—¿Es terminal verdad? Es jodidamente terminal, dígamelo de una vez — Robert bajó el brazo con el que se estaba cubriendo la cara para poder mirar al doctor —Aún siento que me falta el aire.
Susan se lleva una mano al puente de la nariz al tiempo que niega con la cabeza. Aún bajo las luces tenues del living se nota su sonrisa divertida a kilómetros.
Yo por mi parte, me limito a guardar silencio y a observar a mi novia que pone los ojos en blanco y después comienza a jugar con los dedos de mi mano, que tengo entrelazada con la suya.
—¿Siente que le falta el aire? — pregunta el doctor, poniéndose en un instante mucho más serio.
Robert asiente, de forma frenética. Ahí tumbado en el sofá y quejándose como lo está haciendo, cualquiera pensaría que está en su lecho de muerte.
—Me falta el aire, las paredes se cierran, la habitación se hace pequeña y mi corazón... — se lleva las manos al pecho, a la altura del corazón en tanto cierra los ojos — Oh Dios, dígame que no es cierto y que todo esto es una mala pesadilla.
Al escuchar sus últimas palabras, el doctor entiende que está inventándolo todo y sus labios vuelven a curvarse en una sonrisa.
—No sé preocupe, señor Downey. Como le dije anteriormente, solo tiene la presión un poco baja.
—Ok ¿Y qué puede recomendarme para que mi hermana no se case?
A Tori se le escapa una risa irónica cuando la señala con la mirada.
Este hombre no tiene remedio.
Sabía que teníamos que tener mucho tacto a la hora de contarle que nos comprometimos. También consideré importante que fuese el primero en enterarse, así que con ayuda de Susan organizamos una cena.
Todo iba saliendo de maravilla, nosotros cocinamos. Juntos. Durante horas hablamos de nuestro viaje a Brasil, Robert quiso saber si el lugar valía la pena porque está planeando próximamente unas vacaciones familiares. Por lo que durante un rato fui su folleto informativo. Luego cenamos, todo estuvo delicioso y antes de llegar al postre les dimos la noticia.
Susan se puso feliz hasta las lágrimas, los niños también parecían muy entusiasmados aunque no entendían muy bien que estaba pasando. El problema fue Robert. Mi amigo se puso pálido de un momento a otro, blanco como una hoja de papel, dijo que se sentía mal, comenzó a echarse aire con las manos, se desabrochó los primeros botones de la camisa, se soltó la corbata... creímos que era serio así que llamamos al Doctor y mientras él llegaba, Susan llevó a sus hijos a dormir.
Después de un largo diagnóstico, resulta que lo que Downey tiene es una severa mezcla de negación e impresión. Le bajó un poco la presión pero el médico ya ha dicho que no es nada de que preocuparse, puede ser común cuando se tienen fuertes emociones. Es decir, la noticia de que me caso con su hermana.
—Por desgracia, no puedo ayudarle — dice el hombre ya entrado en edad, al cabo de un momento — No soy esa clase de Doctor.
Robert le pone mala cara, Susan le agradece y le dice que le acompañará hasta la puerta pero antes de que salgan del living, él se vuelve hacia nosotros ya con su maletín en mano.
—Enhorabuena muchachos, es una noticia maravillosa.
Tori y yo le agradecemos y dedicamos sonrisas sinceras, después de todo es el doctor de cabecera de la familia Downey y un buen amigo de mi prometida.
Cuando William se va y Susan vuelve a unirse a nosotros, Victoria deja escapar un suspiro profundo.
—Creí que estarías feliz por nosotros — modula la voz con un tono de falsa desilusión, mirando a su hermano como me mira a mí cada vez que quiere salirse con la suya.
—No me pongas esos ojos, Victoria — le riñe el castaño, incorporándose en el sofá.
Victoria no cede, por el contrario, con la maestría de alguien que sabe perfectamente que hacer para doblegar la voluntad del más fuerte, le pone un puchero que la hace ver adorablemente irresistible al tiempo que junta ambas manos en un gesto de súplica.
Robert no dice nada, aunque tampoco hace falta. El suspiro largo que lanza al aire, los hombros caídos y la expresión de derrota en su rostro me hacen preguntarme si así me veo yo cada vez que cedo a la mirada felina, hipnotizante y manipuladora de su hermana.
—¿Nos dejan un momento a solas?
Espera ¿Qué?
Victoria aplaude como si acabara de sacarse la lotería y yo entro en pánico cuando se levanta de mi lado, con la intención de seguir a Susan a la cocina.
—No me dejes, no me dejes — murmuro entre dientes, apretando el agarre en su mano — Amor, ni se te ocurra marcharte.
—Tranquilo — me sonríe feliz, acariciando mi barba — Robert te quiere más que a mí, no va a matarte... creo.
—Victoria...
—Tú puedes — me da un beso fugaz bajo la atenta y matadora mirada de su hermano y por fin se va, de inmediato me siento como si me estuvieran cazando.
Robert me mira fijo, en silencio. Me pone de los nervios pero me recuerdo que quiero casarme con su hermana y que quiero su aprobación, así que me trago el nudo que tengo en la garganta y lucho por encontrar mi propia voz.
—Robert, amo a tu hermana — declaro, seguro — Lo sabes, más que a mi propia vida y quiero casarme con ella. Quiero formar un futuro juntos y sé que debí hablar contigo antes, pero no lo planeé.
» Aunque no lo creas no tenía en mente una propuesta en la playa, solo... surgió.
—Lo entiendo.
—Te juro que... — me callo de golpe al procesar sus palabras — ¿Cómo dices?
—Que lo entiendo perfectamente y que puedes casarte con ella si eso es lo que quieres — repite más lento, deletreando cada palabra — Eso sí, no se aceptan devoluciones y tampoco me hago responsable de futuros traumas ocasionados por el demonio menor.
Frunzo el ceño, sintiendo como crece la confusión en mi interior.
—¿Es una broma verdad? Grítame o amenázame, eso me asusta menos que me digas que lo aceptas de buenas a primeras.
Robert ríe en tanto niega con la cabeza.
—Ya sé que fui muy pesado al principio, pero Victoria es mi hermanita. Supongo que los celos son normales — se levanta y va directamente a la barra a sacar dos cervezas, me ofrece una al volver.
Me quedo mirando el botellín con inseguridad, luego subo la mirada a su cara.
—¿Es un truco para envenenarme?
Rueda los ojos.
—Anda, cógela ya o voy a arrepentirme.
La tomo entre risas y en lugar de volver a su lugar en el sofá frente a mí, se sienta mi lado.
Le da un sorbo y luego se queda mirando un punto perdido en la alfombra. Quiero decir algo pero me inquieta demasiado su aura pensativa.
—Te hablé de mi pasado — murmura y aunque no me ve, asiento — Te hablé de mis problemas y lo que me costó salir de ellos.
—Robert, no tienes que...
—No, escucha — me interrumpe — Es necesario, quiero hablarte de esto porque quiero que entiendas porque me comporto con Victoria como lo hago.
Aprieto los labios en una fina línea, haciéndole saber que puede continuar.
—Ella estaba en Europa cuando yo comencé a involucrarme en el mundo de las drogas — hace una pausa — Me hablaba y enviaba textos muy a menudo pero yo nunca contestaba, ella no me veía, no sabía que estaba hasta el cuello de mierda y aunque suene egoísta, prefería mil veces que se quedara con la imagen del hermano distante a descubrir que me estaba perdiendo.
» Pero es Victoria, es terca como una mula y mi error fue creer que se quedaría tranquila, viviendo su vida al otro lado del mundo.
» Vino un día, sin avisar, fue a buscarme a una fiesta en Malibú. Yo... no tenía idea de que ella estaba ahí o jamás le habría permitido siquiera entrar a la casa.
Inevitablemente, conforme relata las cosas mi cabeza va armando un escenario imaginario. Todo ocurre en cámara lenta, lo peor es que parece que estoy viendo una película de terror. Me asusta, pero estoy tan paralizado que no puedo pedirle a Robert que ya no hable.
» Yo... — suelta un suspiro tembloroso y se toma unos minutos para recomponerse, pero en su rostro es claro que no funciona del todo — Cuando la encontré, estaba huyendo de un grupo de 5 hombres.
Trago saliva con dificultad y aprieto los puños con fuerza. Mi memoria evoca los recuerdos de aquella charla que tuve con Tori cuando recién acababa de conocerla.
—¿Ellos...? — ni siquiera soy capaz de terminar la pregunta.
La simple idea me provoca náuseas, me hierve la sangre.
No puedo imaginarme a Victoria en una situación semejante, en un momento tan vulnerable. El simple hecho de pensar que esa noche esos ojos brillantes y vivaces que tanto amo, pudieron estar cargados de miedo me pone mal. Me llena de impotencia.
Gracias a Dios, Robert niega con la cabeza.
—No le hicieron nada — verbaliza, como si tratase de calmarme — Estaba intacta pero asustada y yo... no podía dejar de pensar en lo que pudo haber pasado si no llegaba a encontrarla a tiempo.
» Esas personas, eran drogadictos y alcohólicos. No se habrían detenido a pensar si era menor de edad o cualquier otra mierda.
» La puse en peligro.
Sus palabras encajan en mi cabeza con lo que ya Tori me había contado.
—Así que la alejaste — murmuro por lo bajo — Por eso la enviaste lejos.
Asiente en silencio y lo observo tomar un respiro profundo.
De vez en cuando aprieta el botellín de cerveza, los nudillos blancos solo son una prueba más de cuanto carga en su consciencia. Del peso y la culpa que él mismo se adjudicó.
—Era lo mejor para los dos — continúa — No podía permitir que le hicieran daño, mucho menos podía dejar que se quedara cuando apenas podía cuidar de mi mismo. Así que sí, la obligué a subir al avión que la llevó de vuelta a Turquía.
» Los años pasaron y las cosas se fueron acomodando, dejé todo eso atrás, me reinventé y cuando Victoria me dijo que se mudaría a Nueva York porque quería estar cerca de nosotros, me prometí que la cuidaría como nunca lo hice.
» Comenzaba a recuperar el tiempo perdido y a convertirme en el hermano mayor que siempre debí haber sido cuando te conoció.
Una débil sonrisa se forma en mis labios.
—Evans, me volví un maniático de su seguridad por eso la noticia del compromiso me tomó con la guardia baja, no porque no te quiera de cuñado — explica, en su voz hay un ápice de ánimo que antes no — Porque el matrimonio significa que va a formar su propia vida, una en la que yo ya no podré protegerla.
Me cuesta un momento reponerme a sus palabras, pero lo consigo. Pongo mi mano en su hombro, tratando de transmitirle algo de apoyo.
—No sé si esto valga para algo pero creo que eres el mejor hermano que Victoria pudo haber tenido — le sonrío cuando mueve la cabeza, como si no estuviera de acuerdo conmigo — Tampoco sé si esto pueda tranquilizarte un poco pero quiero que sepas que conmigo tu hermana siempre va a estar segura.
» Robert, el que Victoria y yo vayamos a casarnos no quiere decir que tengas que salir de su vida. Puedes seguir cuidándola como hasta ahora, la diferencia es que ya no tienes que hacerlo solo.
No me mira pero se lleva una mano bajo el mentón y finge pensárselo. Un gran alivio me llena cuando deja caer los hombros, llámenme loco pero me gusta creer que el peso que antes lo atormentaba ha desaparecido.
—De cualquier modo, no tengo otra opción — bromea, divertido — Ella te quiere y tu a ella y eso es lo mínimo que podría haber deseado alguna vez, a alguien que la ame tanto como yo lo hago.
☆゜・。。・゜゜・。。・゜★
1 semana después
Victoria
—No, siguiente — le digo a Ava y la chica afuera de mi oficina se levanta de mala gana para irse.
Esto es lo que sucede, hoy se cumplen 2 semanas desde que oficialmente me comprometí, una desde que Robert nos dio su bendición. Aún no sé que habló Chris con él aquella noche, no ha querido hablar de eso y mi hermano tampoco, pero bueno, eso es lo de menos, lo importante es que lo consiguió y ahora me siento en un sueño del que jamás quiero despertar.
Ciertamente nunca me había planteado la idea de casarme, del marido perfecto, la boda... y ahora es todo en lo que puedo pensar.
Lizzie, Scarlett, Emily, Blake, Ava... ya perdí la cuenta de todas las damas y madrinas que voy a tener. Unas que por cierto tampoco saben que hacer con la planeación, ni siquiera aquellas que ya se casaron y tienen más experiencia en el terreno.
Desde el primer momento Chris dijo que quería involucrarse todo lo posible con la boda, al igual que yo, pero él esta a mitad de varias grabaciones y tiene varios proyectos en puerta y yo estoy hasta el cuello de trabajo, esperando no tener lanzamientos los próximos meses. Él esta grabando en Atlanta y yo estoy trabajando en Nueva York, lo cuál hace todo aún más complicado. Por lo que al final y pese a mis deseos, tengo que conseguir una Wedding planner y hasta el momento, eso no esta saliendo nada bien.
—Tori, si sigues rechazando a las planeadoras terminarás sin boda.
Dejo caer la frente sobre el escritorio en tanto suelto un suspiro frustrado.
—Esto no esta funcionando, ninguna me convence.
Ava pone los ojos en blanco y turce los labios en una mueca divertida.
—Tal vez deberías decirles que si quieren planear tu boda, no deben hablar de tu prometido.
—No es divertido.
Aunque tiene algo de razón, el 80% de las planeadoras que pude encontrar en Nueva York no dejan de hablar de Chris y el otro 20% simplemente no tienen idea de lo que hablan.
—¿No habrá una que supere los 60 años y esté más interesada en planear que en admirar a mi novio?
—Hasta ahora no — ríe, echándole otro vistazo a la tabla que carga — Esta es la última con cita — me incorporo en cuanto la escucho — Abigail Button, tiene 5 estrellas, sin quejas hasta el momento y vive cerca, es tu última esperanza.
—Hazla pasar — le pido y unos minutos después ya tengo a la señorita Button frente a mí.
Melena pelirroja, ojos verdes, sonrisa de comercial... me preocupa que parezca recién graduada pero comenzamos con la entrevista y en ningún momento el nombre de Chris se escapa de su boca ¿Eso es bueno no?
Después de revisar a fondo algunas cosas en su currículum, paso a una de las preguntas importantes.
—¿Por qué debería contratarte?
Por un momento parece perdida, así que a modo de explicarme mejor, continúo.
» Ya sé que parece que te quiero de secretaria o algo parecido pero hay muchas, muchas personas que quieren este trabajo también y como comprenderás, mi boda es algo bastante serio para mí.
» Quiero estar segura de que la persona a la que pondré a cargo se lo tomará tan en serio como yo.
—Lo entiendo absolutamente, yo haría lo mismo si estuviera en tu lugar. Por eso creo que deberías contratarme — responde segura — Porque desde el primer momento en que me digas que sí, tú y tu boda son mi prioridad.
» A eso me dedico, después de todo. A materializar tus sueños.
Después de todo lo que he escuchado el día de hoy, esto es de lejos lo más convincente y acertado. Así que realmente no tengo que pensarlo mucho, tiene buenas críticas y la suficiente experiencia. Además ha trabajado con otras personalidades famosas y por lo que sé, todo salió de maravilla.
—¿Te gustaría ser mi wedding planner? — digo finalmente y la sonrisa que se forma en su rostro es enorme.
—Sería un honor para mí poder ayudarte con tu boda.
—Contratada
[...]
—Te extraño — es lo primero que digo al descolgar la llamada y llevarme el teléfono a la oreja.
—Yo también te extraño, preciosa — responde Chris entre risas — Ava me llamó, dijo que tenía que hablar contigo sobre la contratación de la planeadora pero estaba en medio de algo y no pude desocuparme hasta ahora.
—¿Hablar conmigo? — repito confundida y luego recuerdo que la única persona en el mundo capaz de ablandarme, es Chris — Pues gracias, pero que sepas que no necesité de tu persuasión.
—Entonces la conseguiste, a la planeadora... espera un momento ¿yo era la persuasión?
Una pequeña risa se me escapa al imaginar su semblante ofendido. Con la nariz ligeramente arrugada y el ceño fruncido.
—Sí, no sabes el trabajo que me costó encontrarla, pero creo que esta es la buena. Comenzaremos con el lugar, ¿Crees que puedas escaparte el fin de semana?
Me desanima un poco que suelte un suspiro cansado.
—No lo sé, amor, pero te prometo que haré todo lo posible.
—Bueno, un intento es mejor que nada — me separo del celular para ver la hora — debo irme, quedé de ver a las chicas en 20 minutos y aún debo ir a cambiarme.
—Con mucho cuidado, te amo — sonrío como tonta al escucharlo.
Una semana, solo una semana ha pasado desde que se fue a Atlanta y ya lo extraño como si llevara años sin verlo.
—Te amo más, adiós — me despido y cuelgo
☆゜・。。・゜゜・。。・゜★
—No puedo creer que vayas a casarte — dice Lizzie, jugando con mi mano para conseguir varios destellos del anillo a la luz del sol.
Tenía que aprovecharlas, salir tanto con ellas como fuera posible, pronto tendrían que ir también a Atlanta y entonces si me quedaría yo sola y mi trabajo.
—Yo tampoco — confieso con una sonrisa enorme — a veces siento que es un sueño y tengo miedo de despertar en cualquier momento.
—Pues entonces es un sueño grupal, jamás pensamos que Chris fuera a casarse antes que nosotras pero estamos muy felices por ustedes — murmuró un leve gracias y sonrío ampliamente.
—¿Y ya le pusieron fecha?
-24 de Abril - le digo a Scarlett y ambas abren los ojos como platos por la sorpresa
—Sabes que tienes menos de seis meses para eso ¿no?
—Y la navidad está a la vuelta de la esquina.
Asiento, llevándome las manos al rostro tratando de no hudirme en el estrés.
—Lo sé, lo sé, Chris quiere que vayamos a Boston y pasemos navidades con su familia, ahí les daremos la noticia y como sé que yo no voy a tener cabeza para hacer nada de eso, contraté a una wedding planner
—Creí que querían hacerlo todo ustedes — Liz frunce el ceño.
—Y queremos, pero sin ayuda esta boda no va a estar lista en abril y Chris no está dispuesto a cambiar la fecha.
—Bueno en eso tienes razón — Scarlett me dedica una sonrisa ladina — Parece desesperado por convertirte en la señora de Evans ¿ya escogieron el lugar?
Me muerdo el labio y hago mi mejor intento de sonrisa pero Lizzie parece notar lo mala que soy para mentir y de inmediato me señala acusadora.
—Maldita ya lo tienes, ¿dónde?
-Portofino - se quedan calladas y continúo - Italia
Amabas sueltan un grito emocionado y todas las personas en la cafetería se nos quedan viendo pero a ellas les importa un comino, pues acto seguido se levantan a envolverme en un abrazo.
—Será la boda del año.
Niego inmediatamente al escuchar la emoción en la voz de Scarlett.
—No nos adelantemos, aún tengo que hablarlo con Chris pero sé que tampoco él quiere nada exagerado o extravagante.
-Pues eso será un problema, porque con el hermano que tienes - dice Liz y suelto una carcajada - por cierto ¿cómo se lo tomó?
—Creí que enloquecería — respondo entre risas — casi me mata y a Chris junto conmigo, tuvieron esa "plática de hombres" que duró poco más de 2 horas y luego parecían de nuevo hermanos de la misma madre — relato con diversión.
» Al final dijo que todo lo que le importa es que yo sea feliz y está tranquilo porque sabe que con Chris lo soy.
—Bueno fue mejor de lo que creí - confiesa Lizzie — aunque no me sorprende, si Robert pudiera confiarle tu vida a una sola persona en este mundo, sería a Evans.
—Cierto — secunda Scarlett — RDJ terminará quedándose con tu prometido, yo sé lo que te digo.
Las tres estallamos en carcajadas.