Decisiones y arrepentimientos

By DalhiaOkazaki

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Levi vuelve agotado tras perder a Farlan e Isabel. Intentando comprender cuál debe ser su razón para luchar e... More

Añoranza
Una obsesión con la limpieza
El examen
Antes de partir
Reconocimiento
La nota
Calor humano
Misión suicida
Moblit Berner
Monstruo
Gracias
La habitación de al lado
El escuadrón de Levi
Bienvenido de vuelta, capitán
Muros y piedras
Dos palabras
Después de la caída
Infiltrados
Capitán Kenny Ackerman
Carnada
Narcolepsia
Enterrada
Palabras ahogadas
Fase 1
Fase 2
Fase 3
Estrategia
Perseguida
Cádaver vacío
Para siempre
Gestación

El séptimo

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By DalhiaOkazaki


Snk pertenece a Hajime Isayama

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Las enormes hojas desplegadas sobre la mesa improvisada del campo de batalla ocupaban una vasta extensión. Incluso sus enormes manos empequeñecían en comparación. Erwin comenzó a trazar una serie de dibujos sobre el plano. Señales que indicarían el recorrido de sus objetivos.

Se sentía extraño en ese tipo de estrategia. Acostumbrado a campo abierto, o incluso a resguardarse entre los árboles de los bosques cercanos. Era una situación extraña. Ahora el campo de batalla no era el exterior, aquel que llevaban años intentando reclamar. Ahora el campo de batalla era su propio hogar. La lucha se debatiría dentro de aquellas murallas. En los edificios que ahora permanecían deshabitados.

Alzó la vista hacia el cielo añorando los días en que podía respirar el aire del exterior, cuando sentia que la libertad estaba a tan solo unos enemigos. Pero ahora, comenzaba a alejarse más y más, como el agua que caía entre sus manos. Volvió la vista hacia su comandante, que continuaba explicando la estrategia. Solo deseaba acabar y volver a su hogar, se sentía extasiado, por más bestias que derrotase, nunca conseguiría volver a acariciar la luz del exterior.

Por un instante, deseó haber podido estar con ella, con la mujer que escuchaba con atención el plan de ataque. Estar de nuevo en aquel tejado mirando las estrellas, aún confiado con que alcanzarían la libertad. Imaginando un idílico futuro en el que ella avanzaba a su lado. Pero ahora, nada tenía sentido.

Apenas habían pasado unos meses desde que ella había manchado sus manos de sangre por él. Por ayudarle a perseguir su maldito sueño. Demasiadas noches de imsomnio en las que ella solamente hablaba de banalidades. Libros que había leído. Viejos experimentos. Recuerdos de su tiempo como recluta. Incapaz de volver hablar de la sensación que le perseguía a él todos los días de su vida: sentirse un asesino.

¿Quién era el auténtico enemigo?

Era la pregunta que recaía continuamente entre sus pesados párpados. Una pregunta que le había hecho Erwin Smith cuando apenas le conocía. Y que ahora le preocupaba.

¿Quién era el auténtico enemigo?

Volvió a levantar sus pestañas y enfoco en la dirección de ella. Que parecía calcular algunas direcciones mientras cambiaba las directrices del comandante. Si no sabía quién era el auténtico enemigo, ¿cómo podría protegerla para alcanzar su auténtico sueño? Tal vez, por aquella razón no había conseguido mantener con vida a sus dos viejos amigos.

Debía replantearse su estrategia y escuchar. Escuchar la información que le podría aportar aquellas criaturas que llevaba años asesinando sin descanso. ¿Les darían ellos la respuesta? ¿Podrían ellos contarles lo que realmente les había encerrado allí dentro cien años atrás?

- Así que las cargas de explosivos estarán colocados sobre estos puntos – sus dedos trazaron una línea imaginaria sobre el enrevesado mapa de aquella ciudad abandonada – Si las proporciones son adecuadas, estos muros de carga caerán y podremos encerrar a los especímenes a lo largo de estas cuatro áreas.

- ¿Qué hay de los que se encuentren en el exterior? - musitó Mike mientras continuaba anotando en una pequeña libreta – Intuyo que estas zonas quedarían desprotegidas, si se apiñan, podrían tirar abajo los escombros con los que encerremos a los otros.

- De momento solo mantendremos encerrados a los de menor tamaño, no podemos arriesgarnos a capturar a uno de 15 metros – Hanji suspiró con aceptación – Pero será suficiente.

- Mike, quiero que tú y tu equipo os ocupéis de esta zona. Ness y Vradic también os apoyarán. Dejaré a algunos hombres más a vuestras órdenes – Erwin se mesó la barbilla mientras calculaba mentalmente – Creo que 10 sería bastante justo. Necesito a la mayoría de ellos defendiendo la barricada improvisada que haremos con los casquillos.

- Ya veo, informaré a Nanaba para que mantenga la posición.

- Prosiguiendo, una vez detonemos los explosivos y sitiemos a los titanes – Erwin dibujó otra línea con varios círculos designando las zonas conflictivas – Deberemos derrotar a aquellos que no puedan ser utilizados para experimentación en este momento. Necesitamos al menos dos. Pero si es necesario, habrá que matarlos a todos.

- Ese es mi trabajo – sus labios finalmente se movieron, sus cristalinos ojos grises observaron los cinco puntos en el mapa que le indicaban a él y a su grupo.

- Se que es una misión peligrosa Levi, pero...

- No me importa – respondió con pesadez – Tú solo captura a ese asqueroso monstruo para que ella lo abra en canal. Mi escuadrón está entrenado, podrán aguantar el golpe.

- De acuerdo – volvió de nuevo hacia el mapa – En esta zona colocaremos otros dos explosivos. Y por aquí dispondremos de varios de los cañones de redes que ha ideado Hanji.- se volvió hacia ella que parecía excitada por utilizar uno de sus inventos - ¿Cuánto tardan en recargarse si erramos el tiro, Hanji?

- Unos tres minutos, las redes son muy grandes, pero he traído varios cañones, así que si fallan una vez, hay ocho posibilidades más de acertar.

- Ya veo. De igual modo, traslada a tu escuadrón la orden de preparar el cañón de nuevo de ser necesario un segundo tiro.

- De acuerdo – sus ojos se dirigieron hacia el tablero de juego buscando una pieza concreta - ¿Coordinaré yo la captura?

- No – respondió secamente.

- ¿Cómo? - se mostró sorprendida -¿Avanzadilla? ¿Atacaré junto a Levi? ¿O defenderé con Mike y Nanaba?

- Hanji – su voz se tornó más calmada mientras intentaba que ella se serenase – Te necesito en la retaguardia. Te quedarás junto a la zona segura. Con los  suministros.

- Debe ser una broma.

- Es una orden, Hanji – sus ojos se encontraron con los de ella, cargados de desaprovación.

- Es mi estrategia Erwin, yo la ideé.Es mi invento. Mi investigación. Mi misión.

- Tu misión es obedecer mis órdenes,Hanji. Te necesito aquí. Viva – recalcó la última palabra –Necesito que la directora del escuadrón de investigación permanezca retirada para poder llevar a cabo los experimentos que sean necesarios para entender a esas criaturas.

- Puedo hacerlos tras ayudar en su captura.

- Hanji, debes atender a mis órdenes. No te queda otra opción.

- Nunca me he escondido, Erwin.

- Hanji – volvió su vista hacia el papel ignorando su petición – Hay otras operaciones en las que necesitaré que trabajes fuera de tu laboratorio. En el campo de batalla, o dónde sea. Pero ahora mismo, y en este momento concreto,necesito que permanezas en tu posición.

- No puedo pedirle a mis soldados que arriesguen su vida por mi investigación mientras yo estoy en retaguardia observándoles morir.

- Hanji, retírate. Enviaré a tu segundo al mando a darte las instrucciones finales.

- Pero....

- Es una orden, Hanji.

La mujer levantó la vista airada mientras contenía su ira. Había observado aquellos ojos anteriormente. Detestaba cada vez que ella se enfadaba. Podía durar días, horas, semanas o meses. Era invariable. Su mal humor podía permanecer durante el tiempo que ella deseara. Y durante ese tiempo, cualquier persona sabía que era prudencial no acercarse a ella.

Mike se acercó hacia Levi y le palmeó la espalda con aprobación.

- Erwin, ¿no crees que has sido muy dura con ella? Sabes que no será un blanco fácil.

- Mike, ambos sabemos cuán fácilmente excitable es Hanji. Se que es inteligente. Pero no quiero que se confíe. Ella querrá capturarlo a toda costa. Si es demasiado peligroso he dado la orden de matarlo, pero Hanji no hará caso de mi orden.

- Lleva años pidiendo que se lo permitáis, su excitación es normal.

- Yo puedo controlarla si pierde la razón ahí fuera – intervino Levi.

- No quiero que estés ahí fuera controlando su ansiedad, Levi. Quiero que cumplas tu rol. Y ella el suyo.

- Como quieras – musitó mientras comenzaba a alejarse – Mi vida es un precio barato a pagar si conseguís avanzar de una maldita vez.

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Aquel pequeño riachuelo apenas tenía caudal. Como si alguna fuerza extraña hubiese absorbido todo el agua que la componía. Tal vez era su frustración la que se filtraba a través de aquellas menudas rocas. O simplemente todo el cansancio que sentía en aquellos momentos era el responsable de su agonía.

Unas pisadas conocidas se aproximaron hacia ella. No le hacía falta girarse para reconocerlas. Su subordinado, el siguiente al mando tras ella. A quién llevaba más de un año instruyendo acerca de sus investigaciones. Y que obsesivamente la seguía a todas partes con un carácter maternal.

- No tengo hambre, Moblit –susurró mientras observaba el agua fluir a bajo sus pies.

- No he traído comida.

El comentario llamó su atención y se giró instintiva, comprobando que sus manos estaban vacías. Moblit cruzó el pequeño rellano de pasto húmedo y se sentó a su lado en silencio. Admirando el pequeño devenir del riachuelo.

- El comandante ha variado el plan de ataque. No atacaremos en la zona más concurrida, sino que actuaremos en la zona meridional, más deshabitada. Con lo que la cantidad de enemigos será menor – tomó aire mientras intentaba mostrarse tranquilo – Habrá menos víctimas.

- ¿No te aterra que te devoren en pedazos mientras yo miro desde la distancia, Moblit?

- ¿Te aterraría si fuera yo el que me quedase mirando?

- ............ - sus pálidos ojos se cerraron con pesadez, no podía responder a esa pregunta –Tú y yo nos unimos hace mucho tiempo a estas filas sabiendo lo que podía ocurrirnos.

- Cada vez que monto en mi caballo y salgo de esa puerta, no tengo ningún arrepentimiento atrás, capitana.

- .......

- Sabemos lo que puede suceder. Ya nos hemos quedado en retaguardia en alguna ocasión. Porque sabíamos que no éramos necesarios o tal vez éramos más necesarios atrás.

- ......

- Las estrategias del comandante siempre son efectivas.

- Lo sé – suspiró.

- Debo volver con el escuadrón, capitana – se levantó de su puesto para abandonarla.

- ¿Quién hará de carnada para atraer a los titanes a la trampa? - le interrumpió mientras se levantaba.

- El escuadrón del capitán Levi se encargará de aniquilar a aquellos especímenes innecesarios– guardó silencio mientras terminaba de incorporarse – Y el capitán Levi será el cebo.

- ............ - frunció el ceño con desaprovación mientras volteaba su vista al pequeño río delante de ella – Vigilad la pólvora y preparad las granadas que os dí por si tenéis que utilizarlas.

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La astucia que emanaba por cada uno de sus poros le embargaba continuamente, cómo si fuesen atraídos por su pequeño cuerpo, cada uno de aquellos monstruos comenzó a seguirlo por aquel laberinto improvisado. Notaba que su olor le permitía guiarlos hacia la horca personalizada que habían preparado. Dribló en el aire hacia su izquierda para confundir a sus enemigos.

El sonido de las espadas chocando contra la carne fresca le trasladó la derrota del primero de ellos. El primero que era desechable. Tenían instrucciones de capturar al más pequeño de ellos, apenas 9 metros. De nuevo torció a la izquierda y dos titanes más cayeron en un mar de sangre. Le pareció oír un grito de agonía. El primer herido.

Mientras volaba entre las tejas de aquellos tejados era consciente de cuán vulnerable era. Ysin embargo, cuán calificado estaba para ser el cebo. Aquellasbestias corrían tras él lanzando sus enormes manos para apresarle, sin éxito. Notó que uno de ellos comenzaba a mostrarse de manera anormal. Se giró hacia atrás y saltó por encima de su cabeza cayendo boca abajo. Mientras notaba que la bestia apenas había sido consciente de su agilidad rebanó su cuello permitiendo que su cabeza comenzara a evaporarse entre el polvo.

Tomó posición sobre una pequeña torre y observó al grupo. Al oeste, un grupo aniquilaba a uno de ellos. Al sur, otro titán caía. Y siete de ellos seguían su curso hasta él, dispuestos a abatirlo. Aguantó en su posición monstrándose vulnerable hasta que volvió a atraer su atención. Guiándoles de nuevo hacia su tumba.

El festival que era aquella carnicería le recordaba a escenas que prefería no recordar en el subsuelo. Dónde los patéticos habitantes de aquellas calles luchaban entre ellos por un mendrugo de pan. Dónde él mismo luchaba por ese mugriento pan. Y se proclamaba vencedor cubierto de la sangrede sus víctimas. Pero, aquello era distinto. ¿Lo era? Sólo eran enemigos desconocidos que no guardaban relación con él mismo salvo su apariencia humana. Pero eran monstruos. Monstruos que debían ser destruídos para alcanzar la libertad. ¿Lo eran?

¿Quién es el auténtico enemigo?

Sus palabras volvieron a reverberar en su mente. Cuántos tendría que derrotar para alcanzar a respirar el aire puro otra vez. Cuántos. Levantó su vista hacia los cuatro soldados que quedaban delante de él. Entrenados bajo su tutela, vencían a cada uno de sus adversarios. Un pequeño vuelco en su corazón le indicaba el orgullo que sentía al verlos en acción. Viró su vista de nuevo hacia atrás. Los feroces enemigos seguían su estela, como guiados hacia su final matadero.

Otro grito llamó su atención. Demasiado osado. Comenzó a fruncir el ceño mientras volvía a girarse hacia sus subordinados. La más joven y la única mujer integrante de éste, comenzaba a burlarse de otro de sus compañeros.

- ¡Este lo he matado antes que tú, Auruo! - bramó – ¡Si sigues siendo tan lento, no podrás superar mi récord de hoy!

- Petra, ¡no te relajes! Aún quedan demasiados – vociferó en su dirección.

- S-sí, capitán.

Observó detenidamente como recobraba la compostura y comenzaba a cooperar con sus compañeros para derrotar a las bestias que restaban. El cañonazo a varios metros de allí le indicó la captura del ejemplar a examinar. No era necesario seguir paseandose como un cebo. Lanzó sus arpones y se unió a sus subordinados mientras asestaba el golpe final a cada una de las bestias que le habían seguido alrededor de aquellas laberínticas calles. Uno. Dos. Cinco. Seis.

Sus ojos viraron a su alrededor. Llevaba siete presas que había atraído mientras el escuadrón de Hanji aislaba al titán con el que iban a experimentar. Viró de nuevo. Ni rastro.

- Auruo, ve con Eld y recorred esta área. Uno de los titanes está suelto. Petra y Gunther mantened la posición – escupió con desgana – Yo vuelvo al punto de origen.

Mientras los cables que salían de sus caderas se tensaban intentó obtener una mayor visión. No había descuidado en ningún momento a ninguna de aquellas presas.Necesitaba alejarlos de la zona de captura. Mientras avanzaba, había  podido comprobar que las cargas de dinamita hacían efecto sobre los pilares de las casas semiderrumbadas y creaban muros de escombros a través de los que no podían pasar. Había aniquilado a aquellos que se habían descarriado y habían tomado otra ruta. Durante la última media hora había guiado a aquellos feroces adversarios hasta su propio equipo, esperando con sus armas cargadas. Entonces, ¿dónde estaba el séptimo?

Sus pies tomaron tierra frente al escuadrón número cuatro. Observó con detenimiento como aseguraban el amarre de uno de los titanes capturados. A su lado, el segundo continuaba intentando resistirse. Una pequeña soldado, lanzó una de las bombas para prevenir un futuro ataque, dejando al agresor confuso. Aprovechó ese momento para acercarse a ella.

- Nifa, acabad aquí y replegaos – ordenó – Uno de los titanes anda suelto y lo estamos rastreando.

- Entendido. - se giró hacia el superior al mando – Subcapitán Moblit, ¿qué queda por hacer?

- Recoged los amarres y colocad los pesos para-

Sus gráciles palabras quedaron suspendidas mientras una figura colosal saltaba por detrás de él. Como si hubiera ignorado el delicioso aperitivo que había encontrado un rato antes mientras trotaba junto a sus compañeros, el titán había decidido buscar un bocado mayor. Sediento de sangre, había escalado una de las casas más altas hasta posicionarse detrás de ellos, ansioso por devorar a cada uno de ellos.

Mientras se precipitaba sobre el desconcertado soldado sintió una ligera quemazón sobre una de sus mejillas. El titán viró sus pupilas en la dirección del misil, una espada humeante que había atraído su atención. Antes de girar completamente su cabeza, una patada aterrizó sobre su cara obligándole a aterrizar lejos de allí.

- C-capitana.

- ¡Huid de aquí! -vociferó Hanji, mientras acababa de atacar al titán, denotando su cargo – ¡Utilizad la artilerría para evitar otro ataque al grupo de apoyo!

- Pero capitana...

- ¡He dicho que os vayáis de aquí!

Levi se recompuso mientras se dirigía hacia allí. Conocía bien esa voz. Mientras los soldados huían dejando libre al otro titán que aún no había sido gratamente capturado, se giró en su busca. Si aquel día era un fracaso, se encargaría que cada uno de ellos muriera entre sus garras. Se acercó a su presa aún debatiendose entre las redes que lo retenían y le asestó el golpe de gracia, se impulsó sobre su cuerpo mientra comenzaba a evaporarse para acercarse hacia la base dónde habían recibido el ataque sorpresa.

Mientras comenzaba a esclarecer su vista, pudo atisbarla mejor. Se había saltado las órdenes, cómo preveía que hiciera, y comenzaba a cojear hacia atrás mientras con sus espadas detenía el avance del titán. Se acercó hacia ella mientras hacia contacto visual.

- ¡Hanji!

- ¡Entendido!

Sin necesidad de más palabras, ella soltó las espadas que retenían sus fauces y las dirigió hacia el cielo. Levi aterrizó sobre ellas y las dirigió hacia los ojos del titán mientras las pateaba con ferocidad. Grindó en el aire y aterrizó sobre su nuca, rebanándola sin compasión.

El humo blanquecino comenzó a emanar sin prisa, extinguiendo su cuerpo poco a poco. Una figura tirada sobre el suelo que respiraba con dificultad apareció a través del humo, apenas manteniéndose en pie. Se dirigió hacia ella mientras se agachaba para poder sujetarla mejor. Una leve fractura en la pierna y dos costillas rotas. Otra cicatriz que volvería a ver decorando su cuerpo. Ella no opuso resistencia entendiendo su posición de fragilidad en ese instante mientras terminaba de acomodarla entre sus brazos.

Unos silbidos le indicaro nque un soldado se acercaba hacia él. No necesitaba girarse para comprender quién era. El comandante se acercó corriendo preso de la ira.

- ¡Hanji! ¡Te dije específicamente que-!

- Es suficiente Erwin –sus pequeños ojos azules se posaron en el costado aún sangrante de su compañera – Es suficiente. Hemos capturado a uno y han asegurado la zona. Consíderalo una misión cumplida.

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- No mueva la pierna capitana – musitó su enfermera mientras comenzaba a entablillar –Los calmantes aún no han hecho efecto.

- Ya, ya, lo siento. Pero estoy ocupada para perder el tiempo aquí.

- Debe pasar al menos un día en reposo capitana – insistió vehementemente – Aunque realice ahora las curas, los analgésicos tienen que hacer efecto.

- Está bien, está bien –se resignó mientras se tumbaba en la camilla.

Volteó su cara alcanzando a ver a su fiel compañero que aún continuaba observándola en silencio mientras leía el informe de su escuadrón. Ninguna baja en su zona. El escuadrón número 6 comenzaba a ser reconocido por su letalidad en el combate. Pero sus ojos parecían apenados, ¿acaso era ella la razón?

La puerta de tela de la tienda se entreabrió dejando entrar a su subordinado y a su comandante. Pero él último no parecía nada contento con la captura que habían conseguido.

- Capitana, ¿se encuentra bien?

- Gracias Moblit, ¿dónde lo habéis confinado? ¿Se ha resistido? ¿Le habéis cegado de luz solar como ordené? ¿Ha presentado algún síntoma ectomorfo?¿Habéis probado a suministrarle calmantes?

- ....... - dubitó mientras se encontraba con la mirada de su superior que se sentaba tranquilamente – En el sector C. Lo hemos dispuesto para que no haya demasiada entrada solar.... Aún no hemos realizado ninguna prueba. Sólo lo mantenemos retenido. - dubitó de nuevo –Esperaremos a que se recupere.

- Berner – interrumpió su comandante con su aguda voz – Ayuda a la enfermera a traer suministros para la enfermería y reúnete con tu escuadrón.

- Sí, señor.

Aquellos escasos segundos parecían horas mientras el sol dejaba de calentar las paredes de tejido que les rodeaban. Sus penetrantes ojos azules no pestañeaban mientras la miraba duramente. Conocía sus limitaciones, conocía las consecuencias de su insubordinación.

- ¿Cuántos meses esta vez?- sonrió con pesar.

- Hanji, te ordené que te quedases en la retaguardia junto a los suministros.

- Lo siento Erwin, pero tenía que asegurarme que mi plan era efectivo. ¡Vi la oportunidad de capturar al titán anormal que atacó la base dónde capturamos al pequeño!

- Hanji, si lo hubiéramos conseguido y tu fueras ahora un cadáver aquí desangrandote no habria servido de nada. Si tú mueres no quedará nadie para investigar a ese titán.

- Mi escuadrón ha recibidola suficiente información como para continuar mi trabajo cuando yo no esté.

- Hanji ... - buscó la mirada de su subordinado que continuaba callado en un rincón con aparente desaprobación del último comentario de ella – No puedes seguir ignorando órdenes.

- Soy igual a cualquier otro soldado, ¿por qué yo debo llevar escolta y ellos no?

- ........

- Mi vida vale lo mismo que la de los demás – de nuevo desaprobación en el hombre más pequeño de la habitación – Si vamos a capturar más especímenes, yo no pienso quedarme fuera de la formación.

- ......... - suspiró con pesadez – Daré instrucciones a la enfermera de asistirte correctamente. Mañana a primera hora quiero que dirijas a tu grupo y comiences los experimentos.

- Gracias, Erwin.

Abandonó la tienda mientras volvía a internarse en el bosque seguido de su subordinado. Sabía que no podía controlarla. Pero tal vez fuera demasiado osado por su parte siquiera intentarlo.

- Levi, quiero que tú y tu grupo peineis la zona a diario. No quiero amenazar en el derredor.

- Ya lo están haciendo –susurró – Pareces preocupado.

- Tal vez me estoy internando demasiado en mis propias investigaciones. Tal vez me arriesgue en mis conjeturas, pero hay datos de los que necesito cerciorarme.

- Sabes que te apoyaré si pretendes dar un golpe de estado contra este asqueroso gobierno –se giró mirando hacia atrás – Hanji también.

- Aún no, Levi – sonriótristemente – Aún no puedo pediros eso. Debo dejar todo hecho antes de permitirme acabar en la horca.

- Tal vez sean gentiles y sólo te peguen un tiro en la cabeza.

- Quiero que Hanji sea mi sucesora – recobró la compostura mientras observaba su reacción, que no parecía sorprendido en absoluto – Si yo soy ejecutado, se que ella conseguirá llegar hasta la verdad.

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.

Levantó su brazo mientras notaba que revisaban sus costillas. Sabía que en una semana no se habrían regenerado, pero sentía que su aliento comenzaba a desaparecer. Observó a su pequeña subordinada que comenzaba a colocar las vendas y gasas sobre una pequeña mesa cercana.

- Capitana, necesito que se desvista para poder cambiarle las vendas.

- Un momento Nifa – se volcó en sus escritos mientras ignoraba sus propias heridas –Moblit, quiero que consigas una tela más opaca para cubrir al titán. Iré a comprobar los resultados de la morfina que le habéis suministrado en unas horas. Quiero que cambiéis las dosis cada dos horas. No quiero que consigamos un efecto placebo.

- Sí, capitana.

- Vale, con respecto a la sujección, quiero que consigais-

- Vosotros dos, fuera –interrumpió Levi al aparecer tras quinto día consecutivo en la enfermería.

- Capitán, aún no he terminado de vendarle las heridas.

- He dicho que os largéis. Mi escuadrón está a treinte metros de aquí, reuniros con ellos y haced la ruta.

Dirigió su mirada hacia los dos soldados hasta que comprobó que se iban permitiéndole un rato a solas. Ella obedeció mientras se quitaba la camisa y abandonaba sus papeles. Las heridas externas comenzaban a disminuir, pero las internas permanecerían por siempre.

- ¿Erwin te ha mandado aquí otra vez? No me importa que venga él. Es aburrido verle solo mientras estoy experimentando con el titán. Echo de menos beber juntos en la taberna.

- Erwin está haciendo guardia junto a un miembro de mi escuadrón.

- ¿Sabes? Las capacidades del epitelio del titán que capturamos son ínfimas, por eso no sienten dolor, poseen un sistema nervioso apenas desarrollado. Puedo afirmar que sienten una ligera molestia cuando los atacamos, pero el dolor no paraliza sus nervios. No obstante, el epitelio cambia en las zonas cercanas a la cabeza.

- Ya veo – continuó escuchandola mientras sus dedos recorrían su pecho y lo continuaban cubriendo de vendas.

- Antes de ayer hicimos una prueba respecto al fuego, puede dañarlos, pero debido a que su capacidad regenerativa es mayor, sólo conseguiríamos ralentizarlos. Pero podría inventar alguna escopeta de gran tamaño que lanzase bombas a sus nucas. Si tuvieramos un buen prototipo podría incluso controlar la puntería.

- .... - observó satisfecho su vendaje y comenzó a abotonar su camisa de nuevo.

- Mañana vamos a intentar privarlo de ninguna fuente de iluminación, no se que ocurrirá, pero tal vez al carecer de capacidad fotovoltaica, pierdan partes de sus capacidades. Si pudiera obtener algún dato respecto a eso, podríamos realizar movilizaciones por la noche sin necesidad de arriesgarnos.

- Levanta el brazo, Hanji –ordenó mientras comprobaba que el vendaje bajo su camisa no era incómodo.

- Levi, ¿he hecho lo correcto?

- No se a qué te refieres, cuatro ojos.

- Arriesgamos las vidas de muchas personas para que yo pueda experimentar con ese titán....

- No podemos proteger a todo el mundo. Tú dijiste eso hace tiempo – se acercó más a ella mientras sujetaba su barbilla fijando su mirada en la de ella –Aunque nuestros compañeros caigan, será por una causa mayor.

- Tal vez tengas razón, je– rió.

Sus labios de repente entraron en contacto con los de ella, sorpendiéndola. Continuó sujetando su mandíbula mientras profundizaba en su beso, acariciando los ligeros mechones que caían a ambos costados de su cara. Cuando se separó de ella aún parecía confusa.

- ¿A qué viene esa maldita cara?

- Nunca me habías besado en mitad de una misión.

- Idiota – esquivó su mirada mientras fingía que miraba el estado de su pierna - ¿Acaso está prohibido en mitad de una misión?

- No – se abrazó a él mientras le obligaba a mirarle de nuevo – Nosotros también debemos arriesgar nuestras vidas. Tal vez algún día nuestras muertes sean las que supongan la liberación de la humanidad.

- Eres una auténtica idiota– musitó ligeramente molesto – Pero prefiero morir fuera de estas asquerosas murallas.

- Yo tampoco quiero morir encerrada.

- Erwin quiere utilizar tus experimentos para aprender como derrotarlos más fácilmente sin arriesgar tantas vidas y recuperar el muro Maria – rodeó su cuerpo con sus brazos mientras presionaba su cabeza contra su hombro –Necesitamos tu jodido culo de una pieza para que los disecciones y averigües todo sobre ellos. Yo capturaré a todos los que necesites, así que deja de ignorar a Erwin. Después de que recuperemos nuestra jodida libertad, te puedes tirar de cabeza a que te coma un titán si tanto lo ansías.

- Ja, ja, ja – volvió a reír mientras le besaba de nuevo – Oh, ahora lo entiendo. Lo que me dijiste hace tiempo.

- No te entiendo, se clara.

- Me han entrado ganas de patear tu culo.

- ........ - sus brazos comenzaron a abrazarla más fuerte mientras entendía aquella referencia. Los dedos de ella se hundían entre los mechones de su pelo.

- Te quiero, Levi – los dedos de él acariciaban sus heridas vendadas con preocupación.

- Te quiero, Hanji.

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Gracias por leer. Agradezco mucho vuestros comentarios de apoyo y si os ha gustado la historia compartidla para que llegue a más gente.

¡Nos leemos!


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