Vaya par de gemelas

Af Taconazos

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Mere

Iguales, sí. Idénticas, ¡nunca!
De vampiros, cera caliente y pinta uñas, va la cosa...
De bajas médicas, unicornios y cafés, va la cosa...
De nuevas amigas, celos y planetas, va la cosa...
De encarcelamientos, roles y perdones, va la cosa...
De fantasía, libros y "unicuernos", va la cosa...
De "double check", ortografía y desencuentros, va la cosa...
De platinium, azabaches, y rascarse las pulgas, va la cosa...
De viajes, firmas y planes va la cosa...
De planes, juegos, y ases en la manga, va la cosa...
De Halloween, rescates y pastis de colores, va la cosa... Parte 1
De Halloween, rescates y pastis de colores, va la cosa... Parte 2
De presentaciones, pseudo-navidades y buen humores raros, va la cosa...

Por fin estamos de acuerdo... de "éso" va la cosa...

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Af Taconazos

 Por fin estamos de acuerdo... de "éso" va la cosa... 

«Vamos, que para oír que los vampiros beben sangre y tienen colmillos, me leo cualquier libro y me quedo tan ancha...»

—¿De qué libro está hablando?

—Joder, rubia, sé más discreta y baja la voz, que además no oigo si no te callas...

«No, yo no he dicho que sea un libro malo, pero tanta violencia, tanta sangre, dolor y angustia... para eso me veo el telediario que hay dónde escoger, y no pierdo mi tiempo en leer un libro de vampiros que de vampiros tiene poco. Además, tendrás que darme la razón, el Philip ese pierde aceite, sino, no me explico cómo puede ser tan sumamente blandengue...»

—Dime que no acabo de oír lo que acabo de oír...

—Tranquila, Jean, seguro no habla de...

—¡Y una mierda! Ha dicho Philip y vampiro, cómo se le ocurra...

«Pobre chica, blá blá, que ha sufrido, blá blá... ¿y se enamoran de ella de esa manera? Venga hombre, y el otro protagonista, Malro, Malron, o cómo se llame, que esa es otra, no podía la autora haberle puesto un nombre más sencillo, pero a lo que iba, para uno que parecía que salvaría la historia, y resulta que acaba tan agilipollado cuánto el otro.»

—Eso sí que no... ¡de mi Malrrón no habla ni dios! En mis tacones que subo y te juro que...

—Ahora te digo lo mismo, Cleo: tranquila, ¿vale? Está hablando por teléfono y lo mismo estamos mal interpretando lo que dice y...

« Y eso sin mentar, una vez más, ¿dónde coño está la historia de vampiros tras tanta violencia y melodrama? Que no lo vendan cómo algo que no es, así hacemos dinero todos, no te jode...»

—¡A tomar por saco la educación!

—Morena, por favor...

—No, no, no... ¿tú, niñata? ¿Eres tonta o te lo haces?

«¿Perdón?»

—Ni perdones ni leches, paliducha bizca...

—Morena... por favor...

«¿Me estás hablando a mí?»

—No, a la otra imbécil sentada a tu lado. Anda, pero si estás sola en la mesa.

—Jean...

—A ver tú qué narices tendrás qué decir de la novela, porque tras las tonterías que has soltado, de dos una, o no has leído ni te has fijado en la información antes de hacerte con ella, o eres tonta de remate y te gusta hacer el ridículo. Yo me decanto por una mezcla de ambas.

«Nada, nada, que dos locas me están diciendo no sé qué mierda aquí...»

—¿Qué nos has llamado?

«Es de mala educación meterse en las conversaciones ajenas, y he dicho “locas”, respondiendo a tu pregunta».

—Hay dos cosas que no le dices a las gemelas, la primera, es “que no hay cojones”, y la segunda, es decir que somos locas. Así que más te vale retirarlo, eso, y lo que has dicho de la novela, antes de que te haga de comer el Sansung ese con el croissant y a palo seco.

—Bien dicho, rubia. Estaremos locas, pero no eres nadie para decirlo. Y empieza a retirar lo que dijiste sobre la novela o...

«¿Quiénes sois vosotras? ¿Sois primas de la autora?»

—Esa quiere acabar sin pelos en la cabeza, te lo digo yo...

—Tranquila, rubia, defenderé a tu morena, a esa ya la veo de qué pie cojea... Así que una novela de vampiros que no habla de vampiros, protas tontos, violencia gratuita... ¿Sabes leer? Me sorprende, porque de saberlo, habrías visto que, allá dónde haya publicidad de la obra, se pone, y en letras grandes, que no es la típica historia de vampiros y para personitas como tú que buscan las consabidas andanzas de los vampiros adolescentes, y creo que ha dejado bien claro, que no es una novela de vampiros, sino, “con vampiros”. El problema no lo tienen la autora ni mucho menos su novela, lo tienes tú, paliducha pelirroja escuálida, que te lees una novela a sabiendas de lo que hay y aún así tienes la cara de exigir algo que de ante mano se dejó muy claro que no encontrarías en ella.

—Y además, déjame hablar a mí ahora, morena, te pones a criticar algo precisamente por no tener lo mismo que hay y sobra en las demás novelas, con lo cual solo muestras tu ignorancia y poca originalidad. Si quieres leerte algo ya escrito o lo mismo pero con diferentes palabras, búscate un libro que al menos prometa darte lo que quieres.

«Tengo derecho a dar mi opinión, sea cuál sea, y si es desde el respecto...»

—Exacto, pues aplícalo en lugar de predicarlo; decir que algo no te gustó no es lo mismo que desmerecerlo y ponerle palabras rebuscadas de diccionario con tal de adornar lo que de verdad estás diciendo, pero claro, sin sonar mal para que así los demás no puedan decir que sí lo haces.

—Se te olvidó algo, morena, y es que, por lectores cómo tú que no saben dar su opinión sino que imponen su pensamiento sin mirar las consecuencias ni tener el tacto de pensar que, te haya gustado más o menos, el trabajo de nadie debería de desmerecerse, consigues que los demás que nos dedicamos o queremos hacer lo nuestro y decir qué pensamos, quedemos como el culo. Si uno dice que una novela adolescente de vampiros que brillan como luciérnagas apesta, al menos no lo adorna, y tampoco miente puesto que todo el mundo sabe de qué va la obra y no es ningún secreto que sus protas brillen a la luz del sol, o se bañen en purpurina.

—Gracias por ello, rubia.

http://society6.com/dangermedia/Fuck-Shit-Up_Print

—De nada, morena. A lo que iba, pero de ahí a decir que “beben sangre, vaya novedad, me esperaba saber más de los vampiros” cuando sabes que en un libro no vas a encontrar nada sobre ellos, sino, que son parte de la trama, y que lo que importa es la historia en sí no el cómo consiguieron colmillos, es de hipócritas, o tontos en tu caso, porque sinceramente, canta y de lejos que es adrede y con la intención de herir. No reclames algo que sabes que no vas a tener, porque te pones una pancarta a ti misma de “no soy más tonta porque no entreno”. Y por supuesto que no estoy diciendo que la novela sea perfecta mi mucho menos; tienes sus cosas, es una autora novel, se trata de la primera entrega de una saga, y deja con regustos dulces y amargos a lo largo de su lectura. Sería yo la falsa de decir que es perfecta y no te metas con ella, y no es lo que hago. Pero tirar por los suelos el trabajo de alguien sin ni tan siquiera hablar de hecho del trabajo de esta persona, sino, basarse en sus gustos personales que de primeras tendrían que haberte llevado a no leerte el libro, es de ser gilipollas.

—Y para finalizar, que creo que ya hemos perdido demasiado de nuestro valioso tiempo aquí, concluiré lo dicho por mi hermana rubia con algo que creo que lo dejará todo muy claro: si en un grupo de 50 personas que comen arroz una dice: “vaya mierda, eso no sabe a judías”, te aseguro que tendrán mucha más credibilidad las otras 49 que se comieron todo lo del plato, se chuparon los dedos y dijeron: “por fin, arroz que sabe a arroz”. 

«Señoritas, por favor, tendré que pediros que os marchéis...»

—Tranquilo, Juanico el camarero, nos vamos en seguida.

—Sí, vamos, morena, creo que lo hemos dejado bastante claro.

—Ah, y para que conste, un maricón cómo este quería yo en mi vida, ¡pon un Philip en tu cama!

—Creo que no es así cómo lo estaban diciendo, Jean...

—Da igual, yo me lo pondría en la mía. Y vamos antes de que lleguemos tarde al cine, tengo que desfogarme viendo al Collin Farrel.

—Espera, y por cierto, paliducha, se llama “Malrrón”; M-A-R-R-Ó-N, con tilde en la “o”. Y es un nombre propio inventado y original. Y leé el segundo volumen cuando salga, seguro que te va a gustar poder leer de vampiros sin ser sobre vampiros para luego criticarlo y quedar como el culo. La cara-culo ya la tienes, por cierto.

—Creo que nos vetarán el paso a la cafetería esa...

—Pero ha valido la pena. Para una vez que estamos de acuerdo, morena, y además, te pones a defender a mi escritora morena favorita y sin dejar de decir lo que de verdad piensas, pues...

—No te pases, Cleo. Ella me sigue cayendo mal con tanto ojos verdes, nariz respingona y cara de no haber roto un plato mientras que seguro esconde la vajilla entera bajo la alfombra de su cuarto.

—Ya... bueno, que conste, que si alguna vez hablan mal de algún libro de tu amiga la escritora rubia, también la defenderé; aunque tenga las mechas tan oxigenadas, tantas cejas perfectas y cara de ángel condenado.

—Otra cosa en la que estamos de acuerdo, rubia.

—Y por cierto, me vas a contar a qué viene eso de insistir tanto en ir al cine un viernes cuando tenemos que entregar la columna para la web y, palabras textuales: mis tacones son sagrados, lo primero es lo primero.

—Por joder.

—Cómo cuando entras en el whatsapp para no hablar con nadie pero que aparezca que has estado en línea y así le jodes al que sea porque se quedará pensando: ¿esa con quién narices chatea tanto?

—Qué va... no hago "solo" por joder. El maldito whatsapp se pasa todo el día pitando.

—Eso te pasa por dar tu número a todo el mundo y por no darlo de baja como dijiste que harías. Morena, si en el fondo eres un dulce de coco, no sé porqué insistes en hacerte la mala, luego te arrepientes y...

http://users.telenet.be/eek/vic/artemis/rosakis_1_latest.htm

—Déjalo, rubia mía. Cómo me sueltes lo del árbol y que estás debajo avisando de que me voy a caer y no te hago ni caso hasta que me caigo, te comes la metáfora de las narices mientras la pelirroja se traga su móvil.

—No, yo ya paso de decírtelo. Hace mucho te caíste del árbol, nena.

—Y me dejé las bragas colgando de alguna rama seguro...

—Qué bestia eres. Y pensar que somos hermanas y gemelas. Eso es un misterio de la ciencia.

—¿Ves? Otra cosa más en la que estamos de acuerdo. No sé cómo podemos ser hermanas cuando eres tan acaramelada que incluso mirarte sube el azúcar.

—Dice la que cabalga por ahí subida a un unicornio morado...

—Venga, va, vamos al cine que luego tenemos que volver corriendo a hacer la crítica.

—¿Te la has pensado ya?

—Hombre, rubia, nuestra amiga paliducha sale seguro...

—“Con o de vampiros”. Una preposición lo cambia todo, nena.

—Y una proposición también...

—¿Me contarás ya de una vez a quién estamos jodiendo al venir al cine?

—Nop. Pero si te lo preguntan, tú dile que salí de casa tó morena y folladora y que lo único que sabes es que apagué el whatsapp.

—Eres cruel... y te vas a caer del árbol, morena...

—No creo, mi unicornio tiene alas, rubia...

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