Ahora que se hallaba parado frente a la edificación, no podía recordar con claridad cuál factor fue el que lo impulsó a conducir hasta allá. Afianzó su agarre en el teléfono que sostenía, confiando en que si algo salía mal o sus propias emociones se salían de control, Jimin estaría al otro extremo de la línea, esperando por él.
Park no tenía ninguna memoria de su abuelo. Apenas de sus padres, quienes habían fallecido no hacía mucho tiempo, dejándolo varado en medio de la nada. Por lo que, tener la posibilidad de conocer a uno de sus familiares, aunque fuese a través de un par de libros, animaba su espíritu.
Lo que primero hizo fue limpiar un poco el lugar, procurando deshacerse de las desagradables telas de araña y las pelusas que se deslizaban por el suelo. Ordenó los libros sobre una mesa de acre y sin más demora empezó a estudiarlos, uno por uno.
Información sobre vampiros recolectada por su abuelo era lo que más repetía en aquellas antiguas páginas. Era como si estuviera buscando entender aquella especie, mas no de una forma profesional sino... personal. Frunció el ceño al percatarse del dibujo de una mujer que había en la parte trasera.
Era sólo un bosquejo, pero fue suficiente para que la mente de Park trabajara, sospechando que el vampiro que su abuelo había estado estudiando, era una fémina.
Rebuscó entre los distintos libros hasta dar con una lista de nombres, que eran probablemente los integrantes de la organización. Encontró el nombre de su abuelo y el de su abuela, seguido por varios nombres que podían considerarse masculinos. Lamentablemente, habían más mujeres de las que creyó que habrían, por lo que hallar el nombre del vampiro no sería tan fácil.
Decidiendo no darse por vencido, continuó leyendo las investigaciones que su abuelo había realizado, esperando encontrar eventualmente una pista que lo guiara al verdadero secreto que aquella organización había optado ocultar.
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Jimin miró su reloj y luego la puerta, preguntándose mentalmente qué era lo que mantenía a Park tan ocupado últimamente, que ni siquiera era capaz de recibir al castaño en su departamento.
Le había avisado que vendría, obteniendo una respuesta positiva de su parte, mas empezaba a cuestionarse si había sido una buena idea. Fuese lo que fuese aquello que tenía a Park indisponible, no se lo estaba diciendo, por lo que era muy altamente probable que no fuera de su incumbencia.
Estuvo a pocos segundos de irse y mandarle un mensaje explicándole por qué se fue, pero la puerta se abrió antes de que pudiese retroceder tan solo un paso, permitiéndole a Jimin ver no solamente el rostro pálido de Park, sino que también sus ojeras y sus labios resecos. Su boca se abrió.
—¿Estás bien?— dijo preocupado. El pelirrojo, quien aparentemente no era consciente de lo demacrado de su aspecto, asintió.
—Ven, pasa. Perdona por tardar— Se hizo a un lado y Jimin entró al departamento que normalmente se encontraría pulcro, mas siendo un desastre patas arriba. Miró con incredulidad el desorden sobre la mesa de la cocina, los cientos de libros desparramados por la alfombra, el café a medias servido a un costado del sofá.
—¿Estás seguro de que estás bien?
—Sí. No. Tal vez— Las múltiples respuestas no ayudaron a Jimin a creer que estaba en un buen estado—. He estado... ocupado.
—Puedo verlo. ¿Qué es todo esto? ¿Acaso estás en un club de lectura?— dijo señalando el suelo por el que apenas podía caminar. Park sacudió la cabeza.
—¿Recuerdas hace unos meses atrás cuando te llevé al edificio de mi abuelo?
Jimin se petrificó, notando sólo entonces que los libros a sus pies guardaban todas las investigaciones que el abuelo de Park había llevado a cabo y él estuvo a punto de patearlos fuera de su camino.
—¿Decidiste leerlos?— dijo, esta vez moviéndose con cuidado de no pisarlos.
—Sí. Me los traje todos.
—¿Hace cuánto ocurrió esto?
Park pareció dudar, o sumar. —Hace como un mes.
—¿Y no ibas a decírmelo?— le recriminó, para luego recordarse a sí mismo que no era un tema que le involucrara—. Lo siento, no tenías que...
—No, yo... iba a contártelo. Solamente no estaba seguro de si hacerlo todavía. He descubierto mucho, pero... aún me falta supongo— Se rascó la nuca, antes de coger un libro en específico y alzarlo con una sonrisa suave en la cara—. He descubierto cosas buenas, debo admitir.
—Me alegro— se sinceró Jimin , sintiéndose feliz de que Park pudiera pensar en su abuelo como un buen hombre. Park se acercó al castaño, abriendo el libro que sostenía en sus manos.
—Esto, me estaba muriendo por contártelo— El castaño rió ante la emoción del pelirrojo—. Sí existió un vampiro que se unió a ellos antes de la guerra.
—Eres todo un Sherlock Holmes.
—Me identifico más como Watson. Aunque gracias por el cumplido— dijo guiñándole un ojo—. A lo que voy, es que estuve indagando... Resulta que el vampiro era mujer, y no solamente eso, sino que además, estaba embarazada.
Un escalofrío recorrió a Jimin al oírlo. —¿Embarazada?
—Sí. Ahora, aquí es cuando se pone extraño— Saltó de un extremo a otro de la habitación, alcanzando otro libro y volviendo al lado del castaño—. Estuve revisando este libro, que es como mi mayor problema entre todos los demás. Hay mensajes que no puedo descifrar y cosas que no calzan muy bien. Pero...
—¿Pero?
—Creo que el bebé que nació... no fue un vampiro.
—¿Cómo?— Jimin frunció el entrecejo, sin comprender de qué demonios estaba hablando—. ¿Salió fallado?
—Estuve revisando como loco, no hacen mención a ninguna falla. Es más, mi abuelo siempre se refiere al niño como si fuera una maravilla, un milagro de la naturaleza— explicó, pasando las páginas hasta encontrar la que deseaba mostrarle—. Aquí, mira. "Sus colmillos no aparecen aún. Debe ser alimentado como un humano hasta entonces, manteniendo una dieta estrictamente carnívora". No son problemas, solamente son características especiales del niño, y lo estudia para saber cómo cuidarlo.
Jimin se inclinó, leyendo lo anotado en el libro y reflexionando sobre éste. Si realmente había nacido un niño que no era vampiro, significaba que un factor debió afectar aquellos genes, aquello que hacía a los vampiros lo que eran. Una interferencia, un detalle que por mínimo que fuese, había desencadenado en un ser distinto, una especie que no se identificaba como vampiro ni como un humano.
—Un híbrido— pensó en voz alta, captando la completa atención de Park.
—Eso era lo que estaba pensando— admitió—. No creí que lo considerarías algo posible.
—Estoy al tanto de lo imposible que esto es Park. Debe haber alguna clase de explicación en este libro. Algo que... No lo sé. Demuestre que el padre es un humano...
—Hay algo.
Jimin lo miró.
—¿Y qué...? ¿Dónde?
—Es un cuaderno escrito en el lenguaje antiguo de los vampiros. Sé que lo escribió la madre, solamente que... no soy capaz de leerlo.
—¿Crees que ahí hable sobre su pareja?
—Estoy seguro que sí. En una parte habían corazoncitos.
El castaño rodó los ojos, haciendo a Park sonreír. —Bobo... Pero esto es bueno. Tienes bastante material para...— Guardó silencio al captar de reojo una nota particular en el libro del supuesto híbrido, algo que llamó su atención—. ¿Qué es esto?
Le arrebató el objeto de las manos al pelirrojo, volviéndose ajeno a su entorno y enfrascándose en la lectura de aquellas páginas desgastadas, sintiendo cómo su corazón se aceleraba al notar que el mismo presentimiento de hacía unos meses atrás volvía a asentarse.
"Puede exponerse al sol sin salir herido".
"A diferencia de los vampiros, tiene un aroma que es perceptible por los humanos".
"Tiene la habilidad de transmitir calor. Su sangre es más similar a la de un humano".
"Envejece de una forma particular, atrasándose en ciertas etapas y adelantándose en otras".
—¿No hay fotos del niño?
—Minnie, estás temblando— La preocupación palpable en la voz Park hizo que Jimin regresase a la realidad, volviéndose consciente de sus manos tiritonas y lo cercano que se sentía a descompensarse. Sin embargo, preocuparse por sí mismo, estaba muy lejos de ser una prioridad en aquel instante.
—Park, ¿hay fotos del niño?— repitió viéndole a los ojos. El pelirrojo negó, quitando suavemente el libro del alcance del castaño.
—Especifica que el niño no tiene reflejo, por lo que habría sido imposible sacarle una fotografía. No encontré ningún dibujo tampoco.
—Park... Joder, Park— Se sentó en el sofá cuando sintió que sus propias piernas comenzaban a ceder—. Esto me está volviendo loco.
—Minnie, ¿qué es lo que...? ¿Qué ocurre?
Jimin inhaló hondo, evocando los años que había convivido con el pelinegro, aquel que caminaba bajo el sol como si fuese normal, que olía dulce cuando estaba en sus brazos, cuyo toque era cálido cuando acariciaba su mejilla.
—Lo conozco— susurró, sin poder creer las palabras que estaban saliendo de sus mismísimos labios, lo que aquello implicaba, no solamente para él, sino que sobre todo para Yoongi. Un híbrido que no conocía la razón de su propia naturaleza, cuyas explicaciones se hallaban descansando en aquel departamento y habían estado escondidas por décadas en la inmensidad de la ciudad. Lo que él era, sus padres, absolutamente todo sobre Yoongi estaba al alcance de Jimin.
Todo encerrado en esas páginas desgastadas, que lentamente dejaban de ser una simple investigación, y se convertían en algo más poderoso y fuerte. No solamente en la posibilidad de que Yoongi comprendiera lo que realmente era. Sino también en una unión entre ambas especies, una conexión emocional, que se consideraba insólita para los demás.
Amor, un amor prohibido mas existente y real, entre un vampiro y un humano.