Los demonios de este adiós,
resplandecen en la esperanza
habitan en el insomnio
de la fe perdida.
Se fue tu maldita calma
y tus despiadados sueños.
A estas horas
arrinconaré todo tu recuerdo,
me hundiré en alcohol,
para quemar todos tus colores,
para llenarme del humo
que me recuerda tanto tu mirada.
Eres escandalo y ruinas,
edificios derrumbados,
sueños marchitos,
piel desnuda con olor a olvido,
eres el ruidoso escandalo de mis ilusiones rotas.
Eres la orgía y la fiesta donde se reunieron todos los miedos que he sentido.
Estás llena de lobos
y de los perros que acompañan la sonrisa del viejo horrible.
Error y culpa,
mujer perdida,
cadenas,
puta triste te amé.
Tus brazos de vidrio,
este telón desgarrado y partido,
tus brazos de vidrio,
y tu aliento de nieve,
tu cuerpo imaginario quema.
Pero aquí,
falta tu latido de niña
en mis cosas complicadas,
en mi libreta de poemas,
en mi colección de espantos
y de monstruos.
A las horas de este adiós
desolado, roto y vacio,
a esta tristeza y a estos demonios
también les faltas tú.