POMPEIA

Von TheLittleCrazyLK

159K 10.8K 2.6K

Todavía recuerdo cuando decías: Por si un día el mundo se olvida de mi, escribo mi nombre en los arboles. Mar... Mehr

PRÓLOGO
Uno
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Seis
Siete
Ocho
Nueve
Diez
Once
Doce
Trece
Catorce
Quince
Dieciséis
Diecisiete
Dieciocho
Diecinueve
Veinte
Veintiuno
Veintidós
Veintitrés
Veinticuatro
Veinticinco
Veintiséis
Veintisiete
Veintiocho
Veintinueve
Treinta
Treintaiuno
Treintaidos
EPÍLOGO
SOUNDTRACK

Fin

5K 338 226
Von TheLittleCrazyLK

Daniela calle jamás llegaba tarde al hospital.

De todas maneras, era un poco raro verla por aquellos lares durante sus días de descanso. Y todavía más riendo junto a Johan y Paula sus mejores amigos.

-¿Quién lo diría? Nuestra pequeña street ha crecido -decía dramáticamente Paula, como siempre -Johan agárrame que me caigo, mi bebé ya esta grande.

-Cállate idiota ni que ya tuviera 40 años. Que mal que Kim este preparando su baby shower porque se que le hubiese encantado ver tu drama -se burló Johan

Era divertido volver a reír junto a sus amigos, aunque lo cierto era que deseaba que su amiga de ojos claros estuviese junto a ellos.

Intentando distraer su mente de sus pensamientos y tratando de ignorar la pelea de sus amigos, que siempre decidian pelear frente a ella lo cual era gracioso pero no quería presenciarlo ahora, entonces miró hacia la pared que se encontraba detrás del mostrador, la misma que tan solo hace algunos años había sido testigo de sus grandes cambios. La frase de las rosas había sido cambiada por la de Lara Kler. las fotografías en los marcos sobre el escritorio ahora era diferentes, incluso había una nueva.

Además, pegaso y la sirena ya no estaban besándose.

-Mira, y ahí va la sonrisa de babosa otra vez -se quejó Paula rodando los ojos mientras señalaba su rostro

-Dejala, Pau. No puedo creer que por fin tengas una razón para sonreír de nuevo -habló con ternura el chico

-Estos años han sido complicados, Calle -explicó su rubia amiga, su voz ahora era tan suave y delicada como sus abrazos -... Creo que la tú de ahora es una buena forma para iniciar estos nuevos tiempos.

-Nuevos tiempos -repitió en un susurro

Después de todo por lo que había tenido que pasar aquello no se oía nada mal.

(...)

Una vez que salió del edificio blanco después de tener una pequeña charla con sus amigos, entró al automóvil que ahora era suyo. En el interior había algo de basura, pero eso no le interesaba. Mantenerlo de aquella forma la hacía sentir que una parte de María José siempre estaba con ella.

Se dirigió hasta un lugar que jamás se había esperado volver a pisar. En menos de media hora ya se encontraba parada frente a la puerta del apartamento 18 F, mientras se preguntaba si alguna de las personas que vivían en el edificio habrían vivido una tan triste y trágica historia de amor como la suya.

Tomó una profunda respiración para después entrar, había evitado esa escena durante vario tiempo. Ese no era un lugar en el que realmente le gustase entrar.

No después de lo que pasó.

Cuando estuvo adentro se encontró con basura por todas partes, cajas llenas de cosas que pronto dejarían aquel lugar, algunos muebles viejos y un frío aire de melancolía.

Enserio detestaba ese lugar.

Sintió un gran alivio una vez que recordó que aquel lugar estaría en venta ya. Habían algunos malos recuerdos que prefería dejar allí, tras esa puerta para siempre.

Vio la única caja que en realidad le interesaba llevar consigo, la abrió para encontrar en su interior una colección de libros un tanto peculiares, además del relato de una chica loca y un par de pinturas extravagantes.Y, a pesar de que todo aquello le traía algunos malos recuerdos no pudo evitar tomar el viejo libro con pasta de cuero y sentarse en el balcón.

Todo eso le recordó a aquella noche en la que María José había estado allí con unos grandes deseos de morir. Su corazón se contrajo y lágrimas amenazaban con salir de sus ojos pero las retuvo.

Nunca podría existir una palabra para expresar y describir todo el dolor que sintió aquella vez.

Reteniendo las lágrimas inició a leer el libro de Lara Kler en voz alta para si misma. Probablemente el viento podría llevarle esas palabras a alguien que las necesitara.

-Entonces el ángel le dijo al demonio: te amo, y este le contestó: y yo a ti... La mujer gritó pero no obtuvo respuesta ¿Alguien la habrá escuchado? Lo único que oyó fue el sonido de su propia voz... Si sientes; piensas, si ves; recuerdas, si recuerdas; estás viviendo. ¿Por qué? si tu recuerdas, piensas y vives se vuelve memoria a largo plazo, y eso es vivir...

No fue consiente del tiempo que pasó hablando para el viento, pero cuando escuchó el sonido de su celular y vio el cielo comenzar a tornarse de colores anaranjados y el sol ocultarse, supo que había sido mucho.

-Hola, ¿eres tu amor?... Sí, sí. Ya lo se, lo siento. No me di cuenta del tiempo... Estoy en el apartamento, amor. Y no, no se siente para nada bien. Estoy feliz de que Claudia haya decidido que se vendería -su voz era serena y calmada así como las pequeñas olas de aire que golpeaban su rostro, y es que después de todo lo que había pasado por fin podía sentirse realmente feliz -¿Ya terminó tu turno en el café?... Rayos, lo siento mucho amor. Se que querías comer conmigo, pero... ¿Es enserio que las haz vuelto a dejar en la cafetería?... Okey, sí, iré a buscarlas yo. Supongo que esa sera mi forma de disculparme contigo... ¿Te veo en un rato?... Sí, sí, ya te dije. No tardo. Te amo.

Y si que lo hacia.

Salió rápido de aquel lugar con una sonrisa decorando su rostro. Detrás de la puerta del apartamento 18 F, la cual era igual a las otras, Daniela Calle dejó atrás todo el dolor y el sufrimiento que durante bastante tiempo la habían acompañado.

(...)

Entrar a la cafetería ya se había vuelto parte de su rutina de todos los días.

Todos en el lugar la conocían, desde los empleados de la cocina hasta algunos clientes frecuentes del lugar y trataba a todos con respeto y amabilidad, lo cual no era nada extraño en ella. El amor de su vida trabajaba en ese lugar.

-¡Street! -saludó Juan Pablo, el mesero de ese turno. Se llamaba igual que su otro amigo, pero él era hetero además de que había comenzado a salir con Paula, o al menos eso decían. En realidad nadie sabia como es que se conocieron, pero era obvio que algo sucedía entre ambos -No esperaba verte por aquí. Tu sabes...

-Olvidó las llaves -lo interrumpió mientras rodaba los ojos -Otra vez.

El chico de ojos azules rió antes de buscar el objeto de metal tras el mostrador, en donde siempre era olvidado. Comenzaba a pensar que era a propósito.

Y no se equivocaba.

-Aquí tienes, ¿Puedo decirte algo rápido? -preguntó pasándole el objeto.

-Claro que sí, sabes que puedes.

-Enserio creo que Charlie esta muy enamorado, es más se ve tragado.

Al escuchar ese nombre no pudo evitar la sonrisa que se extendió por su rostro, recordó aquellos lindo hoyuelos en sus mejillas. Todavía le resultaba tierno.

-Sí, mas le vale porque sino lo ahorco con mis propias manos -se burló la castaña.

-Es enserio, Dani. No estoy bromeando esta vez. Se la pasó hablando todo el fuckin día sobre lo increíble que fue su estancia en el hotel, lo hermoso que fue la playa y lo rico que comieron, nada más me estaba presumiendo el muchachito. Estaba muy feliz, creo que se volvió loco de la felicidad

-Te entiendo Juanpa, yo le digo que le baje tres rayitas a la emoción. Y ya me voy antes de que termines con un ojo morado

Dijo antes de darse la vuelta y comenzar a irse del lugar, tenía una sonrisa gigante en su rostro. En definitiva todo iniciaba a mejorar.

-¡Dani! -la llamó el mecero desde el mostrador

-¿Si?

-Bienvenida a tu nueva etapa -le dijo con una sonrisa.

(...)

La nueva casa en la que vivía, su nueva casa, era pequeña pero bastante acogedora, no le gustaba el echo de tener un lugar demasiado grande pues eso significaba demasiado espacio vacío. Y, le encantaba el echo de que todas las casas de esa calle fuesen totalmente diferentes pues eso le hacia pensar en una historia diferente tras cada puerta.

Además la falta de un balcón le hacia sentir cierto alivio cada que entraba.

Su casa era ordenada, pero no en exceso. Las paredes eran blancas, pero las fotografías coloridas colgadas en ellas las hacían ver vivas, los sofás eran amplios y de color marrón obscuro, perfectos para una buena noche apasionada. El piso era de madera obscura y la casa estaba iluminada por focos de luz amarilla que la hacían tan cálida como las brazas del fuego vivo en la chimenea durante el invierno.

Y ese era su hogar.

-¡Amor! ¡Bebé he llegado ya! -gritó colocando la la caja llena de libros sobre la mesa y dejando el par de cuadros de lado -¡Y traje tus fuckin llaves!

El sonido de unos pasos acelerados bajando las escaleras de la casa hizo que se diera la vuelta, y en esos instantes sus ojos conectaron con los de el amor de su vida, en su rostro se formó una gran sonrisa al ver la cara llena de pequeñas manchas de gis en el rostro de María José, se veía adorable.

-Perdón por lo de las llaves -habló con una gran sonrisa en su rostro soplando un rebelde cabello que caía por su rostro saliéndose de su coleta no muy bien echa, claro. -... Pero te quería fastidiar un poquitico

Un suspiro escapó de sus labios mientras rodaba los ojos, era obvio que esa era la razón. Desde que había comenzado a trabajar en aquel lugar por las mañanas para liberar su mente, al acabar su turno siempre dejaba olvidado algo.

-Si me di cuenta -suspiró antes de abrazarla, no le importo llenarse de polvo de colores las camisetas eran algo reemplazable pero el amor de su vida no. -¿Qué estabas haciendo?

-Primero estaba pintando a Ramón en colorsitos con gises, pero después me puse a ver por la ventana entonces vi que alguien venía para aquí

-¿Y a quién viste?

-Mmm... Lo primero que vi fue la espalda de esa persona y después la escane y dije: ¡Que trasero! Entonces me di cuenta de que no existe trasero tan más perfecto como el tuyo. Y me moje pero ¡Nah! Ya me cambie

Daniela dio un paso atrás y le dio un suave golpe en la cabeza, amaba a su chica sin vergüenza.

-¿Me perdonas por lo de las llaves si te digo que traje lasaña para la cena?

Sonrió ampliamente, María José si que sabía como hacer que sus días fuesen mejores. No podía decirle que no a ella, siempre la convencía.

-Soy la mejor novia de todas ¿No lo crees? -suspiró sin poder dejar de sonreír, claro que lo era -mecera en una cafetería durante el día, un agente especial de la sia durante la noche, okey eso no, pero también soy una habilidosa fotógrafa, una gran poeta y buena con las manos... Además soy increíblemente sensual y hermosa. ¡Tiembla Megan Fox, tiembla!

-¿No te falta un poco de humildad? -preguntó entre risas

-Mmm... -pensó por unos segundos haciendo muecas raras antes de contestar -No

Y, entonces se acercó a ella hasta unir sus labios en un delicado beso. Un beso que sabía a vida pura.

-No puedo creer que te hayas pintado el cabello de azul -habló Daniela sin separarse totalmente de ella alborotando su cabello

-Soy un pitufo

-Mi pitufo.

Ambas sonrieron cual adolescentes locamente enamoradas de su primer amor.

-¡Oye! ¿Sabías que mi hermana esta embarazada?

-¿¡Qué!? -literalmente gritó sorprendida -¿Juliana? ¿Mi cuñada favorita? ¿De Charlie? ¿Nuestro chico de los hoyuelos?

Daniela sólo asintió mientras reía, sí, hablaba de ellos. La pareja que había surgido durante el tiempo de rehabilitación de María José, y que no creyeron llegaría tan lejos.

-Pensé que durarían medio mes, o dos semanas. Pero ¡Wow! Ahora es un buen momento para embarazarse ¿O qué? Enserio no creí que Charlie supiese como debía meter su...

-Sí, ya entendí -la interrumpió gritando -No quiero imaginarme a mi hermana y al tierno Charlie teniendo sexo.

Tal vez las constantes bromas respecto al embarazo de su hermana comenzaban a fastidiarla. Pero ella sólo quería proteger a su hermana después de todo por lo que había tenido que pasar.

-¿Te haz cortado el cabello? -preguntó de la nada dejando así de lado el tema del chico. Y era verdad, apenas se daba cuenta.

-Sí, después de ir al hospital a visitar a los chicos fui con Diego, una visita rápida ¿Te gusta?

Pasó delicadamente sus dedos entre los cabellos castaños de su novia, sus ojos reflejaban admiración y cariño.

-Wow amor, te ves hermosa -dijo antes de robarle un beso

Se miraron a los ojos por varios minutos, en ellos no había deseo, tristeza ni dolor. Solo amor.

-Tengo una sorpresa para ti, amor. -Daniela recordó algo que tenia preparado para su novia -¿Quieres ir conmigo a dar una vuelta?

-Emm... No lo sé, que tal si me raptas aunque ahora que lo pienso no estaría mal, tendría una sexy secuestradora -habló juguetona, la castaña se rió y le dio un pequeño golpe en el brazo -Ok, esta bien. Vamos porque mañana Juli trae de regreso a Ramón.

Y así es como salieron de su casa a plena luz del atardecer, el cielo estaba decorado de colores anaranjados y rojizos. Rodearon la casa para avanzar un par de metros atrás en donde se encontraba un enorme campo lleno de rosas de todos los colores, menos rojo eran la más comunes y la gente solía darles demasiada importancia, pero eran simples plantas.

Daniela cubrió los ojos de su novia antes de que llegasen a donde ella quería, al estar paradas frente a su gran sorpresa le destapó los ojos.

-¿Qué tal?

Frente a ella había un hermoso y gigantesco árbol de durazno y a su lado un olivo, pues estos arboles nunca mueren. En uno de ellos había una marca perfectamente bien echa, cuando se acercó a ella vio que eran sus nombres.

Su cara era de admiración pura, pasó sus dedos por los trazos de aquella inscripción deleitándose con su perfección, unas cuantas lágrimas amenazaron con salir de sus ojos cuando vio de quien era la letra.

Era de su mamá, tiempo atrás María José le había contado que todavía tenía una nota con la letra de su madre.

-Son nuestros nombres

-Sí, voy a grabar el de cada persona que gane. -avisó.

María José asintió y la miro con tanto cariño como si una galaxia entera viviera en sus orbes.

-Sobre ellos hay...

-Un pegaso y una sirena -sonrió -si se lo que tallé Garzón, no soy tan idiota.

Ella no dijo nada, solo se acercó y besó con delicadeza sus labios. La besó con amor, un amor que por fin podía volver a ser feliz.

Daniela sonrió en medio del beso.

Tal vez el pegaso y la sirena en la pintura del hospital ya no se estaban besando.

Pero era porque ahora eran uno solo.

(...)

Después de regresar a su casa para comer su lasaña, regresaron al mismo lugar y se recostaron sobre el pasto justo debajo del árbol para poder contemplar el cielo. Entre caricias y algunos besos apasionados Daniela se acurrucó entre los brazos de la joven chica de cabellos azules mientras recordaba todo por lo que habían pasado.

Recordó como es que había cerrado los ojos pensando en que ya todo había llegado a su fin, recordó haber escuchado un fuerte sonido resonar por todas partes y su corazón se partió, pero después un par de brazos temblorosos la rodeaban por la cintura en busca de ayuda.

Ella había dejado caer el arma.

Recordó todo lo que hablaron aquella noche, las miles de palabras, insultos y maldiciones que María José le gritó al mundo mientras Daniela la sostenía entre sus brazos.

Ese día Daniela no llegó tarde al hospital.

Ese día Daniela no fue al hospital.

Ese día habían buscado ayuda.

Ese día María José decidió que quería salvarse.

Recordó las mil y un visitas al terapeuta, las sin fin idas al psicólogo y las grandes cantidades de antideportivos que durante bastante tiempo habían echo parte de su rutina diaria.

Recordó haber curado miles de heridas, incluso vio ir y venir un par de ellas, hasta que finalmente no eran más que simples marcas.

Recordó cada insulto, cada bendición, cada una de sus lágrimas y cada una de sus sonrisas, las millones de veces que la había visto levantarse y seguir adelante y también todas aquellas veces en que la vio caer.

Y recordó que siempre había estado allí a su lado para celebrar junto a ella, pero también para consolarla.

Ella siempre estuvo allí, a su lado.

Ella aún lo estaba.

-Amor, ¿Por qué no jalaste el gatillo? -dijo de la nada

Deseó haber tapado su boca y golpearse la cabeza, pero lo dicho, dicho estaba y ya no había vuelta atrás.

-¿Acaso quieres que lo haga? -bromeó riendo

-No vuelvas a decir eso ni por un chiste, María José ¿Me oíste?

La pelinegra asintió con calma y se acercó para besar su mejilla. Sabía que jamás podría hacer aquello. Ya había entendido que esa no era la solución a nada.

-No quería ser simplemente otra marca más en algún árbol -a pesar de todo el tiempo que habían pasado, esta era la primera vez que le decía aquello -. Yo no quería solo ser una pequeña marca en un árbol que simplemente se quedaría ahí, no quería que alguien llorara por mi, no de nuevo. No quería destruir a nadie más...

Daniela soltó un suspiró, amaba escucharla hablar y recordar todo el dolor que alguna vez había sentido.

-Y, también lo hice por mi, decidí que si iba a morir alguna vez debía ser algo mejor que caer en el suelo sucio de un balcón con una bala en el cráneo, me merecía algo más. Quería recuperar a mi yo del pasado.

-Mamá siempre tuvo razón -habló tranquila mientras jugaba con las agujetas de la sudadera de María José y pasaba delicadamente su mano por su abdomen, se sentía agradecida de ya no poder sentir sus costillas, ahora podía volver a sentir ese firme y tonificado abdomen que siempre le había gustado tanto -. Si anhelas algo con mucho deseo, trabajas duro y dejas que el tiempo haga lo suyo, puedes conseguir lo que sea.

María José la miró directamente a los ojos

-Tu me ayudaste, me hiciste volver a tener ese deseo, juntaste todo lo que necesitaba para poder volver a creer -dijo mientras acariciaba suavemente su mejilla -... Gracias por todo. Gracias por estar aquí.

-De nada. Amor, para mi siempre va a ser un placer ayudarte. Y seguiré aquí, junto a ti por mucho más tiempo.

Y, fue mientras que María José trazaba círculos sobre el dorso de su mano que se dio cuenta de que haría lo mismo por la ojiverde cuantas veces fuera necesario.

-¿Sabes? Ahora que lo pienso bien, abría sido el peor error del mundo jalar ese gatillo -habló por fin después de un par de minutos. El ambiente ahora era calmado, y por el tono de su voz Daniela sabía que planeaba decir algo gracioso -aparte, habrías conocido a alguna chica loca y te habrías quedado en su casa una noche porque tu mejor amiga esta viendo cincuenta sombras de Grey, después te habría ofrecido una leche en cajita y... ¡Uy! ¡Dios! ¡Se habría enamorado de ti!

-¡Uy no! Toda una pesadilla -siguió el juego mientras reía para después dejar un delicado beso en el cuello de la pelinegra

-Yo soy la única que puede llevarte a casa -aclaró -. Además vives conmigo así que sólo yo te traigo a casa. Los demás pueden ofrecerle el favor a Gin, porque yo los mato si se atreven siquiera a acercarse un poco a ti con ese fin Y, sólo yo te puedo ofrecer leche en cajita

Daniela rió a carcajadas, era increíble tenerla de vuelta.

-Estas loca

-Igual que tu -contraatacó -¡Te enamoraste de mi cuando era una completa imbécil que seguramente ponía flores rojas en el florero de su casa! ¿¡Acaso perdiste la cabeza Calle!?

-Sí, un poquito -aceptó -pero por ti, además Lara decía que todos lo estamos.

Después de aquella frase, un silencio calló entre ambas, pero no era de ese en el que te sientes incómodo mientras tratas de pensar en que decir. Este era un silencio de esos que parecen hablar y decirlo todo.

-Espera, tengo algo para ti. Lo hice yo misma -habló María José tomando la mochila que había llevado consigo y sacó su pequeño ukelele.

Habían pasado años y ella jamás perdió aquella costumbre, siempre que quería expresar algo que no podía con simples palabras lo hacia a través de una canción.

Tocó una suave melodía y poco a poco esa voz que ya era tan conocida por Daniela, se unió a ella formando así el sonido más hermoso de todos.

Hace dos mil años, tú ya existías

En un pueblo cerca de la Roma antigua

Tocaba tu pelo y te quedabas dormida

Yo te explicaba lo que había hecho en las clases de filosofía

Igual que los sueños al ir despertando, se difuminan

Todavía recuerdo cuando decías

"Por si un día el mundo se olvida de mí
Escribo mi nombre en los árboles"

Intenta encontrarme cuando ya no este aquí

Yo te buscaré pase lo que pasé

Mortales y eternos, parpadeos del tiempo

Quizá es imposible matar al deseo

Y aunque ahora te creas otra persona

Que vive en el L'Eixample de Barcelona

Te veo dormir y te reconozco

Después de dos mil años y poco

Volver a encontrarnos, en otra vida

Todavía recuerdo cuando decías

"Por si un día el mundo se olvida de mí
Escribo mi nombre en los árboles"

Intenta encontrarme cuando ya no esté aquí

Yo te buscaré, pase lo que pase

Yo te buscaré, pase lo que pase

Yo te buscaré, pase lo que pase...

Al terminar la canción no hacían falta palabras pues sus miradas lo decían todo.

-Realmente te amo, Daniela

-Realmente te amo, Poché.

Unieron sus labios en un tierno y delicado beso que no buscaba más que transmitir todo el amor que sentía la una por la otra. Una vez que terminaron el beso juntaron sus frentes por unos instantes mientras se miraba fijamente a los ojos. Después de algunos minutos Daniela se recostó sobre el pecho de María José, escuchando así los latidos de su corazón.

Ese era uno de sus sonidos favoritos, la mantenía relajada.

Así es como el silencio volvió a caer en ellas, y es que solo con eso lo decían todo.

-¿Quieres que hablemos de alguna cosa, Poché? -preguntó finalmente

Todos los días solía preguntarle lo mismo.

Quería saber sus sueños, tristezas y pensamiento. Amaba hacer de sus días malos, buenos y de los buenos aún mejores. Celebraba con ella cada uno de sus logros y la consolaba en sus caídas.

Quería estar allí para ella siempre que la necesitara.

No quería volver a cometer el mismo error de tiempo atrás.

Ahora quería tener respuestas.

-No

-Poché....

-Esta bien, esta bien. Sí, hoy en la cafetería...

Y así pasaron el resto de los días para ambas chicas, ya no eran solo Daniela y María José. Ahora eran Calle y Poché

Tuvieron días malos y algunos realmente buenos, pero los tuvieron al final de cuentas y eso era lo que realmente importaba.

Y, así es como para finales de ese año, los nombres en el árbol de durazno del campo de rosas ahora eran tres.

Weiterlesen

Das wird dir gefallen

163K 14.2K 31
[Tan adictiva como; el chocolate]
24.7K 1.9K 30
Alexandra Jaime Morgan,es una chica que trata de llevar su vida como cualquier adolescente pero la profesión de su padre se lo impide. En el último a...
247K 15K 12
Me voy a dar el lujo de no poner descripción. Disfruten leer esta historia tanto como yo estoy disfrutando escribirla. #Antojadas las llevo en el alm...
9.6K 1.5K 5
El amor tiene vida propia.