Vaya par de gemelas

By Taconazos

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Iguales, sí. Idénticas, ¡nunca!
De bajas médicas, unicornios y cafés, va la cosa...
De nuevas amigas, celos y planetas, va la cosa...
De encarcelamientos, roles y perdones, va la cosa...
De fantasía, libros y "unicuernos", va la cosa...
De "double check", ortografía y desencuentros, va la cosa...
De platinium, azabaches, y rascarse las pulgas, va la cosa...
Por fin estamos de acuerdo... de "éso" va la cosa...
De viajes, firmas y planes va la cosa...
De planes, juegos, y ases en la manga, va la cosa...
De Halloween, rescates y pastis de colores, va la cosa... Parte 1
De Halloween, rescates y pastis de colores, va la cosa... Parte 2
De presentaciones, pseudo-navidades y buen humores raros, va la cosa...

De vampiros, cera caliente y pinta uñas, va la cosa...

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By Taconazos

De vampiros, cera caliente y pinta uñas, va la cosa... 

"—¡Claro que sí, venga ya! Por qué no acabar con el orgullo propio de la muchacha, total, ya está enamorada de ti así que da igual. Es que...

—Joder, Cleo, ¿de verdad que vas a seguir con el temita?

—Jo, Jean... es que me supera. Es tan triste...

—Mira, como oí decir a una el otro día: “Todo en la vida pasa, ¡hasta las uvas pasan!”. Así que deja ya el maldito libro, nena, y ven que el agua está helada y al final en lugar de cutículas me vas a quitar escarchas.

—¿Es que todo en esta vida tiene que ser tan injusto? Mírala, pobrecita, enamorada, dispuesta a todo por él, y el muy capullo que “si eso es lo mejor para ti. Te mereces ser feliz, blá blá blá...”, es que es un... es un... ese... ¡mierda saco este!

—¡Por todos los santos de la blogosfera! Madres, tapad los oídos a vuestro hijos, niños huid despavoridos, ¡Cleo ha dicho un taco! ¿Mierda saco? ¿Qué clase de ofensa es esa, rubia?

—Es que no lo entiendo. Ahora vienen como cuatro páginas en blanco, ni texto ni nada, mira, aquí está: octubre, noviembre, diciembre... ¿qué se supone que significa eso? ¿Se ha pasado la pobre sin hacer nada, deprimida, rebajada, durante meses?

—Yo de verdad, flipo contigo, rubia. Has visto la maldita película cuatro veces. ¡Cuatro! Y ahora te lees el libro, ¿y no lo entiendes?

—Morena, en la película, te recuerdo por si te ha olvidado...

—Oh, no, imposible de olvidarlo. Dos horas viendo la cara de entuertos de la Stewart es algo que no creo que olvide en mi santa vida. Gracias a ti.

—Vale, salta la parte en la que te metes con mi Bella y volvamos al tema: decía, que en la pelí, al menos tú la ves sentada frente a la ventana, pero en el maldito libro, ¿qué se supone que significan las páginas en blanco?

—No, la que no lo entiende soy yo: hace calor, el ventilador está roto, estoy a medias de depilar, me faltan por hacer las uñas de los pies, ¿y tú, te dedicas a pensar en eso?

—Tú y tu lógica, morena. ¿No eras tú la que decías que teníamos que hacer una crítica todas las semanas?

—He dicho “crítica de un libro”, ¡de un libro, rubia! No dije nada sobre retozar en la depresión post-vampirica de la niñata esa. Anda que no hay libros en el mundo y me vienes con el Amanecer de las narices. Y me pica la ingle, cabrona. Si llegas a poner la cera más caliente me despellejas hasta el útero.

—Es Luna Nueva, no Amanecer. Y sabes que me gustan los vampiros...

—Te gustan las luciérnagas, rubia. Si quieres hablar de vampiros podemos hacerlo, ya sabes que es lo mío, pero de vampiros que chupan sangre y no de los que se bañan en purpurina.

—Eso ha sido cruel, Jean. Y me ha dolido.

—¡Joder, Cleo! Eso duele, cabrona.

—Ya, la cera caliente es lo que tiene...

—Déjalo, ya me depilo yo, que parece que intentas convertir mi...

—Que bruta eres, morena. Y sigo sin entenderlo.

—Y dale con el tema. ¡Hostias! Como duele eso...

—No te quejes tanto, has hecho cosas peores con cera caliente, que lo sé yo.

—Seguimos hablando del libro o quieres que hablemos de mis gustos sexuales, lo que, ten en cuenta, nos llevará a los tuyos, y lo mío con la cera caliente, no es ni la mitad de interesante que el tuyo con...

—Vale, va, vale, no hace falta que sigas.

—A ver, nena, por dónde ibas... ah, claro: “Oh, me ha dejado, el mundo no tiene sentido, me consume un gran agujero negro...”, si voy mal me avisas que paro.

—¿Qué tienes en contra de Crepúsculo? Stephanie Meyer es una gran escritora, y lo sabes.

—¿Por qué todo el mundo se empeña en que soy una morena cabrona y mal hablada a la que no le gusta nada? Me gusta Stephenie Meyer, es más, uno de mis libros favoritos es The Host, que salió poco después de la saga esa de los vampiros fosforescentes, así que no me vengas con esas.

—Yo solo digo, que esa mujer ha conseguido lo que muy pocos autores hicieron..

—¿Desmoralizar el mito de los vampiros y de los hombres lobos, convirtiendo a los chupa-sangres por excelencia en chalecos reflectantes con colmillos y a los hijos de la luna más terroríficos en caniches mal tatuados?

—No, guapa, ha recreado el mito a su manera, les dio una nueva imagen y sentido. Originalidad, morena. O-RI-GI-NA-LI-DAD.

—Yo creo que vamos por muy mal camino, Cleo. Lo primero, con la elección de la novela, que si quieres dejamos la charla para la semana que viene, te lees el otro libro de Meyer, y entonces, podemos hablar sobre su manera de escribir, y lo segundo, porque si no te has dado cuenta, me estás pintando una uña de cada color.

—Quiero hablar de la saga Crepúsculo, son cuatro libros, nena, hay mucho de lo que podríamos hablar. Y sí, me he dado cuenta de cómo te estoy pintando las uñas, no te preocupes.

—Muy graciosa. Mira, podemos hablar de los vampiros de Ward, La Hermandad de algo... que además te encantaría porque son por lo menos nueve libros, así que los cuatro de la otra salen perdiendo. O podemos ser más clásicas, para historias de amor, la de Stoker. Bueno, y ya si me permites el ínciso, producto nacional no nos faltaría tampoco. Hace nada salió una, no sé qué de un Diario, dicen que es buena, creo que conoces a la autora, y tengo entendido que sus vampiros están buenísimos y son malísimos, no se puede pedir más...

—No, me niego en rotundo. He empezado los libros, y pienso terminarlos. Y punto en boca, morena. Y además, quiero hacerlo antes de que estrenen la última película, sale ahora dentro de nada...

—Ten cuidado, no te me leas el cuarto libro de un tirón, que lo mismo te corta el rollo si lo haces antes de ver la película, y eso sería inaceptable.

—Tienes razón, Jean... creo que debería ir más despacio...

—Estaba siendo sarcástica, rubia.

—Bueno, vamos a dejarlo así de momento. Cuando termine del todo el libro, y me lea el tercero, volvemos a hablar.

—Estoy deseando que llegue el día. Avísame, para que no esté.

—Pero si en el fondo te gusta, tontita, que lo sé yo. Te los has leído en un pis pás, a mí no me engañas...

—Ya sabes que termino todo lo que empiezo, Cleo, incluidas las cosas desagradables.

—Pues quédate con ese pensamiento...

—¿Y eso?

—Porque ahora viene el toque final de la cera brasileña. Hasta el final, morena. Aunque duela.

—¡Hija de...! Es que es mi madre también, que si no...

—Por cierto, quiero ir a ver la película nueva de Bella. Dicen que han hecho un peliculón basado en Blancanieves.

—No hace falta que vayas, yo te la resumo: Cara de entuerto porque mi padre ha muerto. Cara de entuerto por la bruja mala me quiere matar. Un poquito más de caras cuando me como una manzana envenenada. Un cazador a lo Thor que se enamora de mí, creíble que vamos... y para ponerle la guinda al pastel, un espejo mágico ciego que dice que soy más guapa que la Charlize Theron.

—Luego te quejas cuando la gente te coge manía.

—No me quejo, en absoluto. Siempre puedo decir que soy tú, y que la carguen contigo.

—La siguiente charla la empiezas tú, a ver qué libro interesante escoges y, por milagro, que te parezca bueno del que podemos hablar.

—Los desafíos me gustan. Te aseguro que podría sorprenderte.

—Ya lo haces, morena, ya lo haces. Tienes mi misma cara, y lo único que tenemos en común es la sangre. Hablando de vampiros...

—Eso, y que dentro de muy poco, te habré pintado las uñas como si te fueras de carnavales, y la cera caliente tomará su revancha.

—Si me pillas...

—¿Qué tal la coca cola? ¿Está a tu gusto?

—No serías capaz...

—¿Yo? Qué va... relájate y disfruta, yo tengo mucho por depilar todavía hoy... y siguen sin gustarme los vampiros que brillan a la luz del sol. Para que conste..."

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