Annie y la Orden del Fรฉnix

By -luxtomlinson

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Con el inminente regreso de Voldemort, Annie intenta tomar un mejor papel y prepararse todo lo posible para a... More

C A S T
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Fifty
Fifty One
ESPECIAL: 1 aรฑo de Annie

Twenty one

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By -luxtomlinson


SIRIUS


—¿Qué tal vas con Denniss?

Annissa se sonrojó. Annie y ella habían estado bajo un árbol junto al lago, mientras Hermione pasaba la tarde junto a Theo y los chicos seguían con el quidditch.

—Es muy lindo, pero no lo sé —suspiró.

—¿Porqué? ¿Hay algo mal?

—No.. sólo.. no me siento preparada para tener novio en este momento —confesó la niña.

—Si de verdad le gustas, él sabrá esperar —la apoyó Annie abrazándola.

—¿De verdad lo crees? —preguntó esperanzada.

—De verdad —sonrió.— De hecho.. viene por allá —señaló disimuladmente al niño que parecía estar buscando algo o a alguien.

Cuando el Gryffindor pareció encontrar a la persona que buscaba y se acercaba a ellas, Annie decidió dejarlos a solas e ir a dibujar un rato.

Esta vez se quedó en el dormitorio, pues desde ahí tenía una vista perfecta para inspirarse y dejarse llevar.

Unas dos horas y media más tarde, decidió bajar a la Sala Común para ver si los chicos estaban ahí. Los observó en una mesa, con apuntes y libros desperdigados por todas partes.

Hermione entró por el hueco del retrato con una sonrisa, al parecer su cita había ido muy bien.

Ambas se acercaron a ellos.

—¿Como van? —preguntó Annie sonriendo.

Harry suspiró y se quitó los lentes, frotándose los ojos. Annie se acercó a él y colocando las manos en sus hombros, empezó a darle un pequeño masaje. El ojiverde suspiró, agradecido.

—La luna más grande de Júpiter es Ganímedes, no Calixto —corrigió Hermione señalando por encima del hombro de su amigo una línea de la redacción de Astronomía—, y la que tiene los volcanes es Ío.

—Gracias —gruñó Ron tachando las frases equivocadas.

—Lo siento, yo sólo...

—Mira, Hermione, si únicamente has venido para criticar...

—Ron...

—No tengo tiempo para escuchar tus sermones, Hermione, ya estoy harto de...

—No, Ron, ¡mira!

Hermione señalaba la ventana más cercana. Una bonita lechuza se había posado en el alféizar y miraba a Ron.

—¿No es Hermes? —preguntó Hermione, asombrada.

—¡Vaya, sí! —exclamó Ron, que dejó su pluma y se levantó—. ¿Para qué me habrá escrito Percy?

Fue hacia la ventana y la abrió, y Hermes entró en la habitación, aterrizó sobre la redacción de Ron y extendió la pata en la que llevaba atada una carta. Ron cogió la carta y la lechuza se marchó sin perder tiempo, dejando huellas de tinta en el dibujo que el chico había hecho de la luna Ío.

—Sí, es la letra de Percy —observó Ron sentándose en la butaca y leyendo lo que había escrito en la parte exterior del rollo de pergamino: «Ronald Weasley, Casa de Gryffindor, Hogwarts.» Luego miró a sus amigos y añadió—: ¿Qué creen que será?

—¡Abrela! —exclamó Annie.

Ron desenrolló el pergamino y empezó a leer. Cuanto más avanzaba, más ceñuda era su expresión. Después, cuando con aspecto indignado terminó la lectura, y se la pasó a Harry, Annie y Hermione.

En resumen, Percy "aconsejaba" a Ron, a mantenerse alejado de Harry, pues éste podría atraerlo a problemas y que dudaba de su estado mental, cosa que indignó a Annie.

Harry levantó la cabeza y miró a Ron.

—Bueno —dijo intentando que pareciera que se había tomado aquella carta como una broma—, si quieres... ¿Cómo era?... —volvió a mirar la carta de Percy—. ¡Ah, sí! «Cortar los lazos» conmigo, te juro que no me pondré violento.

—Dámela —le pidió Ron tendiéndole una mano—. Es un completo... —añadió entrecortadamente mientras rompía la carta de Percy por la mitad—, absoluto... —la rompió en cuatro trozos—, y rematado... —la cortó en ocho
trozos— imbécil. —Y los arrojó al fuego—. Démonos prisa, hemos de terminar esto antes del amanecer —le dijo con brusquedad a Harry, y cogió otra vez la redacción para la profesora Sinistra.

Annie suspiró y se dejó caer al lado de Harry tomando su redacción.

—¿Qué haces? —preguntó él con curiosidad.

—La corregiré —respondió Annie tomando su pluma para resaltar algo.

—¿En serio?

—Sí.

Al parecer Hermione habia decidido hacer lo mismo con la redacción de Ron, tachando demasiadas cosas.

Annie sólo tuvo que corregir algunas palabras mal escritas, pero por lo demás estaba bastante bien.

—Sólo corrige esas faltas de ortografía —aconsejó Annie devolviendo su redacción.

Harry sonrió verdaderamente agradecido y queriendo hacer un altar en honor a Annie.

—Te amo, ¿lo sabías? —preguntó abrazándola y besando su mejilla.

—Tal vez —respondió cerrando sus ojos mientras Harry seguía dejando besos en su cara.

—Ugh, y luego dicen que no son cursis —se quejó Ron.

Finalmente se separaron rodando los ojos.

—Gracias por interrumpir, Ron —dijo Harry sarcásticamente.

Annie se recostó en la mesa, observando hacia la chimenea, pues ver las llamas la relajaba y la hacían pensar. Estaba divagando cuando creyó por un momento, haber visto el rostro de su padre.

Se levantó de un salto, sin quitar la mirada de el fuego.

—Ann.. ¿qué..?

Se acercó a la chimenea arrodillándose.

—¿Qué haces Annie? —preguntó Hermione.

—Acabo de ver la cabeza de papá en el fuego —explicó.

—¿La cabeza de Sirius? —repitió Hermione—. ¿Como aquella vez que quería hablar con Harry durante el Torneo de los tres magos? Pero no creo que vaya a hacerlo ahora, sería demasiado... ¡Sirius!

La chica dio un grito ahogado y se quedó mirando el fuego mientras Ron soltaba la pluma. En medio de las llamas, efectivamente, estaba la cabeza de Sirius, con el largo y oscuro cabello enmarcando su sonriente rostro.

—Empezaba a pensar que subirían a acostarse antes de que se hubieran marchado los demás —dijo—. He venido a vigilar todas las horas.

—Hola papá —saludó Annie sonriendo.

—Hola cariño —devolvió con una gran sonrisa.

—¿Has aparecido en el fuego hora tras hora? —le preguntó Harry
conteniendo la risa.

—Sólo unos segundos, para comprobar si había moros en la costa.

—Pero ¿y si llega a verte alguien? —dijo Hermione con nerviosismo.

—Bueno, creo que antes me ha visto una chica que debía de ser de primero, por la pinta que tenía, pero no se preocupen —se apresuró a añadir Sirius al ver que Hermione se llevaba una mano a la boca—, desaparecí en cuanto volvió a mirarme, y estoy seguro de que pensó que sólo era un tronco con forma rara o algo así.

—Pero Sirius, esto es muy arriesgado... —empezó Hermione.

—Me recuerdas a Molly —repuso Sirius—. Ésta ha sido la única manera que se me ha ocurrido de contestar a la carta de Harry sin recurrir a un código. Además, los códigos pueden descifrarse.

Annie no sabía que Harry le había mandado correo a su padre, tal vez olvidó mencionarlo.

—Se me olvidó —repuso Harry— No me mires así, Hermione, era imposible que alguien obtuviera información secreta de esa carta, ¿verdad, Sirius?

—Sí, era muy buena —confirmó éste sonriendo—. Bueno, será mejor que nos demos prisa, por si alguien nos molesta. A ver, tu cicatriz...

—¿Qué pasa con...? —empezó a decir Ron, pero Hermione lo interrumpió.

—Ya te lo contaremos más tarde, Ron. Sigue, Sirius.

—Mira, ya sé que no tiene ninguna gracia que te duela, pero no creemos que sea algo por lo que debamos preocuparnos. El año pasado te dolía continuamente, ¿no?

—Sí, y Dumbledore dijo que sucedía cada vez que Voldemort sentía una intensa emoción —explicó Harry, ignorando, como de costumbre, las muecas de Ron y Hermione—. Quizá sólo se tratara de que Voldemort estaba..., no sé, muy enfadado o algo así la noche de mi castigo.

—Bueno, ahora que ha regresado, es lógico que te duela más a menudo —afirmó Sirius.

—Entonces, ¿no crees que tenga nada que ver con el hecho de que la profesora Umbridge me tocara mientras estaba cumpliendo el castigo con ella? —inquirió Harry.

—Lo dudo. No la conozco personalmente, pero sé la fama que tiene y estoy seguro de que no es una mortífaga.

—Pues lo parece —dijo Annie. Los tres asintieron de acuerdo.

—Sí, pero el mundo no está dividido en buenas personas y mortífagos —aclaró Sirius con una sonrisa irónica—. De todos modos, ya sé que es una imbécil. Deberíais oír a Remus hablar de ella.

—¿Papá la conoce?

—No —respondió Sirius—, pero hace dos años ella redactó el borrador de una ley antihombres lobo, y por culpa de esa ley, Remus tiene muchos problemas para conseguir trabajo.

Annie no sabía que se podía odiar tanto a una persona, pero ahora sabía que sí era posible.

—¿Qué tiene contra los hombres lobo? —preguntó Hermione, enojada.

—Supongo que miedo —contestó Sirius sonriendo ante la indignación de Hermione—. Por lo visto odia a los semihumanos; el año pasado hizo una campaña para reunir a toda la gente del agua y etiquetarla. Imaginaos, perder el tiempo y la energía persiguiendo a la gente del agua, cuando hay tantos sinvergüenzas sueltos, como Kreacher.

Ron rió, pero Hermione estaba muy enfadada.

—¡Sirius! —exclamó en tono de reproche—. En serio, si te esforzaras un poco con Kreacher, estoy segura de que él reaccionaría. Después de todo, eres el único miembro de la familia que le queda, y el profesor Dumbledore dijo que...

—Bueno, ¿qué tal son las clases con Umbridge? —la interrumpió Sirius—. ¿Qué hace, los entrena a todos para exterminar híbridos?

—No —contestó Harry sin hacer caso del gesto ofendido de Hermione por haber sido interrumpida en su defensa de Kreacher—. ¡No nos deja hacer
magia!

—Lo único que hacemos es leer esos estúpidos libros de texto —añadió Ron.

—No me extraña —dijo Sirius—. Según hemos sabido por las fuentes que tenemos en el Ministerio, Fudge no quiere que reciban entrenamiento para el
combate.

—¿Entrenamiento para el combate? —repitió Harry, incrédulo—. ¿Qué piensa que hacemos aquí, formar una especie de ejército mágico?

—Eso es exactamente lo que piensa que hacen —confirmó Sirius—, o, mejor dicho, eso es exactamente lo que teme que hace Dumbledore: formar su ejército privado, con el que podrá enfrentarse al Ministerio de la Magia.

—Eso es lo más estúpido que he escuchado —opinó Annie incrédula.

—Por cierto, ¿cuándo es su próxima excursión a Hogsmeade? Se me ha ocurrido que ya que nos salió bien lo del disfraz de perro en la estación, podríamos...

—¡NO! —saltaron Harry, Annie y Hermione a la vez, gritando.

—Sirius, ¿acaso no lees El Profeta? —le preguntó Hermione muy
angustiada.

—¡Oh, El Profeta!—exclamó Sirius sonriendo—. Les encantaría saber por dónde ando, pero en realidad no tienen ni idea...

—Creemos que esta vez sospechan algo —intervino Harry—. Algo que comentó Malfoy en el tren, utilizando la palabra «perro», nos hizo pensar que sabía que eras tú, y su padre estaba en el andén, Sirius, ya sabes, Lucius Malfoy, así que sobre todo no te acerques por aquí. Si Malfoy vuelve a reconocerte...

—De acuerdo, de acuerdo —repuso Sirius con aire muy contrariado—. Sólo era una idea, pensé que te gustaría que nos viéramos.

—¡Claro que me gustaría, pero no quiero que vuelvan a encerrarte en Azkaban! —aclaró Harry.
Hubo una pausa durante la cual Sirius se quedó mirando a su ahijado desde el fuego, frunciendo el entrecejo.

—No te pareces a tu padre tanto como yo creía —comentó entonces con frialdad—. Para James, el riesgo habría sido lo divertido.

—Papá...

—Bueno, tengo que marcharme. Oigo a Kreacher bajando por la escalera —dijo Sirius, pero Annie estaba segura de que mentía—. Ya te escribiré diciéndote a qué hora puedo volver a aparecer en el fuego, ¿está bien? Si no lo encuentras demasiado arriesgado, claro...

Entonces se oyó un débil «¡Pum!», y donde antes estaba la cabeza de Sirius volvieron a verse sólo llamas.

Annie suspiró. Ese año estaba siendo horrible.

Día de Reyeees

¿Festejan día de reyes? Yo no gg, no se usa en donde vivo.

La otra semana entro a clases y no sé qué tanta disponibilidad tenga para actualizar los fics, pero haré mi mayor esfuerzo, aunque sea para no dejarlos sin Annie (:

¡Nos leemos el viernes!

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