-No puedo creer que haya hecho eso- dijo Matt con cerrando los puños, la conocía y sabía que se estaba en enfadando, y créanme, nadie quiere enfadar a Matt .
Despues de quedarme un rato más en el pasillo del instituto me di cuenta de que no iba a servir de nada llorar, y como una persona madura y civilizada alcé mi cabeza y emprendí rumbo a mi casa.
¿A quién intento engañar? En realidad el señor de la limpieza me echó del instituto porque según él "estaba entorpeciendo y molestándolo en su horario laboral". Y una gran mierda. Por supuesto me levanté, le mostré mi precioso dedo del medio y me fui a mi casa. Después de eso había decidido llamar a mi única verdadera amiga para contarle todo lo que había pasado.
-¿Cómo se atreve a dejarte? ¿Es que es gilipollas o qué?.
-Sí, gilipollas, idiota, retrasado mental, aborto de pez con patas, feto mal parido, media neurona en desarrollo, hijo de...
-Hey, ya está - me cortó Matt riendo- Lo entendí.
-Entonces... ¿tienes algo en mente contra Abie? - Mi amiga alzó las cejas.
-Supongo que aceptar mi derrota y llorar con música de Ed Sheeran- dije mirándola con pena.
Las dos nos miramos fijamente por un tiempo y estallamos en una gran carcajada que duró más de diez minutos.
-Ok- Matt se secó las lágrimas causadas por la risa- ¿Qué vas a hacer?.
-Crear una cuenta de correo con el nombre de algún chico, agregarla, buscarme una foto de algún chico guapo e intentar mantener una conversación "hot" con ella, guardar la conversación y enviársela a toda mi lista de contactos, es decir, a todo el instituto.
-Dios mio, eres una genia- dijo Matt dando saltitos en la cama de emoción.
-¿Quieres ayudarme?.
-¿En serio me estas preguntando eso?.
[...]
~Hola guapa.
~¿Hola?.
~Wow, te ves realmente sexy en esa foto de perfil.
~Gracias, tu también te ves bien :).
Reí con Matt.
-No me lo puedo creer, estuvimos buscando por más de media hora en Internet para encontrar al chico perfecto y solo dice que se ve bien.- Habló Matt indignada y le di un codazo amistoso.
~¿Qué estás haciendo en este momento, linda?- escribí.
~Estoy en la cama, pero tengo frio.
~Sí estuviera contigo no tendrías ese problema ;).
Las dos carcageamos mientras dábamos vueltas por la cama.
~Lastima que no estés aqui :/
-Creo que la doña perfecta es una puta- canturreé- ¿sabrá ya Alan de esto?.
-Si no lo sabe todavía, mañana lo sabrá. Junto al resto del instituto.
~Me tengo que ir, preciosa, hablaremos en otro momento.
-Adiós ;).
-Guardar y... enviado- dije con una sonrisa se satisfacción, nada como joder la vida a los demás.
Matt se quedó a dormir en mi casa, compramos pizzas, vimos una película de miedo, si, de miedo, por la noche, oscuridad, ruidos extraños, dos chicas y dos peluches, ¿qué pasa?, solo nos gusta la aventura.
[...]
-Harler- oí un voz lejana y sentí un leve movimiento en mi brazo- Harler- volví a escuchar, solté una queja, me di la vuelta para el otro lado de la cama y me acurruqué, aferrándome a mi sueño - ¡Harler!- Gritó una voz y abrí los ojos.
-¿Qué mierda quieres Matilda?- gruñí.
-¡Ni se te ocurra volver a llamarme así, sabes que odio mi nombre!.
-¿Sí? Mira mi cara de preocupación- dije y le enseñé una sonrisa- Ahora deja de joder y déjame dormir en paz, Matilda- resalta su nombre para molestarla y ella bufó.
-Sal de la cama y vístete, llegaremos tarde- dijo quitándome la calentita manta que hace un segundo rodeaba mi cuerpo.
-¿Sabes qué? Según estudios realizados en la Universidad de nosequé, madrugar puede provocar odio hacia la humanidad, así que por el bien del mundo entero me niego a levantarme- me crucé de brazos.
-Ok, entonces hoy no verás el resultado de tu fantástico plan de venganza- dijo y se encerró en el baño.
En ese momento me levanté de un salto de la cama, abrí el armario, saqué unos Jeans negros y una camiseta que dejaba parte de mi barriga al aire. Me coloqué mis zapatillas Vans y Matt abrió la puerta.
-Vamos Matt, hoy es un gran día- sonreí.
Después de desayunar nos fuimos al instituto, entramos y se oían risas y carcajadas por todos sitios, todos tenían el móvil en su mano y lo señalaban como retrasados mientras reían y reían. Miré a Matt y chocamos los puños. Quiero ver la cara de Abie cuando vea esto.
***
Las clases habían pasado muy rápido, y ya me encontraba de camino a mi casa. Sonreí cuando recordé mi segunda broma.
El caso es que ví a Alan y Abie muy juntos en los pasillos, y entonces pensé que mi venganza no fue bastante.
Me pasé toda la clase de Química pensando en una broma para Abie hasta que una abeja se coló en la clase y las rubias plásticas empezaron a gritar como si aquel insecto pudiera deborarlas. Y probáblemente, más de una cabeza retrasada pensó en que de verdad se las podía comer. Y ahí fue donde se me ocurrió.
¿Por qué no llenar la mochila perfectamente ordenada de la señorita perfección con insectos?.
Y eso fue lo que hice, me salté una clase para coger toda clase de bichos que había en el patio, pero valió la pena. Tuve la suerte de que la próxima clase la tuve con ella y en un momento de descuido, vacié todos los bichos en su mochila.
Que le jodan.
Llegué a mi casa y solté la mochila en el suelo.
-¡Hola!, ya llegué- anuncié.
-Hola mi niña- dijo mi nana y me abrazó.
Mi nana se llama Inés, y ha estado prácticamente a mi lado desde que nací, en todos mis recuerdos siempre está ella, y es lo más cercano a una madre que puedo tener desde que ella se fue.
-Hay alguien esperándote en la mesa para comer- dijo con una sonrisa. Asentí y me dirigí al comedor. Corrí a sus brazos en cuanto lo ví.
-Papa- dije abrazándolo.
-Te eche de menos, pequeña.
-¿Cómo estuvo el trabajo en New York?.
Mi padre es un gran empresario, siempre viaja de un lado a otro y casi nunca está en casa. Se que lo hace para que a mi no me falte de nada y pueda tener un mejor futuro, pero a veces es duro sentir que estás sola y que la poca familia que te queda esta a millas de distancia.
-Es precioso, un día iremos juntos- me sonrió.
-Claro, pero ahora vamos a comer- dije y rió.
Comimos en silencio la mayoría del tiempo, hasta que habló.
-Hija, ahora que estamos los dos juntos, me gustaría decirte algo.
-Claro, dime- me metí un trozo de filete en la boca.
-En New York, conocí a una mujer- dijo y paré de comer.- Ella se mudó hace un mes aquí, a Londres.
-Si, y...
-Es mi prometida- dijo en un impulso. Sentí ganas de vomitar, me sentía mareada, me sentía mal.
-¿Qué?- dije desconcertada.
-Todo paso muy rápido y...- lo corté.
-A ver si lo entiendo- dije intentando sonar calma- Te vas durante tres meses, me llamas dos veces al mes, no me preguntas como estoy, no te interesas en mi, ¿y ahora vienes y me dices que te has comprometido? ¿¡Estás loco?! - Grité al borde de las lágrimas- ¿¡Cómo puedes enamorarte y comprometerte en dos meses?!.
-Cuida ese tono, yo no te eduqué así.
-Es que tu simplemente no me educaste- dije señalándolo- no me lo puedo creer.
-Harler, se que es duro, pero yo necesito a alguien a mi lado y tu necesitas una madre.
-¡Yo no necesito a ninguna otra madre, mi única madre se fue hace tres años y nunca volverá! Ella murió y ya no hay más, no pretendas que otra persona ocupe el lugar de ella porque nadie lo podrá hacer.- grité y subí las escaleras corriendo hasta llegar a mi cuarto, me dejé caer en la cama y lloré. Ahora si podía llorar, no me gustaba que nadie me viera llorar porque me hacia parecer débil y vulnerable, y no me agradaba que la gente viera esa faceta de mi.
Unas voces desconocidas en la planta de abajo me despertaron, me había quedado dormida sin darme cuenta.
Me levanté de la cama y abrí la puerta, bajé las escaleras y tuve que frotarme bien los ojos para ser consciente de que lo que estoy viendo no es una alucinación. No lo puedo creer, ¿se puede saber en que momento se alinearon los planetas y cambió el cosmos para que me pasasen todas las cosas malas a mi?.
-¿Abie?- digo y fijo mi vista en ella y una señora que está a su lado, recorro mi mirada por todas las maletas que están a su alrededor.- ¿Qué cojones haces en mi casa?.
Holaa!! Aahgg Abie me cae mal ~.~
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-OneANormalGirl