-¿ACASO ESTÁS LOCO?- cuestionó Ryan con una mezcla de furia y susto- No has escuchado las noticias, papá.
Livingstone frunció sus cejas, mostrando inconformidad por la reacción de su hijo a su previa noticia.
-¿A qué tipo de noticias te refieres exactamente, Ryan?
Ryan hizo una mueca de incomprensión, al estudiar la licenciatura en relaciones internacionales conocía perfectamente la situación actual de Corea del Norte.
-Pero papá, no sabes a lo que te estás enfrentando, Corea del Norte es el país más hermético y peligroso del mundo, sé que muchas noticias no son verídicas, pero al menos las imágenes de su capital nos muestran cómo viven allá.
-Sí Ryan, pero su problema es con los Estados Unidos de América, Animalia es un país soberano con excelentes relaciones internacionales y tú lo sabes.
Ryan respirando agitado y con una pata en la frente miró directamente a los ojos a su padre, deseando que recapacitara con respecto a la decisión del viaje que tenía en mente tomar.
-Pero papá, no es cuestión de relaciones entre países, es cuestión de no acercarse a lo peligroso y más estando tan lejos de ese infierno.
Livingstone respiró profundamente, realmente no tenía afán de discutir con Ryan, pero sin embargo no tenía intención alguna de truncar su sueño de visitar Corea del Norte.
-Ryan yo iré a Corea del norte... Será un viaje que nos gustará, estoy seguro, ve el lado bueno de... de lo que ofrecen a los turistas.
El cachorro bajó la mirada, convencido de no poder hacer a su padre cambiar de opinión con respecto a su decisión.
-No quiero tener problemas, papá, no más de los que ya he tenido, por favor- lo miró con tristeza- no permitas que un viaje termine decepcionándote.
Livingstone se levantó de la mesa apoyando sus patas delanteras en la misma, mirando fijamente a su hijo.
-Quiero que hagamos esto juntos, sé que no es el mejor destino, pero tú algún día cuando eras pequeño... me dijiste que te hubiese encantado conocer lo salvaje...
Inmediatamente Ryan lo interrumpió, levantándose también de la mesa, tomando la misma posición que su padre. Ambos se quedaron en silencio durante un momento, hasta que Ryan decidió acabar con dicho momento incómodo.
-Yo quería conocer lo salvaje, no el infierno, papá. Conmigo no cuentes para esto...lamento decepcionarte.
El cachorro se marchó a su cuarto, Livingstone suspiró dirigiendo su mirada hacia la ventana para presenciar el cielo.
Caminó un poco hasta la orilla de la misma para reflexionar con respecto a su decisión; es un viaje, todos deseamos viajar alguna vez en la vida, pero estaba consciente de que no era un viaje común, como el ir a la playa en el verano, o visitar la ciudad capital de nuestro país, era adentrarse en un país completamente diferente a Animalia y al resto del mundo. Interactuar con el peligro y lo desconocido, considerando lo que había leído en la biblioteca con respecto al ambiente social de Corea del Norte. Pero su instinto de curiosidad no sería saciado solo con documentales en internet, tenía la posibilidad de acudir en carne propia para vivir la experiencia y estaba dispuesto a hacerlo.
-Pero amo a Ryan también, no puedo dejarlo solo...
-Yo me quedo con Alex- dijo Ryan mientras se servía un vaso con jugo de naranja- pero estás advertido papá, por tu hijo y seguramente por los libros que tienes en la sala- se retiró sin esperar respuesta de su padre.
Era verdad, no se enfrentaba a cualquier cosa, pero muchos turistas, según varios autores de los libros que Livingstone llegó a leer en la biblioteca, habían entrado y salido del país sin ningún problema, mostrando a todo el mundo las maravillas que ofrecía el pueblo norcoreano.
Subió a su cuarto sin volver a pensar en la situación, el gran león suspiró al sentarse en la cama, acariciándose con la pata derecha la melena mientras miraba fijamente al suelo.
Fue cuando escuchó a Ryan gritar en su cuarto tan alto que se estremeció al escucharlo;
"NO ME QUIERO IR, NO PAPÁ NOOO"
-¡RYAN!-Corrió tan pronto como pudo abriendo la puerta del cuarto de Ryan de golpe- HIJO ¿Dónde...?
Ryan gritaba en su cama, teniendo una pesadilla que solo él conocía, Livingstone inmediatamente se acercó para ayudarlo, lo tomó por los hombros de sus patas delanteras y lo llamó desesperado.
-Ryan, despierta, por favor Ryan...
El cachorro abrió los ojos, gritando muy agitado buscando desesperadamente a su padre, al verlo lo abrazó llorando, Livingstone estaba confundido, decidió no preguntar por el momento que había sucedido exactamente.
-Papá, eres tú, papá...
-Pero Ryan... ¿Qué te ha pasado, hijo? No entiendo, todo está bien, aquí estoy, tranquilo- dijo mientras acariciaba la frente del leoncito.
Ryan se separó de su padre unos instantes para secarse las lágrimas, posteriormente lo miró para explicarle lo sucedido, su voz temblaba y se dejaba ver inseguridad en su rostro.
-No lo sé, pero he soñado contigo, oh papá-dijo poniendo una pata en su pecho- NO PUEDO RECORDARLO- gritó muy nervioso.
Livingstone se acercó a su cachorro, muy confuso aún, pero demostrando seguridad para darle confianza a su hijo, lo abrazó nuevamente sintiendo como Ryan comenzaba a calmarse.
-No dejaré que vayas solo, papá- dijo tomando la pata de Livingstone- no quiero que te separes de mí, perdóname por favor, haré lo que quieras pero prométeme...- esta vez lo miró directo a los ojos sin parpadear- prométeme que siempre estaremos juntos.
Livingstone asintió lentamente mirando a su hijo, con sus patas rodeó al cachorro para darle un fuerte abrazo.
-Hijo, claro que estaré contigo siempre, tranquilo aquí estoy.
Ryan se tranquilizó luego de escuchar la voz de su padre, levantó la mirada para decirle algo que a Livingstone le agradaría:
-Te acompañaré, papá, mientras más pronto mejor- dijo sonriendo- de todos modos también tengo curiosidad de conocer Corea del Norte, será una aventura espectacular.
Livingstone sonrió mientras dejaba de abrazar a su cachorro, ambos se miraron con una linda sonrisa en sus rostros, dicha pesadilla de Ryan terminó en un lindo encuentro entre padre e hijo.
-Si no quieres, podemos ir a otro...
Ryan levantó su pata derecha inclinando su cabeza, seguía sonriéndole a su padre.
-No papá, iremos al lugar que quieres estoy de acuerdo contigo.
El león puso su pata en el hombro derecho de Ryan.
-Estoy orgulloso de ti, no porque quieras acompañarme al lugar que quiero conocer, sino porque eres un leoncito muy maduro, sabes cómo tomar tus decisiones y siendo tu padre me llena de orgullo tener un hijo como tú.
Ryan abrazó nuevamente a su padre, aunque estuviesen mucho tiempo separados, esta experiencia los hacía estar juntos ahora y tener tiempo para que ambos se conocieran mejor.
-¿Puedes quedarte esta noche conmigo?- cuestionó Ryan a su padre cariñosamente.
-Por supuesto, mi cachorro. Te amo y estoy seguro que de ahora en adelante seremos muy felices, más de lo que éramos antes.
A pesar de que la cama era pequeña, Ryan hizo un espacio para Livingstone, era un león muy grande pero de todos modos ambos durmieron muy cómodos esa noche, fuera de su casa la noche daba su gran espectáculo, todo tranquilo con aire fresco soplando y moviendo los árboles y las lejanas estrellas alumbrando en conjunto con la hermosa Luna.
-Sonríe un poco, Ryan- solicitó la fotógrafa- excelente foto para tu pasaporte, has salido muy guapo.
El león no pudo evitar sonrojarse con la leona fotógrafa, era vergonzoso recibir ese alago frente a tantos que deseaban también tramitar el pasaporte de Animalia.
-Gracias, supongo- dijo apenado.
-Tú y Livingstone pueden recoger su pasaporte en la ventanilla con el recibo del pago, gracias por venir y que tengan un lindo viaje- se despidió amablemente.
Livingstone y Ryan caminaron en silencio hacia las ventanillas de entrega, observando cómo los demás hacían filas y esperaban turnos para el trámite de sus documentos. Al llegar a la ventanilla sus pasaportes estaban listos del otro lado con el león que los atendía ahora.
-Livingstone y Ryan, sus pasaportes- extendió su pata con los documentos- si son tan amables de firmar por separado en estas dos hojas, para confirmar de recibido.
Livingstone tomó el bolígrafo, firmando con cuidado ambas hojas, pasándoselo posteriormente a su hijo, Ryan.
-Eso es todo, muchas gracias y disfruten su viaje.
-Al contrario, señor- dijo Ryan tomando los pasaportes- papá, ¿en serio ya tienes cita reservada en la embajada de Corea del Norte?
Livingstone levantó la vista con su hijo para responder a su cuestión, a la vez tomaba el pasaporte que Ryan le extendía para guardarlo.
-Bueno ahora que tenemos nuestro pasaporte de Animalia en orden, me temo que si tenemos una cita, Ryan y será hoy mismo en punto de las tres de la tarde.
Ryan abrió los ojos sorprendido, no podía creer que tan rápido había sido agendada la cita en dicha dependencia norcoreana, con vista extrañada dirigió sus ojos a su padre.
-Pero ¿cómo es posible que te la hayan agendado tan rápido?- cuestionó confuso.
-Bueno, al no tener una demanda de turistas las citas en la embajada de Corea del Norte son muy fluidas a la hora de agendarse, así que necesito que des tu mejor imagen ante los cónsules de dicho país.
El león se detuvo para tomar agua de un bebedero que se encontraba afuera de la oficina de pasaportes, luego de aquello retomaron el camino a casa.
-Pero estás consciente que no se hablar nada de coreano, papá- dijo Ryan acomodándose la corbata mientras subían al auto- no sé cómo me voy a comunicar con ellos allá- dijo enfadado.
Livingstone encendiendo el auto replicó al argumento de su hijo.
-Debes saber Ryan como Licenciado en relaciones internacionales, que en las embajadas hablan el idioma del país donde se encuentra dicha dependencia.
Ryan se sintió como tonto, al menos había leído aquello al estudiar para un examen pero no lo recordaba por ahora, decidió no responder a Livingstone y seguir el camino hacia la embajada de Corea del Norte.
El camino en auto fue largo, ya que dicha dependencia se encontraba al otro lado de la ciudad, Livingstone para su suerte sabía hablar coreano, lo que para Ryan era realmente asombroso, pues los idiomas asiáticos nunca fueron lo mejor para el leoncito.
Al llegar a la embajada Ryan se sorprendió, no era un edificio grande, sino que se encontraban en una casa de una zona residencial de alta clase.
-Eh papá ¿no se supone que una embajada es un edificio grande y...?- al ver la bandera de Corea del Norte decidió no seguir con su cuestión.
Pero era muy extraño para el leoncito e incluso para Livingstone también, en cambio la embajada de Corea del Sur era un gran edificio con una gran bandera que resaltaba por su gran tamaño y ubicación en una de las zonas más sofisticadas en el centro de la ciudad, en cambio la embajada de Corea del Norte era totalmente lo opuesto.
-Ten a la mano tu pasaporte y por favor guarda cordura, Ryan- solicitó Livingstone en tono serio- a partir de este momento estamos en territorio norcoreano.
Ryan se estremeció al ver que la reja de la pequeña embajada se abría, apenas puso una pata dentro sintió cómo su corazón comenzaba a latir rápidamente.