Mi vida era normal, o al menos la vida normal de una chica de 17 años.
Me levantaba por las mañanas, iba a la escuela, volvía a casa, almorzaba y a veces por la tarde quedaba con amigos en algun lugar. Nada fuera de lo común, hasta el 23 noviembre de 2018.
Ese día como todos, me levanté y al poner mis pies sobre el piso me sentí más pesada de lo normal, cuando por fin me paré me dio un pequeño mareo eh intenté caminar hacia la puerta para llegar al baño pero no pude llegar, me desplome a mitad de camino y mi cuerpo hizo un sonido horrible contra el suelo. Me sorprendió que nadie de mi casa haya reaccionado ante tan espantoso barullo.
Como pude me pare y llegue a una ventana, intente abrirla para poder tomar un poco de aire pero mis intentos fueron inútiles, no tenia fuerzas.
Cuando preste más atención al exterior me di cuenta de aún era de noche, todavía había estrellas en el cielo y una hermosa luna, miré mi reloj y las manecillas no se movían, le si unos golpecitos al cristal pero no funcionó, pensé que quizás ya no funcionaba, era bastante viejo.
Me senté en el piso para evitar caerme otra vez, di unos respiros para incorporarme y baje las escaleras hacia la cocina, me serví un poco de agua y mientras la bebía escuche un sonido en la parte de atrás de mi casa, salí corriendo a duras penas, y cuando abrí la puerta no podía creer lo que estaba viendo...