1005
La noche muchas veces me traía paz, pero ahora...
Ahora no puedo ni cerrar los ojos porque lo veo a él, sus bonitos ojos brillantes abiertos por la sorpresa de mi beso o sus mejillas sonrosadas y su boca medio abierta por mi actuar.
Tampoco puedo mantenerlos abiertos porque comienzo a imaginar mi cuerpo sobre el suyo, rozando nuestras pieles, quemandonos en el infierno y volando al cielo por segundos.
Oh madre mía, dame paciencia.
↪