Narra Camila.
El olor a café y tostadas me quitaron el sueño automáticamente. Afuera llovía pero la habitación estaba cálida. Con pereza me estiré en la cama sintiendo como mis músculos se tensaban. Me senté brotando mis ojos tratando de despertar por completo.
-Al fin despierta-la oí susurrar cerca mío. Miré hacia el costado, estaba apoyada en el marco de la puerta del baño en ropa interior-El desayuno está listo.
-Te duchaste sin mí-apoyé mis manos en la cama dejando mi cuerpo inclinada hacia atrás. Su mirada bajó hacia mis pechos descubiertos, caminó hacia mí mientras lamia sus labios.
-Perdón-se sentó a mi lado inclinándose hacia mí para besar mis labios-Buenos días-susurró sobre mis labios con los ojos cerrados.
-Buenos días-acaricié su nariz con la mía-¿Dormiste bien?.
-Mejor que nunca-sonrió-¿Y tú?-se levantó de la cama para acercar el carrito en donde estaba nuestro desayuno.
-También-respondió mientras tomaba la bandeja en donde habían cuatro tostadas, dos cafés y una rosa roja-no te vayas a quemar-dijo mientras me entregaba la bandeja-¿Tienes algo que hacer hoy?-se sentó a mi lado.
-Sí-la miré.
-¿Qué?-fruncí el ceño.
-Estar contigo-sonrió dándome un beso en los labios. Lauren besaba muy bien, sus labios eran suaves y gruesos. Chupé su labio inferior para luego morderlo y volver a chuparlo, era un beso lento pero profundo.
-Me encantas-mordió mi labio antes de apartarse-¿Te parece si vemos películas y estamos todo el día abrazadas, dándonos besitos?¿Te parece buen panorama?
-El mejor de todos-besé su mejilla.
El desayuno estaba exquisito, las tostadas estaban crujientes y el café en el punto exacto con el dulzor correcto. Se sintió bien volver a desayunar con Lauren, entre risas y besos robados el tiempo pasa volando. Su forma de mirarme había vuelto a ser la de antes y eso me llenaba de felicidad.
-Gracias por el desayuno-la besé sintiendo mi vientre contraerse, rápidamente lleve mi mano a el dándole una caricia.
-De nada-susurró sobre mis labios para luego volver a besarme.
Me recostó en la cama poniéndose sobre mí mientras metía sus manos por debajo de las sabanas para acariciar mis caderas. Radie su cintura con mis piernas automáticamente. Sus besos comenzaron a bajar por mi mandíbula llegando a mi cuello en donde mordió y besó a su antojo. Mi mano se perdió en su larga cabellera mientras que la otra la apretaba más contra mí por la espalda.
-Te deseo-murmuró sobre mi piel mientras bajaba una mano a mi muslo y la otra apretaba mi pecho.
Tomé su rostro y lo alcé hasta poder volver a besarla. Su mano subió hasta mi trasero el cual apretó sacándome un gemido. Sus caderas rozaban las mías dejándome sentir su miembro ya erecto chocar contra mi sexo. Saqué su brasier dejando al descubierto sus senos los cuales mordí y acaricie como si no hubiese un mañana.
-Mierda-gruñó entre dientes cuando mordí su pezón. Lauren estaba sentada sobre mis caderas mientras yo comenzaba a bajar mis besos por su vientres mientras apretaba su trasero. Sus manos jalaban mi cabello excitandome cada vez más. Me empujó por los hombros volviendo a recostarme.
Sus labios devoraron los míos sin piedad alguna. Sus caderas volvieron a frotarse contra mí y ya estaba completamente húmeda, impaciente por que me hiciera el amor. Mordí su labio antes de que se alejara para tomar un preservativo de la mesa de noche.
-No es necesario-la detuve cuando quiso abrirlo.
-¿Segura?-frunció el ceño.
-Mas que segura-le sonreí y sin darle tiempo a pensar nada la tomé por el cuello y la besé. Se alejó un poco para sacar su bóxer dejando a la vista su miembro. No pude evitar morder mi labio, Lauren era demasiado sexy y en ese momento tenía una vita increíble de ella.
Se volvió a poner encima mío y sin perder tiempo me penetró, mi espalda se arqueó mientras me aferraba a ella. Sus embestidas era rápidas y podía sentir como mi vientre se contraía de placer.
-Mierda-mordí su hombro tratando de amortiguar mis gemidos.
Sus manos apretaron mi trasero sin dejar de penetrarme mientras escondía su rostro en mi cuello. Su cuerpo estaba sudado al igual que el mío.
-Me vengo-gimió.
Mis músculos se comenzaron a tensar y mi vientre ardió avisándome de que yo también estaba por llegar al orgasmo. Solo bastaron un par de embestidas más y ambas llegamos al tan deseado orgasmo.
Su cuerpo cayó sobre el mío sin fuerzas. Su respiración estaba agitada al igual que la mía y nuestros corazones latían uno contra el otro. Nos quedamos así por lo que fueron unos largos minutos mientras la abrazaba y nos acariciábamos.
-Comenzó bien el día-susurró son una sonrisa sobre mi cuello.
-Sí-sonreí antes de besar su frente-el mejor san valentin de la vida-acaricié su brazo.
-El mejor-asintió-Ahora sí podemos tomar una ducha juntas-sugirió.
-Me parece buena idea.
Luego de un par de besos y caricias nos levantamos de la cama para ir a ducharnos juntas. No fue una simple ducha y eso lo tenía más que claro desde un principio.
Nos vestimos sin dejar de molestarnos o toquetearnos, era inevitable no querer tocarnos después de tanto tiempo separadas. La había extrañado mucho. De vez en cuando Lauren apretaba mi trasero o me comenzaba a besar intentando que las cosas subieran de tono pero siempre la detenía, lo cual era gracioso por la cara de frustración que podía.
-Iré al baño y vuelvo-besó mi mejilla.
Me estaba peinando cuando escuché que tocaban la puerta. Dejé la peineta sobre la mesa de noche para luego caminar hacia la puerta de la habitación.
-Buenos días-Dinah había entrado no sin antes dejar un beso en mi mejilla.
-Buenos días-fruncí el ceño-¿Qué haces aquí?
-Te traje un regalo-alzó una bolsa de cartón de color blanco que tenía juguetes para bebés, de muchos colores y figuras. Al verlo mi cara se transformó por completo-No pongas esa cara-abrió los ojos-no me digas-llevó su mano al pecho-¿Le pasó algo al bebé?
Mierda.
-Dinah-gruñí volteando a ver la puerta del baño, la cual en ese mismo instante se había abierto dejando ver a una Lauren completamente seria.
-¿Qué bebé, Camila?-susurró con el ceño fruncido.
No respondí, sentía mi garganta apretada y mis piernas débiles. ¿Era el momento? ¿Realmente lo era?. Lauren al ver que no le respondía se comenzó acercar pero de un momento a otro se detuvo y bajó la mirada hacia mi vientre abriendo la boca, cayendo en cuenta de lo que estaba pasando.
-¿Estás embarazada?-susurró mirándome a los ojos.
Miré a Dinah buscando alguna salida pero sabía que no había ninguna. Sentía mi pecho apretado y mis manos habías comenzado a sudar. Tenía miedo, después de tres meses estaba asimilando por completo mi embarazo y tener a Lauren frente a mí esperando una respuesta solo hacía que ese miedo se incrementara con más fuerzas.
Volví a mirar a Lauren y parecía decepcionada, estaba dolida y fue cuando me di cuenta de lo que pensaba. Apartó su mirada de la mía y comenzó a caminar hacia la salida con su cuerpo completamente tenso.
-Espera-hablé provocando que se detuviera-es tuyo-susurré cuando se dio vuelta a mirarme-Es tu Hijo, Lauren.
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Espero que les haya gustado, ¿Qué creen que pasará? ¿Lauren le creerá? ¿Se hará cargo de ese bebé? ¿Sé ira?.
Gracias por leer.