Mark fue el primero en abrir sus ojos, lo primero que vio fue el cuerpo de Donghyuck sobre su pecho con los labios entreabiertos y un poco de baba saliendo de estos.
El mayor no pudo evitar soltar una corta carcajada, la cual se vio interrumpida por los murmullos y quejas del castaño.
— ¿Hmm... Qué...? — Donghyuck se levantó sorprendido y se pasó la mano por la boca avergonzado.
— Buenos días Donghyuck, ¿Dormiste bien? — Preguntó Mark esperando una respuesta positiva de su parte.
— Sí... Muchas gracias por dejar que durmiera en tu cama.
Donghyuck sentía pena, muchísima.
— No fue nada, pero... Es un poco tarde y...
— ¡LA UNIVERSIDAD! — Exclamó el castaño dando un salto.
— Aún quedan veinte minutos, en mi baño, detrás del espejo hay un cepillo nuevo, puedes usarlo mientras yo busco ropa que te pueda prestar. — Aclaró Mark dirigiéndose hacia el armario.
Donghyuck no tenía otra opción mas que aceptar aquello, un tanto incómodo fue al baño y se enjuago el rostro para luego cepillar sus dientes. Cuando salió del baño se encontró con Mark cambiándose la ropa cómodamente.
La piel del mayor si que es blanca. — Pensó.
— Puedes usar eso, no sé si el pantalón sea de tu talla... — Su tono de voz tenía preocupación.
— Ya veremos.
Donghyuck empezó a desvestirse esperando a que el mayor le diera su privacidad, pero fue todo lo contrario, Mark se quedó en el mismo lugar observando como se probaba su ropa.
— Bueno, te queda un poco apretado por... Todos lados — Dijo el mayor sorprendido — Vaya, si que estas bien dotado.
Donghyuck sentía sus mejillas calientes, entonces Mark entendió que el comentario estuvo de más.
— Lo lamento...
Un pequeño sonrojo decoró el rostro de Mark, a lo que Donghyuck contestó con un "No hay problema".
...
Ese día llegaron juntos, desayunaron juntos y por pura coincidencia tomaron la primera clase juntos.
Nadie lo notó, bueno, casi nadie, digamos que había una persona en específico que no le quitaba la vista de encima al par de chicos, los cuales conversaban como si se conocieran de toda la vida.
A parte de conocer ese suéter que cargaba puesto Donghyuck, porque esa persona que los observaba incredulamente acompañó a Mark a comprarlo.
Sí, era Yerim, la cual no entendía absolutamente nada de lo que sucedía, desde que llegaron no se separaban y vaya que ese suéter no pasaba desapercibido para sus ojos.
Por primera vez experimentaba lo que llamaban celos.
— ¡Yerim!, ¿Qué tal va tu día? — Saludó su mejor amiga.
— Extraño, sí, realmente muy extraño.
— ¿Y eso por qué?
— Donghyuck, el llegó con Mark y no me buscó... Hasta tenía un suéter que estoy segura no es de él, si no de...
— ¡Te lo dije!, Donghyuck no es de fiar... — Comentó la chica maliciosamente.
La amiga de Yerim era una chica extremadamente posesiva, su única amiga era ella, por ende odiaba que la chica prefiriera estar con Donghyuck.
— No hables así de él, sé que debe existir alguna explicación para esto.