Chapter Two
SeokJin trata de seguir trabajando, tiene su teléfono en mano, está hablando con su madre acerca del fin de semana. No quiere sentirse mal, ni hacerla sentir mal, pero realmente tiene que trabajar.
—Ya lo sé —dice SeokJin—. Dile a mi “Lita” por favor que me perdone, ¿Qué quieres que te diga? Tengo que trabajar. He trabajado demasiado duro, no quiero perder este ascenso. —Comienza a susurrar, NamJoon va hacia la oficina—. Seguro que papá está muy enojado… pero aquí los manuscritos los tomamos muy en serio, y le llamaremos en cuanto podamos. —Cuelga el teléfono.
—¿Era tu familia?—Pregunta NamJoon.
—Sí —responde Jin.
—¿Te dijeron que renuncies?
—Sí, a diario —el teléfono suena—. Oficina del señorito Kim. Está bien, de acuerdo. —Jin cuelga el teléfono—. Jackson y Mark quieren verte.
NamJoon hace una mueca de disgusto.
—Bien, ven por mí en diez minutos. Hay mucho trabajo por hacer.
El teléfono vuelve a sonar y Jin contesta.
NamJoon camina hasta la oficina principal, la que pertenece a sus jefes, en la parte central está la secretaría y un señor esperando en una silla leyendo un periódico, la señora ya mayor lo saluda con amabilidad.
—Buenos días señorito Kim.
NamJoon ni siquiera contesta, simplemente abre la puerta y entra cerrando detrás de él.
—Jackson y Mark —habla NamJoon al entrar.
—Felicidades por lo de Oprah —dice Jackson.
—Fantástico —dice Mark.
—Gracias —menciona NamJoon con una ligera sonrisa— ¿Me llamaron por mi segundo aumento?
Jackson ríe.
—¿Recuerdas qué quedamos en que no ibas a ir a la feria del libro de Frankfurt porque no podías salir del país mientras procesaban tu visa?
—Sí, me acuerdo.
—Y… fuiste a Frankfurt.
—Sí. Viking iba a quitar a DeLillo, así que no tenía alternativa.
—Parece que al gobierno no le importa quien publique a DeLillo. —Dice Jackson.
—Hablamos con tu abogado de inmigración —dice Jackson.
—Excelente ¿Todo está bien?
—NamJoon, te negaron la visa.
La mano que tiene colocada en su cintura es bajada, su sonrisa se deshace.
—¿Qué?
—Y te van a deportar —completa Jackson.
—¿A deportar?
—Parece que no entregaste unos papeles a tiempo.
—¡Por favor! Ni siquiera soy un inmigrante. Bueno, sí lo soy, soy de Corea del Sur, pero por favor, debe de haber una solución.
—Podemos solicitarla de nuevo, pero tienes que salir del país un año —dice Jackson.
—Ok… lo cual no es ideal, pero puedo… manejar todo… por videoconferencias e Internet.
—Lamentablemente —dice Mark—, no podrás trabajar para una firma americana.
—Hasta no resolver esto, pasaré tus deberes a Yugyeom.
—¿A Yugyeom? ¿Al tipo que acabo de despedir? —Señala a la puerta.
—Necesitamos a un editor —dice Jackson—. Es el único que tiene la suficiente experiencia.
—No puede ser. Se lo ruego. —NamJoon junta sus manos.
—Estamos desesperados porque te quedes. Si hubiera alguna manera de lograrlo, lo haríamos —dice Jackson.
—No hay manera… se lo ruego.
La puerta se abre, por ella entra medio cuerpo de Jin.
—Estamos en una junta —dice Jackson.
—Disculpen.
—¿Qué? ¡Qué! —NamJoon está completamente desesperado.
—Llaman de la oficina de la señora Winfrey.
—Ya sé —dice NamJoon.
—Están esperando. Necesitan consultarte, les dije que estabas ocupado. Insistió, así que…
Tal vez está muy desesperado, es su trabajo y no lo puede perder por todo un año sólo por esto que está sucediendo, así que, viendo a Jin, se le ocurre una —brillante— idea.
Es como si los ángeles le hubiesen iluminado en esos momentos.
Observa a Jin, luego a Jackson y Mark, después a Jin nuevamente, el hombre no sabe qué está sucediendo o qué es lo que recorre la cabeza de su jefe.
—Uh… —NamJoon comienza a pensar rápido, así que mueve los labios diciéndole a Jin: «Ven acá».
Jin se endereza y camina lentamente hacia el doncel, quien junta sus manos.
—Caballeros, entiendo el problema que tenemos. Y bueno, hay… creo que necesitan saber una cosa.
Se hace para atrás, para quedar al lado de Jin.
—Nos vamos a casar. —Apunta hacia ellos dos.
—¿Quiénes? —Pregunta Jin confundido.
—Tú y yo... ¡Tú y yo nos vamos a casar! —NamJoon hace una sonrisa fingida en su rostro, el ambiente se ha vuelto algo tenso—. Sí.
—Nosotros nos… —Jin lo sigue procesando.
—Nos vamos a casar.
—¿No es tu… secretario? —Pregunta Mark.
—Asistente —menciona Jin.
—Asistente ejecutivo. —Agrega NamJoon—. No sería la primera vez que un jefe enamora de su secretaria o secretario, ¿Verdad Mark? ¿Te acuerdas? —Ríe nervioso y apunta a Jackson discretamente, dando a entender que él (Mark) es el secretario de Jackson—. Así que sí, la verdad es que SeokJin y yo sólo somos dos personas que… no debían enamorarse, pero nos enamoramos. Las noches largas en la oficina, los viajes a ferias de los libros. Algo pasó.
—Algo… —Jin se queda callado, riendo nervioso.
—Sí. Tratamos de resistir y… pero este amor es irresistible. Entonces… —abraza por los hombros a Jin y luego se separa— ¿Arreglamos esto? ¿Están contentos? Porque nosotros estamos muy contentos.
Jackson está sonriendo, mientras que Mark se muestra extrañado.
—NamJoon —habla Jackson.
—¿Sí?
—Es fantástico. Sólo vuelvelo legal —Jackson muestra su mano y apunta al dedo anular.
—Bueno, sí, eso significa que tenemos que ir a la oficina de inmigración para arreglar toda la situación ¿No? Muchas gracias, eso haremos.
—Caballeros. —Se despide Jin con un asentimiento de cabeza.
Los mensajes comienzan a llegar a las computadoras, informando a todo el edificio que Kim NamJoon y Kim SeokJin se van a casar, el segundo mencionado empieza a caminar detrás del doncel, uno se ríe de SeokJin, una muchacha niega con su cabeza, mientras que JungKook dice: —¿En verdad? ¿Con él?
Y luego se ríe, burlándose de SeokJin.
Al llegar a la oficina el mencionado cierra la puerta de cristal, se coloca frente a NamJoon, sigue sin poder creerlo, en serio ¿Cómo se le ocurrió semejante idea? NamJoon trata de no hacer caso ante la mirada inquisitoria y continúa haciendo su trabajo, está sentado en su silla frente a su escritorio, organizando algunas cosas y quitando seguritos de un manuscrito.
—¿Qué? —Pregunta cuando levanta la mirada.
—No entiendo lo qué está pasando.
—Tranquilo. Te va a beneficiar.
—No entiendo.
—Iban a hacer jefe a Yugyeom.
—Por eso nos tenemos que casar.
—¿Qué pasa? ¿Te reservabas para alguien especial? —Pregunta NamJoon.
—Me gustaría pensar que sí, además, es ilegal.
—Buscan terroristas, no editores.
—¿NamJoon?
—¿Sí?
—No me voy a casar.
—Claro que sí. Si no, tus sueños de tocar las vidas de millones con la palabra escrita, morirán. —Coloca un segurito en su lugar, pone ambos brazos sobre el escritorio—. Yugyeom te despedirá tan pronto como me vaya. Vas a tener que buscar otro trabajo. Todo el tiempo que pasamos juntos, los cafés, las citas canceladas, las compras a medianoche habrán sido en balde y desaparece tu sueño de ser editor. No te preocupes, después de un tiempo nos divorciamos y adiós. Hasta entonces tu carreta está enganchada a la mía. —El teléfono comienza a sonar, y NamJoon avisa de él.
Jin se queda pensando por instantes en toda la información que acaba de recibir, esto, a parte de ser demasiado rápido, puede ser conveniente para él.
Jin y NamJoon se encuentran en el edificio de inmigración de los Estados Unidos, hay mucha gente haciendo fila, el doncel puede divisar que hay gente de diferentes lugares ahí, que vienen a lo mismo que él.
Están formados, pero a NamJoon se le ocurre otra cosa.
—Por aquí —le dice a Jin—. Sígueme.
—¡La fila! —Advierte Jin.
—El que sigue —dice el hombre que está atendiendo a la gente.
NamJoon corre antes de que la señora se adelante.
—Sólo tengo una pregunta —dice NamJoon, se voltea hacia el hombre que atiende—. Necesito que tome esta petición de visa, por favor.
El señor que está detrás del escritorio, es Yugyeom, quien suelta un suspiro y toma los papeles, los revisa.
—¿Señorito Kim?
—¿Sí?
—Acompañeme por favor.
Jin y NamJoon siguen al hombre.
Ambos están dentro de una oficina, NamJoon está contestando mensajes, mientras que Jin está sentado en una silla, mira hacia el techo.
—Tengo un mal presentimiento de esto.
Un hombre toca la puerta de su oficina, NamJoon se asusta, voltea a verlo y frunce ligeramente el ceño, éste abre la puerta y NamJoon se hace a un lado.
—Hola, soy el señor Min YoonGi. Usted debe ser SeokJin y usted debe ser NamJoon. Perdonen la espera, he tenido un día ajetreado.
—Claro, entendemos —dice el doncel—. Le agradecemos mucho que nos vea en tan breve aviso.
El hombre abre la carpeta con los papeles, Jin se le queda viendo a YoonGi fijamente, está temiendo lo peor.
—Tengo una pregunta —dice el hombre— ¿Están cometiendo fraude para evitar su deportación y conservar su puesto en la editorial Wang?
—Que ridículo —menciona Jin.
—¿Quién le dijo eso? —Pregunta NamJoon.
—Nos lo notificó un hombre llamado…
—¿No será Kim Yugyeom? —Pregunta NamJoon.
—Kim Yugyeom
—Yugyeom, pobre Yugyeom. Lo lamento. Yugyeom es un ex empleado amargado y le pido disculpas —dice NamJoon—. Sabemos que usted está muy ocupado, con un cuarto lleno de jardineros que debe atender —el doncel ríe—. Si nos dice el siguiente paso ya no le estorbamos.
—Señorito NamJoon, por favor. —El hombre ríe, NamJoon toma asiento—. Déjenme explicarles el procedimiento que van a seguir, el siguiente paso será una entrevista programada. Les pondré cada uno en un cuarto y los interrogaré, sobre cosas íntimas de su pareja. Segundo paso, escarbo más. Investigo sus registros telefónicos, hablo con sus vecinos y compañeros de trabajo, si sus respuestas no coinciden en todo, usted —apunta a NamJoon—, será deportado indefinidamente, y usted —apunta a Jin—, habrá cometido un crimen que lleva una multa de 250.000 dólares, y cinco años en una prisión federal.
El hombre al final del discurso que les da, les sonríe amablemente.
Jin está asustado, pero trata de no inmutarse.
—Entonces, Jin ¿Tiene algo qué decirme?
Jin niega con la cabeza.
—¿No? —Luego asiente— ¿Sí?
NamJoon se le queda viendo al hombre al lado de él, suelta un suspiro.
—La verdad es que… —carraspea su garganta—. Señor Min, la verdad es que… NamJoon y yo… somos dos personas que no debieron de haberse enamorado —mira hacia NamJoon—, pero nos enamoramos —NamJoon sonríe hacia el hombre frente a ellos—. No podíamos decirle a nadie en el trabajo porque me iban a ascender.
—¿A ascender? —Pregunta YoonGi.
—Sí —dice NamJoon.
—Nos pareció que hubiera sido sumamente inapropiado si me hubieran ascendido a editor mientras estábamos… —apunta hacia ellos dos.
YoonGi se reclina en su silla y revisa los papeles de nuevo.
—¿Ya le dijeron a sus padres sobre su amor secreto?
—Uh… ah… mis padres ya fallecieron, y no tengo hermanos.
—¿Sus papás ya murieron? —Pregunta ahora hacia Jin.
—No, están muy vivos.
—Bien vivos. Les íbamos a decir este fin de semana, "Lita" cumple 90 años y la familia se va a juntar —NamJoon voltea a ver a Jin, quien le mira extrañado—, y les íbamos a dar la sorpresa.
—¿Y dónde les van a dar la sorpresa? —Pregunta el hombre.
—En la casa de los papás de Jin —NamJoon lo mira con una ligera sonrisa.
—¿Y dónde es eso? —Pregunta Gordon.
—Yo ya hablé mucho. Es la casa de tus papás, vamos, dile dónde están. Adelante —contesta NamJoon.
SeokJin ríe nervioso. Quiere en verdad ahorcar a su jefe.
—En Sikta, Alaska.
NamJoon mira a Jin sorprendido cuando éste menciona Alaska ¿Es en serio?
—¿Van a ir a Alaska este fin de semana? —Pregunta Yoongi.
—Sí —responden ambos—. Si, sí.
—Vamos a ir a Alaska. Sí, Alaska, ahí es de donde es… mi pequeño Jin.
NamJoon toca su hombro y el mencionado lo baja discretamente, el doncel vuelve a entrelazar sus propias manos, decir que está nervioso es poco.
—Ya veo cómo se van a comportar —menciona Gordon—. Los veré el lunes a las once para su entrevista, y más vale que en sus respuestas coincidan en todo. —El hombre le entrega a Jin un papel con la cita para el lunes.
SeokJin la toma y la revisa, asiente ante lo dicho.
—Lo anticipo con gusto —dice YoonGi.
—Nosotros también —contesta NamJoon.
—Va a ser divertido. Los estaré vigilando. —YoonGi sube su pulgar en señal del gusto.
¡Holi! Ando actualizando porque pues...
porque posiblemente mañana no voy a poder,
aunque quien sabe, pero bueno. Espero se cuiden,
se porten bien y se alimenten bien.
Les amito mucho, bais <3
➥Sevené.