Recuerdo que cuando era pequeño
tenía un amigo imaginario llamado Molli. Ambos compartimos quizá toda clase de cosas pero cuando crecí me olvidé de él y empecé a desear algún día enamorarme de alguien de verdad.
Solo pedía alguien que me persiguiera con la mirada, como un león hambriento; y que, se perdiera en el brillo de mis ojos aún en la oscuridad. Enamorarme de alguien al cual solo yo existiera para el en este mundo; y que, sea capaz de construirme un castillo aunque solo tuviera papel y lápiz.
Estaba perdido entre mil besos, mil caricias, mis sonrisas, pero cuando el me miraba a los ojos sabía que había más motivos para seguir alimentándo nuestro amor infinito.
Así fue como sentí en el tiempo que llevábamos juntos.
Estaba debajo de las sábanas mientras su mano me buscaba desesperadamente, sus ojos estaban cerrados y su boca esbozaba una sonrisa.
-Ven aquí pequeño escurridizo- dijo con una voz más ronca de lo normal, pues nos acabamos de despertar y yo quise jugar un rato a que el quisiera abrazarme mientras me corría entre la cama.
-Atrápame si puedes.
-¿Crees que supermanokook no podrá encontrate?, la estás subestimando y ahora está molesta.- yo lancé un pequeño grito cuando me caí de la cama y el abrió sus ojos para moverse a la orilla con su mano en el aire empezando hacerme cosquillas.
-Basta, me vas a matar, cabrón. - dije cuando ya no podía respirar y mis entrañas dolían considerablemente.
-Mira que rojito estas. - dijo estirando su torso para besar mis labios tiernamente. Yo me dejé llevar por su dulce sabor en mi boca.
Mi celular sonó haciéndome soltarlo logrando sacarle un gruñido.
-Dijiste que ibas a ir a trabajar, agradece que hoy no llevo clases, si no ya estuvieras metido en el baño.
-Gracias, cielo. - juntó sus manos mientras tomaba la toalla y se perdía en la puerta.
Tomé el celular que ya estaba colmando mi paciencia. Era Jin.
-Yoongi, buenos dias.
-Buenos días, Hyung.
-¿Ya salió o aún está en casa?
-Nos acabamos de levantar.
-¿Que? pero llegará tarde al trabajo.
-Con su nueva moto llegará como águila.
-Cierto, lo olvidé, bueno Namjoon irá más al rato, tienes que tener listo todo cuando lleguemos, trataré de persuadirlo para que no se dé cuenta.
-Vale, pondré el pastel...
-¡Namjoon puta madre, joder!- escuché un grito.
-¿Qué pasó?
-Acaba de romper mi taza favorita, Mitzy me la dió para el día el maestro.
-Sólo es una taza ,hyung, no seas exagerado.
-Ya van cuatro con esa.
-¡Mierda!, bueno mejor te dejo, porque está por salir del baño.
-Vale.
Fue lo último que escuché antes de colgar.
Jungkook salió del baño segundos después y yo agradecí en mi interior.
Bajé a la cocina para preparar su café y despedirlo minutos después en la puerta.
Namjoon apareció por el ascensor con un puñado de bolsas, yo salí corriendo ayudarle y caminamos a la cocina para empezar a hacer el pastel.
-¿Dos huevos?
-Sí, dos huevos.
-¿Esta receta está tratando de sexualizarme?
-¿¡Qué?!, sabes qué, mejor cállate por que sexualizado va ser pero el puñetazo que te voy a dar por retrazarme.
Me dí la vuelta, pero fue un gran error ya que sentí como algo cayó en mi cuello y se resbaló por mi espalda.
-¿Qué mierda, Namjoon?
Acerqué mis dedos oliendo y salí a tomar un poco da harina cuando el me observó con una sonrisa y un cascarón de huevo en su mano, la cosa que se resbaló era efectivamente huevo crudo.
-Me las vas a pagar.- lancé harina en en cabeza mientras me carcajeaba notando lo blancuzco de su cabello.
Empezamos a correr por toda la cocina tratando de esquivar los materiales lanzados.
Así que al fin y al cabo terminamos ordenando un pastel ya que hubo la tercer guerra mundial en la cocina.
Estábamos escondidos detrás del sofá cuando la puerta se abrió y gritamos un "Feliz cumpleaños" Jungkook sonrió y le dió un puñetazo a Jin en el hombro.
-Cabrón, me mentiste.
-Era para una buena causa. Felicidades -dijo Jin mientras fue el primero en darle un abrazo.
-Cuidado con tocar de más, lagartija. - lanzó mi amigo mientras se acercaba a abrazarlo con una sonrisa.
Pasamos una tarde alegre llena de risas y chistes. Posamos para una cuantas fotos en la cámara de Jungkook mientras nos dejábamos llevar por la emoción de poder compartir nuestro hermoso círculo de amistad.
¿La felicidad tendrá algún límite? Fue lo que me pregunté al momento que Jungkook y yo estábamos en la sala en una tienda de acampar. Sí, talvez podíamos ser ridículos pero no me importó porque nuestro mundo estaba creado de imaginación y esa solo tenía un límite si nosotros lo marcabamos.
Nuestros cuerpos perdidos por la pasión éramos uno solo. Dos vidas unidas por el mismo sendero esperando que la luna del amor nos iluminara hasta llegar a nuestro final. A nuestro final que no tenía muy claro que existiera.
Mi vida solo dependía de él, de esa persona especial, l era esa persona que no se podía remplazar. Él era Mi querido Profesor.
F I N
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