No Soy Para Ti - Michaeng G!P

By KimSon96

860K 44K 54.6K

Mina, una máster en negocios, está acostumbrada a tener todo y a todos bajo su control junto a su socia y mej... More

Piso 12
Mirar, Torcer y Abrir
La rarita
Las chicas como tu
Casso
El verdadero problema
¿Tu cuarto o el mio?
El camion de helado.
Nayeon.
No soy tu protectora.
No darle importancia a Son.
Los suegr?s.
La bella princesa y la princesa derrotada.
Mi aveztrucito.
Que se ponga el saco a quien le quede.
La vibora y el mito.
Proteccion.
De paso.
5 muertes + 5 errores= 1 arrepentimiento
Semaforizacion.
Tres citas y un desplante.
¿Primera cita?
Llego la pizza.
Te amo
¡DING!
La Farmacéutica
La caja azul de terciopelo
La hacienda.
Hasta aqui llegamos.
Una llega y otra se va.
La cuenta esta empatada
Sonidos de dolor, sonidos de alivio.
Temas pendientes.
¿El ultimo regaño?
Las castañas se divierten mas.
Wiwi.
Por fin.
Uuu... uuu
La verdadera razon.
Adios a la ballena.
Ray
¿Coco o llena?
Todos los caminos conducen a la fiesta
Que sea lo que Dios quiera
La ultima caricia.
Libreta de calificaciones.
C + M = x
Familia que crecen.
A pocos pasos.
Futuro.
El solo de Chae.
El solo de Chae 2.
El solo de Chae 3.
Anuncio!!
Espero lo lean.
Anuncio Nuevo

La precidenta

26.1K 946 1.9K
By KimSon96

Chaeyoung siguió amándola hasta que Mina alcanzó su cuarto orgasmo de la noche. La pequeña se había encargado de haberla recorrido toda y de que no quedara centímetro de su piel sin reclamar como propio. Pero, ahora, en un tiempo de descanso, la pequeña estaba sorprendida por lo que Mina le estaba diciendo.

— ¿Nunca, nunca? —preguntó, incrédula y mirando a la pelinegra que descansaba en su pecho. Mina todavía agitada y con los ojos cerrados, agitó la cabeza para mirar—. ¿Nunca más de un... nunca más de uno? —hizo la pregunta completa y volvió a tener la misma respuesta—. ¿Estás se...?

—Chaeyoung... —Mina no quería escuchar más la misma pregunta—. Bésame, por favor —pidió

Se fundieron en un abrazo de piel ardiente, muslos entrelazados, bocas sedientas y con los ojos cerrados y manos sin vergüenza. Mina deslizó su propia mano entre sus cuerpos y sorprendió a la pequeña al sujetarle el miembro. Chaeyoung se arqueó y gimió como si la hubieran herido de muerte. Su pene creció en la mano de Mina mientras el beso se profundizaba y los dedos de Chaeyoung separaban los labios de la vagina para hurgarla. No hallaban la saciedad, no existía fin.

—Quiero ponerme sobre ti —le dijo la ex castaña.

Chaeyoung sonrió.

—Puedes hacer conmigo lo que quieras —le dijo entregada.

Con mucho esfuerzo, se levantó del sillón y buscó otro condón; agradeciendo haber estado preparada para esa noche. Volvió a Chaeyoung y le colocó el preservativo bajo su atenta e intensa mirada. Cuando se acomodó, volvió a sentirse nerviosa por el tamaño de la chica.

—Ayúdame —le dijo suavemente a la pequeña y esta no dudó en seguir su indicación.

La ayudó a acomodarse y a deslizarse sobre su pene duro y caliente hasta que el cuerpo de Mina lo tragó por completo, el rostro de Mina pasó del dolor al placer en milésimas de segundos. Poco a poco, Mina se iba meciendo sobre Chaeyoung e iba encontrando el vaivén correcto.

Por su parte, Chaeyoung no atinaba a nada, se limitaba a admirar a la mujer que estaba sobre ella. Con sus pechos resaltando, le recordaba más que nunca al dibujo que había hecho sobre la pared de la oficina. Su Mina. Su amor. Su autoritaria y dulce mujer sin vello, pelinegra y de ojos color marron. Su dama. Ella nunca había estado en los planes de Chaeyoung, pero solo tuvo que abrir una puerta para encontrársela. En verdad la pequeña nunca había buscado enamorarse, pero Mina le provocaba una clase de pasión que jamás había sentido, ni siquiera con sus dibujos. Sin duda su vida había cambiado y ya no la podía pensar sin Mina en ella. El sentimiento que salía de Chaeyoung, el amor que sentía por la mujer que estaba moviéndose constantemente sobre ella la emocionó. La pequeña se incorporó para quedar frente a ella. Mina se acomodó y la recibió en su nueva postura.

—Mírame, por favor —le pidió la pequeña a Mina. Por unos instantes se contemplaron en silencio—. Eres lo más lindo que he visto en mi vida —le dijo, sincerándose.

—Tú eres lo mejor que me ha pasado en mi vida. Hiciste que naciera de nuevo, que volviera a recuperar a esa Mina que perdí y tanto quería que volviera —confesó.

El placer las sorprendió con los labios unidos y ambas gimieron en la boca de la otra hasta que se desarmaron sobre el sofá. Se quedaron quietas mientras recuperaban el aliento. Para malestar de la pequeña, Mina salió de ella y bajó del sillón para después caminar hasta la pared pintada por Chaeyoung. La pequeña se incorporó sobre sus codos para contemplar a la ex castaña.

—Adoro lo que hiciste —le dijo desde su lugar—. Podría pasarme horas mirándola —la pared era una pintura en sí misma.

La pelinegra se perdió en los detalles hasta que sintió como Chaeyoung la abrazaba por detrás. El pene de Chaeyoung se coló entre sus nalgas haciendo que Mina se mordiera sus labios, estaba cansada pero el deseo nunca cesaba.

—Este es el primer día feliz de mi vida. Y es gracias a ti —la voz de la pequeña hizo que un escalofrió la recorriera de punta a punta. Pero no era una mala sensación, al contrario; era una sensación de placer.

Mina pasó el nudo en su garganta y pestañeó varias veces para terminar con la picazón de sus ojos. Recordó las palabras de la hermana Spencer, Alex  y las de Yoongi:

"—Solo hay dos personas que han hecho lo que nadie pudo en semanas, una está bajo mi cargo y está armando su mochila para irse a tu casa este fin de semana. Y la otra eres tú. No sé qué tienes, chica, pero Chaeyoung está en tus manos."

"—Te cuento esto porque la misma Chaeyoung que pasó días y días esperando a que alguno de nosotros le diera la oportunidad de pintar la pared, que alguno le ofreciera la lata de pintura, es la misma que he visto que ha pasado días y días esperando en la vereda de enfrente, con su pose de costumbre, a que alguien la quiera, y ahora eres tú la que tiene la oportunidad de pasarle esa lata de pintura, no la desaproveches. Y no cometas el mismo error que yo, no la dejes sola cuando llegue la policía." 

Mina se giró para mirar a los ojos a la otra chica.

—Es el primero, mi amor, pero no va a ser el último —le aseguró, besándola—. Quiero más —le dijo la pelinegra, ansiosa.

— ¿Más? —Chaeyoung había subestimado a la chica.

—Mucho más —admitió, caminando hasta el sillón.

La pequeña sonrió como boba mirando el trasero desnudo de Mina.

— ¿Vienes o empiezo sola? —ese era el empujoncito que le faltaba para reaccionar y correr hacia ella.

Temprano.

A la mañana siguiente.

Mina la miraba dormir. Estaba acomodada en el pecho de la chica que dormía plácidamente boca arriba sobre el sillón. La pelinegra era consciente del esfuerzo titánico que había hecho Chaeyoung en el momento que ella alcanzó su primer orgasmo, la pequeña había aguantado hasta que las olas de placer habían cesado y después se había encargado de darle un nuevo orgasmo a la empresaria para después permitirse llegar ella misma. 

Mina la miraba intrigada. Si tenía que ser sincera, le llamaba poderosamente la atención la sabiduría sexual de la tatuadora y se preguntaba con fuerza si la mujer que había abusado de la chica en su niñez tenía algo que ver con esta Diosa del placer que dormía frente a ella. Mina suspiró tratando de despejar su cabeza, le resultaba imposible conciliar el sueño con todas las sensaciones que la dominaban. En especial la alegría combinada con el amor que sentía por la mujer que la acompañaba, eran sensaciones que por primera vez sentía y mantenían a millones de milésimas de segundo por hora sus pulsaciones. 

Despacio y con mucho cuidado, se escapó del brazo de Chaeyoung y abandonó el sillón. En cuanto intentó caminar, sintió una enorme molestia entre las piernas y sonrió orgullosa y sin poder evitar mirar al culpable de su no tan pequeño dolor que ahora dormía al igual que su dueña, nunca había sentido nada parecido, pero supuso que por el tamaño de Chaeyoung tenía que ser así. Se puso la camisa de botones de la pequeña y frenó en seco cuando sus fosas nasales sintieron un aroma encantador que, como amante de los grandes perfumes, pudo reconocer de inmediato.

—XS Black de Paco Rabanne —dijo en un murmullo, haciendo memoria. 

Se preguntó cómo no se había dado cuenta antes y cerró los ojos para volver a oler el perfume de la pequeña, se enamoró de la esencia inmediatamente. Volvió hacia el sillón y dejó un beso en la frente de la otra chica. El contacto hizo que la tatuadora girara para quedar boca abajo, con la boca abierta y con una parte de su cabello cayendo sobre su rostro. Miró la espalda de la chica por un momento, el centauro dotado de la parte baja ya no era un misterio para ella, es más, Mina había probado las dos partes de la chica, la mujer y el animal. Aunque, en realidad, si se ponía a pensar, Chaeyoung le había hecho el amor de la forma menos animal que podía pensar. Al contrario, había sido muy dulce y cuidadosa, eso la hizo preguntarse si existía una parte animal en la otra mujer. De alguna forma, la sola idea de Chaeyoung follándola por detrás con toda sus fuerzas la invadió y la excitó, recordándole parte de lo que había vivido durante la noche anterior. 

El siguiente tatuaje que vio la hizo volver a la realidad. Era el que menos le gustaba de todos: "rechazada." Salía en la leyenda sobre las dos figuras paternas que le daban la espalda a la niña que tenían en sus pies y Mina se obligó a recordar que la mujer cuya espalda estaba mirando, necesitaba una profunda curación. El resto de la espalda estaba libre de tinta y la empresaria pasó varios minutos imaginando lo que podía hacer Chaeyoung sobre ella La pelinegra sonrió. Besó la desnuda espalda y salió de su oficina rumbo al baño de ese piso.

La presencia de su secretaria la hizo darse cuenta de la hora que era. No se preocupó, ni se alertó demasiado, Jisoo era la primera en llegar; incluso antes que ella y lo hacía generalmente para tener todo perfectamente preparado para la llegada de Mina a la oficina. El resto de los empleados, con Momo incluida, no llegaban hasta mucho después.

—Buen día, Jisoo —saludó mientras caminaba al baño.

—Buenos días, señorita Myoui, espero haber cumplido a la per... —la mujer se quedó petrificada en el lugar cuando la vio caminar hacia el servicio con solo una camisa puesta.

El baño de la oficina era de exclusivo uso para las cuatro personas que trabajaban en ese piso: Momo, su secretaría, Jisoo y ella, así que Mina podía usarlo con total tranquilidad. El lugar no era de gran tamaño como el que tenían en su departamento, pero con las refacciones que la ex castaña le había logrado hacer, presentaba una total comodidad. Se refrescó en uno de los dos lavatorios y se miró al espejo, había varias marcas que se notaban con profundidad, pero la principal era la gran marca de felicidad que había en su rostro y que no se podía quitar, algunos la llamaban sonrisa. 

Antes de salir miró el cesto de basura y encontró los condones que al parecer Chaeyoung había arrojado allí, sonrió pensando en una pequeña desnuda caminando por los pasillos de su oficina, menos mal que ese piso era el único no vigilado por cámaras. Cerró la bolsa del cesto con cuidado, no queriendo imaginar la cantidad de bromas que se le ocurrirían a Momo si viera los cargados condones con la esencia de Chaeyoung en ellos.

Volvió al escritorio de su secretaria y la encontró en la misma petrificada pose, pero en vez de mirar a Mina, miraba a una perpleja pequeña que estaba con la cabeza torcida y agachada y que cubría su parte baja con uno de los pedazos de tela que habían puesto para que no se manchara el piso de la oficina cuando Chaeyoung la pintara, la pequeña se las había arreglado para hacerse algo muy parecido a un tapa rabo. Aún más en su timidez, le parecía una mujer adorable y totalmente tierna.

—Chaeyoung —la llamó Mina dulcemente.

La pequeña no perdió tiempo y dirigió su atención a la pelinegra. La sonrisa de Mina fue mayor cuando vio la felicidad en el rostro de la pequeña.

—Pensé que te habías ido —le dio la pequeña avergonzada mientras volvía a agachar su cabeza.

Mina llegó junto a ella y levantó su rostro.

—Jamás —le aseguró, mirándola directo a los ojos—. Buen día —le dio un corto pero dulce beso que Chaeyoung respondió ansiosa. Cuando se separaron, enterró su cara en el cuello de Mina—. Buen día, avestrucito mío —saludó de nuevo la empresaria, dejando un beso en el cuello de la otra chica. 

En cuanto sus cuerpos hicieron contacto, Mina descubrió la razón de la vergüenza principal de Chaeyoung. Alguien había despertado con ganas. La pelinegra soltó una pequeña risa por los quejidos disimulados de Chaeyoung.

—Sé que tienes muchas ganas de repetir lo de anoche —le susurró en el oído—. Pero tienes que entender que eres enorme y que me tiene que dar un poquito más de tiempo, ¿sí? —recibió la aceptación de la pequeña al mismo tiempo que un gruñido salía del estómago de esta última—. ¿Es tu pene quejándose por lo que dije o es que tienes hambre? —le preguntó graciosa y casi en silencio.

Chaeyoung asintió.

—Las dos cosas —agregó siguiendo la broma.

Mina rio y besó nuevamente a la chica para después separarse suavemente de ella.

—Jisoo... —la secretaria se había obligado a distraerse acomodando unos papeles. La voz de su jefa la hizo reaccionar—. Jisoo, ya conoces a Chaeyoung. Bueno, cuando la conociste tenía un poco más de ropa... —miró a la pequeña que parecía ajena a la conversación mientras que, agarrada bien fuerte de la mano de Mina, solo se limitaba a mirar curiosa a la pelinegra. 

Al parecer, poco le importaba a Chaeyoung que sus pechos estuvieran a la vista cuando los pechos de Mina se traslucían en su propia camisa. La tatuadora recordó las ganas con que los había chupado la noche anterior y su pene volvía a revivir.

—Chaeyoung... —la pelinegra le dio un apretón a la pequeña para que dejara de mirar sus pechos y le prestara atención— ella es Jisoo, mi secretaria personal y quien a partir de hoy va a cobrar el doble... —la cara de la mujer se iluminó. 

La pequeña se puso derecha para enfrentar a la secretaria. Torció su cuello y abrió su boca, con una sonrisa levantó su mano derecha y la agitó para saludar a Jisoo.

—Buen día, señorita Chaeyoung —le correspondió el saludo.

Mina le sonrió a la mujer por su amabilidad.

—Jisoo, ¿podrías mandar a pedir dos suculentos desayunos al lugar de siempre, por favor? —el estómago de su chica estaba dando un concierto—. Pídelo cuanto antes y cuando lleguen los llevas a mi oficina —agregó, tirando a Chaeyoung hacia ese mismo lugar.

—Por supuesto, señorita Myoui —motivada por su reciente aumento, agarró el teléfono para hacer lo pedido.

En cuanto cerró la puerta, se encontró con Chaeyoung mirándola intensamente desde la otra punta de la oficina.

—Ven aquí —usando su dedo índice derecho le hizo el gesto típico para que se acercara a ella. La pequeña sacudió su cabeza de manera negativa y Mina levantó su ceja, impactando como siempre a la otra chica—. Ven aquí —le insistió sin seña esta vez. Nuevamente la pequeña no le hizo caso. 

La empresaria sonrió pícaramente ante el desafió de la tatuadora y fue ella quien empezó a caminar hacia Chaeyoung, haciendo que la pequeña retrocediera cada paso que ella daba. La pared fue su peor enemigo cuando Mina la atrapó con su cuerpo.

— ¿Con que no querías ir hacia mí, uh? —le dijo, agarrándola de la cintura y dejando un par de besos en su cuello. Chaeyoung asintió pícaramente—. No me gusta que no me hagan caso —le dijo y pasó toda su lengua por el labio inferior de la boca abierta de la pequeña—. No quiero que dejes de usar ese perfume, me encanta como hueles —le dijo.

—A mí... a mí... me... me encanta todo de ti —le respondió una excitada pequeña.

Metió las manos debajo de la camisa y le pellizcó las nalgas. Nunca antes había visto un trasero tan deseable, tan comestible, pequeño y al mismo tiempo parado y regordete. La pequeña tenía tantas ganas de preguntarle porque se había fijado en ella, porque para ella no había razón alguna que lo justificara. Tenía muchas ganas de preguntarle si pensaba abandonarla, pero, en vez de eso, la besó largamente, despacio, saboreando su boca, jugueteando con la lengua de ella. Cuando rompieron el beso se perdieron en sus miradas.

—Quiero... quiero...

Mina besó a la chica.

—Tranquila, dime —la alentó.

—Quiero... yo quiero saber cómo estás. ¿Cómo... cómo te sientes? —finalmente dijo.

La pelinegra sonrió y le pasó la mano por la mejilla.

—Me siento feliz, muy feliz —contestó con mucha seguridad.

Chaeyoung la miró tratando de analizar la respuesta bajo la luz de sus ojos. Sin pensarlo, la pequeña arrastró la mano hasta la suavidad de la vagina de la ex castaña.

— ¿Te... te duele? —le preguntó insegura, lo que menos deseaba era hacerle daño.

Mina meditó la respuesta, no quería que la pequeña se negara a hacer el amor con ella tan solo porque sentía una molestia en sus partes.

—Estoy muy bien, Chae, me siento muy bien —contestó con la verdad. Chaeyoung estaba por avanzar según sus instintos cuando golpes en la puerta la frenaron.

—Tranquila —Mina pudo leer a la perfección la cara de frustración de la chica.

—Permiso —Jisoo entró como si fuera un caballo. Sin mirar para ningún lado dejó el desayuno en la mesita que estaba en frente del sillón y así como entró salió.

—Ven, hora de alimentarte —anunció Mina, riéndose por el puchero de Chaeyoung.

—Pero... pero... pero... —mientas Mina la arrastraba hacia el sillón, la pequeña miraba con anhelo la pared donde pensaba hacerle el amor a la pelinegra nuevamente.

—Pero nada, has hecho mucho ejercicio y necesitas alimentarte, y además yo también tengo hambre —esta confesión de Mina calmó los deseos de la pequeña e hizo que la empresaria la pudiera arrastrar con facilidad—. Además.... —Mina le estaba preparando una buena taza de café con leche y varias tostadas con dulce y queso—. Quiero que hablemos —le dijo a Chaeyoung. 

Aunque varias cosas de su rota lista habían perdido prioridad por el momento, había otras que la pelinegra quería hablar con la tatuadora.

Chaeyoung estaba sentada en el sillón de piernas estiradas cruzadas. Mina le pasó la taza y aprovechó para acomodarle el tapa rabo porque el rarón, que no estaba para nada calmado, quería salirse por todos lados. La pequeña miraba a la otra chica en su habitual pose. Antes de empezar, decidió darle una mordida a su propia tostada, estaba muerta de hambre y, además, ver a Chaeyoung regocijándose mientras come una factura recién mojada en su café con leche era una imagen digna de no perderse.

Mina tomó una servilleta y limpió la boca de la tatuadora.

—Quiero que hablemos de por qué no vas a hacer nuestro tatuaje —le dijo para empezar.

Chaeyoung la miró pensativa para después girar su rostro y empezar a rascar su cuello.

—Yo... pues yo... viajo. Yo viajo ese fin de semana —le dijo, mirando para cualquier otro lado.

Mina no sabía si enojarse por la mentira o reírse porque la chica que tenía frente a ella era pésima mintiendo.

—Chaeyoung... —llamó su atención—. Quiero que me digas la verdad, no se te da muy bien lo de mentir, cariño —el sobrenombre afectuoso hizo que la pequeña agarrara color—. Además, si ese fuera el caso, tampoco tatuarías a mis padres y Eunha me dijo que ese no lo suspendiste —sorprendió a la chica con ese dato.

— ¿Me prestas tu teléfono? —cambio rotundo de conversación por parte de la tatuadora.

Mina frunció su ceño.

—Claro, pero... —la pequeña se levantó inmediatamente y con el teléfono de la oficina hizo su llamada.

—Eunha... —Mina sonrió y adivinó el motivo de la llamada—. No me importa que duermas, estás despedida —dicho eso, colgó y volvió a su lugar en el sillón

— ¿Ya está? —todo el mundo sabía que la pequeña echaba a sus empleados millones de veces al día. Chaeyoung asintió y se metió a la boca otra factura—. Cuando termines de comerte esa facturita —le dijo Mina, acariciando una de sus piernas—, quiero que me contestes, ¿de acuerdo? —Chaeyoung tragó lo más rápido que pudo.

—No quería... no... yo no quería no hacerlo —le dijo—. El dibujo quedó hermoso —Mina pudo notar el cambio de color en las pupilas de Chaeyoung. Era la clase de brillo que se intensificaba cuando la pequeña hablaba de sus tatuajes—. Agregué todo lo que ustedes querían... tus pompones... y... y Momo tiene grandes... y ella y Sana se miran de una forma especial, eso no me lo pidieron, pero yo lo puedo ver en sus ojos —Mina sonrió ante el relato. Le encantaba disfrutar de esta parte de su chica, de reojo miró la pared pintada y se llenó de orgullo—. Pero pensé que no querías verme —Chaeyoung había vuelto al tema principal, haciendo reaccionar a Mina—. Además, cuando... bueno... cuando te fuiste yo... yo me volví a golpear —señaló su propio rostro—. Y si me veías no ibas a querer dejar que Nayeon estuviera conmigo.

Mina no daba crédito a lo bajo que se veía la pequeña a sí misma. Tampoco podía creer lo que había logrado con su amenaza implícita, que le hizo a Chaeyoung antes de dejar el departamento, de que sin ella o su padre, Nayeon no iba a poder volver unos días con la pequeña.

Mina se sintió avergonzada.

—Chaeyoung... —sin dudarlo le sacó la taza de la mano a la chica y al igual que aquella vez en la hamaca, se subió a sus piernas sin timidez. Ante la atenta mirada de la pequeña, agarró sus manos y las puso en su trasero—. Yo no quise decir eso, estaba enojada, me sentía impotente, y tú... tú solo me miraste ir —de paso le reprochaba su falta de acción—. No sabía cómo llamar tu atención, no sabía qué hacer para que me pidieras que me quedara contigo —agregó—, pero jamás, nunca, pero nunca dejaría que no vieras a Nayeon, al contrario —tomó el rostro de Chaeyoung con ambas manos—, voy a hacer todo lo posible para que bunny pase mucho tiempo con nosotras, contigo y conmigo —aclaró, mirando directamente a los ojos de la chica—. Me crees, ¿cierto? Por favor dime que me crees —insistió.

Chaeyoung la miró fijo, Mina se encargó de torcer el rostro de la pequeña con cuidado y ambas se sonrieron.

—Te creo —contestó la pequeña finalmente y guardándose ciertos temores por Nayeon.

Mina besó a la chica varias veces, algunos eran besos cortos y otros un poquito más largos.

— ¿Vas a tatuarme tú, entonces? No pienso dejar que nadie más lo haga... las agujas no son lo mío —ahora Chaeyoung era portadora de unos de los secretos de Mina.

Esta vez fue Chaeyoung la que se inclinó para besarla, más bien morderla, porque agarró todo el labio inferior de la chica con sus dientes.

—Muero por hacerlo —le dijo sin referirse al miedo de la chica, ya se iba a encargar de eso en el momento justo—. Cuando... cuando llegue de Londres hago el de ustedes primero y luego el de tus padres —le dijo.

—Entonces... —Mina sintió una punzada de celos cuando escuchó que la pequeña insistía con su viaje. Se bajó de la chica y simuló ordenar los utensilios que habían usado para desayunar para ocultar su rostro. Momo decía que en su cara se podía leer la irritación casi de inmediato y no quería que Chaeyoung se diera cuenta que no le gustaban para nada esos viajes—. ¿Te vas igual? —le preguntó en un tono neutral—. ¿Por cuánto tiempo? —agregó, asumiendo que la respuesta a la primera pregunta era afirmativa.

—Bueno... yo... supongo que será una semana mínimo, el tatuaje es grande y...

— ¿Es el que está en tu cuarto? —lo de una semana no le había gustado para nada. La ex castaña se alejó de la pequeña y se apoyó con sus brazos cruzados en su escritorio.

— ¿Lo viste... tú lo viste? —le sorprendía ese dato a la tatuadora.

Mina asintió.

—No me gusta —opinó.

Chaeyoung frunció inmediatamente el ceño.

— ¿No... no... no... no te gusta? —preguntó con tristeza.

—No. Es el dibujo más feo que he visto —agregó, mirando la reacción de la castaña. 

La cara de Chaeyoung fue devastadora, pasó a la tristeza absoluta, tanto que Mina no pudo sostener su mentira.

— ¡Chaeyoung! —pisó fuerte el piso—. Por supuesto que me gusta, es hermoso. Todo el hermoso castillo, con sus monumentos y flores y el balcón con las dos personas besándose... es de lo mejor que he visto —Chaeyoung la miraba confundida y eso la hizo agachar la cabeza—. Pero no quiero que te vayas a ese lugar, sola. Quiero que te quedes conmigo y me sigas dando besos y...

Poco le duraron los pucheros cuando sintió a la pequeña agarrándola de su cintura para sentarla en su escritorio.

—Quiero hacerte el amor aquí —le dijo Chaeyoung mientras besaba su cuello y con una mano se las ingeniaba para desabotonar la camisa.

La empresaria solo se limitó a mirarla. Chaeyoung terminó de quitarle la camisa y se quedó mirándola también. La luz del día se reflejaba en el rostro de la ex castaña y le daba un color más claro a esos hermosos ojos cafés. Con el índice, Chaeyoung la recorrió desde la base del cuello hasta el rosado monte de venus.

—Nuestras pieles... —dijo en voz alta, haciendo que Mina mirara al mismo lugar que miraba Chaeyoung—. Nuestros colores contrastan. Yo soy pálida y tú estás algo bronceada —le dijo.

Mina observó con detalle. Era cierto, la mano de Chaeyoung parecía transparente sobre su bronceado y plano vientre rodeado de pequeñas pecas.

—Estos pequeños vellos... —ahora la pequeña se entretenía acariciando los tres o cuatro vellos que Mina tenía bajo su ombligo y que formaban una muy fina línea.

Avergonzada, Mina dijo: —Hoy mismo me los quito.

— ¡No! —exageró Chaeyoung—. No lo hagas —agregó—. Me gustan —los acarició nuevamente. 

Cuando se deshipnotizó de esa parte del cuerpo de Mina, separó los dedos y abarcó toda la superficie de las costillas, de un lado al otro. Agachó su cabeza y le lamió el ombligo y sintió las manos de ella enredarse en su cabello. Pudo sentir el temblor en el cuerpo de Mina acompañado de una respiración entrecortada. Los pezones de la pelinegra respondía inmediatamente, se endurecían y tomaban un color rosa intenso que volvía loca a Chaeyoung.

Sin permiso alguno, bajó rápidamente a Mina del escritorio donde ella misma la había sentado y le dio vuelta. La ex castaña tuvo que apoyar sus manos en el mueble para no caerse. La pequeña la obligó a enderezarse y se ubicó detrás de ella. Le tapó su depilada vagina con una mano.

— ¿Lo ves? —le dijo al oído—. ¿Ves la diferencia de colores? —preguntó nuevamente. Mina no supo por qué, pero el contraste la impresionó y la excitó aún más. Sintió crecer el pene de Chaeyoung en la base de su espalda y soltó un sollozo cuando la otra mano de la pequeña masajeaba sus pechos.

—Tócame —le rogó Chaeyoung, y Mina tomó su miembro con delicadeza. Chaeyoung empezó a temblar y se encorvó.

Le dio vuelta por sus hombros y la obligó a enfrentarla para besarla. Mina no perdió tiempo y con su mano libre apretó una de las nalgas de Chaeyoung, haciéndola gemir en su boca

—Basta, por favor —le suplicó la pequeña—. O voy a acabar antes de empezar —le advirtió.

Mina con una sonrisa la soltó.

—Ve por un condón —le dijo.

Desesperada, Chaeyoung salió en busca de lo pedido y volvió con un paquetito en sus manos.

—Solo queda uno solito —le informó enormemente preocupada.

Mina no evitó soltar una carcajada.

—Mi vida, no creo aguantar más tampoco —besó a la chica, tratando de sacarle su tristeza. Después del beso, tomó el preservativo de sus manos y se encargó ella misma de ponérselo

— ¿Cómo dormiste? —para sorpresa de Mina, la pequeña cambió de conversación interesándose en ese detalle.

Mina terminó de hacer lo que estaba haciendo y se abrazó a la pequeña.

—No dormí en toda la noche —informó para lograr que la tatuadora la mirara intensamente—. No podía hacerlo —le explicó—. Estaba muy feliz de tenerte conmigo, de poder cuidarte y de poder demostrarte cuanto te quiero y necesito conmigo —le dijo, dándole tímidas caricias. 

Apoyó la punta de sus dedos para trazar cada músculo de la pequeña, empezó por los de sus brazos, pasó por los pectorales, rozó los pezones de Chaeyoung y terminó en los abdominales marcados de la chica. Chaeyoung la contemplaba en silencio, atenta al movimiento de sus manos, que cada vez era más intenso y con picardía. Los ojos de Chaeyoung estaban fijos en el rostro de Mina lleno de deseo. Finalmente Mina llegó a su pene, lo sostuvo y le acarició los testículos.

—Por Dios —tembló Chaeyoung, que aprovechó el hombro de la ex castaña para descansar su frente.

—Quiero tenerte de nuevo dentro de mí, Chae, por favor —le susurró Mina al odio.

Chaeyoung volvió a subirla al escritorio usando su fuerza. Las piernas de la empresaria rodearon su cintura, y la pequeña, que la sujetaba del trasero, la movió hasta que su pene halló la entrada. La penetró con lentitud esperando a que Mina se adaptase al intruso.

— ¿Estás bien? —Mina, como en trance, solo asintió—. Dime que te gusta, por favor —le rogó Chaeyoung con la necesidad de tener aprobación de lo que estaba haciendo.

—Sí... me encanta. Me gusta. Oh Dios, Chaeyoung... por favor...

Chaeyoung salió de ella y volvió a entrar con mayor fuerza. Mina gimió y se contorsionó. De nuevo, la pequeña salió y entró, quería repetir la operación hasta estar segura de que ella estaba lista para recibirla en su totalidad. Además, los pechos de Mina la entretenían. La tatuadora se estaba divirtiendo bastante haciéndolos suyos, succionándolos. Con un fuerte embiste que logró moverla del escritorio y tirar varias cosas de allí, Chaeyoung se metió dentro de la pelinegra y la llenó. El grito de Mina la detuvo de inmediato.

— ¿Te lastimé? ¿Te hice daño? ¿Estás bien? —preguntó angustiada.

—No... no pares... es que sentí una corriente eléctrica dentro de mí, hasta el ombligo. No pares, Chaeyoung, por favor —suplicó la empresaria.

Segundos después, los gritos de Mina la hechizaron. La absorbió con la mirada en tanto ella se consumía en el alivió y caía, liviana, sostenida solo por el pecho de Chaeyoung. La pequeña alzó a la ex castaña y la llevó de vuelta al sillón. En cuanto la sentó, los movimientos de la pequeña volvieron a empezar. Mina le buscó los labios y el beso fue fulminante. Chaeyoung apartó la boca para liberar el placer, y a Mina le dio impresión de que su grito traspasaba los muros e inundaba la oficina. Chaeyoung terminó derrumbada sobre las piernas de Mina y la alfombra de la oficina. Con una sonrisa, Mina aprovechó para sacarle el condón con cuidado, cada vez que rozaba su miembro, la pequeña se agitaba con un espasmo. Como pudo, limpió a la chica y la recostó junto a ella en el sofá, una tela blanca las tapaba. Las caricias no cesaban, los besos no sobraban, necesitaban seguir tocándose.

—No... no... no te enojes por el viaje —le dijo Chaeyoung finalmente—. Es para alguien importante y necesito esos días para hacerlo bien —explicó jugando con los vellos del estómago de la pelinegra que tanto le gustaban.

— ¿Ese alguien es de la corona de Inglaterra? —Mina tenía una leve sospecha que confirmó cuando recibió la afirmación de la chica—. Me gustó mucho el dibujo que vi en tu cuarto, aunque la sombra izquierda que le pusiste al castillo es probable que haga pasar desapercibido a uno de los monumentos —Chaeyoung frenó su juego y buscó la mirada de la empresaria—. ¿Qué pasa, Son? ¿Crees que eres la única que sabe de arte? —le preguntó con su ceja levantada.

La pequeña puso su cara de idea mientras se divertía delineando la traviesa ceja.

— ¿Crees que... tú crees que... sería mejor que en vez de sombra le haga un fondo oscuro? —preguntó su opinión.

Mina pensó, tratando de imaginar el dibujo que había visto, la idea de la pequeña encajaba a la perfección.

—Eso me gustaría mucho más —aprobó, sacándole una sonrisa a la chica.

Chaeyoung la besó directo en sus labios para después prenderse de uno de los pezones sensibles de Mina.

—Chaeyoung... —se quejó. De verdad no podía más—. No más, por favor —agregó, sintiendo la lengua de la pequeña jugar con su pezón.

— ¡MINA! ¡PELINEGRA SIN CULO! 

La puerta se abrió de repente dejando ver a una Momo irritada. La pelinegra no perdió tiempo y cubrió a Chaeyoung con la tela. Lejos de asustarse, la pequeña ni se inmutó. Al contrario, siguió saboreando el pecho de Mina como si nada.

— ¿SE PUEDE SABER DESDE CUÁNDO TU SECRETARIA ME PROHIBE ENTRAR A TU COCHINA OFICINA? —hasta ahora solo miraba a una aturdida Jisoo, que la miraba enfadada debajo del marco de la puerta—. PORQUE DÉJAME DECIRTE QUE —por fin miró al sillón—. ¡Oh mi Dios! ¡Oh mi Dios! —la japonesa se tapó la boca—. Mina, amiga... ¿estás? ¿Estás? ¿Estás? —Momo estaba trabada—. ¿Estás con alguien? —finalizó, mirando a Jisoo. 

La mujer miró a Mina rápidamente y a la ex castaña no le quedó otra que girar sus ojos y morder sus labios cuando la tatuadora dibujó su areola con su lengua.

—Sí, Moguri, estoy con alguien, así que por favor sal de mi oficina —le pidió, sabiendo que no la iba sacar tan fácilmente y rogando que la pequeña se decidiera salir de su pecho.

—No me hagas reír ¿quieres? Hasta tu enorme inexistente culo sabe que no voy a poner un solo pie afuera de esta oficina hasta que no sepa quien está allí contigo —Mina sintió un suave ruido como "¡plop!" y tuvo que apretar la cabeza de Chaeyoung contra su pecho para que la pequeña no saliera a defender el trasero de la ex castaña. 

Momo la miró con sospecha y recorrió el cuerpo escondido con su mirada.

—Entonces... —Momo se acercó al sillón—. Dime una cosa, pelinegra sin culo —dijo el sobrenombre totalmente a propósito

Otra vez Mina tuvo que frenar a Chaeyoung haciendo aún más fuerza. Chaeyoung desquitaba su frustración succionando cada vez más los pechos de Mina y cada vez que Momo insultaba su trasero, la pequeña le daba un rápido tirón a sus pezones, la pelinegra no sabía si relajarse y gozar o llamar a seguridad para que sacaran a Momo a patadas para volver a hacer el amor con Chaeyoung.

—Momo, sal de mi oficina ahora mismo —insistió con necesidad.

Momo dejó que su malvada sonrisa se viera.

— ¿Sabes que es lo que más me molesta de ti, Mina? —le dijo—. Lo que más me molesta es tu culo. ES ENORME, GIGANTE, EXTRATOSFERICO. ES UN CULO MUTANTE.- intento de otra manera, lo cual resulto.

—EL TRASERO DE MINA ES PERFECTO —esta vez no la había podido frenar. 

La pequeña había salido debajo de la tela y sin vergüenza alguna de mostrar sus pechos, había defendido el maravilloso atributo de su chica. Una vez que defendió a su doncella, se volvió a esconder.

— ¡LO SABÍA! ¡SABÍA QUE ERA LA RARITA CON SU RARÓN! ¡DIOS MÍO! —otra noticia para procesar—. ¿PROBASTE AL RARÓN? ¿Y SIGUES VIVA? —Momo no salía de una noticia cuando caía en otra

—No, Momo, no— ¡CHAEYOUNG! —ni lerda ni perezosa la pequeña había vuelto a lo que estaba haciendo—. Dame un segundo —le dijo a Momo y se metió debajo de la tela ella también—. Chaeyoung, corazón, ¿puedes dejar a mis pechos descansar un poco? —le pidió, tomándola de la barbilla para incentivarla a que le hiciera caso—. Además, tenemos una situación aquí arriba —puntualizó.

La pequeña asintió con su boca ya libre y junto a Mina salió a la superficie para encontrarse con una Momo perpleja. La pequeña de inmediato se escondió en el cuello de la pelinegra.

—Momo —le dijo Mina—. ¿Serías tan amable de retirarte así Chaeyoung y yo podemos cambiarnos tranquilas? —estaba tan animada y relajada que ni siquiera podía poner sus mejores caras.

Momo evaluó sus opciones y miró a su amiga.

—Está bien —finalmente cedió, sorprendiendo a la pelinegra por la facilidad con la que la convenció y con la rapidez que salió la japonesa de su oficina. 

Mina debería haberse preocupado, pero ahora mismo su prioridad era tratar de calmar a una excitada pequeña que estaba respirando en su cuello y que jugaba peligrosamente con sus pequeños vellos debajo de su ombligo, al parecer era la nueva obsesión de la tatuadora.

Mina se mordió fuerte el labio.

—Chae, avestrucito mío. Tenemos que vestirnos —le dijo. La pequeña negó en su cuello, haciendo sonreír a Mina—. ¿Quieres quedarte todo el día así? —hacía las preguntas totalmente a propósito y sabiendo que la pequeña iba a asentir—. ¿Y tu trabajo? —una encogida de hombros fue la respuesta de la otra chica—. ¿Y Momo? – seguía con las preguntas y seguía obteniendo encogidas de hombros como respuestas.

—Vayan pasando, por favor —la voz de Momo se escuchó inmediatamente después de que la puerta se abriera y un montón de gente ocupara la oficina de Mina.

— ¡Qué carajo! —la pelinegra sintió como Chaeyoung se aferraba más a ella—. ¿QUÉ DEMONIOS HACEN AQUÍ? ¿DÓNDE ESTA JISOO? 

Cada vez entraba más gente y cada vez más gente se quedaba mirándola.

—Aquí estoy, señorita Myoui —del tumulto de gente salió una pequeña mujer toda despeinada—. La señorita Hirai Momo citó a todos a una reunión de personal urgente —comunicó.

—Voy a matar a Momo —gruñó la empresaria—. Oigan todos, silencio —no logró nada, el murmullo era generalizado—. Tapate los oídos, corazón —le susurró a Chaeyoung en el oído. 

La pequeña apretó fuerte un oído contra Mina y el otro se lo tapó con su mano. Mina besó su cabeza y después tomó aire.

— ¡SILENCIO! —en la oficina se escuchó solo la risa de Momo—. ESCUCHEN TODOS, NO EXISTE LA REUNIÓN DE PERSONAL QUE MOMO LES DIJO. EL QUE NO SALGA DE MI OFICINA EN MENOS DE DOS SEGUNDOS VA A PASAR A BUSCAR SU INDEMNIZACIÓN POR LA OFICINA DE PERSONAL, ¿ENTENDIDO?

No dejó lugar a dudas. En menos de dos segundos la oficina se vació.

—Eso iba para ti también, Momo —le dijo—. Momo... —la japonesa le estaba dando la espalda a su socia. Se había quedado mirando la pared pintada.

Mina quitó la mano que tapaba uno de los oídos a Chaeyoung y le habló.

—Creo que hipnotizaste a Momo —el dibujo había atrapado a la japonesa

— ¡Wow! —Momo las miró—. ¿Esto lo hiciste tú, rari? —preguntó aún sorprendida—. Está genial —agregó.

Chaeyoung se puso colorada de inmediato y Mina se mordió el labio para no reírse.

— ¿Lo pintaste con tu brocha personal o qué? —ya empezamos con el humor raronistico.

Chaeyoung agitó la cabeza inocentemente.

—Lo... lo... usé aerosol y en algunos lados la brocha solamente... —Momo y Mina se miraron y rieron, Chaeyoung descifró de lo que estaban hablando y se escondió en el cuello de Mina, avergonzada

Mina le dio un beso en el cuello.

—No nos hagas caso, nosotras somos las pervertidas —le dijo, mirando desafiante a su amiga, pero la encontró jugueteando con su celular.

—Sana dice que las felicita y que ya era hora —leyó el mensaje—. También pregunta si puedes caminar, Minari, porque de no ser así entonces traerá una camilla para ti —le informó—. Y quiere que esta noche nos juntemos a cenar los seis en el departamento —agregó.

La empresaria giró sus ojos por no sé qué número de vez en lo que llegó Momo.

—Dile que ya lo veremos y por favor, por favor, sal de mi oficina —no la aguantaba más.

—Ya confirme tu presencia, Minari, además le dije que la rari cocinaba —Chaeyoung se levantó de su escondite y giró su cuello rápidamente.

— ¡Auch! ¡Auch! —le había tirado el cuello.

—Chaeyoung, despacio —la retó Mina.

Mientras Mina sobaba su cuello, Chaeyoung la miraba confundida.

— ¿Tengo que... yo... tengo que cocinar... yo... en tu departamento? —preguntó.

—Buenoooo. Nos vemos después —la japonesa tiraba la bomba y se iba.

La empresaria vio la oportunidad de sacar otro tema de conversación.

—Bueno, tal vez pueda ser tu nuevo departamento también —le dijo con cuidado, terminando con el masaje.

Chaeyoung la miró seriamente.

—Pero... pero yo... yo ya tengo departamento —no había entendido.

— ¿Y qué pasa si yo quiero que te vengas a vivir conmigo en mi nuevo departamento? Digo... —se apresuró a explicar—. Tú me contaste que tu psicóloga te obligó a tener compañeras de cuarto, bueno, como yo no quiero que estés sola...

— ¿Y con los nuevos que hago? —esa pregunta no se la esperaba.

— ¿Qué nuevos? —le preguntó Mina.

— ¿Los nuevos compañeros? —Chaeyoung se rascaba su cuello, nerviosa.

— ¿Tienes nuevos compañeros de piso? —su temor se había hecho realidad—. ¿Quiénes? ¿Son mujeres? ¿Son lindas? —que no salte lo obvio.

La pequeña agitó su cabeza y dejó un poco más tranquila a la ex castaña.

—Aún no, pero puse el aviso y supuestamente a partir de mañana voy a recibir gente interesada. ¿Estás bien? —la pelinegra se había levantado del lugar y se estaba vistiendo.

—Claro. Por supuesto que estoy bien, solo que ya es hora de que me ponga a trabajar. Vístete que le digo a Jisoo que te acompañe al estacionamiento, así te dejan salir tranquila —una vez vestida ya se iba de camino a la puerta cuando un brazo la freno.

Desnuda como Dios la trajo al mundo y con una carita sumamente triste y torcida en su habitual pose, la miraba Chaeyoung.

— ¿Me... tú... me quieres elegir a mis compañeros? —le preguntó, deduciendo correctamente el motivo de enojo de Mina.

La pelinegra se enfocó en Chaeyoung.

—Sí, ¿puedo? Me quedaría mucho más tranquila —le dijo sinceramente.

La pequeña abrió la boca y después de varios segundos habló.

—De acuerdo. No te enojes conmigo, por favor —le suplicó.

Mina se acercó a ella y la abrazó.

—Perdóname, recién te encuentro y me da mucho miedo perderte —confesó.

— ¿Y yo? —fue la pregunta de la otra chica

— ¿Y tú qué? —Mina no sabía a qué se refería

— ¿Cómo hago para no perderte? —completó, logrando la mirada de la pelinegra sobre ella—. Tengo miedo de cerrar los ojos, abrirlos y que tú ya no estés junto a mí —otra confesión.

Mina acarició el rostro de la castaña.

—No sé cómo hacerte entender que jamás me voy a ir de tu lado, que pertenezco junto a ti, que eres el lugar donde quiero estar y que yo voy a ser quien cierres tus ojos con mis besos y quien los abra con mis manos...

— ¿Vas a ser mi novia? —la pequeña la interrumpió al mismo tiempo que la hizo sonreír.

—Solo si tú eres la mía —contestó Mina.

Chaeyoung asintió con efusividad.

—Sí, sí lo soy —por si no quedaba claro.

Mina largó una carcajada y se abalanzó sobre la boca de su chica.

—Señorita Myoui, siento interrumpir, pero— OH DIOS MÍO —Jisoo había descubierto el rarón.

Mina tapó a su chica con su propio cuerpo.

—Oye, Minari, creo que vas a necesitar una nueva secretaria —Momo no perdía tiempo y llegaba a pasar su mano por los ojos abiertos de la mujer.

— ¿Crees que esté bien? —le preguntó la pequeña a su chica mientras la japonesa trataba de hacerla reaccionar.

—No lo sé —le respondió sinceramente.

—No, no hay caso. Alguien más que no puede con el rarón. Ya somos cuatro en el club de fans rari, nos puedes llamar: "Las raroncitas" —habían pasado una tarde entera con Sana inventándose un nombre.

Mina se rio del chiste de su amiga y se acercó al odio de Chaeyoung.

—Yo soy la presidente del club —afirmó.

La pequeña solo asintió.

Continue Reading

You'll Also Like

49K 5.5K 33
La paciencia es la mejor compañera para el amor, pero... ¿ Hasta cuándo dura ? [ Historia con capítulos cortos ]
14.3K 2.1K 20
Myoui Mina es la princesa del invierno a sus 20 años de edad no había conocido lo que era el amor hasta que conoció a son Chaeyoung la princesa de l...
176K 16.1K 60
Donde Mina siendo una de las mejores psiquiatras de Seúl es contratada para poder tratar con una chica un tanto especial Pero con el tiempo no sabrá...
5.6K 605 38
¿Cielo O Infierno? Una historia en donde un chica "común y corriente" no sabrá que hacer con sus problemas. Problemas que implican el no saber identi...