Mariposas -Wigetta

AliceHurting द्वारा

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Guillermo es un adolescente tímido e introvertido con muchos problemas personales que se convertirá en la obs... अधिक

Mariposas.
Mañana todo será mejor.
El primero
Volveré por ti.
Presentaciones familiares.
Mariposa traicionera.
Besos crueles.
Entre sueños y pesadillas.
Final - Hogar.
Entre tus alas.

Golpes y cerveza.

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AliceHurting द्वारा

-¿¡Lo dijiste sí o no!? –

-No, ya te explique - --

-¡Eres un mentiroso, confíe en ti, eres el único aparte de Alex que lo sabía! –

-¡Joder, ya cállate! Todos nos están viendo, ya te dije que yo no fui –

-No te creo, es más, ya no quiero volver a verte –

 

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¡Mierda! Otra vez. ¿Por qué últimamente soñaba tanto con él?

Me levante despacio, estaba bastante agitado y transpirado, tome un pequeña ducha, me cambie y baje las escaleras al living.

-Papá –Susurre mientras los veía tirado en el sillón, tenía una botella de vodka, media vacía en su mano y otras más regadas en el suelo.

Tome una cobija y lo tape con ella.

-Descansa, papá – Susurre mientras besaba su frente.

La verdad, la relación con mi padre era pésima, más después de lo de mi otro padre, pero no dejaba de serlo.

-¡Guillermo! –Escuche el grito en cuanto puse un pie en la acera.

-David –

Nos encaminamos al instituto, bueno, yo al instituto y él a la universidad.

-Tengo un rato libre ¿Te quedas conmigo? –Menciono David haciendo ojos de cordero degollado.

-No, tengo clases –

-Anda, si eres uno de los mejores de la clase. Además es biología, a ti te va súper bien. Por favor, aquí todos son unos cerebritos, no tengo amigos –Comento de forma dramática.

-Ok, vamos –Dije mientras rodaba mis ojos y nos encaminamos al interior de la universidad.

La verdad era que me iba muy bien en clases, claro, menos en matemáticas, pero dejando eso de lado, me iba muy bien en el instituto. En el camino nos encontramos con Eva, la hermana mayor de Alex y por alguna razón, yo no le caigo bien.

-Los niños no pueden estar aquí –Remarco con su chillona voz mientras meneaba su lacio cabello.

-Me acompaña a mí y yo si estudio aquí, muévete- Dijo David mientras pasábamos por su lado y nos encaminamos al jardín –Idiota –Murmuro fastidiado viendo a Eva con sus amigas -¿Por qué dejas que te trate así? Es una malcriada, si sigues así de tonto te pasaran por arriba –

-No importa, además no es como si la opinión de Eva fuera muy importante en mi vida –

Unos minutos después David entro a clases, como era de esperarse la clase de biología ya había empezado y me toco ir al salón. Termine haciendo la tarea de Matemáticas, que por cierto odio.

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-Ah ¿Qué haces? –

-Te acaricio –Dijo mientras besaba mi cuello y sus manos se adentraron en mis pantalones –Me encanta cuando no usas ropa interior –Murmuro contra mi cuello y sentí mi cara arder.

Su mano atrapo mi miembro acariciándolo suavemente. Estamos en casa de David, él me había llevado hasta su habitación alegando que teníamos que estar un rato solos. Estaba bastante caliente y la verdad lo necesitaba, hasta el momento nuestros "Juegos" no habían pasado e nivel, pero cada vez sentía que lo necesitaba más y más.

-¿Pero qué hacen? –Gritó Manuel abriendo la puerta de golpe y nosotros nos congelamos, unos minutos más tarde nos encontrábamos en el piso de la habitación de David riéndonos a carcajadas.

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-Está mal- Susurraron en mi oído.

Di un pequeño brinco en mi propio asiento mientras lo observaba.

-¿Qué te pasa? Me asustaste –

Iba a voltear la cabeza pero me tomo de la mejilla.

-Cuando es de más de dos cifras, te saltas un espacio –Susurro cerca de mis labios

Lo conocía, era el chico nuevo ¿Cómo se llamaba?

Samuel.

Ayer, poca importancia le había dado, es más la única vez que intente ser amable me dejo con la palabra en la boca y lo peor, Mario ya lo había marcado como su territorio.

Lo mire fijamente, sus cabellos castaños, era lacio y a simple vista brilloso y sedoso, lo llevaba con una elegancia impecable, su piel era blanca, firme y cremosa, su rostro varonil y llamativo, labios carnosos y finos a la vez y unos hermosos ojos marrones.

No sé en qué momento sus labios tocaron los míos, intente resistirme y alejarme pero su mano atrapo mi cabeza, acariciando mis cabellos y ejerciendo más presión en mí, para acercar nuestras bocas. No sé en qué momento comencé a corresponder el beso, sólo sé que se sentía muy bien. Sus manos me acariciaban en el lugar exacto, su mano bajo tan dentro de mi pantalón que rozo mi miembro, mi "Pequeño recuerdo" Me había dejado bastante excitado y este chico era un verdadero dios. Sus brazos eran firme y musculosos y tenía una espalda muy ancha, abdominales perfectos, por dios Samuel de Luque era un maldito dios griego. Su mano derecha se adentró por mi ropa interior ¿En qué momento había desabrochado mi pantalón? Estaba por tocarme cuando...

-¡Samuel! –

¡Muerda! Volteé la cabeza, sólo para encontrarme con el pelinegro que echaba fuego por los ojos. Me levante apresurado y me aleje de allí ¡Maldición! Ni siquiera oímos el timbre.


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-Guille, oye ¿Qué te paso? Estás muy rojo –

-Na-nada Alex, sólo venia corriendo, llegue tarde –Mencione nervioso mientras sonreía falsamente.

-Claro, vamos al jardín –Comentó no muy convencido.

Caminamos en silencio y nos sentamos bajo un frondoso árbol.

-¿Sabes? Este sábado haré una fiesta en mi casa ¿Vendrás temprano a ayudarme, cierto? –

-Cierto ¿Quién más te ayudaría? –Mencione con sarcasmo y recibí un abrazo marca Alex que a pesar de ser tan pequeño casi rompe mi clavícula.

Alex dejo de abrazarme y sus ojos se enfocaron en alguien detrás de mí, di media vuelta y mis ojos chocaron con unos marrones, él sonrió de lado y se alejó.

-Me sonrió, me sonrió –Menciono Alex alegre ¡Oh, no! –Es guapísimo ¿No lo crees? –

-Eh sí, supongo, no es feo –Murmuré.

-Por dios, Guille ¿Estas ciego? Sabía que tenías mal gusto pero no tanto –Exclamo dramático.

-¡Oye! –Me queje –Es sólo que el chico, se ve frió y déspota y arrogante, a mí me gustan más románticos y dulces –

-Y tontos –Me interrumpió.

-Mario ya lo nombro  como su propiedad –

-Me vale Mario –Dijo frunciendo el ceño –Como sea, lo invitare a mi fiesta, que suerte tienes Guille, lo tienes al lado –

-Claro –Murmuré.

-¿Crees que vaya? –Pregunto mientras nos encaminábamos al salón.

-No sé, pregúntale –

No pensaba decirle a Alex lo que paso, además no pasó nada. Sólo un beso, el chico debe tener complejo de superioridad o algo y quiere que todos los hombres y mujeres lo veneren. Me vale, Alex se encargará de él, lo tendrá en la palma de su mano y ese estúpido beso nunca se sabrá.

El cual por cierto, no causo ni el más mínimo efecto en mí.

Evite a Samuel todo el día. No es como que el chico me gustara o algo, bueno, Samuel estaba muy bueno, ni un ciego podría negarlo, pero sencillamente él no me gustaba, yo ya estaba enamorado y no lo cambiaría por nada. A parte Alex ya puso sus ojos en Samuel y si en algo era bueno Alex, es en el amor o por lo menos, en atraer a cualquier espécimen que se moviera(animales no incluidos) e igual, nadie se le resiste, es extrovertido, divertido, gracioso, sí, Mario tendrá una dura pelea por el chico nuevo.

.

.

-¿¡Dónde estabas!? –

-En clase –Susurre mientras entraba a casa.

-Salí temprano esperando encontrar algo de comer y resulta que el señorito no estaba ¡Maldición! Ni para eso sirves, Guillermo –

-Ya te dije que estaba en clase –Murmure arrinconándome en la pared.

Distinguí varias botellas en el piso y sabía que lo que se venía no era bueno.

-¡Ah! –Grité cuando sentí el agarre en mi cabello y me llevo a rastras a la cocina.

-Ahora prepara algo –Siseo entre dientes destellando furia por los ojos y su aliento a alcohol choco con mi rostro –Vienen unos amigos y quiero que los atiendas bien ¿Escuchaste? –Yo sólo asentí con la cabeza evitando las lágrimas por los tirones en mi cabello -¡Cocina! –Gritó mientras me empujaba y mi estómago choco contra la encimera.

.

.

 

-¡Samuel! –

¡Maldición! Vi la cara moribunda de Mario pero volteé rápido a ver a Guillermo, esté sólo agacho la cabeza y salió lo más rápido de la clase, no iba a dejar que se me escapara y salí corriendo tras él.

-Samuel –Me llamo Mario sosteniéndome mi brazo -¿Qué hacías besándote con el bicho ese? –Reclamo como novio celoso, me solté de mala gana de su agarre y camine a la puerta -¡Contéstame! –Gritó mientras volvía a tomar mi brazo.

Di media vuelta rápido y lo empotre contra la pared.

-Escucha y escucha bien porque no pienso volver a repetirlo –Susurre contra su rostro y él me miro con miedo –Que hayamos tenido sexo no significa que te metas en mi vida ¿Escuchaste? –Este sólo asintió con miedo –Bien, nos vemos luego –Murmure mientras besaba sus labios.

Salí en busca de Guillermo y lo halle con el petizo amigo de él, vi sus mejillas sonrojarse, seguro recordando el beso y sonreí de lado mientras me daba media vuelta.

Me evito el resto del día, cosa que me frustro por completo pero Guillermo Díaz iba  a ser mío, como que me llamo Samuel de Luque.

Al día siguiente Guillermo no llego a clases, a nadie pareció sorprenderle que el chico faltara, es más ni siquiera los profesores preguntaron algo. Me encamine a mi auto a la salida y me encontré con una "Sorpresita" apoyada en mi auto.

-Hola, Samuel. Soy Alex, vamos en el mismo salón. –Menciono petizo incorporándose.

-Bueno –Se apresuró a decir –El sábado voy a hacer una fiesta en mi casa y... No sé, si te gustaría ir –Susurro lo último tendiéndome una hoja con su dirección.

Una fiesta, de seguro Guillermo iba, después de todo él y el petizo son buenos amigos o algo así.

-Claro, ahí nos vemos –Murmuré mientras abría la puerta del auto y me iba.

Él sólo se quedó callado y sonrojado. Nuevamente Guillermo falto los días siguientes, por dios, sólo había sido un beso, sí faltaba por eso ya me daba cuenta que era un mojigato, sería divertido pervertir a Guillermo.

El sábado llegue hasta la casa del chico, era una inmensa casa, se nota su dinero y posición social. Tenía un enorme jardín, que esta noche funcionaba como estacionamiento, había varios chicos tirados en el pasto bebiendo, besándose o simplemente durmiendo. Por lo visto la fiesta ya había comenzado. La verdad, poco me importaba, por eso había decidido ir tan tarde.

En cuando ingrese a la amplia casa, el aroma a cigarro, alcohol y droga inundo mis sentidos. Había más gente allí que en todo el instituto. Camine despacio intentando buscar a Guillermo, esta noche sí que no se me escapaba.

Sentí un pequeño agarre en mi muñeca y pronto me encontraba acorralado contra la pared por el petizo.

-Samuel, me alegro que hayas podido venir –Menciono bastante ebrio mientras acercaba su rostro a mi cuello

-¿Alex, qué - --Pero sus labios me interrumpieron, me beso demandante y pasional mientras acariciaba mis brazos y se colgaba de mi cuello.

Nos encaminamos hasta una habitación sin deshacer el beso y entramos. Él me tiro sobre la cama y comenzó a desvestirse.

-¿Sabes? Me has gustado desde que llegaste pero nunca me hiciste caso –Menciono con un puchero mientras gateaba sobre mí-Esta noche no te me escapas, Samuel –Ronroneo y comenzó a desprender mi camisa.

Lo di media vuelta y sonreí de lago, restregué mi miembro sobre el suyo y él gimió satisfecho.

-Ah, Samuel –

Bese su cuello y fui bajando por su pecho mientras sentía como sus manos acariciaban mi cabello, pero de un momento a otro sus manos resbalaron por mi espalda hasta caer sobre el colchón, me acerque a su rostro y note que se había quedado dormido, demasiado alcohol. Me quite de encima y me marché.

Bien, ahora a buscar a mi primera opción.

Camine por los largos y oscuros pasillos, en cuanto llegue al living, donde se desarrollaba la fiesta, había varios chicos compitiendo por quien bebía más, varias chicas se besaban, eso me gusto, la fiesta estaba fuera de control y la verdad no estaba de humor y menos lo suficientemente ebrio como para soportar a esa banda de inútiles. La verdad había llegado tarde a la fiesta pensando en que quizás encontraría a Guillermo medio ebrio y podría tirármelo para dejar de soñar con él, la mayoría estaban en un estado deplorable, bebían, vomitaban, se subían sobre las mesas.

Hasta pude ver como Jonathan se besaba con Mario, por lo visto es cierto, del odio al amor hay sólo un paso.

En cuanto salí al jardín la brisa veraniega acaricio mi rostro, estaba completamente vacío, a excepción de alguien acostado en una  hamaca paraguaya que se encontraba entre dos espesos árboles. Me acerque despacio, Guillermo no noto que había llegado, tenía uno de sus brazos por detrás de su cabeza y en el otro una botella de cerveza que apoyaba en su vientre, llevaba unos converse negros, un simple jean desgastado y una camisa negra manga corta, estaba sencillo, pero jamás una ropa tan poco provocativa me había excitado tanto.

Se llevó la botella a la boca, su garganta se movió tragando el líquido y una pequeña gota resbalo  de entre sus labios por su cuello. Suspiro y volvió a cerrar sus ojos apoyando la cerveza en su estómago.

La verdad habían mujeres y hombres más hermosos  y seductores que Guillermo,  de eso no había duda. En realidad el niño era bastante bonito, pero simple y sencillo, digo, no destacaba mucho, no era sensual, hermoso o provocativo, pero había algo en él que me atraía demasiado. Me acosté a su lado y él por fin noto mi presencia ¿Por qué era  tan distraído?

-¿Qué haces aquí? –Murmuro medio asustado y enfoque mi vista en sus ojos.

-¿Por qué faltaste? –Mencione mientras me acomodaba sobre su pequeño cuerpo, él corrió la botella y puse una pierna entre las suya y mis manos a cada lado de su cuerpo.

-Me sentía mal –Contesto encogiéndose los ojos –Ahora, si me disculpas –Murmuro empujándome por el pecho pero yo no me moví –Muévete –

-No –Le dije mientras sonreía y él se sorprendió –No creo que eso sea lo que quieres –

-¿Y qué es lo que quiero según  tú? –

-A mí –Le dije para besarlo, él no me correspondo, pero no por eso iba a parar.

Guillermo me traía loco, jamás había soñado esas cosas tantas veces con la misma mujer y jamás había sentido tal atracción por una. Sus labios apenas se movían y él me empujaba por el pecho, lo apreté más contra mí y pronto sentí el frío liquido bañar mi espalda.

-¿Qué haces? –Murmure enojado mientras sentía la humedad de mi camisa, me había echado la cerveza encima.

-Te dije que te quitaras –

Le saque la botella de las manos, él intento resistirse pero al fin se la logre quitar, tome un trago y luego lo vertí en su cuello y su pecho.

-Gilipollas ¿Qué crees que haces? –

-Apuesto a que de tu piel sabe mejor –Murmure besando su cuello.

Pase mi lengua absorbiendo el frío liquido y lo escuche suspirar, subí hasta sus labios y sonreí de lado, él entrecerró sus ojos, iba a besarlo.

-¡Permiso! –Gritó empujándome y salió corriendo directo al interior de la casa.

¿Qué había sido eso? ¿Cómo se atreve a dejarme así?

Me levante frustrado de la hamaca y me acerque a la casa. La mayoría seguía en lo mismo ¡Maldito niño! Cuando lo encontrara iba a ver quién era Samuel de Luque, oh sí, lo castigaría la noche entera.

Camine despacio por los pasillos y subí la escalera al piso superior, escuche varios gemidos y susurros del interior de las habitaciones, no eran de Guillermo, los conocía, bueno, de mis sueños, pero si eran de él, mataría al idiota que se atreviera a tocarlo.

 Vi la luz del baño prendida y la puerta semi-abierta, la abrí despacio y allí estaba el pelinegro, sentado al lado del inodoro, su espalda estaba apoyada contra la pared y sus piernas flexionadas. Se veía pálido y transpirado, su pecho subía y bajaba  y sus ojos estaba vidriosos y a medio cerrarse.

-Hola –Murmuro acomodando su desordenado cabello, por lo visto el chico odiaba peinarse.

-Hola –Le conteste sentándome a su lado.

-Deberías irte, esto tomara su tiempo –Murmuro y se volvió rápidamente hasta el inodoro, su estómago se contrajo arrojando todo el líquido alcohólico de su sistema y se mantuvo en la misma posición unos minutos para luego volver a sentarse a mi lado.

-En serio, vete –

-Está bien, la fiesta esta aburrida –

-Tonto –Susurro y nuevamente volvió a meter su cabeza en el inodoro.

No sabía que hacer así que sólo lo mire de lejos.

-Abajo hay muchas chicas y chicos que quieren estar contigo, es más divertido que verme vomitar, anda, vete –Susurro sentando en el frío suelo.

-Ya te dije, la fiesta es una mierda –

-Como quieras –Susurro cerrando sus ojos.

Apoyo su cabeza en mi hombro y a los pocos minutos se quedó dormido, se veía tan tranquilo y pacífico, se veía bastante frágil, su remera se subió a causa de sus movimiento para acomodarse mejor en el incómodo suelo, su piel era muy blanca y pude ver varios moretones cerca de su cintura, algunos se adentraban en el jean, otros en la camisa oscura.  Pase uno de mis brazos atrayéndolo hacia mí y lo levante despacio para acomodarlo entre mis piernas, el pelinegro paso sus brazos por mi cintura y hundió su cabeza en mi cuello. Sentía los acompasados latidos de su corazón sobre mi pecho, su aliento en mi cuello y sus brazos apretar mi cintura cada vez más fuerte mientras sus piernas se enredaban con las mías.

-Te he estado esperando... Samuel –Susurro entre sueños mientras se acomodaba sobre mí.

Sonreí de lado y lo abrace más fuerte, la música poco a poco fue cesando, ya de la fiesta sólo se oían murmullos y poco a poco me fui quedando dormido.


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