ALL OF ME [Chris Evans]

By kglover1

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Cuando Victoria Downey es invitada por su hermano al estreno de la reciente película Civil War, lo último que... More

Introducción
Cast + Playlist
Graphic Gallery
Una invitación.
Primeras impresiones pt. I
Primeras impresiones pt. 2
Celebración
Confesiones de madrugada
Despedidas Y Regaños
Milán
Inolvidable
Planes
Café
Artículo
Ellen pt. 1
Ellen pt. 2
Ellen pt. 3
Citas
Rechazos
Artículos
Idiotas y viajes.
El mal tercio
Dudas
Boston
Favoritismo
Familia Evans
Problemas
Boston: día 2
Ayuda Improvisada
Dudas
Cada mañana
Noche de confesiones
Sentimientos
Cómplice
Promesas Rotas
¿Mutuo?
Pregunta
Decisiones
New Couple
Sorpresa
Feliz Cumpleaños
La mejor noche
Escapada
Costa Verde
Un poco de ayuda
Gran error
Menú
Invitados
Pruebas
¡¿Las Vegas?! Pt.1
¡¿Las Vegas?! Pt.2
¡¿Las Vegas?! Pt.3
Artículo
Consecuencias
El sí
Para Siempre Y Un Día Más
Luna De Miel
URGENTE
Extra I. Que lo sepa el Mundo
Extra II. 1+1= 4 Espera... qué?
Extra III. Cambios
Extra IV.
Extra V. 38 Weeks
Extra VI. Un poco de fe
Extra VII. La Tormenta
Extra VIII. Las Gemelas Evans
Extra IX.
Extra X. LIVE
Extra XI. To infinity and beyond 🌌
Extra XII. Un Hermanito
Extra XIII. Feliz Aniversario
Graphic Gallery Pt.2

Epílogo

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By kglover1

N/A:
Doble actualización porque las amo y porque ya tenía listo y calentito el epílogo. Además hoy se ha estrenado el primer avance de Lightyear, la nueva película de Chris y hay que celebrar.

Advertencias: Maybe acérquense su caja de pañuelos, yo los necesité al escribirlo 😭😭😭❤️

—¿Tori, qué haces aquí?

Levanto la cabeza al escuchar la voz de Anna, viene entrando al consultorio y Olga ni siquiera se molesta en pasarle los recados cuando ve que se acerca directamente a mí.

—Me da mucho gusto verte, pero escuché que hoy es un gran día para Chris ¿No deberías estar preparándote?

Asiento, sabiendo que en parte tiene razón.

Es la primera vez que asistimos a los premios Emmy. Defending Jacob, una adaptación del libro escrito por William Landay que se estrenó en Abril, hoy tiene muchas nominaciones, entre ellas la de Chris a mejor actor principal de miniserie. Así que sí, es un día importante para él y yo, como bien dice Anna, debería estar preparándome pero no podía sentarme en una silla durante horas a fingir que no tengo la cabeza en otro lado mientras los estilistas me ayudaban con mi aspecto.

—Siento haber venido sin avisar, pero esto es importante. Ha pasado algo y... — hago una pausa al darme cuenta de que otra vez estoy hablando como si me estuviesen persiguiendo — Yo... necesito contártelo, necesito hablar contigo.

Mis palabras y la desesperación en mi voz parecen hacerla reaccionar pues de inmediato me invita a pasar a su oficina, después de pedirle a Olga que no le pase llamadas o recados hasta que termine conmigo.

—Ponte cómoda.

Observo el sofá que ocupé como paciente durante más de seis meses y aunque mi ansiedad me pide quedarme de pie, me siento.

—Muy bien, cuéntame — dice al ocupar el sofá individual frente a mí — ¿Qué sucede?

Aquí voy.

—Yo... estuve las últimas semanas con náuseas matutinas y mareos constantes — comienzo con la voz trémula — Creí que estaba enferma, lo atribuí al estrés y la carga de trabajo, luego... empecé a quedarme dormida en todos lados. Varias veces dejé a Chris hablando solo.

Anna asiente muy despacio, como si pudiera intuir lo que viene.

—M-me hice una prueba y...

—Salió positiva — termina por mí y yo asiento.

—Me hice unos estudios también y unos días después el doctor me lo confirmó — bajo la mirada a mis manos entrelazadas sobre mi regazo — Estoy embarazada.

Comienzo a respirar de forma entrecortada en tanto los ojos se me llenan de agua.

—Victoria — me muerdo el labio inferior, mi pie golpeando el piso de forma nerviosa — Victoria, está bien puedes llorar. Esta es una maravillosa noticia.

Las primeras lágrimas caen y en lugar de sentirme aliviada, un nudo enorme me cierra la garganta. El aire se me atasca en los pulmones y los sollozos, aunque silenciosos, me sacuden en mi lugar tratando de contenerlos.

Anna no dice nada, durante unos minutos me deja llorar y luego cuando viene a sentarse a mi lado, trae consigo una caja de pañuelos que pone en la mesita de centro. Me abraza y durante breves instantes me transporto a la primera vez que estuve aquí.

—¿Chris lo sabe?

Niego con la cabeza.

—No he querido decirle — respondo, sorbiendo por la nariz — Tengo miedo — confieso y ella junta los labios en una fina línea.

—¿Cuánto has pensado en eso desde que lo sabes?

—Creo que decir que cada segundo de cada día no es suficiente.

¿Y cómo no hacerlo?

Era un día común en casa de Lisa hace un año y medio, nos invitó a comer y toda la familia estaba reunida. Pero yo ni siquiera pude sentarme en la mesa porque en cuanto el olor del asado entró por mis fosas nasales, sentí unas inmensas ganas de vomitar que me obligaron a correr al baño.

—Estoy embarazada — le dije a Chris con lágrimas en los ojos y una sonrisa que me hacía doler las mejillas.

Su semblante preocupado cambió drásticamente al escuchar la noticia y lo próximo que hizo fue entrar conmigo al baño, me abrazó, alzándome unos centímetros del piso en tanto reía, aún incapaz de creerse que iba a ser papá.

Para ser sincera, yo tampoco lo creía. Estaba viviendo un sueño y durante 15 semanas, fuimos los papás más felices del mundo. Sentí el amor más grande dentro de mí y vivimos la ilusión más real, nuestro bebé era el regalo más esperado por nosotros... aún así, un día su corazón dejó de latir.

Para nosotros, que habíamos pasado noches en vela imaginando como sería, jugando a adivinar que rasgos heredaría de la personalidad de cada uno, pensando en nombres y apostando por el sexo, fue... un golpe muy duro. Porque nos enamoramos. No conocíamos a nuestro bebé, aún no lo habíamos sostenido, no escuchamos su primera palabra, no fuimos testigos de sus primeros pasos, y 15 semanas definitivamente no compensaron en nuestros corazones su pérdida.

Chris se volvió mi roca. Me brindó fuerza para seguir cuando sentía que me hundía y me motivó a buscar ayuda al notar que mis ganas de continuar eran nulas. Así fue como conocí a Anna.

Scarlett la recomendó conmigo y en la primera cita que tuvimos se convirtió en mi terapeuta oficial.

Con mucho esfuerzo y trabajo, conseguí dejar atrás el dolor. Comencé a ver a mi bebé como un regalo, a pesar de lo poco que la vida me lo prestó y cuando se marchó, se convirtió en mi ángel en el cielo. Gracias a Anna y a nuestra disposición de mejorar, salimos adelante, con Chris superamos lo sucedido. Sin embargo, ahora inevitablemente el miedo ha regresado.

—Victoria, Chris me comentó alguna vez que el diagnóstico de los médicos fue bastante favorecedor a pesar del infortunio — asiento, confirmando sus palabras — Dijo que no tendrías problemas para desarrollar un embarazo normal en el futuro.

—Lo sé — concedo con un hilo de voz — Pero ahora me es imposible no pensar en lo negativo. Me da miedo ilusionarme de nuevo, dejar que Chris se enamore y que al final... — me callo porque no soy capaz de terminar la oración.

No podría soportar otra perdida de ese tamaño. El dolor me mataría.

—Lo que pasó no fue nada sencillo — coloca su mano sobre la mía, brindándome consuelo — ¿Pero recuerdas lo que hablamos en las primeras sesiones?

—No fue mi culpa.

—Exacto, no fue tu culpa. Tú hiciste todo lo que estaba en tus manos, fuiste una madre increíblemente responsable y cuidadosa, ahora piensa que ha llegado el arcoíris después de la tormenta.

» Tú y Chris son un matrimonio muy sólido y joven, el primer embarazo fue toda una sorpresa pero nadie duda que desearon a ese bebé con todas sus fuerzas y ahora, la vida te está dando una segunda oportunidad. En teoría ya no soy tu terapeuta, así que permíteme darte un consejo como amiga.

Asiento sin dudar y ella me dedica la sonrisa más cálida que le he visto desde que la conozco.

—Creo que el Universo te está dando lo que tanto quieres, te está recompensando por tantas dificultades y dolor en el pasado, así que en mi opinión deberías disfrutarlo. Amar tanto este embarazo como amaste el primero y confiar en que todo saldrá bien.

🦋 🦋 🦋

—¿Estás bien? — Chris me da un suave apretón en la mano cuando el auto se detiene frente al Teatro.

Aliso la falda de mi vestido blanco y asiento, levantando la mirada para encontrarme con esos ojos azules que tanto amo y que hoy resaltan más gracias al smoking negro de tres piezas.

Como siempre, se ve muy guapo. 

—Claro ¿Por qué lo preguntas?

—Es que has estado muy callada, amor — sus labios dejan un dulce beso en el dorso de mi mano — Me atrevería a decir que te ves incluso más nerviosa que yo.

Oh, claro. La nominación.

¿Cómo le explico que sí estoy nerviosa pero no por sus logros laborales precisamente?

—¿Puedes culparme? — sonrío tratando de desviar su atención — Anda, vamos ya. Deben estar esperándonos.

Él deja escapar una pequeña risa antes de abrir la puerta. Los flashes me ciegan momentáneamente pero una vez que toma mi mano y juntos nos encontramos caminando sobre la alfombra, vuelvo a acostumbrarme.

Posamos para las fotos, primero como pareja y luego de forma individual, donde aprovecho para lucir el vestido Ralph & Russo. La abertura en la pierna me permite moverme con facilidad, además me marca una figura envidiable y podrá sonar estúpido, pero pienso que si esta es la última vez en mucho tiempo en la que voy a poder usar algo así de entallado, entonces voy a hacerlo bien.

Una vez que termino con las fotos, mi equipo me indica pasar a las entrevistas mientras Chris se desocupa.
La mayoría hacen las mismas preguntas sobre mi aspecto y luego acerca de los premios y demás nominados, me piden mi opinión y orgullosamente la doy cuando preguntan también de Chris y la serie por la que está nominado. Es todo un revoltijo de emociones, que queda un poco de lado cuando escucho que gritan mi nombre con un entusiasmo imposible de igualar.

—¡Tori!

Sonriente, volteo al mismo tiempo que la mujer que me está entrevistando y abro los brazos de par en par al ver que quien se acerca es Jaeden Martell. Corresponde a mi abrazo bajo la atenta mirada de la reportera y los  camarógrafos y luego Michelle Dockery también se une a nosotros.

Conocí a ambos en el rodaje de Defending Jacob. Chris me invitó varias veces y como estuvieron grabando en Boston mayormente, todo me quedó a la mano. Con Jaeden me llevé bastante bien desde el principio, es un niño increíble, en todos los aspectos y además tiene un talento innato que es para asustarse. Es maravilloso.

Michelle, por otro lado, siempre fue muy amable y respetuosa, al principio supongo que era algo raro por su relación con Chris en la pantalla grande pero con el paso del tiempo nos fuimos relajando y ahora es una muy buena amiga. Sobra decir que hizo un gran trabajo en la serie.

—¿Qué? — con una sonrisa apenada, le pregunto a la británica cuando siento que el escrutinio de sus ojos castaños me vuelve pequeñita.

Jaeden está respondiendo algunas preguntas a la reportera, por lo que nosotras nos hicimos a un lado.

—No lo sé, es que... — hace una pausa en tanto vuelve a mirarme de arriba a abajo, un gesto para nada soberbio, más bien me mira como si no me hubiese visto en un largo tiempo — ¿Te hiciste algo diferente? — inquiere con una sonrisa curiosa.

—¿Diferente, en que sentido? — instintivamente me toco el cabello.

Ja, como si no llevara el mismo corte desde hace mil años.

—No lo sé, luces radiante.

Su respuesta me toma por sorpresa, porque eso mismo me dijo Anna esta mañana, antes de que me fuera de su consultorio.

Había estado llorando como magdalena, tenía el maquillaje hecho un desastre, las mejillas y nariz rojas y los ojos hinchados, aún así mi terapeuta comentó que el embarazo me había dado un brillo diferente. Dijo que echando a un lado todos los miedos e inseguridades, me veo feliz... radiante.

—En serio, te ves hermosa.

—Gracias — las mejillas se me encienden como un par de bombillas al tiempo que correspondo su abrazo.

Me quedo un rato más hablando con ella, tomándonos fotos y posando para la cámara hasta que siento que los flashes y gritos se vuelven demasiado. La vista se me nubla y el piso se me mueve, obligándome a sostenerme de su brazo cuando mis piernas vacilan sobre los tacones.

El mareo es momentáneo, sin embargo, ha durado lo suficiente para preocupar a Michelle, que obviamente ignora mi estado de gestación actual.

—¿Te sientes bien?

—Sí, solo... me siento algo abrumada. Eso es todo.

Por fortuna, nadie parece haber notado el pequeño incidente y como ya estamos casi al final de la alfombra, se nos hace fácil apartarnos de la gente.
Ava se acerca en cuanto nota que Michelle aún me sostiene como si en cualquier momento fuera a desmayarme.

—¿Tori, estás bien?

—Sí, sí, no se preocupen — respiro hondo y levanto un poco la cola del vestido — Iré al baño a refrescarme un poco, ahora vuelvo.

Sin esperar respuesta, me marcho al baño más cercano. Por suerte hay uno en el primer piso que está casi vacío. 

Pongo mi cartera sobre el lavabo y me miro al espejo, me acomodo algunos mechones y el collar de Cartier que realza el atuendo. Realmente no me siento mal, fue solo un mareo y en mi estado son comunes «Ya pasé por esto» trato de calmarme.
Meto las manos bajo el chorro del agua y luego las llevo, húmedas, a mi nuca. El alivio es inmediato, igual que la sensación de frescura.

Pierdo la noción del tiempo e inconscientemente comienzo a buscar en mi reflejo todas esas diferencias que Michelle pudo notar esta noche.
Según los estudios, tengo 3 semanas de embarazo y ya es evidente en mi piel, que luce más sonrosada y brillante; mi cabello también luce más sedoso y abundante y tengo los labios ligeramente hinchados.

Al menos no me han crecido los pechos porque con el escote que llevo...

¿Amor? — me sobresalto al ver a través del espejo que abren la puerta, luego el alma me vuelve al cuerpo cuando Chris asoma la cabeza dentro del baño con el ceño fruncido y los ojos bañados en preocupación.

Gracias a Dios no hay nadie más aquí.

—¿Cómo estás? Michelle me dijo que te sentiste mal.

Se mete de lleno al repasar cada rincón para asegurarse de que estamos solos, y viene directamente hacia mí después de ponerle pestillo a la puerta.

—Estoy bien, sólo fue un pequeño mareo.

Chris se recarga en el lavabo, llevándome con él para acomodarme en el espacio entre sus piernas. De modo que ahora que me mira de frente escanea mi rostro con facilidad.

—Amor, me estoy preocupando. Estos mareos no son normales y los has tenido toda la semana, deberíamos ir al Doctor. Lo que tienes podría ser grave.

Me muerdo el labio inferior para contener la sonrisa que quiere formarse.

Pienso en mentirle, en decirle que el estrés me tiene algo más intolerante de lo normal o que sé yo para zafarme del asunto. Pienso en guardarme un rato más la noticia porque este no es momento para hacerlo pensar en eso, pero si lo analizo con detenimiento, nunca será el momento perfecto para decirlo. Y no puedo seguir atrasando esta conversación, él tiene que saberlo.

—Tranquilo, lo que tengo no es grave.

Alza una ceja — ¿Ah no? ¿Es que mi esposa también es médico y yo no lo sabía?

—No — niego, ahora sí con la sonrisa emocionada flotando en mis labios — Pero sé que no es malo, todo lo contrario. Es algo muy bonito.

Mis palabras reemplazan la preocupación en un semblante por el desconcierto. Me mira como si estuviera loca y yo no puedo evitar reír.

—Lo siento, cariño. Realmente no estoy entendiendo nada de lo que dices.

Juego distraídamente con su moño y tomo una respiración profunda antes de seguir hablando.

—Amor, nunca te pregunté como te sentiste cuando perdimos a nuestro bebé.

Al escucharme, aparta la mirada, como si temiese que encontrara algo en sus ojos que pudiera volver a romperme.

—Tori, no creo que sea el momento para hablar de esto.

—Sí, lo es — replico — Es el momento porque cuando sucedió, no lo discutimos. Yo... simplemente asumí que te dolía tanto como a mí, pero jamás te lo pregunté. Nos enfocamos en mí y yo no fui la única que lo perdió.

Inhala un profundo suspiro y cuando creo que va a darme esquinazo, vuelve a mirarme.

—Perderlo fue... el dolor más inmenso que jamás he sentido — su voz es apenas un susurro y por la forma en la que aprieta los dientes, deduzco que está luchando por mostrarse fuerte — Muchas veces me pregunté por qué, por qué nos pasó a nosotros si deseábamos a ese bebé con toda nuestra alma.

» Sentía que era alguna clase de castigo y luego entendí que tal vez... simplemente no estábamos listos. Tal vez no era nuestro tiempo.

—Creo que tienes razón — acaricio su mejilla sobre la barba perfectamente arreglada y delineada — No era nuestro tiempo pero ¿Y si te dijera que ahora sí lo es? Tal vez ya estamos listos.

Una risa completamente encantadora y sincera se le escapa de los labios. Sus ojos, antes tristes, brillan diferente. Con ilusión.

—¿Amor, estás tratando de proponerme que tengamos un bebé?

—¿No te gustaría?

—Sabes que sí — contesta de inmediato y el que no tenga que pensarlo, me calienta el corazón — Tener una familia contigo es lo que más quiero, pero mi opinión aquí no es más importante que la tuya. Es tu cuerpo, después de todo, eres tú quien decide cuando buscaremos un bebé, no yo. Yo puedo esperar una eternidad por ti, si es necesario.

Dios ¿Puede ser más perfecto este hombre?

Despacio y cuidando cada reacción suya, coloco mis manos sobre las suyas en mi cintura y las voy bajando despacio, hasta colocarlas con las palmas extendidas sobre mi abdomen plano.

—Estoy lista — le aseguro con la voz aguada y los ojos llenos de lágrimas, mi sonrisa se ensancha al observar su expresión expectante — Y más vale que tú también lo estés porque estoy embarazada.

Los ojos se le cristalizan y tremenda envidia que le agarro cuando las primeras lagrimas ruedan por sus mejillas. Yo no puedo llorar con tanta libertad, no si no quiero salir de aquí como si no hubiera pasado tres horas en manos de los estilistas.

—¿Amor, estás hablando en serio? — pregunta y sus manos que permanecen en mi estómago, comienzan a temblar.

Asiento.

—No había querido decirte porque no estaba segura, las pruebas no son 100% confiables, así que fui a hacerme unos estudios — hago una pausa — Chris, vas a ser papá. Estoy embarazada de 3 semanas.

Ni bien termino de decirlo para cuando sus brazos se envuelven alrededor de mi cuerpo, estrechándome con fuerza. Esconde la cabeza en el hueco de mi cuello y lo de intentar contener las lágrimas se va al trasto al sentir las sacudidas de su cuerpo por los sollozos. Su llanto se mezcla con algunas risas cargadas de felicidad y alivio y luego también se combina con el mío.

 Durante unos minutos nos mantenemos en silencio, simplemente compartiendo la dicha de este momento y drenando el miedo y el dolor. Nos aferramos el uno al otro y sé que es nuestro modo de terminar de aceptar que esto realmente está pasando y no es un sueño. 

Cuando se aparta un poco, y veo sus ojos rojos y la hermosa sonrisa que le adorna la cara, me lanzo a besarlo.

—Gracias — murmura entre beso y beso — Gracias, gracias amor. Eres lo mejor que me pudo haber pasado en la vida — me toma las mejillas con las manos — Eres la mujer más fuerte que he conocido y no cambiaría nada de lo que hemos vivido porque así hemos llegado aquí. Todo nos ha traído a este momento y... Dios, estoy tan feliz — suspira — Vamos a ser papás.

—Vamos a ser papás — repito, soltando una risa cargada de sorpresa en el momento en que me alza y da varias vueltas conmigo en brazos.

Luego me baja con extrema delicadeza.

—Lo siento, e-estás embarazada. No debí hacer eso.

Ruedo los ojos, divertida.

—Ahí está mi esposo exageradamente sobre protector — le doy un beso en los labios y procedo a limpiarle las mejillas y los ojos. Tiene la nariz roja y las pestañas mojadas, no puede disimular que estuvo llorando aunque las cosas se vuelven difusas si le prestan atención a la sonrisa brillante que tiene en los labios — Creo que deberíamos salir de aquí, los premios deben estar prontos a iniciar.

—Lo había olvidado por completo — confiesa, divertido.

🦋 🦋 🦋

El resto de la noche transcurre con Chris abrazándome, besándome y acariciándome el vientre todo el tiempo. Intento convencerlo de que ponga atención a la ceremonia, ya que si sigue así todo el mundo va a terminar enterándose pero me es imposible, la sonrisa boba permanece en su rostro todo el rato, incluso cuando toca el turno de premiar al mejor actor principal de miniserie y no es él quien gana.

—En mi opinión, Andy Barber se merecía ese premio — susurro, poniendo mi mano sobre su rodilla — Lo siento mucho, amor. Sé cuanto lo deseabas.

Se encoge de hombros y realmente no me parece que esté pretendiendo que no le afecta. Luce bastante tranquilo.

—Está bien, con premio o sin premio... esta noche ya me convertiste en ganador.

Sonrío enternecida, acercándome a su oído.

—Estamos muy orgullosos de ti, papá.

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