredó en sus sábanas e inhaló profundamente la esencia que dejó Todoroki después de tanta acción que tuvieron en la tarde.

—Como sea, cierra la puerta cuando salgas, Icy-Hot. Cuidado con esa marca en el cuello.

No hubo necesidad de que se asegurara en no dejarle marcas tan profundas, el bastardo se las arreglaba como pudiese, no era su problema -además de que Todoroki usaba desde siempre esos feos suéteres con cuello de tortuga. Sintió unas manos recorrer su figura por encima de las cobijas y gruñó un poco cuando el relieve de esos labios chocaron contra los suyos robándole un beso, tal como lo han estado haciendo los últimos días.

—Te veré mañana, Katsuki...

El nombrado sintió su corazón bombear con fuerza, Todoroki jamás lo llamaba por su nombre después de tener sexo, ¿por qué lo hizo esta vez? Aunque la pregunta que más importaba fue ¿por qué su corazón se aceleró con ese simple gesto?

—¡Ya vete, mierda!

El de mirada heterocromática sonrió levemente y, después de darse una mirada general para saber si no lucía sospechoso, salió del hogar de Bakugou. Tomó las llaves de su automóvil y se dirigió a casa. Después de tantas horas sin revisar su celular finalmente lo hizo, recibiendo una sorpresa cuando notó los mensajes insistentes de Midoriya.

Izuku: 9:49 pm.

¿En dónde estás? Llevo esperándote horas, sé que te gusta el soba frío, pero al menos mándame un mísero mensaje (67)

Shouto dejó el teléfono y aceleró hacia su hogar, no debió revisar los mensajes a minutos de haber salido de casa de Katsuki, el pecho siempre se le encogía cuando la imagen de su pecoso esposo cruzaba su mente. Le recordaba la mierda de persona que era por follar cada vez que quisiera con el amigo de su pareja. Amaba a Izuku, en verdad lo hacía, era el ser más puro y bondadoso que podía haber conocido jamás, era una persona que podía ver lo bueno incluso hasta en la gente de mierda, era un sol en todo su esplendor; pero cuando besó los envenenados y adictivos labios de Katsuki supo que estaba perdido.

—Vaya mierda de hombre que eres —ironizó para sí mismo, apretando con fuerza el volante bajo sus dedos.

Aparcó afuera de casa, inhalando profundo para lo que fuera a pasar, aunque no sabía porque se ponía en ese papel de víctima, era obvio lo que pasaría si Midoriya se enteraba de toda la mierda que estuvo haciendo a sus espaldas. Bajó del auto y respiró hondo una última vez antes de abrir la puerta, encontrándose al pecoso en el sofá de la sala, con sus brazos cruzados y una deliciosa cena para él, para ellos.

—Escucha, siento tanto llegar tarde, el trabajo de prolongó y tuve que cubrir más hor-.

—Como siempre —le interrumpió. Midoriya se levantó y se acercó lentamente a él, con esa mirada esmeraldas llena de dolor y decepción, una mirada que hacía tanto tiempo no cruzaba por su rostro, una mirada que le contó todo sin necesidad de una palabra.

Izuku lo sabía.

El ambiente podía cortarse con un cuchillo, en cuestión de segundos todo lo que habían formado se derrumbó solo por unas caricias, solo por unos besos envenenados que pertenecían a alguien más. Los ojos verdes del menor se llenaron de lágrimas tan rápido como la bofetada que le dio sin pensarlo golpeó su pálido rostro.

—Midoriya yo-.

—¿¡Cómo diablos te atreves a hacerme esto, a hacernos esto?! —su voz entrecortada resonó por todo el resinto.

No respondió, acarició el abrasador ardor que recorrió su rostro en cuestión de segundos, un dolor que seguramente no se comparaba al que su esposo sentía en ese instante. Intentó acercarse al de hebras verdes, pero este le repeleó rápidamente, separándose al instante en el que el tacto cálido de Shouto tomó su mano.

—Escúchame, por favor...

—¿¡Qué quieres que escuche?! ¿¡Cómo te acostabas con Kacchan?! ¿¡O cómo se besaban en cada ocasión que tenían?!

—Eso no es... —Todoroki negó —. Por favor, tranquilízate...

—¡No, no me voy a tranquilizar ¿¡Siquiera sabes cómo me siento?! ¿¡Pensaste en cómo mierda me iba a sentir cuando lo descubriera?!

—Perdón...

Izuku dejó de forcejear ante la intención de Shouto de acercarse, permitiendo al heterocromático abrazarle y estrujarlo contra su pecho. Sus sollozos eran apaciguados por el cuerpo fornido del bicolor, el cuerpo de su esposo que se había acostado con otro. Todoroki cerró sus ojos con fuerza mientras le repetía una y otra vez ❝lo siento❞ al oído, un nulo intento por tratar de sanar la profunda herida que dejó en Midoriya. Unos minutos así le hicieron entender que era un monstruo, un maldito monstruo como su padre.

—¿Qué hay de malo conmigo? —el suave susurro de Midoriya hizo a Shouto abrir sus ojos —. ¿Por qué me hiciste esto? ¿Por qué te acostaste con Kacchan?

—Izuku, no digas eso... No hay nada de malo en ti, eres la persona más dulce que conozco.

—¿Lo soy? —rió —. Vaya, qué gran consuelo es escuchar eso, Todoroki, me hubiera gustado oirte decirlo antes de que me engañaras con Kacchan.

—Midoriya, por favor...

—¿Por favor qué? —el pecoso se separó del abrazo, hablando con un poco mejor de control por su llanto —. ¿Acaso no es verdad lo que digo? Discúlpame, en serio.

Midoriya se dio la vuelta y subió por las escaleras hasta su alcoba, exigiéndole al bicolor que se quedase en su lugar puesto que notó las claras intenciones de volverse a acercar a su persona. Tomó la primera maleta que reconoció y guardó sus pertenencias sin ningún orden y cuidado, solo quería desaparecer lo mas pronto posible de esa casa que le dio tantos momentos hermosos como dolorosos. Procuró cerrar la puerta con seguro para no ser interrumpido por el de mirada bicolor, la valija llena cerró y tomó su celular, marcándole a la única persona que estaba al tanto de lo ocurrido.

—¿Hay un cuarto disponible para mí? —Uraraka se sorprendió de escuchar la voz rota de su querido pecoso, pero no mencionó nada al respecto, seguro pasó lo inevitable.

—Siempre hay un cuarto para ti, Deku —se quedó unos segundos en silencio —. Iida no va a tardar en llegar, podríamos ver una película, como en los viejos tiempos de universidad.

Izuku sonrió con nostalgia. Después de darle el sí apagó su celular y lo metió en una de las bolsas delanteras de la mochila, la tomó en una mano y caminó con prisa hacia la salida, teniendo a un preocupado Shouto aguardando por él.

—Quítate, necesito salir.

—Creí que... creí que habías hecho algo, me preocupé demasiado, amor. Tú... —hasta que no analizó las palabras de su esposo, pudo ver la maleta que estrujaba con fuerza —, espera... ¿salir? Son casi las once, ¿a dónde irás?

—Eso no te interesa, Todoroki. Sólo quiero que te apartes de mi camin-.

Antes de siquiera terminar la frase los dulces labios del bicolor tomaron entre los suyos a los suaves del pecoso. Sostuvo su rostro con sus ásperas manos, acariciando sus tiernas mejillas, delineando cada peca que se posaba en ellas. Con ese simple gesto Midoriya sintió su cuerpo vibrar como cada vez que se besaban, esa sensación de que todo lo que pasaba a su alrededor ocurría para alcanzar su felicidad máxima.

Shouto soltó el rostro de su esposo, conectacto su dual mirada con las esmeraldas aturdidas y decepcionadas del pecoso, demostrándole con sólo sus orbes heterocromáticos lo arrepentido que estaba por todo lo sucedido con Bakugou.

—Suéltame —graznó al dejar de sentir el relieve de los dulces labios del bicolor —. Uraraka me está esperando. Quiero irme.

—No te vayas —trató de juntar sus frentes, pero Izuku puso resistencia —. Tenemos que hablar... Nosotros-.

—¿Nosotros? —el peliverde soltó una risa, una risa completamente cínica, cargada de pura ironía —. Todoroki, ya no hay ningún nosotros. Lo decidiste cuando te acostaste con Bakugou... Ahora quítate de una maldita vez.

Izuku golpeó con su hombro el cuerpo de su esposo, abriéndose paso para bajar y tomar las llaves del auto, perteneciente a Todoroki. Escuchó de nuevo los gritos llamando su nombre, pero hizo caso omiso. Salió de su hogar y se montó en el auto, arrancando con fuerza mientras sus ojos se llenaban de lágrimas de cólera, tristeza y decepción.

Su pecho ardía, el amor que sigue teniendo hacia Todoroki sólo hace que ese ardor queme más. Dejó salir en ese corto trayecto todo el dolor que tenía guardado desde que las sospechas comenzaron a formarse en su cabeza.

A la mañana siguiente recogió sus cosas, dejó el anillo de plata con el que Shouto le desposó y una carta que le exigía el divorcio; porque si todo iba a cambiar, que empiece desde abajo.

este os lo tenía guardado para los BNHA Days que no completé xd y como no quería tenerlo ahí en borrador he decidido publicarlo, algo sad para estos bebos.

como se dieron cuenta, en este os también hay todobaku, y quería ver si les gustaría saber cómo es que katsuki y shoto empezaron a verse uwu (igual si no quieren no importa, lo escribiré xdxd)

gracias por leer, babys, nos leemos en otro momento uwu bai <3

— j e s s.

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