En el corazón de la pelirroja había esperanza, esperanza de poder haber un lugar en los pensamientos de Michael Wheeler aunque sea a causa de sus cartas, esperanza de que el amor de su vida deje por fin a la chica que la odiaba.
Por una vez en su vida ella sentía la sensación de permanecer feliz sin dejar que su hermano o padrastro la opaquen. Su sonrisa era más radiante y todos lo notaban.
En este momento ella se encontraba yendo a encontrarse con sus amigos en la casa de la familia Wheeler, como todos los Sábados hacían.
Entro recibida por la señora Wheeler.
—Oh, Max llegaste temprano—le dedicó una cálida sonrisa y la invitó a pasar, indicándole que Mike descansaba en su habitación.
Subió las escaleras emocionada por al menos estar unos minutos a solas con él—ya que los demás no tardarían en llegar—. Vio que la puerta de su cuarto estaba abierta, lo que le resultó raro. Se acercó un poco y escuchó risas, cuando por fin estuvo enfrente de la puerta sus ojos lucharon por no cristalizarse.
Allí estaba Eleven besando a Mike, los dos sentados enfrentándose.
La pelirroja no lo pudo evitar y sin que ellos notarán su presencia abandonó la casa. Lágrimas salían por sus ojos. ¿Por qué siempre tenía que ser así de débil cuando se trataba de Mike?
Chocó contra algo y cayó. No se molestó ni en levantar la mirada, igual no podría ver nada por el agua que hacía su vista borrosa.
—¿Max?
Levantó la mirada al oír su nombre. Allí parado se encontraba su novio, al verla llorando se agachó a su altura y la abrazó.
—¿Qué te pasó? ¿Estás bien?—dijo con un tono evidente de preocupación.
Se separaron del abrazo y ella asintió, él siempre respetaba cuando la chica no deseaba contarle lo sucedido, tampoco se atrevía a preguntarle la causa porque temía que se pusiera peor.
Maxine al verlo siempre sentía una culpa que la carcomía. Él siempre tan dulce con ella, tan enamorado, y ella loca por su mejor amigo. Lo estaba traicionando y eso a la pecosa la hacía pedazos, lo que menos le gustaba era lastimar a una persona importante para ella.
Se levantó haciendo que el chico imitara su acto. Y comenzó a caminar hacia su casa.
—Pero...la casa de Mike es para el otro lado—dijo el moreno confuso.
—Me siento mal y es mejor que vaya a mi casa, pásenla bien.
Le dedicó una sonrisa forzada que él notó y se alejó de allí.
Todo rastro de esperanza se esfumó del corazón de aquella chica.
Me considero una chica ruda, al parecer no tengo tiempo para el amor y ni aunque quisiera para el odio y el drama. Mike, sé que después me arrepentiré de mostrarme débil frente a ti pero es que no puedo evitarlo. Soy una chica ruda a la que le duele el alma.
Tengo este dolor en el corazón que no se me puede quitar, al verte únicamente lo puedo aliviar.
Puede que llore, pero no me importa si no me veo linda haciéndolo, las chicas lloramos cuando nuestro corazón se va rompiendo.
-M²
nota: me re inspiré escuchando una canción y
el capítulo realmente no terminó como yo lo
esperaba. perdón por esto horrible.