Doncel © |KookTae|

נכתב על ידי WuanprogOne17

25.8K 2.5K 2.2K

❝El lo que quería era que su descendencia perdurará, fue la única razón por la cual lo hizo. Él sabía que el... עוד

D O N C E L

25.8K 2.5K 2.2K
נכתב על ידי WuanprogOne17

El joven chico de cabellos castaños y ojitos oscuros como la llanura de un bosque nocturno, sollozaba bajito sin querer molestar a alguien. Si de por sí, ya estaba asustado como no tenía idea, sus manitas cubrieron su boca para que el llanto no se escuchará en la habitación, se hizo una bolita diminuta en el rinconcito más profundo de la gran y ostentosa habitación, escuchaba murmullos y alaridos detrás de la puerta, algunas risas y uno que otro grito desgarrador, eso solo le provocaba más miedo, pero no tenía de otra, ese era su destino, el cual, sus padres habían dicidido al venderlo a ese ser por unas míseras monedas de oro, a cambio el término casado con un Brujo mitad demonio. Ser un Doncel era algo sumamente importante en su mundo, aquellos hombres que tenían la habilidad de quedar encinta eran venerados y muy pocas veces valorados, ya que solo los veían como raros objetos que todos querían, por el simple hecho de que ellos soportaban mucho más llevar en su vientre a una pequeña vida, casi siempre eran vendidos o subastados al mejor comprador, que da la casualidad siempre eran seres con poderes sobrenaturales. Los cuales dicidian que los Donceles eran más resistentes para llevar a un hijo de ellos, sin importarles que mueriera en el parto, lo único que querían era a la criatura. Una manera vil y despreciable, pero no podía hacer nada en contra de eso, la sociedad mugrienta en la que vivía prefería hacer oídos sordos y ser ciegos, con tal de obtener algo a cambio, sin importarle que al que vendieran solo era un niño de apenas quince años.
TaeHyung era su nombre, un chico que apenas tenía los quince años cumplidos,  sus ojos eran muy peculiares, ya que estos siempre se veían más negros que la noche, incluso juraban que brillaba, su piel era tersa y algo acaramelada, por el color sumamente hermoso que dejaba ver, sus cabellos castaños oscuros, con rulos en las puntas. Solo un pequeño que al cumplir quince supo que era uno de los pocos hombres con la habilidad de engendrar una hermosa vida.

Esa misma habilidad lo había traído ahí, a esa gran mansión tenebrosa en la cima de la montaña más fría de su pueblo. La misma mansión que era habitada por un Brujo mitad demonio. TaeHyung sintió mucho miedo cuando supo que la fiesta de ese sujeto había terminado, porque la música y las voces cesaron y solo el silencio lo acompañó.— No por favor. —suplico en bajo, cuando la puerta se abrió, y un chico más grande que el, entro a la misma, usaba una túnica negra, ajustada a su cuerpo, botas del mismo color que le llegaban más arriba de los tobillos, sus cabellos igual de negros, los cuales caían por sobre su rostro. TaeHyung empezó a llorar en alto, sabía que nada bueno sucedería. Lo vio moverse por toda la habitación, parecía ignorarlo, tomaba de la copa de vino en sus manos mientras leía más de algo, así pasaron minutos, largos y tortuosos minutos para el menor. Lo vio cerrar el libro al igual que lo vio deja la copa vacía en la mesa de noche.

—Te quiero aquí, ahora. —ordeno con voz potente que lo hizo temblar. TaeHyung se hizo más pequeño de lo que podía, escondiendo su rostro en medio de sus piernas, él no quería nada de eso, solo quería esconderse entre sus sábanas para que nada malo le sucediera. Pero eso no iba a suceder, lo supo cuando fue jalado de sus cabellos hacia arriba, gimió por el dolor intentando soltarse— Eres un repugnante maleducado. —gruño el pelinegro con enfado, TaeHyung lloro más alto, le dolía mucho como lo estaban jaloneando.

—Po-Por favor no. —suplico, pidiendo con sus manos en modo de oración, abrió sus ojos hinchados por el llanto, miro a los ojos al más alto— Se lo suplico, no me haga daño. —muy en el fondo de su alma, sabía que era en vano suplicar piedad, porque los ojos grises del más alto lo único que le trasmitía era nada— T-TaeHyung se portará bien, n-no lo molestaré s-señor. —el agarre en su cabellera se intensificó, los sonidos de sus labios eran de sumo dolor, nunca nadie lo había agarrado con tanta fuerza, su pequeño cuerpo fue lanzado a la cama, quedó boca abajo, lloro como lo que era, un niño, sabía lo que iba a ocurrir, cerro sus ojos mientras los sollozos eran lo único que se escuchaba por toda la habitación. TaeHyung escondió su bonita carita entre las sábanas de seda, apretó sus manitas en puños esperando que algo sucediera, pero nada sucedió.

—Duermete. —lo escucho decir esa noche, el castañito levanto un poco el rostro, buscando al dueño de la voz, aquel pelinegro había vuelto a tomar su libro, leía tranquilamente sentado en el borde de la cama. El menor se sintió a salvo porque ese sujeto de ojos grises no lo había tocado.

[•••]

TaeHyung permanecía siempre encondidito en el rinconcito de la habitación, los días pasaban y pasaban, el seguía en esa mansión, el dueño de la misma ni le dirija la palabra, lo ignoraba como siempre. Desde esa noche no intento nada, solo recordaba el feo jalón de cabellos. Se hacia bolita cada que le veía entrar, el pelinegro siempre leía tranquilamente en la esquina de la cama, como todas las noches, por las mañanas se iba todo el día, dejándolo solo en la habitación, la sirvienta limpiaba todo, siempre lo veia con pena y le regalaba una sonrisa compasiva, quería decirle a la amable sirvienta que le diera algo de comidita pero temía ser regañado o peor, ser castigado, y por eso siempre guardaba silencio, tocando su pancita de osito panda, lloraba con un puchero en sus labios, pero el miedo le ganada, y eso evitaba que hablara. Así que mejor cerraba sus ojitos y dormía con su pancita llorando porque tenía hambre.

Pero esa mañana fue distinto, TaeHyung sintió un retorcijon en su estómago cuando el olor a panecitos con mermelada le llegó, abrió sus ojos con pereza sintiéndose débil, el castaño estiró sus brazos de lado a lado bostezando. El sueño se le fue cuando notó que estaba en la cama del pelinegro, usaba ropita de dormir, con un raro chupete en la boca, era un chupetín para bebés, alarmado se lo quito de los labios, al parecer era mágico o algo así, porque ese mismo chupete lo había hecho recuperar la energía. Visualizo que en la mesa de noche, había una bandeja con mucha comida, la boca se le hizo agua, sus ojos brillaron pero se detuvo a tocar algo, de seguro era el desayuno del pelinegro. Al cual vio salir del baño, se secaba los cabellos, sus ojos se encontraron, rápidamente el menor bajo la mirada sin saber que hacer.— Come. —ordeno el pelinegro. TaeHyung no estaba convencido de hacerlo, aunque la mirada severa del mayor le aterró— Come o te castigo. —eso fue suficiente para que el castaño se llevará una rebanada de pan a la boca, sintiendo el alivio al tener alimento en el cuerpo. Miró con miedo al mayor, pero este comía en silencio en el sofá individual, se notaba molesto.

[•••]

El castañito era curioso, siempre fue así, le gustaba ver cosas nuevas y aprender de las mismas. Ya para nadie era noticia nueva que TaeHyung anduviera rondando por la mansión, jugando con los raros objetos o simplemente observaba todo con ojos brillosos. Vestía con ropitas abrigadoras, hacia a veces mucho frío, por alguna extraña razón, el pelinegro no decía nada, parecía no importarle que TaeHyung anduviera por ahí, media vez nadie lo dejara salir todo estaba bien, su única orden fue, que el castaño siempre anduviera el chupete en su boquita, a TaeHyung no le molestaba ya que ese chupetín le daba energía y se mantenía siempre con fuerzas para correr por todos los pasillos, riendo porque había escapado de la sirvienta que lo cuidaba.

Así como esa tarde, cuando TaeHyung huía de la sirvienta porque no quería comer esas verduras, el parecía estar concentrado en esconderse, así que entró a esa habitación que parecía estar desolada, su cabecita estaba fuera de la puertas, observando si alguien venía, solo el ruidito del chupetín se escuchaba, rió con mucha ternura cuando notó que la sirvienta se había rendido en buscarlo— ¿Qué haces aquí? —el castaño brinco en su lugar, la voz del pelinegro se escucho en el interior, con demasiodo temor volteó y ahí lo vio. El brujo estaba haciendo más de algo, de seguro un embrujo, se veía que estaba concentrado, o lo estuvo porque la intromisión del menor lo hizo perder el equilibrio de la magia que estaba usando. TaeHyung bajo la cabecita avergonzado, él sabía que no debía molestar al pelinegro— ¡Habla! —grito, eso solo provocó que TaeHyung se asustara y empezara  a llorar, un jalón fuerte en su oreja lo hizo gritar, no estaba acostumbrado a ese trato agresivo. El llanto del menor descolocó al otro— ¡Minja! —grito, llamando a la sirvienta, el llanto seguía y lo hacía enfurecer— Cierra la boquita insignificante ser, que solo estoy haciendo esto para tener un heredero. —escupio tales palabras, clavándose como dagas en el corazón del niño. La sirvienta entro a la habitación prohibida, viendo espantada como el amo tenía al menor, quiso intervenir pero estaba segura que recibiría un castigó— Que sea la última vez que entres aquí, a la próxima no seré tan benévolo. —lo empujó fuera de la habitación, TaeHyung levanto un poco la mirada encontrándose de nuevo con los grises ojos del mayor, le dolía ese trato, pero el pelinegro solo apartó la mirada y cerró la puerta.

Esa tarde TaeHyung se la paso llorando, sintiéndose como un objeto, porque después de todo eso pensaban de el, ya que solo estaba ahí para darle un hijo al mayor, sin importar él. Ese día el durmió con el corazón dolido, incluso dormido seguía llorando, un pelinegro entro a la habitación, sintiendo un feo retorcijon en el pecho al ver a la criatura humana tan triste y desolada.

[•••]

El menor permanecía callado, viendo el plato de comida, no entendía por qué estaba ahí, rodeado de seres que no conocía, se sentía intimidado más sabiendo que el mayor estaba a su lado, comiendo tranquilamente mientras el tenía un ataque de pánico, ya que todas las miradas estaban puestas en él— Que hermosa criatura —dijo uno de ellos— ¿Donde la has encontrado?. —le pregunto al mayor, pero este no contesto, TaeHyung se hizo pequeñito en su asiento, no les gustaba las miradas morbosas que algunos le estaban dando— Es un precioso Doncel. —al escuchar eso se alermo— Si no piensas usarlo prestamelo. —el tipo gordo y horrendo que había dicho eso se lamió los labios putrefactos, le tiraba una mirada lasciva al menor.

—Vete a la habitación. —ordeno el pelinegro. TaeHyung lo vio con ojos asustados, ¿A caso dejaría que ese tipo lo tocará?.— Ya llegó. —el aire regreso a sus pulmones, al escucharlo.

—Anda Jeon JungKook, préstame a tu Doncel, es muy bello, carajo hasta siento mis pantalones apretar al ver su figura, ¿Cómo se verá desnudó?. —el castaño se levanto de prisa, con el corazón latiendo rápido, era la primera vez que escuchaba el nombre del chico brujo. El pelinegro siguió sin decir nada, permanecío callado hasta que vio desaparecer al menor. Solo ahí, dejo de ser un sujeto formal, los presentes en el comedor sabían lo que iba a ocurrir.
El llamado JungKook, se levanto con suma tranquilidad, el hombre que había hablado de su doncel se rió nervioso.

—Te permito hablar mal de mi, te permito burlarte de mi. —dijo con esa voz profunda y atemorizante— Te he permitido venir a mi casa y comer de mi comida, te dejo pasar todo eso, pero algo que no te permito —la mesa fue aventada a la pared, el aura negra del cuerpo del pelinegro alarmó a todos ahí—, no te permito que hables de mi esposo de esa manera delante de mí, mucho menos que le faltes al respeto con tus insinuaciones. —la presión del cuerpo contrario se desplomó, muchos temian de los poderes del brujo Supremo— Lárgate y no vuelvas a estar en mi precencia nunca más padre. —porque incluso el hombre que lo crió temía de él. El tipo robusto se levanto entre tropezones, viendo al pelinegro, al cual nunca entendió, JungKook era frío como el hielo, sin emoción alguna, pero cuando se trataba de lo que era suyo explotaba de la peor forma— Tienes suerte que este de humor hoy. —El hombre corrió a la puerta viendo una última vez al chico, después salió de esa casa para nunca más volver.— ¿Alguien más quiere hacer algún comentario sobre mi esposo?. —
Nadie se atrevió a hablar. Mucho menos a decir algo en contra del bonito castaño.

[•••]

—¿Qué estás haciendo ahora? —pregunto de mala gana JungKook, era un problema tener a un niño de ahora dieciséis años como esposo. TaeHyung dejo de pintar en la pared del pasillo, jugó con sus manos nervioso, recibiría un castigo.

—Ju-Jugaba. —dijo nervioso, sus manitas estaban llenas de pintura de colores, sus mechones al igual que su ropa también estaban manchados.

—¿Y te pareció divertido manchar la pared?. —TaeHyung asintió, pero rápidamente negó. El mayor solo suspiro cansado de las travesuras del niño— Anda, ven acá. —estiro su mano, la cual tímidamente acepto el menor, fue conducido hasta llegar a algún baño, JungKook le lavo las manos y le limpio su carita de toda pintura. Había pasado un año desde que había llegado a esa mansión, y como siempre JungKook era frío con el, pero ya no lo regañaba tanto, solo cuando hacía cosas como esas.— ¿Qué voy a hacer contigo niño?. —pregunto más para el mismo, TaeHyung sonrió un poco, últimamente se ponía muy nervioso cuando el mayor lo trataba así, cuando lo cuidaba y hablaba tranquilo, su corazón latía rápidamente. Sus pies quedaron de puntitas cuando su cuerpo fue un poco alzado, sus labios se encontraron con los del pelinegro, un lento vaivén que le hacía tener cosquillitas en el estómago, su cuerpo quedo completamente pegado al pecho contrario, gimió bajito cuando un par de caricias fueron dadas en su espalda y cabellos.— Deja de hacer travesuras. —susurro el mayor para después alejarse de el— Cambiate esa ropa TaeHyung. —pidio o como lo veía el menor ordenó.

—B-Bueno. —tartamudeo, con las mejillas calientes.

[•••]

TaeHyung sabía que estaba mal escuchar conversaciones ajenas, pero esa en particular era sobre el. No conocía a esas chicas pero estaba seguro que eran nuevas sirvientas, claro que lo eran. Ambas estaban escondidas en la cocina hablando mal de él, decían cosas feitas de su persona, le dolía mucho que la gente hablara mal de él, aún cuando no les había hecho nada.— Te lo juro, debe haber algo mal en el, sino hace mucho que tendría ya un hijo del amo de esta casa. —la primera lágrima cayó— Yo creo que el amo le tiene lástima por eso ni siquiera lo toca, pobre mocoso, creo que no entiende que solo esta aquí para darle un hijo al Brujo Supremo, no importa si muere dando a luz, de igual forma su hijo será criado por otra persona. De seguro una hermosa mujer. La cual seré yo. —rió con maldad, TaeHyung tapó su llanto con sus manos, no quería escuchar más a esas mujeres, solo quería correr a brazos de su esposo y que le diera mimitos, o al menos que estuviera cerca de el. Camino por los pasillos sollozando en silencio, sabía que tenía prohibido entrar a la habitación donde JungKook pasaba casi todo el día, pero esa vez no lo pensó y solo entro.

—¿TaeHyung?. —pregunto el mayor desde un sofá donde leía, el menor corrió a sus brazos escondiendo su rostro en el cuello del pelinegro— ¿Por qué lloras? —lo sento a su lado, dándole caricias para que el llanto cesará.

—Ellas, di-dijeron que soy defectuoso —dijo con dolor— que me ibas a de-dejar morir y, y que... —ya no pudo seguir, unos labios detuvieron sus palabras, ese simple acto lo hizo suspirar.

—¿Quien dijo eso?. —pregunto, por dentro estaba muy molesto, aún así mantenia la calma mientras le daba mimos al bonito y tierno esposo que tenía. TaeHyung entre sollozos le había explicado, JungKook solo asintió.— No hagas caso a lo que dicen, están celosos porque eres hermoso y sobre todo porque eres mi esposo. —dicho eso, TaeHyung se sintió más calmado, durmió como un bebé en brazos del pelinegro. Fue en la madrugada cuando JungKook se levanto y fue en busca de esas mujeres que se habían atrevido a hablar mal del menor, les arrancó la lengua, las torturó por horas, después las tiró a algún pozo perdido entre el bosque, habían muerto por no medir lo que decían. Y JungKook no era alguien que le interesará ser bueno, solo con su esposo lo era. Nadie más, a excepción de sus amigos cercanos y de los futuros hijos que tendría con TaeHyung.

[•••]

El hermoso y tierno TaeHyung desayunaba esa mañana su delicioso cereal, esa mañana JungKook no estaba quien sabe por qué, pero el niño miraba como la sirvienta Minja parecía preocupada al preparar una torta— ¿Por qué se ve muy alterada?. —le pregunto con educación, la señora de edad avanzada le sonrió un poco para después decir.

—Es porque intento preparar una torta para él joven Jeon, pero no sé si el la acepte. —dijo un poco decepcionada.

—¿Una torta para qué?. —pregunto sin saber, él sabía que a su esposo no le gustaban las cosas dulces, la señora sólo sonrió con timidez, de acercó hasta sentarse a su lado.

—Es que, hoy es el cumpleaños del joven Jeon. —comento un poco triste, todos en la mansión querían hacerle algo especial, pero el chico simplemente no ponía de su parte.— Al el no le gusta celebrar su cumpleaños. —TaeHyung abrió un poco la boquita, no tenía ni idea de que su esposo cumplía años, se sintió mal. Sacudió un poco su cabeza he hizo un puchero, tenían que hacerle algo bonito a su pelinegro, aún si el mismo se rehusara le harían una fiesta sorpresa.

—Haz el pastel, yo decorare el salón y prepararé algo bonito para él, dile a los demás que preparen algo. —hizo una seña con la boquita— que todos guarden el secreto, será una fiesta sorpresa. —Minja no parecía muy convencida, aunque sabía que JungKook no podría negarse a algo que le pidiera el menor.

Fue así, que esa tarde y casi toda la noche todos los empleados con la ayuda del castaño, prepararon una linda y humilde cena para el señor de la casa.

JungKook camino por el pasillo, estaba un poco cansado después de tener varias horas de reunión con el concejo de magia, estiró sus brazos con pesadez, las luces no estaban encendidas no le pasó cuidado, pero al instante todas fueron encendidas y en coro se escucho— ¡Sorpresa!. —el mayor se quedo parado en el inicio de las gradas, viendo que todo estaba decorado con colores calmantes, los empleados aplaudían conmovidos con lo tierno y cariñoso que era el esposo del amo. TaeHyung corrió a brazos del chico que aún seguía pasmado, salto un poquito para darle un diminuto beso mientras le susurraba— Feliz cumpleaños esposo. —dijo con un poco de pena, JungKook lo apretó a su cuerpo, no lo soltó por varios minutos.

—Gracias  cariño. —fue lo único que dijo esa noche, donde todos convivieron alegremente, celebrando el cumpleaños número veintidós del joven amo, el cual se vio obligado a soplar de las velas, abrir regalos y sobre todo agradecer a cada uno de ellos. Era la primera vez que celebraban su cumpleaños, estaba feliz. Y todo fue gracias a su castaño de dieciséis años y medio.

[•••]

—JungKook creció solo. —TaeHyung escuchaba atento lo que decia ese chico de cabellera rubia— Lo conozco desde que éramos unos niños. —le explicó mientras tomaba su té— Estoy feliz de que haya encontrado con quién pasar el resto de sus días. —el castaño bajo la mirada con pena, le agradaba ese chico, el cual era el mejor amigo del brujo.

—¿Quiere más azúcar?. —pregunto con educación.

—No gracias, de echo ya me tengo que ir, ya que el tonto no está supongo que vendré otro día. —comento con una pequeña sonrisa, el joven de piel un tanto pálida se levanto del asiento, le hizo una reverencia dispuesto a irse— Fue un gusto conocerte TaeHyung.

—El gustó fue mío señor Min. —respondio al mismo tiempo que se puso de pie despidiendo al joven rubio.

—¡Oh no! Nada de formalidades, dime YoonGi. —respondio con carisma— Vendré en otra ocasión, traeré a mi esposo de seguro te llevarás muy bien con el, tienen casi la misma edad. —TaeHyung asintió sin mucho que decir— Bueno, hasta la próxima Jeon TaeHyung. —el castañito solo se reverencio, viendo salir a aquel elegante pero también misterioso sujeto, el cual por boca del mismo supo que era amigo de JungKook.

—Veo que ya conoció al joven Min. —dijo Minja llegando a su lado, ella siempre estaba cerca de él, cuidándolo.

—Mgh, si parece amable.

—Lo es. —comento ella, para después suspirar melancólica— Aún puedo recordar al amo JungKook y al joven YoonGi jugar en el patio cuando eran infantes. —TaeHyung presto atención, porque de verdad que le causaba curiosidad saber esas cosas— El señor YoonGi fue la única compañía de JungKook durante su infancia y adolescencia, siempre juntos. Protegiéndose.

—Por lo que él me dijo. Eran como hermanos. —comento el menor algo distraído. La sirvienta de edad avanzada le miró con empatía, pero ella solo dijo:

—Es porque lo son. —y TaeHyung no supo que decir, ya que JungKook apareció de la nada, tenía el ceño fruncido mientras daba pasos rápidos, tomo de la muñeca a su pequeño esposo.

—Es la única y última vez que mencionas eso Minja, porque no tendré compasión a la siguiente. —amenazó a la empleada, ella sólo bajo la mirada reteniendo las lágrimas. TaeHyung no comprendía nada en absoluto, solo se dejo guiar por el pelinegro, esperaba que JungKook no lo regañara.

Pero el mayor no dijo nada solo lo metió a la habitación, parecía molesto, frustrado. El menor se sentó al borde de la cama, esperando algún regaño o quién sabe, miro suspicaz a JungKook, tronaba su cuello y respiraba agitado— ¿Quieres agua?. —pregunto tímido, jugó con sus manitas sin saber que hacer.

—Olvida lo que Minja te dijo, no quiero que preguntes nada de eso TaeHyung. —dijo serio, con semblante molesto. El niño asintió, lo que menos quería era problemas— Si alguien te dice algo de eso me lo haces saber, ¿Entendido?. —asintio— No quiero que hables de esos temas con la empleada doméstica, porque me enojare. —asintio de nuevo— Y por sobre todo, si llegas a escuchar algún rumor, no lo creas. —y de nuevo asintió. JungKook tenzo su mandíbula, su pecho empezó a doler mucho al ver la carita triste y decepcionada de TaeHyung. Y carajo, el sabía que si su esposo solo asentía era porque estaba atemorizado.— Por favor, no te asustes. —el castañito se hundió más en la cama.— TaeHyung, solo no quiero que sepas eso.

—Yo no estoy preguntando nada. —contesto, teniendo el valor de verlo a la cara.— Eres tu qué con tus amenazas me lo dice todo.

—No te estoy amenazando. —dijo JungKook.

—Si lo haces, pero no importa —susurro  apartando la mirada del mayor— Solo soy un doncel. —la habitación quedó en silencio, TaeHyung se estremeció cuando la mano de su esposo le acarició la mejilla izquierda con tanta delicadeza.

—No puedo creer que después de estos dos años y medio juntos sigas pensando que eso significas para mi. —la voz le salió cortada, tan débil y triste. TaeHyung no se atrevió a levantar la cara, no lo hizo ni cuando escuchó la puerta abrirse y cerrarse.

[•••]

Volvió a suspirar, volvió a mirar por la ventana, era de noche y llovía, además hacia demasiado frío. Mordió sus labios con nervios porque JungKook no aparecía, llevaba una semana sin verle. No sabía a donde o con quien había ido, desde aquella discusión no supo nada de él. Lloro, lloro tanto que ahora sus ojos están un poquito hinchados, su nariz rojita.— T-Tonto. —sollozo de nuevo mientras limpiaba las lágrimas que salía de sus negruzcos ojos. ¿Por qué le dolía tanto que JungKook no estuviera?. La puerta fue tocada, con un poco de insistencia— A-Adelante. —pudo decir. La empleada de nombre Minja paso por su lado dejando una bandeja de comida en la mesita de noche.

—Joven amo, por favor debe alimentarse. —persuadio inquieta, TaeHyung se había negado a probar bocado hasta que su esposo apareciera.— Joven TaeHyung, él está bien, solo dele tiempo.

—Gracias por la comida, descansa. —respondio sin ánimos, ella solo asintió abandonando la habitación.

TaeHyung comprendió esa noche que JungKook era diferente, no era nada parecido a esos tipos que solo miraban a los Donceles como objetos que hacían bebés. JungKook, su JungKook lo amaba, y él lo amaba. Por eso le dolia tanto que no estuviera en casa, con el, como siempre había sido— Por favor, vuelve pronto.

[•••]

El bonito castaño se removió en la cama gracias a los ruidos que le quitaron el sueño. Oía que los empleados hablaban y hablaban detrás de la puerta, bueno, más bien tocaban a su puerta con insistencia. Con pereza y mucho sueño se levanto para abrirles— Buenos días, ¿Qué se les ofrece?. —pregunto algo somnoliento. Una empleada rió con ternura al ver lo bonito que se miraba el menor aún despertando.

—Mi joven amo, el capataz nos avisó que el amo y señor de la casa acaba de llegar, ahorita está en el establo. Pero estará aquí en unos minutos. —TaeHyung salió a toda prisa de la recámara, al solo escuchar que su esposo estaba de vuelta después de casi un mes lo alteró. Aún en ropas de dormir bajo escaleras rápidamente, los sirvientes de la casa sonrieron enternecidos, ellos habían visto como el castaño sufrió al no tener a su esposo cerca.

TaeHyung camino por el pasillo, donde estaba la puerta principal, la cual se abrió antes de que llegara a ella. Se detuvo, cuando observó al pelinegro entrar, se miraba cansado, sus cabellos estaban más largos y ondulados, seguía usando la ropa oscura de siempre. Las lágrimas se le acumularon en los ojos, un puchero involuntario se le salió cuando JungKook dijo:— Hola cariño. —y el menor corrió a sus brazos trepandose como un koala a su cuerpo, los sollozos se le escaparon. JungKook lo apretó a su cuerpo, escondió su rostro en el cuello de su bonito esposo.— No tienes idea de cuánto te extrañe. —confeso con toda la sinceridad del mundo. Estar un mes lejos le costó, pero fue necesario, tenía cosas que hacer del trabajo y eso le ayudo a reflexionar mejor sobre sus acciones.

—¡No vuelvas a dejarme!, ¡No lo vuelvas a hacer!. —por nada del mundo volvería a hacer eso.

[•••]

JungKook le besó el cuello de una manera diferente, se sentía raro pero demasiado bien que solo pudo ladear el cuello a un lado para que tuviera mejor acceso el mayor— Feliz cumpleaños número dieciocho Jeon TaeHyung. —murmuro contra su cuello, el castaño suspiro cerrando los ojos, amando en secreto esas caricias nuevas que estaba recibiendo.

—¡A-Ah! Ju-JungKook. —dijo dificultoso, el mayor rió ronco disfrutando también en como el cuerpo de su esposo reaccionaba.— Van... A vernos.

—No, no lo harán. —contesto divertido. TaeHyung miro a los lados, no era apropiado que los vieran en algo tan íntimo en medio de la cocina. Las mejillas se le calentaron más al sentir las manos traviesas de JungKook hacerse paso por sobre su camisa, tocando su piel, su cuerpo aún virgen.— No. —pidio. El pelinegro se detuvo al escuchar eso.

—Bien. —dijo, con la respiración agitada, pero se le estaba haciendo tan difícil controlarse. Lo había hecho por tres años, pero vamos, tenía necesidades y TaeHyung también.— Lo siento, volví a sobrepasar los límites. —el castaño negó, le gustaba mucho cuando JungKook lo tocaba así pero le seguía dando pena.

—E-En nuestra habitación.

—¿Qué dijiste?.

—En nuestra... —paso saliva, su cuerpo temblaba, pero ya era momento, además era su cumpleaños y de regalo quería que JungKook por fin le quitará la virginidad y quién sabe, solo tal vez quedar en cinta.—, habitación, hagámoslo en nuestra habitación.

—¿Seguro? No quiero obligarte, puedo esperar más tiempo.

—¡JungKook yo quiero!. —le dio un golpecito en el pecho con un mohín en los labios. A JungKook le brillaron los ojos, tomo de la cintura al menor enrollando sus piernas a su cintura. El camino a la habitación fue corto, también lo fue cuando JungKook lo encerró a ambos, se despojo de su ropa y con cuidado y paciencia lo hizo con la de TaeHyung. Quien suspiro al tener tan cerca la virilidad del hombre que amaba— ¿Va a doler?. —pregunto atemorizado.

JungKook rió bajo, besando fugazmente sus labios— Solo un poco, es tu primera vez. Pero te prometo que haré lo posible para que no duela mucho.

—Esta bien.

La habitación se llenó de gemidos agudos, de sollozos y movimientos acelerados con el pasar de los minutos. TaeHyung se movía al ritmo que JungKook llevaba, le encantaba como Jeon JungKook lo tenía montado, moviendo sus caderas de arriba hacia abajo, tocando ese punto sensible dentro de él que lo volvía loco, gimió tan alto que se escucho por todo el nivel de la casa, gemía cuando los dientes del pelinegro tenían contacto con sus pezones mandando corrientes eléctricas a todo su cuerpo, gemía cuando Jeon le comía la boca como todo un experto, gimió cuando sintió algo caliente y viscoso llenarlo por completo, gimió y suplico que lo volvieran a hacer, TaeHyung gimió incluso cuando JungKook le dijo te amo, era un mar de gemidos. Esa noche la espera paciente por parte de JungKook dio frutos, porque ambos disfrutaron de su primera vez juntos. Su primera vez, de las muchas que le seguirían y le siguieron esa noche, madrugada y al día siguiente.

[•••]

—Es tan bonito. —dijo el castaño, viendo la hermosa esfera de colores que JungKook creo con su magia, le encantaba ver los trucos y encantos que su esposo tenía. Así como ese día, donde disfrutaban de un momento a solas ellos dos, tomando el té en el patio. A TaeHyung no le gustaba salir mucho a aire libre, se enfermaba rápido estando fuera. El mayor lo noto y por eso le pasó el chupetín, TaeHyung lo vio haciendo un pucherito.

—Tengo diecinueve años, ya no voy a usar esa cosa de bebés.

—Tu eres un bebé grande, así que di A.

—Ño. —remedo divertido. El mayor de ahora veinticinco años sonrió picaro.

—Es por tu bien mi amor, tu cuerpo es un poco débil, y esto te ayuda a tener energía y el cuerpo sano. —el castaño suspiro un poco, aceptando tener el chupetín en la boca.

—Pero pudiste hacer otra cosa, ¿Por qué un chupetín?.

—Porque eras y eres un bebé, y te mirabas tierno llevándolo en la boca. —Tae gruño, ahora entendía, JungKook pudo crear un brazalete o algo, pero hizo un chupetín— Bien, haré un brazalete para ti. Eso siempre te mantendrá sano.

—Gracias. —susurro mientras se abrazaba de su brazo. JungKook aprovecho ese momento para llevar una de sus manos al vientre un poco abultado del castaño. Su bonito y tierno esposo estába esperando un bebé, el bebé que tanto deseaban y disfrutaron hacer.

—¿Qué nombre quieres que tenga?. —pregunto. Se sentía orgulloso y TaeHyung también.

—Si es niño HoSeok, si es niña HoSeokie. —contesto el castaño.

—Es el mismo nombre.

—No me importa, HoSeok es un nombre hermoso. Y HoSeok será ya dije. —JungKook sonrió un poco nervioso, su esposo se había vuelto un poquito histérico gracias al embarazo.

—Como tú quieras mi vida.

—Yo siempre quice tener un hermano, y sabes, quiero que nuestro bebé tenga uno. O tal vez dos o tres. —estaba de acuerdo con su bonito terrón de azúcar, pero la realidad era, qué tal vez eso no sucediera, pero quizá sí, solo el destino lo diría. Esa muy riesgoso para los Doncel tener un bebé mitad humano y mitad no humano. Pero JungKook era el brujo supremo, ya vería que hacia para que nada les pasará a sus dos tesoros. No soportaría perder a TaeHyung ni a su hijo, no cuando perdió a su propio padre de esa forma.— ¿Por qué estás tenzo? ¿Qué sucede JungKook?.

—YoonGi es mi hermano. —le dijo, sus ojos grises demostraron debilidad por primera vez en años. TaeHyung lo abrazo tan protector como pudo, solo lo escucho, atentamente y en silencio, dejando que se desahogara— El papá de YoonGi tuvo un Doncel. Cuando mi... Hermano nació, al papá de YoonGi ya no le interesaba tenerlo, solo quería al niño. Así que, le regaló ese Doncel a mi padre —odiaba a su padre por eso, nunca cambiaria— Mi padre bueno, tú sabes se quedó con el, y después nací yo... mi papá murió al darme a luz, su cuerpo era débil después del primer parto, tanto que tenerme a mi lo mato al instante. Al papá de YoonGi y al mío les gustaba presumir y alardear de eso con sus amigos, que habían compartido al mismo Doncel, sin saber que YoonGi y yo los odiabamos por eso. Pero yo, no soy como mi padre, y YoonGi tampoco es como el suyo. Nunca haría algo como eso, porque te amo TaeHyung y lo que menos querría es lastimarte y obligarte a algo que no quieras. Por eso, se que es casi imposible que tengamos más hijos, porque tu cuerpo no lo soportaría. —tomo de sus manos al menor, con la mirada en esos ojos tan bellos— No tendremos más hijos propios. —la primera lágrima se le escapó, a ambos—  Pero podemos adoptar, no hay que descartar esa opción. —sonrio, provocando que TaeHyung lo hiciera.

—Una familia, tendremos una familia muy grande. —afirmo. Porque no importaba si el no los llevaba en su vientre, los amaría y JungKook también.

—Así es, y así será Jeon TaeHyung.

[•••]

—¡HoSeok! No corras mi niño. —el pequeño de tres años le saco la lengua y siguió corriendo lo más rápido que sus cortas piernas se lo permitian.— Este niño. —TaeHyung cargo en brazos a su otro bebé, su bonito nene de hoyuelos hermosos. Tenía apenas año y medio, JungKook y el lo adoptaron a sus pocos días de nacido, sabiendo que tendría un hogar amoroso y lleno de vida.

—Cariño, vi correr a HoSeok por ahí, creo que cree que es un gato. Andaba maullando. —comento el mayor divertido. TaeHyung le miró mal.

—¿Por que no lo detuviste? Puede lastimarse si corre así.

—Ya aprenderá. —le resto importancia— Vaya, parece que Jeon NamJoon se digno a despertar. —canturreo el pelinegro divertido, el bebé estiró sus brazos pidiendo ser alzado por su papá brujo.

—Por cierto, tu hermano mando una carta diciendo que su esposo JiMin y el vendrán de visita.

—Ajá —dijo JungKook sin prestar mucha atención, era más importante jugar con su bebé— Miren quien aparecio, HoSeok. —el otro bebé rió bonito corriendo de nuevo por ahí.

—Quieren presentarnos al pequeño SeokJin. —TaeHyung alzó a su bebé de tres años, HoSeok había heredado el color de su cabello, pero heredero los ojos grises de su otro padre— Empezaré a preparar la cena, ellos llegarán en un rato.

—Esta bien mi doncel. —el castañito se sonrojo, JungKook solía decirle así a veces, lo decía con tanto orgullo y amor. Qué TaeHyung sabía, que era y seguiría siendo feliz, porque sin importar que, sin importar el estereotipo de su género, él era amado y amaba.

—¿Sabés que te amo?. —JungKook le observó, con admiración, su esposo ya no era el niño asustado que lloraba en la esquinita de la habitación. TaeHyung creció, maduro y sobre todo, aprendió a amarse y amarlo a él y a sus dos hijos.

—Lo sé —respondio el Brujo— Y siempre estaré agradecido por eso. —porque su plan al principio era solo tener un hijo, sin importar que. Pero, el destino le dijo y le aclaro que para cumplir ese deseo, debía amar y sobre todo valorar como si fuera el mayor tesoro del mundo, al hermoso niño de cabellos castaños. TaeHyung no solo era un doncel, TaeHyung era su vida entera,  porque el destino lo decidió y porque el decidió amarlo.

El quería que su descendencia perdurará fue la única razón por lo que lo hizo. A cambio, consiguió a un hermoso esposo, una vida feliz, una familia y sobre todo, obtuvo a TaeHyung.

Porque el amor, suele venir de maneras diferentes, para todos. Incluyendo a un Brujo mitad demonio y un chico con la habilidad Doncel.

FIN

¡Qué bonito me quedo esto!
Gracias por haber leído este OS, regalito por mis faltas de actualizaciones.
Por si no conocen la temática Doncel, es algo parecida al Omegaverse o Mpreg.

¡G R A C I A S!
Espero te haya gustado esta historia.

One fuera (O.o)

המשך קריאה

You'll Also Like

26.5K 3.9K 12
el matrimonio de jungkook y taehyung es arreglado. taehyung es alguien demasiado dulce y tierno, jungkook es alguien completamente opuesto a él y peo...
52.3K 5.8K 44
Los gemelos Kim son dos polos opuestos. Kim Taeyang es alegré y enérgico. Kim Taehyung prefiere quedarse en casa. Un día de la nada kim Taeyang de...
378K 24.8K 96
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
3.2K 187 4
Donde JungKook corta con TaeHyung y se arrepiente. ➢ᴋᴏᴏᴋᴛᴀᴇ/ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ ➢ᴍᴜɴᴅᴏ ᴘᴀʀᴀʟᴇʟᴏ (ʙᴛs ɴᴏ ᴇxɪsᴛᴇ) ➢ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ ᴄᴏɴ 3 ᴘᴀʀᴛᴇs. ➢ʙᴀsᴀᴅᴀ ᴇɴ ʜᴇᴄʜᴏs ʀᴇᴀʟ...