¡Una noche como está
para renunciar a todos los sueños!
Para apagar las luces
para bajar despacio al sitio
donde los hombres
agachan la mirada.
Una noche como está,
quiero ser la sombra de las sombras que acechan mi destino,
quiero ser la herida que hace más grande la herida.
Quiero ser el último golpe,
quiero ser lo ojos que se cierran,
la mano que descansa.
Quiero ser el cuerpo triste del payaso,
echado a las fauces del aplauso sin sentido de la gente.
Soy la sonrisa que resbala en el sarcasmo de un viejo horrible,
soy el fantasma de los fantasmas que espantan la noche.
Soy la parte más baja de toda la
maldita suerte,
soy sed y mar envuelto en tragedia,
soy la lejanía de una palabra que no ha de escucharse jamás.
Invitado incomodo,
mentiroso y aferrado,
agua estancada,
odio enterrado,
despedida ingrata.
Soy el reflejo de la mirada tímida
que ha de morir en el rubor precoz de una amor que nunca llegará.
Por eso tengo enterrada en mi garganta,
la crónica anunciada de un adiós.
Por eso tengo dolores viejos y nuevos,
tengo dolores que son la anestesia de penas largas y pesadas,
tengo cadenas atoradas en mis pies,
por eso tengo lágrimas podridas en la soledad de mis días.
Soy un niño aterrado
en el medio de la plaza por que ha perdido a sus padres,
soy el hombre que escribe poemas.
Tengo cruces que rien en mi espalda,
tengo estos muros que se cierran
cada vez más.
Soy el niño mago que duerme entre estrellas y arrullos de sirenas.
Soy el niño que duerme abrazado a sueños espontáneos y nuevos,
soy los peces de colores en el fondo de un lago cristalino.
¡Soy el sueño atrapado en un sueño imposible!
Soy el reflejo de la esperanza
soy el viejo horrible que me espanta en las noches
cierra la puerta...
apaga las luces
y me rompe en pedazos la vida.