Lily lo sabía, estaba a instantes de ser asesinada, y la sonrisa del demonio sádico y cruel que tenía por hermano se lo confirmaba, se encontraban en el tren para volver a su hogar para las vacaciones de verano; al final habían acordado que las últimas dos semanas de vacaciones vendrían sus amigos a su hogar, el problema venía de que no les había avisado a sus tíos, que probablemente enloquecerían, se suponía que visitarían la mansión Peverell, la que pertenecía a su padre, además de querer evitarle el mal trago a Connor, y gracias a su error tendrían que esperar a visitar la mansión Slytherin hasta el próximo verano.
— Sigo sorprendida de que aprobaras los exámenes, o tus calificaciones —Musitó Hermione viendo a Rómulo como sí fuera animal de zoológico, en el compartimento se encontraban los gemelos, Hermione, Rómulo, Severus y Aysel.
— Supongo que las tardes de estudio fueron muy útiles —Aceptó Rómulo aunque esa no fuera la verdad, ellos no necesitaban saberlo, recordaba especialmente bien los exámenes de primer año ya que Hermione le estuvo regañando en su tiempo por todas las respuestas "Obvias" que no había recordado, eso más sus propias memorias hacían que preocuparse por los estudios fuera innecesario, al menos hasta el sexto año, podía preocuparse luego.
— Entre los diez mejores en promedio de primer año y entre los cinco mejores de tu casa no es solo "útiles" —Gruñó Severus, habían tenido que aguantar al profesor Slughorn relatando los cinco mejores alumnos de cada año y de cada casa, aunque servía para que algunos alumnos recibieran algo más de reconocimiento de parte de sus iguales.
— Quedé debajo de ellos —Comentó apuntando a los otros tres leones— Calificaciones perfectas los tres, se dan cuenta de lo raro que eso es ¿Verdad? —Preguntó Rómulo después de mencionar aquello.
— Pero tuviste un promedio de 90, Remus tuvo un promedio de 83 por sus faltas en astronomía, toda una lástima, aún me sorprenden que Sirius tuviera un 95, aunque debe ser su educación avanzada ya que Merlín sabe que odia la Biblioteca tanto como tú —Explicó tranquilamente Hermione— Pero lo bueno es que ya estamos en vacaciones, un poco de diversión —Se alegró— ¿Qué harán durante las vacaciones antes de lo de la reunión? —Interrogó a los otros.
— Viajaremos un par de semanas, era un asunto que ya teníamos planeado, solo espero que podamos volver a tiempo para lo que acordamos —Mencionó Harry con una sonrisilla, Lily podía sentir toda la burla en esa sonrisa.
— Yo voy a avanzar en un proyecto personal, es algo íntimo —Fue la única respuesta de Hermione que veía a los otros ocupantes del compartimento.
— Yo buscaré un trabajo de verano, me hace falta —Gruñó Severus con fastidio mirando hacia el de ojos verdes, no le gustaba estar en deuda con Harry y quería pagarle pero para ya.
— Yo creo que empezaré un pequeño jardín en mi casa, sería lindo —Mencionó Aysel con una sonrisa— ¿Y tú, Rómulo?
— Probablemente cuide a mi madre, por estas fechas siempre se pone sensible —Dio una vaga respuesta el chico.
— ¿Por? —Preguntó Aysel con toda la buena voluntad del mundo, aunque Hermione y Harry querían estamparse la mano en la cara, por la mera expresión del chico ya podían suponer lo que era, ambos sabían cómo se veía la cara de alguien de luto.
— Papa murió por estas fechas —Explicó mientras miraba como el paisaje cambiaba por la ventana— Mi tío Graham, el hermano mayor de mi padre, era un pocionista, y mi padre le ayudaba ocasionalmente, un día ocurrió un problema y ocurrió una explosión, mi tío Graham falleció al instante pero mi padre tuvo severos problemas de salud, terminó falleciendo hace unos cuantos años —Explicó mientras su mirada se oscurecía recordando aquellos tiempos.
— Aunque probablemente te lo han dicho infinidad de veces, y siempre me pareció una lata que lo repitan cuando probablemente ni lo sienten, lamento su muerte —Habló Harry en el tono más solemne y honesto que muchos habían escuchado en su vida.
— Gracias —Susurró Rómulo con una ligera sonrisa.
El viaje siguió tranquilo hasta llegar a la estación, todos bajaron lentamente y Lily ya podía ver la luz al final del túnel, metafóricamente porque la estación estaba bien iluminada; apenas fueron recibidos por su familia la pelirroja le dijo a sus tíos que tenían que hablar de algo. Para cuando llegaron a su casa ya le habían dado el regaño de su vida y su hermano seguía teniendo una sonrisa burlona, al final su único castigo fue que ella se haría responsable si rompían algo porque ya tenían demasiado con Harry haciendo explotar cosas cada tanto.
— Muy bien, los chicos se quedan contigo y las chicas conmigo —Empezó la pelirroja en la habitación de su hermano que se encontraba sentado en la parte de debajo de la litera que alguna vez habían compartido— ¿Crees que todos quepan aquí? —Interrogó curiosa.
— Suponiendo que en cada cama duerman dos personas, tal vez tres, cinco dormirían en el suelo —Respondió mientras pensaba en que ropa debería llevar, ¿Quince cambios serían demasiado?
— Me parece aceptable —Comunico de forma sencilla.
— Lily, Harry —Llamó Connor desde el margen de la puerta— Preparen su equipaje, iremos a la mansión Slytherin mañana —Comunicó tranquilamente.
— ¿Slytherin? Pensé que iríamos primero a la mansión Peverell —Cuestionó Harry sorprendido.
Habían acordado eso para evitar tocar algún nervio sensible, aún se sentía incómodo con el tema, aunque la incomodidad sería mayor sí su tío hubiera sido un mago, era como robarle su derecho de nacimiento a pesar de que su condición al nacer fuera del matrimonio estando su padre casado lo hubiera bloqueado de ese derecho en automático.
Los muggles podrían no hacer distinciones al momento de heredar o marginar a un hijo más allá del social, pero la magia se tomaba muy en serio las promesas matrimoniales, en especial porque los sangre puras se casaban mediante un ritual mágico vinculante casi llegando a ser un juramento inquebrantable pero no con lo extremos.
— Era la idea, pero mientras más tarde en quitar esa bandita más dolerá cuando lo haga, así que confrontaremos esto de una vez; por cierto, aun no me cuentan, ¿A cuántos alumnos amenazó Harry? —Preguntó sonriente el hombre.
Sí alguien más hubiera estado en la habitación que no sea su familia pudo haberse horrorizado por la normalidad o casi alegría con la que salió la pregunta.
-¿Por qué crees que amenacé a alguien? - preguntó haciéndose el ofendido
- Porque eres un Slytherin - dijo con tono obvio rodando los ojos - Lo tienes en la sangre, tu madre en especial tenía un amor por amenazar con hacer explotar las joyas de un hombre
- Sí te das cuenta que tú también tienes esa sangre ¿No? - contestó Harry
- Sí, sí, lo que sea - desestimó - Números niños, quiero números
— Que yo esté enterada de amenaza, once —Respondió Lily a lo que Connor cambió su sonrisa por una mueca de disgusto.
— ¡Petunia, ganaste la apuesta! —Llamó a lo que solo se escuchó el ligero quejido de Beatriz y una risa alegre de Petunia— ¿No podías amenazar a unos más? Yo había apostado a que habías amenazado a 30 o más, Beatriz a 20, Petunia apostó a más de diez pero menos de quince —Explicó mientras de su cartera sacaba 30 euros.
— ¿Hacen apuestas sobre a cuánta gente amenazo? —Preguntó Harry con cara de póker.
— Este año, el próximo apostaremos por cuantos alumnos envías al hospital —Respondió sonriente a pesar de irse a entregar 30 euros a su hija
-Siento que no deberían incentivarme - dijo mirando extrañado la puerta - Está mal
- Oh por favor - bufó su hermana tirando su cabello detrás de sus hombro mientras lo apuntaba con el dedo - Todos sabemos que igual no lograrían nada sí te lo prohibieran
Harry puso una mano en su pecho y abrió la boca en indignación antes de comenzar a asentir de acuerdo con su gemela.
Al día siguiente fueron al caldero chorreante donde se encontraron con un duende para llevarlos lo más cerca posible a la mansión Slytherin, ya que no podían llegar en automóvil y probablemente ir en un taxi solo los perdería y Harry no podía crear un traslador ilegal porque no se supone que pueda. Al aparecer estaban en una gran pradera y frente a ellos estaba una mansión que casi parecía un castillo de colores oscuros muy marcados dignos de la era gótica, incluso tenían efectos que sí no fueran magos los hubieran hecho correr posiblemente ya que en el momento en que se acercaron la puerta se abrió dejándoles el paso libre.
El lugar tenía una gigantesca alfombra verde esmeralda cubriendo un suelo de mármol negro, Harry solo pudo abrir los ojos ante la vista, sin contar que el lugar era oscuro y tal vez abusaba de los colores negro y verde, sin contar que casi todo lo que tenía metal a la vista era de plata, el lugar era malditamente elegante pero el aire de frialdad que abundaba en el lugar era aterradora, pero lo que más llamó la atención sin lugar a dudas fue el retrato de Salazar Slytherin que ahora los juzgaba con la mirada.
— Así que por fin un heredero real de mi sangre viene a este lugar, he esperado esto mucho tiempo —Pronunció en un tono casi silbante aquel retrato— ¿Quién es el heredero de la antigua y noble casa de Slytherin? —Interrogó viendo a todos ellos.
— Sería él —Respondió Connor apuntando a su sobrino, Salazar elevó una ceja como si esperara más modales de su descendencia.
— ¿Es un chico? Desde aquí parece una niña —Fue su respuesta, sencilla y letal para el orgullo de Harry, ¿Acaso así era su propia lengua viperina? Ahora entendía lo que se sentía.
— Ni siquiera nuestro antepasado creé que soy chico, ¿Puedo caer más bajo? —Preguntó Harry aguantando el enfado y la vergüenza.
No era su culpa ser un portador, incluso en su tiempo su rasgos habían demorado años para afinarse, en cambio aquí los tuvo desde niño, no podía pasar una adolescencia normal por una vez.
Al final la charla entre el retrato fue menos formal y menos agresiva de lo que se esperaron, lo más enfadado que estuvo Salazar no fue porque hubiera un muggle, un squib y un mestizo squib en su casa sino porque un descendiente suyo cometiera adulterio, lo que lo puso en el buen libro de las mujeres presentes y muy renuentemente en el propio ojiverde, aunque a Harry le pareció muy grosero que no se disculpara por confundirlo con una chica.
Conocieron al par de elfos domésticos que tenían en la Mansión; Bran, un elfo doméstico bastante joven pero entusiasta, y Dolly, la madre de Bran, que ya era una elfina un tanto mayor. Eso sin contar que Salazar estuvo dándoles una guía completa de la mansión pasando de cuadro en cuadro.
— La biblioteca se encuentra en el ala oeste, en esta pueden encontrar, aunque no se limita, un amplio conocimiento de pociones, artes oscuras, adivinación y defensa contra las artes oscuras, también contamos con una impresionante cantidad de libros de historia, incluso podemos contar con una gran cantidad de alquimia, información sobre criaturas mágicas, transformaciones o en general cualquier rama que se enseñó en nuestra época e inclusive algo más moderno, nuestros elfos domésticos compran cada tanto libros más modernos —Narró con total orgullo el hombre.
— Tantos libros, creo que me podría pasar la vida aquí —Murmuró Harry con una sonrisa soñadora, ganándose una propia de Salazar.
Cualquiera de su tiempo lo hubiera visto como sí hubiera perdido la cabeza o que estaba siendo controlado por imperio por su querida esposa, la verdad era sencilla, de niño no tenía acceso a libros y su calificaciones no podían superar al estúpido de su primo, y luego en Hogwarts no tenía el tiempo entre correr por su vida y queriendo no toparse con la gran mayoría del cuerpo estudiantil. Aunque ciertamente no podía negar que le gustaba estar rodeado de libros porque le recordaban a Hermione.
— Tal vez en otro momento puedas pasarte por ahí, primero hay que terminar el recorrido —Aceptó antes de cambiar de dirección— Saliendo por el ala este hay un camino que lleva a un invernadero, en el que debo advertirles deben tener cuidado, la casa de Slytherin siempre ha tenido facilidad para cultivar plantas venenosas por lo que hay una gran cantidad de ellas en el invernadero —Advirtió divertido— Y ya que comenzamos a hablar del ala este, ahí pueden encontrar la mayoría de salones de baile y comedores, además de las cocinas —Explicó con cierta nostalgia.
— Podemos preparar cualquier platillo que los jóvenes amos deseen —Comentó el elfo Bran con una sonrisa emocionada.
— Las habitaciones para invitados se encuentras en el ala norte aunque allí también se encuentra un ala de relajación, un pequeño spa que fue idea de mi difunta esposa Adelaida, idea que fue desarrollada y perfeccionada por las mujeres que han seguido conforme las generaciones pasan —Mencionó de manera relajada el hombre.
— También Dolly tiene bastante experiencia en esto jóvenes amos —Comentó Dolly sonriente, ambos elfos parecían bastante emocionados de tener gente allí. Considerando que la última persona en la Mansión fue su madre hace ya unos once años, era entendible.
— En el piso superior se encuentran no solo las habitaciones familiares, también el despacho, también contamos con un observatorio, en su tiempo Rowena fue demasiado insistente en eso, dijo que podía asegurar que una estrella ayudaría a nuestra familia —Comentó sonriente Salazar— Las mazmorras se dividen en dos, una parte está preparada como un laboratorio de pociones, la otra parte son calabozos, aunque ya no es tan utilizado aún pueden ser usadas, y aunque no me gusta también los instrumentos de tortura están preparados, aunque dejaron de usarse cuando Rowena y yo logramos crear el suero de la verdad, nunca me gustó usar herramientas de tortura para una interrogación, nunca son confiables —Explicó sonriente como si hablar de tortura fuese cosa de todos los días.
— Sí necesitábamos otra muestra de que es pariente tuyo, Harry, ya la tenemos —Se burló Lily, ganándose una mirada de su antepasado.
— Otro camarada en el uso de la tortura, luego quisiera oír tus métodos —Mencionó alegre el hombre, y así siguió el día deambulando por la mansión, aunque Harry insistió en que sus tíos y prima durmieran en el lado derecho de las habitaciones familiares ellos terminaron durmiendo en el lado izquierdo por voluntad propia, según palabras de su tío debían acostumbrarse a todos los protocolos desde ahora, y en opinión de su tía prefería estar en una habitación menos tétrica según la opinión de ella.
Las semanas pasaron, Harry casi siempre se perdía en la biblioteca leyendo los antiguos textos, o cuando junto a Petunia y Lily iban al invernadero a ver las plantas, Harry casi le prende fuego al ver que en la entrada estaba la maldita flor que le daba su segundo nombre, después de eso mando a poner las plantas en un lugar apartado y quizás hasta algo escondido en el invernadero; gracias a la cercanía de la mansión con el bosque, sin contar la posible cercanía de un pantano por la gran cantidad de serpientes que rondaban la zona, el hogar se mantenía parcialmente oculto, grande fue su sorpresa al ver que incluso estaban cerca de Hogwarts, parcialmente separado por el bosque prohibido y varios encantamientos ocultadores.
El problema principal fue cuando se decidieron a que era buen momento para volver, pues ya habían consumido las vacaciones permitidas de Connor y no tardarían demasiado en que llegaran sus amigos para pasar un par de semanas con ellos, Harry estuvo trabajando junto a los duendes durante casi toda la semana previa a su retorno para poder conectar la chimenea de la mansión Slytherin a la casa Evans, decir que Harry estaba feliz de recordar cómo se compraba a un trabajador del ministerio fue poco, fue una batalla complicada en la que tuvo que ayudar a encubrir al primo naturalista de un trabajador importante del ministerio que estaba regresando ilegalmente un ave del trueno a América pero había conseguido una línea privada de viaje entre los hogares que no apareciera en los registros.
Mientras esto ocurría en los últimos días previos a la reunión en la casa Evans en la mansión Black estaba ocurriendo una discusión bastante... llamativa, Walburga parecía que estaba por gritar de una forma solo comparable a la de una Banshee y Sirius que tensaba los dientes como si estuviese a segundos de ponerse a ladrar.
— Por treintava vez ¡No! ¡No puedes ir con ese nacido de muggles! —Gritó Walburga con ira brillando en sus ojos y como si se estuviese conteniendo de lanzar una imperdonable.
— ¡¿Por qué?! —Preguntó Sirius a nada de querer golpear a la mujer que le dio la vida.
— ¡¿Tienes idea de cuantas personas están hablando?! ¡Me costó demasiado que cerraran la boca después de que un nacido de muggles viniera a nuestro hogar! ¡Seríamos la burla de las familias sangre pura! —Rugió la mujer con el tono de voz más indignado que podía.
— ¡Por favor! —Pidió sin una gota de tranquilidad en su voz— ¡Si no me dejas ir me fugo! ¡Y ya verás tú cómo le explicas a todos dónde estoy! —Amenazó con los ojos destilando furia, Walburga contuvo el grito estridente que probablemente estaba por salir de su boca, apretó sus manos con fuerza antes de golpear la mesa de roble con tanta fuerza que los objetos al otro lado de la mesa cayeron al suelo.
— ¡Está bien! —Gritó harta— ¡Pero no quiero que cuando vayamos al callejón Diagon pidas nada fuera de lo encargado! ¡Y pobre de ti donde no cuides a Regulus en Hogwarts! ¡Tus estúpidas bromas podrían poner en peligro a tu hermano! —Gritó completamente histérica, el chico hizo una seña triunfadora y fue corriendo a preparar sus cosas, Druella solo rodó los ojos antes de irse.
— ¿Se puede saber por qué te negaste? Creí que queríamos que Sirius se relacionara con ese chico —Preguntó Cygnus con curiosidad, en la mesa solo quedaban los adultos y Bella, todos los que habían tenido una cara de póker ocultando la sorpresa durante la discusión menos Orión que le dejaba ese tipo de dramas a su mujer, pero siendo Bella la única menor que se quedaba en esas charlas.
— ¿Qué no es obvio? —Preguntó ahora con notable calma y relajación Walburga con una sonrisa que les recordó a sus hermanos porqué no cruzaban a su hermana, ni de niña ni de adulta — Si le permitía ir sin oponer resistencia Sirius podría sospechar, por eso mismo le di la razón a Druella para que Bella no vaya, aunque me hubiera encantado que Bella fuera, podríamos tener otro par de ojos sobre la situación, unos confiables —Aceptó Walburga con un poco de fastidio.
— Solo nos queda confiar en que Sirius no cometerá un error estúpido, además de que con esto nos aseguramos de evitar que quiera comprar alguna excentricidad que no vaya a utilizar —Añadió Orión con una sonrisa— Así apreciará también más el tiempo con Harry, y si todo sale como sospecho ambos van a terminar casados y con hijos —Concluyó el hombre con una sonrisa soñadora.
— Muy bien, eso cubre a Sirius pero nada te asegura que Harry haga lo mismo, ni siquiera sabemos los gustos del niño o sí ya tiene un tipo —Comentó Alphard casi rogando que su hermana no tuviera una respuesta, no negaba que el niño le caía bien pero quería evitar las maquinaciones de su familia.
— Ese chico tiene un gusto muy notorio por la magia oscura, cada libro que leyó en esta casa era más oscuro que el anterior, incluso por lo que nos dijo el retrato de Phineas ese pequeño niño camina muy cómodo entre los libros prohibidos, pero esa vieja cabra de Dumbledore no le dejará practicar nada, y ahí estaremos nosotros, seremos sus camaradas y guías por el sendero de la oscuridad, llegado el punto confiará lo suficiente como para decirnos a que familia sangre pura pertenece, e incluso puede que como agradecimiento, sintiéndose endeudado con nosotros acepte un matrimonio si eso ayuda a la familia que tanto le ayudó, aunque inclusive puede ser que a ese chico le guste Sirius, su magia es tan negra como la de todos los presentes, y será atrayente para él, sí es así, será un ganar-ganar —Explicó Walburga con aquella sonrisa orgullosa que tenía dándole un escalofrío a Alphard.
Al día siguiente Sirius estaba junto a Alphard fuera de la casa de los Evans, era temprano, tanto que no había ni un rayo de luz iluminando el lugar, instantes más tarde llegó James acompañado por su padre, Fleamont, Rómulo acompañado de McGonagall, luego llegó Frank con Augusta, los gemelos Fabián y Gideon llegaron acompañados por Percival Prewett, su padre, Alice llegó junto a su madre Mallory, Peter tardó en llegar pero fue acompañado por su madre Elena, Hermione estaba acompañada por su padre Maxwell que veía a todos los demás con ojo crítico, Remus llegó acompañado de Lyall, antes de que alguien pudiera tocar el timbre la puerta fue abierta por Connor que estaba acomodándose la corbata, o eso estaba haciendo hasta que vio al gentío fuera de su hogar.
— Supondré que ustedes son los invitados, pueden entrar a tomar el té, yo tengo que ir al trabajo —Aceptó antes de alejarse.
— Yo también tengo que irme pronto, no descuides tu alimentación querida —Se despidió Maxwell acariciando suavemente el cabello de su hija.
El resto se adentró en la morada encontrándose a Beatriz preparando el desayuno y a los menores arreglando sus vestimentas, aunque más de uno se preguntó que hacía Severus Snape ahí tan temprano, pasaron un rato entre presentaciones y saludos; cuando los adultos se retiraron los demás estudiantes voltearon a ver a los gemelos Evans con curiosidad.
— ¿Y eso que se están vistiendo tan parecido? —Preguntó Sirius al verlos, Harry tenía un chalequito negro, unos pantalones del mismo color al igual que unos botines y un pañuelo rojo a modo de corbata, Lily tenía una falda negra, sus medias hasta arriba de las rodillas y una blusa formal negra, en su cuello se posaba un pañuelo rojo.
— Vamos a trabajar en la pastelería, ya son las ocho y el trabajo se llena bastante por estas fechas, terminaremos antes de la dos —Explicó Harry tranquilo— Si quieren pueden acompañarnos, pero, y aunque creo que es obvio, no hagan magia, ni la mencionen, o nos jodimos todos —Pidió viéndolos con seriedad, los chicos se voltearon a ver entre ellos haciéndose la pregunta antes de asentir.
Mientras los chicos se acomodaban en los diferentes asientos de la cafetería veían como Harry y Lily se preparaban para abrir el negocio, el lugar tenía una buena iluminación y un delicioso aroma inundaba el lugar, y aunque a Sirius le avergonzara admitirlo para sí mismo estuvo más ocupado viendo la retaguardia de su compañero, esas vacaciones le había llegado uno de los momentos más vergonzosos en la vida de un hombre cuando ocurre por primera vez, una erección mañanera y con ella la pubertad había empezado.
— Debo admitir que el lugar es tan encantador como lo comentaron —Admitió Remus a su lado, la cafetería se podía decir que estaba dividida en tres, los apartados que es donde se habían sentados los alumnos de Hogwarts, las mesas que probablemente pronto se llenarían de clientes, y la barra que daba a la cocina donde se encontraba Beatriz.
— Muy bien muchachos, abran —Pidió Beatriz con una sonrisa, los gemelos abrieron la puerta y para sorpresa de los compañeros de los Evans afuera había demasiadas, pero demasiadas personas.
— Ladies and gentlemen, welcome to the Evans Garden —Presentaron al mismo tiempo los gemelos con sonrisas que cualquiera solo podría describir cómo adorable, los gemelos guiaron a los clientes a las mesas repartiendo los menús.
— Es... extraño ver a Harry ser tan... adorable —Murmuró Fabián ganando asentimientos de parte de los otros.
— Si, cuando lo conoces es un poco shockeante verlo ser adorable —Aceptó Petunia que estaba sentada a un lado de Alice dibujando en un block de dibujos ignorando que decían que su hermano podía ser el mismo diablo, no con las palabras pero ella sabía que los pensamientos estaban ahí.
Severus tomaba las órdenes al igual que los gemelos tan rápido como podían, las horas pasaban en las que los clientes iban y venían, cuando por fin terminaron los tres chicos que habían actuado de meseros cayeron rendidos en las sillas.
— Estoy malditamente cansado —Aceptó Harry masajeando sus hombros mientras miraba el postre que tenía su hermana mayor aún a medio comer.
— Señora Beatriz —Llamó Remus con una sonrisa soñadora y los ojos brillando, una visión que le pareció adorable a Hermione— Lo que decían Harry y Lily se queda corto, sus pasteles son deliciosos —Elogió con una sonrisa adorable.
-Hey - se escuchó el chillido indignado de Harry que quitó las miradas del castaño y las dirigió a él
- No toques mi dulce - amenazó Petunia con la mano lista para darle otro manotazo a su hermano menor
- Pero Pet - habló dulcemente mientras abría sus ojos que parecían redonditos y lo hacían ver como un cervatillo - Tengo hambre y estoy cansado
Petunia hizo una mueca y trató de no mirar a Harry directamente, años, años soportando a la pequeña mierda manipuladora de su hermano y aún sabía que caería ante el pequeño bebé de la casa.
-Dije que no - dijo alzando la barbilla desafiante. Harry se encogió en su sitio y se veía tan pequeño, frágil y adorable - Oh, está bien, toma
- Gracias hermana - contestó felizmente tomando el plato rápido. Sus hermanas no estaban por encima de la manipulación, solo era otro tipo de manipulación, además él era el menor, el bebé de mamá y un poco el consentido de Petunia.
Y mientras él disfrutaba su postre honradamente ganado, sus compañeros de Colegio estaban divididos internamente entre estar enternecidos a estar horrorizados, mirando toda la escena casi sin parpadear mientras que Snape y Lily se reían de sus caras e incluso Beatriz se reía disimuladamente.
El día pasó con tranquilidad, entre juegos e insistencia de los chicos por comprar cosas muggles pero al momento de irse a dormir ocurrió algo... complicado.
— ¿Por qué tienes una litera? —Preguntó Peter viendo aquello.
— Esta era la habitación que usábamos Lily y yo antes de que nos separaran de habitaciones —Explicó Harry acomodándose la pijama verde que utilizaba.
Lo curioso terminó siendo cuando se fueron a acostar, Sirius estaba abrazando por la espalda a Harry mientras Rómulo recostaba su cabeza en su estómago, ¿Acaso lo creían su peluche? James y Remus estaban en la cama de arriba junto a Severus, aunque el chico serpiente dio bastante pelea hasta que la otra opción fue dormir en el suelo, los otros cuatro chicos estaban recostados en bolsas de dormir, aunque debía de admitir que estar en los brazos de Sirius era malditamente cómodo.
Al día siguiente, cuando se despertó, siendo el primero, se dio cuenta de algo peculiar, Sirius tenía una erección, causándole emociones divididas, por un lado se sentía avergonzado, y por otro su mente adolescente se estaba empezando a imaginar escenarios que probablemente debería dejar de imaginar, logró zafarse para comenzar a alistarse; cuando estuvo vestido, después de darse una ducha, se encontró con varios de los chicos despertando.
— Voy a decirlo una única vez, y pobre de aquel que lo ignore —Empezó con la voz más seria y helada que podía, que era demasiado, Severus agarró su ropa y se largó al baño, él no era un problema ya que ya sabía lo que diría— Sí alguno de ustedes se le ocurre salir del baño sin haberse cambiado ahí, o si mi hermana los ve en paños menores les arrancare los genitales —Amenazó antes de bajar a comer dejando a sus amigos espantados.
— A veces me sorprende que sea tan pequeño y adorable pero sea tan jodidamente amenazante —Comentó Frank en un susurro, no quería ni imaginar lo que le haría su compañero si lo escuchaba llamarle adorable.
— Empiezo a creer que es su don y maldición —Comentó Gideon.
Al bajar Harry se encontró a Alice siendo el modelo de algunos diseños de Petunia, que se había interesado por la moda y había comenzado a intentar adentrarse en eso, Hermione veía atenta como la chica posaba divertida con aquello.
Y así los días pasaron tranquilamente, entre juegos, idas al centro comercial o a la plaza, trabajo para los gemelos, hacer la tarea faltante y pronto deberían partir para el callejón Diagon, Harry tenía una sonrisa alegre, había logrado mejorar su magia sin varita tras largas horas de meditación en la mansión Slytherin, donde aparte había tenido a su ancestro para ayudarle ya que Dumbledore le dio las pautas para que lo hiciera durante el verano. Mientras que la otra persona con trabajo extracurricular en progreso, osea Hermione, seguía en el lento proceso para convertirse en animago.
También en el transcurso de los días, todos recién se enteraron el día de nacimiento de los gemelos Evans, y aunque ya había pasado su cumpleaños, el 31 de julio sus amigos parecían estar dispuestos a festejarlos cuando llegaran a Hogwarts porque literalmente no habían estado enterados lo que valió muchos reclamos hacia lo gemelos que solo dijeron que ellos nunca habían preguntado, lo que llevó a quedar en una celebración en el castillo, porque sí no habían dicho nada, ellos podían hacerle celebración cuando quisieran. Y aunque Harry era en realidad el más amenazante entre todos ellos, decidió dejarles ganar su capricho.