Sueños Húmedos

By sayonarapaula

725K 58.4K 10.8K

Renata es una chica que busca refugio en lo menos imaginable: la masturbación. Al estar siempre sola su vida... More

BOOKTRAILER
Prologo.
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9.
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capítulo 20
Capitulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capitulo 27
¿maratón?
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Especial: Gil.
Capitulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Cuidense.
Capitulo 37
Capitulo 38
Especial; ¿Quién se tomó mi cerveza?
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Aviso Avisador que Avisa Maraton
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46 Parte 1
Capitulo 46 Parte 2
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Especial Gil; Mía
Capitulo 51
Capitulo 52
Capitulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capitulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capitulo 60
Especial: Un engaño y una vecina.
Capitulo 61
Epílogo
Especial: De amor no te mueres
EXTRA: MARINELO
Especial: Sin límites.

Capitulo 13

13.5K 1K 151
By sayonarapaula

Cada vez que el movía las caderas con candencia, las mujeres de más de treinta años gritaban chillonamente como gatas en celo. Me reí ante la cara de desespero de Gil cuando la festeja se le aventó al cuello intentando besarle. Las mujeres a su alrededor la alentaban y aprovechaban que Gil estaba atareado en quitarse a la fémina de encima para tocarle sus gloriosos músculos. El trato de desenredar de sus caderas las piernas morenas de ella sin mucho éxito. La cara de la festeja experimentaba una inusual mezcla de seducción, placer y estreñimiento.

Se me escapo, y luego otra, y luego en carcajadas de histeria mientras observaba todo desde detrás de la puerta de la cocina.

Me senté a medias en una silla alta y bajé sutilmente la música que habían preparado hasta culminar. Di un chiflido; esa era la señal de que el tiempo del espectáculo se había terminado.

Escuche a Gil exhalar con alivio, pero su agonía estaba para nada de finalizar; una de las invitadas se acercó a mí con un gran fajo de billetes en mano. No diré que mis ojos no brillaron con avaricia, esa mujer tenía en su mano el dinero suficiente para tentar mi oscura alma y prestarselos otra hora. Y con todo el dolor de mi corazón, acepte el dinero.

Le mande un mensaje a Gil. El de inmediato lo vio. Por un momento me arrepentí al ver su rostro consternado, pero sujeté firmemente los billetes en mi mano para no flaquear. Uno debía de terminar lo que empezaba.

Renata: Gil, acaban de pagas por una hora más. Ya escogí la música, tú no te preocupes.

Gil: ¡Estás loca! ¡Renata, diles a estas mujeres libidinosas que tocar está prohibido!

Renata: Lo siento, pero ellas me pagaron extra por tocar. Tu solo disfrútalo.

Gil: Jodete. No vuelvo a dejarme enredar por ti... yo estaba preocupado por lo que comerías sin dinero, pero tu... Sera mejor que para la otra si quieres traficar con un chico carismático como yo te busques a otro. Pero primero, ¡sácame de aquí! DIABLOS, ME ESTAN TOCANDO LAS NALGAS.

Observe tras la puerta a Gil parado en medio de las mujeres mientras escribía. Estuve a punto de salir por él y rescatarlo, él había dicho que lo estaba haciendo por mí, para mí.

Renata: No es tráfico de blancos, es solo puro e inocente entretenimiento. Un stripptis no mata a nadie.

Gil: Si vamos a jugar así... me las vas a pagar y muy caro. Vete preparando para no volver a caminar por una semana entera.

Se desconecto. Al leer su amenaza sentí un escalofrió recorrer mis nervios. Algo me decía que no estaba bromeando. Oh, por todos los santos de las mujeres solteronas, nada bueno me esperaba.

Me desperté exaltada. Mi pecho subía y bajaba al ritmo de mi agitada respiración. Agarre las sabanas sintiendo mis terminaciones nerviosas a punto de explotar. Mi entrepierna hormigueaba. Mis dedos temblaban. Era un manojo de éxtasis. A mi lado Gil me miraba con una vitalidad asombrosa y trate de odiarlo, pero mi mente aún se mantenía en aquel limbo de placer al que me trasportaba.

-¿Cansada? Esto solo fue por la mujer loca que me encerró en el baño después del primer baile. -sonrió zorrunamente, movió sus músculos como un depredador y me acorralo contra las sabanas.

-No... para. ¿Acaso quieres matarme?

-Oh, no, cariño. Nunca te morirás estando a mi lado, yo te protegeré, pero experimentaras algo muy parecido a una muerte... una muerte muy placentera. Me detendré a tiempo para que seas capaz de mantener la cordura. -murmuro contra mi clavícula. Su respiración se evaporaba contra mi piel.

-Gil... - gemí cuando sus manos se deslizaron por mis húmedos muslos, causando que mis moléculas vibrasen. Me aferre a su espalda admirando la fiera curvatura de sus omoplatos que, junto con su piel moteada por el sudor, daban una exquisita imagen.

Sus dedos se aventuraron por mi hendidura, jugando con los pocos vellos que habían crecido en mi vulva. Tanteo el terreno, apretando suevamente, aprendiéndose cada parte de mí. Sus dedos estuvieron a punto de adentrarse en mí, cuando el timbre de la puerta se llevó cualquier rastro de libido.

-¡La puerta! -empuje a Gil con una fuerza extraordinaria. Él cayó a un lado de la cama.

Escuché un claro gruñido proveniente de sus más oscuros sentimientos mientras me cambiaba. Estaba enojado y mucho.

-¿Esperabas visitas a las ocho de la noche? -preguntó exasperado. Suspiré y fui a abrir la puerta sin deseos de contestarle, que interrumpieran su plan de dejarme lisiada no era culpa mía, aunque debo admitir que le agradezco a quienes sea que allá tocado.

Cometí el error de abrir sin fijarme por el pestillo.
Ante mí, Leo me sonrió tras abrir. Mi rostro se tiño en carmín al verlo tan de repente después de lo que acaba de acontecer con Gil.

Tuve el impulso de cerrarle en la cara, pero sus ojos azules que me miraban con tanto... Tanto cariño. Al final, él era una de las pocas personas con las que siempre he contado desde niña.

-Profesor... Digo, Leo. ¿Trae algún recado de papá?

Pregunté por inercia, su expresión alegre se vio ensombrecida por el disgusto.

-No y si. Me contó sobre las abstinencias a tu tarjeta de crédito y... -miró dentro de la casa con interés. -¿Crees que pueda pasar para hablar más cómodamente?

Titubeé. Realmente no creo que sea buena idea, pero parecía que no podía escapar de esta situación. Y si lo pensaba estratégicamente; este era el momento adecuado para que Gil y Leo soltaran toda la mierda guardada.

-Adelante... -lo seguí hasta la sala de estar. No pude evitar admirar su tonificada retaguardia; como la camisa deportiva sin mangas se adhería a sus músculos como si fueran su único sustento y ni hablar de sus glúteos, si los comparaba con los de Gil era una batalla de planicie contra montaña. No tenía nada que envidiarle al íncubo. -¿Gusta algo de tomar?

-No, no te preocupes. Venía a ofrecerte mi ayuda en lo que necesites. Lo que ha hecho tu padre no tiene perdón. -se sentó a mí lado en el sofá y tomó mis manos entre las suyas sorprendiéndome ante sus ojos sinceros. -Eres muy importante para mí, Renata. Yo sigo siendo tu tutor así que lo que necesites no dudes en pedírmelo.

No contesté, me quedé viendo como idiota como la luz del foco alumbraba su rostro, enmarcando el puente de nariz. Su rostro seguía siendo igual que el de hace once años; solamente sus facciones de hicieron más tenues, más únicas y añejadas a él.

No pude evitar comparar la situación a cuando se convirtió en mi tutor.
"puedes confiar en mi". En efecto, él emanaba confianza y protección, pudo haber sido el padre que nunca tuve, pero no, mi tonta cabecita come clichés se empezó a confabular ideas inverosímiles creyendo que él y yo podrimos ser algo más. Y si, culpo definitivamente de esto a las fantasías estúpidas de la adolescencia.

-Lo sé, muchas gracias por todo, Leo. -apreté levemente la unión de nuestras manos. El calor de su cuerpo inundando mi piel me hicieron suspirar.

-Es extraño.

Murmuró. Le observe extrañada.

-Eras la hija de mi mejor amigo, luego mi custodiada, mi alumna y de nuevo vuelves a ser mi Renata. -acarició mi mejilla con las yemas de sus dedos. Y vuelvo al mismo caos interior que me provoca cada vez que nos encontramos; sus dulces palabras, sus afectuosas miradas y gestos gentiles eran los que siempre que hacían formular ideas tontas en la cabeza.

No, no sólo era mi cabeza. Es inevitable que mi corazón no sienta algo cuando él me ha demostrado tanto afecto, pero hay algo, una pizca de desconfianza que me impide caer ante él.

-Yo... Estoy recibiendo ayuda de un buen amigo. Pero gracias por su oferta. -volví a retomar el tema anterior. Me sentí estúpida al no poder evitar sonrojarme cuando me llamó "su Renata". Me odié mucho por reaccionar a su coqueteo básico, más aún cuando lo escuché reír.

-No has cambiado en nada. Sigues sonrojándote al primer ataque.

-Y tu sigues molestándome. -refunfuñe. Traté de levantarme del sillón, dispuesta a ir por Gil pero me paralicé al ver al íncubo recargado en la pared.

-Gil... ¿Te diviertes sosteniendo la pared? -gruñí al sentir mis piernas tambalearse. Maldición, la tensión en el ambiente era sofocante.

-Es mi pasatiempo favorito. -me miró por un segundo, sus ojos me auscultaron de pies a cabeza haciéndome sentir desnuda, luego su atención se dirigió tras mi hombro; en Leo. -Tú, ¿qué haces aquí? ¿Vienes a decirme donde está mi hermano?

Bramó. Leo se levantó del sillón, de pronto la presión del ambiente aumentó de golpe, mi corazón sintió mis latidos golpear contra el en un ritmo comprimido. Era una fuerza arremolinando en el lugar y chocando contra todo alrededor.

-¿Hablaremos de eso o nos encargaremos de la escoria? -Leo tronó los dedos. Torbellinos de color rojo sangre comenzaron a ondearse en torno por toda mi casa; los libros, los cojines, y todas mis pertenencias comenzaron a volar por los aires hasta que los vórtices se desvanecieron frente a Leo, dejando ver a dos nebluras humanoides. Ahogué un grito en mi garganta la sentir las miradas sanguientas de esas criaturas sobre mi.

-Depende de sí la escoria viene por mí soñadora. -gruñó Gil dando un paso al frente y pasándome tras su espalda ne un gesto protector.

-¿Tu soñadora? Creo que te has tomado demasiadas libertades. Pero hablaremos de eso en otro momento.

Me estremecí ante el tono de voz de Leo. Nunca en mi vida lo había escuchado hablar de esa manera tan tétrica, ni mucho menos me imaginé ver algún día su apariencia teñirse con unos afilados colmillos y y unas orejas puntiagudas. Las criaturas gruñeron en mi dirección.

Mierda, ¿qué está sucediendo?

Continue Reading

You'll Also Like

81.3K 8.6K 29
-Nos vemos pronto, mi lindo omega °YoonTae °Taehyung omega °Yoongi alfa
205K 19.1K 35
[Libro I Saga Atanea]. Mi vida habría sido como cualquier otra. Terminaría el colegio e iría a la universidad. Mi mayor problema sería aprobar los e...
1.4M 139K 55
No es necesario haber leído los libros anteriores para entender #ECDB, pero lo recomiendo para que disfrutes más de la lectura y conozcas a nuestros...
192K 20.7K 43
Sarah se enfrenta a algo mucha más grande, una guerra que está tomando escalas más grandes, una guerra que le abre las puertas al caos mientras que u...