Es algo sumamente estúpido por parte del pálido no tener la más mínima idea de como terminó entre las piernas del omega, inclinado sobre su cuerpo, compartiendo un torpe beso. No deseaban separarse, quizá era por la primera vez que sus lenguas entraban en el juego.
La diestra de Changbin se coló bajo la camisa de dormir ajena. Acariciaba con dedicación cada centímetro de su torso, sonriendo al notar su piel erizandose por su tacto y las leves cosquillas que dejaba. Desvió su mano hacia la rellena mejilla al separarse finalmente de él para acariciarle mientras admiraba su rostro.
-- ¿Cómo puedes ser tan precioso? -- Félix rió por lo dicho --. Es en serio, eres tan bonito que duele -- replicó con una casi sonrisa. Volvió a adueñarse de los esponjosos labios del menor.
Acarició el largo de sus muslos por la parte trasera, iniciando por las rodillas para finalizar en su trasero. Apretó un poco, desde hacía tiempo deseaba tocar su voluminoso trasero. Su entrepierna entró en contacto con la contraria, arrancándoles un jadeo a ambos.
El ambiente se estaba calentando demasiado y al omega le entraron los nervios. Quería detenerse. No se sentía listo para tener relaciones sexuales ni nada por el estilo.
-- Changbin -- le nombró separandose con cuidado -- ¿Podemos parar? -- su gesto era nervioso con sus ojitos mostrando preocupación por un mal desenlace --. No quiero hacerlo.
Salió de encima suyo en silencio, tirándose a su costado y mirarlo callado, dudoso en si sería incorrecto abrazarlo y no darle espacio en ese momento. No se movió, a pesar de que sus intenciones fueran consolarlo, decidió esperar.
-- No tenemos que tener relaciones ¿sí? Ni siquiera en un futuro cercano -- consoló sin dirigirle la mirada. Estaba avergonzado del contexto de sus palabras -- Esto sólo fue por el calor del momento y no se volverá a repetir si no quieres -- se encontró con los ojos ajenos. Destilaban gratitud y cariño.
El rostro de Changbin siempre se mantenía sin gesto, esconder sus emociones era una de sus grandes habilidades. Sin embargo, el rubor le jugó en su contra y su mirada revelaba a gritos el caos en su interior. El alfa era un experto en mantener una "poker face", Félix se estaba convirtiendo muy bueno en leer sus ojos.
Las vacaciones de navidad se acercaban y Félix estaba aterrado de verse obligado a volver a casa. Durante el verano se salvó gracias al curso de regularización que tomó obligatoriamente por haber entrado casi a finales del semestre. Tener que estudiar en vacaciones fue su salvación entonces, ahora no estaba seguro.
Chan le dejó en claro que sería feliz de que se quedara con ellos. Se vió presionado a tomar una decisión por su hermano cuando este llamó a preguntarle qué haría.
-- ¿Tú quieres venir? -- cuestionó al otro lado de la línea --. Sé que no -- añadió ante el silencio de su hermano.
-- Sabes que el que no quiera ir no es por tí ¿verdad, Honey? -- quiso confirmar el pelirrosa. Tenía miedo de que todo lo que le costó repararse a sí mismo no estuviera lo suficientemente sólido como para soportar la mierda de su padre.
-- Será navidad, Félix -- insistió Jooheon desanimado -- No será lo mismo sin tí -- agregó con nostalgia -- ¿Haremos una videollamada? -- el menor trató de ponerse en los zapatos de su hermano y cedió al darse cuenta de su egoísmo.
-- Las que quieras -- confirmó sonriendo. Después de eso se despidieron porque el menor tenía que ir a entrenar.
Hyunjin apareció en su cuarto, eso bastó para darse por vencido de hacer su trabajo. El rubio adoraba divertirse con cualquier cosa para procastinar sus tareas, obligando a los demás a hacer lo mismo, excepto a Changbin, nunca conseguía que le prestara atención si él no quería hacerlo.
-- ¿Estará mal si decido quedarme?
Félix decidió que si no podría hacer su tarea, al menos su amigo debía ayudarlo a decidir algo que le favoreciera y no le hiciera parecer aprovechado.
Recibió un golpe en su cabeza con una almohada y una carcajada por parte de Hyunjin.
-- Por supuesto que no. Chan ya te ofreció quedarte -- dió una extraña pirueta que lo dejó en el borde de la cama cuando su cabeza dolió por colgar del colchón por un largo rato -- Lo ofrece de todo corazón -- aseguró sonriente.
Abrió una bolsa de fritura y se metió un puñado a la boca, algunas cayeron al suelo y las recogió para comerlas de igual manera. La indecisión se mantuvo tatuada en sus ojos y Hyunjin se animó a contarle acerca de las festividades pasadas.
-- Somos como una familia -- confesó tímido -- Chan y Seungmin se convirtieron en nuestros padres adoptivos o algo así -- explicó melancólico, los dos adultos no eran solamente los tíos de su amigo --. Tal vez, luego conozcas más a detalle la forma en que de pronto Minho, Jeongin y yo fuimos incluidos. Yo te lo contaría pero no sé bien de ellos -- arrebató la bolsa de aluminio para tomar del contenido --. Llevamos tiempo celebrando todo juntos, así que, sí Cham te invitó, significa que ya eres parte.
Con eso ayudó al pelirrosa a decidir quedarse. Le alegraba formar parte de algo que le hacía sentir bien.
Más tarde le pidió a Hyunjin la historia de su unión a la "familia" y el rubio no era nadie para negarsela.
-- Siempre he tenido severos problemas con mis mamás, ellas controlaban cada parte de mi vida: mi vestimenta, mi comida, mis amigos -- enumeró con sus dedos, el odio era casi palpable -- Esa última me llevó al límite. Detestaban a Changbin y a Jeongin, acababa de conocer a Minho pero con él no tenían problema -- hizo un gesto que obviaba lo recién dicho del último, todos amaban a Minho --. En fin, nuestras discusiones a gritos me cansaron y escapé de casa. El destino me hizo toparme con Changbin y luego de que me regañara por no ir directo a su casa, me resguardo -- sonrió al recordarlo -- Chan me dejó en claro que contara con él para todo, incluso llegó a defenderme directamente de una de mis madres.
Imaginar a Hyunjin enojado y despotricando era complicado. Estaba acostumbrado al sonriente y tranquilo omega. Nunca creyó que para su familia fuera un "rebelde", cuando él al mirarlo podía ver a un niño pequeño encerrado en el cuerpo de un adolescente.
Sus palmas se humedecieron rápidamente mientras secaba el cabello del alfa. Le era relajante hacerlo. Obligar a Changbin a sentarse en el piso y llevar la toalla por todo su cabello le regalaban bonitos suspiros por parte del mayor.
Sabía que Changbin esperaba una respuesta a si iría de vuelta a casa, pero ni siquiera expresó directamente su deseo de que se quedara con él. Sólo debía esperar unos minutos para escucharlo.
-- Félix, no te vayas -- pidió.
Las manos cesaron sus movimientos por un instante y reanudó en seguida. Sonriendo porque el alfa no quería que se fuera.
-- ¿Quieres que me quede?
-- Sí.
-- Entonces me quedaré -- besó la húmeda cabellera.