Mörder [ COMPLETA ]

By RipleyWylde

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《Cuando tu vida se reduce a matar o morir, ¿qué elegirías?》 FECHA ORIGINAL DE PUBLICACIÓN AÑO 2013 More

Sinopsis
Advertencia
Introducción
Primera parte: prisionera
Capítulo N° 1
Capítulo Nº 2
Capítulo Nº 3 (Parte 1)
Capítulo N° 3 (Parte 2)
Capítulo N° 4
Capítulo N° 5
Capítulo N° 6
Capítulo Nº 7 |Parte 1
Capítulo N° 7 | parte 2
Capítulo N° 8
Capítulo N° 9
Capítulo N° 10
Capítulo N° 11
Capítulo N° 12
Capítulo N° 13
Capítulo N° 14
Capítulo N° 15
Capítulo N° 15 | parte 2
Capítulo N° 16
Capítulo N° 17
Capítulo N° 18
Capítulo N° 18 | parte 2
Capítulo N° 18 | parte 3
Capítulo N° 19
Capítulo N° 20
Capítulo N° 21
Capítulo N° 22
Capítulo N° 22 | parte 2
Capítulo N° 23
Capítulo N° 24
Capítulo N° 25
Capítulo N° 26
Capítulo N° 27
Capítulo N° 28
Segunda parte: Libertad
Capítulo N° 29
Capítulo N° 30
Capítulo N° 30 | parte 2
Capítulo N° 31
Capítulo N° 32
Capítulo N° 33
Capítulo N° 34
Capítulo N° 34 | parte 2
Capítulo N° 35
Capítulo N° 36
Capítulo N° 37
Capítulo N° 38
Capítulo N° 39
Capítulo N° 40
Capítulo N° 41
Capítulo N° 42
Capítulo N° 43
Capítulo N° 44
Capítulo N° 45
Capítulo N° 46
Capítulo N° 47
Capítulo N° 48
Capítulo N° 49
Capítulo N° 50
Capítulo N° 51
Capítulo N° 52
Capítulo N° 53
Capítulo N° 54
Capítulo N° 55
Capítulo N° 56
Capítulo N° 56 | parte 2
Capítulo N° 57
Capítulo N° 58
Capítulo N° 59
Capítulo N° 59 | parte 2
Capítulo N° 60
Capítulo N° 61
Capítulo N° 62
Capítulo N° 63
Capítulo N° 64
Epílogo
Nota de autora
EXTRA: El trato | parte 1
EXTRA: El trato | parte 2
EXTRA: El trato | parte 3
EXTRA: El trato | parte 4
EXTRA: El trato | parte 5
EXTRA: El trato | parte 6
EXTRA: El trato | parte final
EXTRA: Rata | parte 1
EXTRA: Rata | parte 2
EXTRA: Rata | parte 3
EXTRA: Rata | parte 4
EXTRA: Rata | parte 5
EXTRA: Rata | parte 6
EXTRA: Rata | Final

Capítulo N° 58 | parte 2

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By RipleyWylde


Se abrió paso a los golpes por todo el lugar, pero para cuando llegó ya era demasiado tarde, Serge ya estaba muerto. La gente de Assassin no le permitían acercarse a Serge y Julio, sin importar sus amenazas, gritos e insultos, ni siquiera cuando le disparó a uno de ellos. Todos estaban firmes ante él, sabían perfectamente quién y lo peligroso que era, pero estaban obedeciendo una orden máxima, la última de Julio Moms.

—Déjense de joder, déjenlo ver a su niño —gruñó Rata al ingresar.

La gente de Assassin asintió con respeto para luego bajar sus armas y permitirle a Fosa ver a Serge. Fosa, sin embargo, miró con sorpresa a su amigo allí, con el rostro serio.

—¿Qué carajo pasa, Omar?

—Vos rechazaste ser el próximo heredero —dijo con su rostro serio al enseñar un sobre rojo punzó con las escrituras de todo el lugar ahora a su nombre—, entonces Julio vino a mí. Estás viendo al nuevo jefe de todo D.E.A.T.H., el dueño innegable de Assassin.

—¡¿Es una broma?! ¡¿Y los barrenderos?!

—Es tuyo. Voy a mejorar este lugar que es mi verdadero hogar, luego vas a firmar los papeles donde te cedo todo el poder de los Barrenderos.

Fosa chasqueó la lengua y vio la imagen que tenía delante en vez de seguir viendo a Rata, Julio abrazaba a Serge, acurrucado en sus brazos. Ver toda la sangre en el cuerpo del francés lo hizo trastabillar por un instante, sintió una fuerte opresión en su pecho mientras se agachaba frente a ellos para apoyar su mano en la mejilla de Serge. El recuerdo de Serge llegó a su mente, con doce años estaba completamente ansioso tras él mientras le preparaba un buen almuerzo, y la gran sonrisa que siempre le dedicaba al saborear distintas comidas luego de haber pasado tanta hambre.

Esa opresión en su pecho creció más, se hizo insoportable y tuvo que tocarse el pecho, apretó sus dedos allí, pues le costaba respirar, al menos hasta que sintió la mano de Rata en su hombro.

—Podés llorar, Nahui, no sos un robot.

Fosa se puso de pie y levantó su mano, el resto de los barrenderos se acercaron enseguida ante su orden para poder limpiar el lugar, pero especialmente para poder limpiar los cuerpos de Serge y Julio antes de llevarlos al mausoleo de los Moms.

—Supongo que vos vas a pagarme entonces —gruñó Fosa al ver a Rata dando órdenes—. ¿Qué hay con Jack, vas a perseguirlo entonces, por buscar su libertad?

—Muchas cosas van a cambiar. Los Moms perdieron porque nos trataban como cosas, como sus esclavos, conmigo eso no va a ser así. El que quiera formar su familia puede hacerlo, el que quiera quedarse acá puede hacerlo. Solo tendré conmigo a los que deseen trabajar, y ni siquiera va a ser necesario que todos vivan acá. Solo ante mi llamada tendrán que acudir, el resto del tiempo pueden hacer con sus vidas los que les plazca —dijo con su rostro serio y oscuro—. Y no, respondiendo bien tu pregunta, Jack va a tener su libertad si es lo que en verdad desea, él y cualquiera.

—Con esas ideas vas a perder D.E.A.T.H. en un año.

—Ya veremos.

***

Silencio, solo el silencio reinó en la casa cuando Erica entró con su rostro pálido cubierto de lágrimas, apenas si dio algunas explicaciones y entonces levantó la falda de su vestido para poder correr hacia la habitación de arriba, donde empujó un poco el placard en busca de lo que Serge le había dejado allí. Una cajita se encontraba allí y la tomó con un temblar de manos para volver a bajar las escaleras. Se encontró con la intensa mirada de Lucas, Chris y el Loco, y cuando rompió en llanto al decir:

—Algo le pasó a Serge, algo no anda bien...

El Loco entonces extendió su mano para recibir esa cajita, la abrió con cuidado y encontró dentro un pendrive, motivo por el que Erica se apresuró a buscar la laptop para ver qué había allí. El Loco abrió los archivos comprimidos que ahí se encontraban, hasta que una nota se abrió frente a ellos en una ventana, era una carta de Serge:

Si están leyendo esto es que, A: la misión que teníamos con Julio falló, o B: Sabatini atacó primero, o C: morí antes de tiempo. Sea como sea, el plan siempre fue que esto llegara a sus manos, a las tuyas, Wolff. Tú eres el plan B de Julio, tú eres su inspiración.

Esto es un regalo mío y uno de Julio, supongo que al ver esto y revisar todo lo que tengan estas carpetas, le darán el tiempo necesario para ofrecerle a Wolff su último incentivo a acabar con D.E.A.T.H. y Sabatini. Si van a hacer esto, lo harán con todas las pruebas suficientes.

Princesse... lo siento por todo, siento no haber sido el mejor apoyo para ti o el mejor amigo que pude haber sido, pero nuestra amistad fue de las cosas más hermosas y valiosas en mi vida. Sé muy feliz y disfruta de la libertad, yo disfrutaré la mía en el infierno.

Serge LeBlanc.

El Loco comenzó a revisar las carpetas, eran archivos y videos de Mörder, Naemniki y Assassin, con las listas de todos los asesinatos, todas las misiones y objetivos. Las órdenes desde el gobierno para cada caso, las pruebas de que el gobierno estuvo involucrado en la muerte de muchos candidatos de la oposición. Videos de los entrenamientos, las órdenes, todo lo que sucedía en D.E.A.T.H. Archivos que involucraban a D.E.A.T.H. con muchos asesinatos importantes y, por sobre todo, la firma del anterior presidente en muchas de esas órdenes.

Mein engel, esto es... esto es increíble —el Loco sonrió al ver la información que allí había—. Con esto podemos presionar a los involucrados, con esto... podrás tener tu libertad.

Luego de revisar todo lo que allí se encontraba, fotos y más fotos, videos, conferencias, reuniones privadas, se encontró con las fotos de dos transferencias bancarias, una hacia él y otra hacia Erica. Era todo el dinero que había en las cuentas de Héctor, Gretchen y Serge, ahora perteneciendo a los nuevos esposos.

Un timbrazo llamó la atención de ellos, dudaron unos instantes si ir a ver o no, pero el Loco decidió apenas mirar por las persianas, llegó a ver una moto alejarse así que salió enseguida. Un sobre negro estaba sobre su buzón, por lo que se acercó lentamente, asegurándose de que no se tratara de una trampa. Sujetó el sobre e ingresó a la casa mientras lo abría, se encontró con dos balas grabadas que hicieron que su corazón se detuviera. Sintió sus piernas temblar mientras dejó caer las balas al suelo. Todo su cuerpo comenzó a temblar y sintió sus ojos lagrimear por instantes.

—¿Jack, qué sucede? —preguntó Erica, aún muy angustiada por Serge.

—Esas balas —dijo mirando el sobre negro—. Esas balas... fueron las que usó Jonathan para matar a mi padre...

Caminó hacia la laptop y tomó un CD que había dentro del sobre y que parecía ser muy importante. Ignoró a todo el mundo, sin ver ni oír a nadie solo lo colocó allí, pero cuando vio los videos de la cámara de seguridad sintió el mundo caerse a sus pies, y entonces volvió a ser ese niño pequeño acurrucado en un rincón mientras una matanza sucedía frente a sus ojos.

Erica se colocó a su lado, pudo reconocer en el video a Jonathan Moms apuntando a Kasch Wolff y Valeria Godoy, que se sujetaban de las manos. En el suelo, siendo apuntado por dos hombres se encontraba un niño que lloraba viendo a sus padres ahí. Erica miró enseguida al Loco, sus ojos celestes cubiertos de lágrimas que ahora rodeaban sus mejillas; su cuerpo había comenzar a temblar por completo y su pecho se levantaba una y otra vez por el dolor que sentía al revivir ese momento, revivir la muerte de sus padres. Ambos vieron todo, la forma en que Kasch se vio obligado a matar a su esposa y la forma en que intentaron asesinar al pequeño Jack, luego cómo su padre luchó contra todos, con las mínimas posibilidades de salir airoso él había logrado matar a casi todos los presentes. Ni siquiera era comparable al nivel de Fosa, Kasch había estado en un nivel superior Luego el último disparo, el disparo de Jonathan Moms que terminó por arrancarle la vida.

—¿Por qué Julio me hace ver esto? —susurró el Loco con sus ojos cubiertos de lágrimas.

Erica revisó el sobre para asegurarse de que no hubiese algo más de información, se encontró un pequeño papel con una bella letra cursiva que decía: Escondidos por máxima seguridad para que Jack Wolff no se rebelara.

Había una pequeña lista de videos que tenía que ver en el CD que involucraba a sus padres, pero también en el pendrive que les había dado Serge.

Erica no sabía qué decirle, pero cambió el video, videos que demostraban un complot de Jonathan Moms con su esposa Ornella -reconocible por ser muy similar a Héctor en apariencia- para quitar a Valeria del camino de Mörder, un complot que demostraba que la muerte de sus padres fue planeada hasta el momento en que hubiese una excusa acorde. Pero cuando el Loco vio la lista de videos que Julio le pedía que mirase, sintió su corazón llenarse de ira.

Se encontró con vides de Aaron, la forma en que seguía a Erica en Mörder antes de siquiera salir con ella, para vigilarla, para conocerla. Sin embargo cuando tocó ver el video donde Aaron mataba y lastimaba a los padres de Erica y abusaba de Celeste, ella se alejó y refregó su rostro con nervios al llorar con desesperación. Lucas y Chris intentaron tranquilizarla en vano, pero ella se había mareado y tuvieron que obligarla a sentarse, especialmente porque había empezado a sangrarle la nariz.

El Loco continuó viendo todo con su rostro transformado en locura, especialmente cuando pudo ver todo el daño que Aaron le hizo a Lucas, pero por sobre todas las cosas, lo que lo llevó a un punto de locura e impulsvidad.

La forma en que Aaron lastimó y abusó de Erica.

Se puso de pie y se acercó a ella para abrazarla con cariño, aunque el deseo de matar a Aaron en ese mismo instante era más fuerte que su deseo por consolarla.

—No debí haber visto eso —gimoteó Erica mientras que Chris le limpiaba la sangre que resbalaba e su nariz.

—Tranquilizate, Eri, por favor, me da miedo que te pase algo.

El Loco lo hizo a un lado para poder aferrarla con fuerza, le dio un beso en la mejilla con mucho cariño.

—Dos días... en dos días lo atacamos.

—Pero... no hacemos con el tiempo para... —sollozó Erica.

—Lo quiero muerto.

Se hizo un silencio general, pues nadie se animaba a decirle nada ni contradecir al Loco, a pesar de que todos deseban hacerlo. Hasta Lucas comprendía que atacar a Aaron en solo dos días era una completa locura, no estaban preparados y sus cuerpos aún estaban resentidos por el fuerte entrenamiento de Fosa, pero fue Erica la única en mirarlo fijo a los ojos para decir:

—Vanya me dijo que necesita una semana para juntar a su gente y traer armas, dos días no es suficiente, no puedo presionar a Vanya así.

—Lo haremos sin Vanyusha entonces.

—Loco, no creo que sea buena idea —dijo Lucas cruzándose de brazos, omitió la mirada de Erica sobre él que parecía regañarlo

—Vi que estuviste presente en ese momento —dijo el Loco cuando giró para verlo—. Vi lo que te hizo, todo lo que te hizo... ¿realmente vas a intentar evitar que vaya a matarlo?

Lucas se quedó en silencio por unos instantes con una extraña expresión mientras se refregaba el mentón, bastante pensativo, pero luego negó con un movimiento cabeza y miró al Loco nuevamente.

—Sigue sin parecerme una buena idea.

—Pero lo dudaste.

—Porque quiero que muera pero... nah, matalo y que sufra —Lucas frunció el ceño con odio y torció sus labios con asco—. Y esta vez yo voy a ir.

—Tendrías que matar personas, ¿podrías con la presión? Una vez que entrás en esto ya no hay vuelta atrás, vas a ser un asesino igual que todos nosotros —dijo el Loco al ponerse de pie, pronunció cada palabra con dureza, con asco.

—¡Jack! ¡No vamos a llevar a Lucas! —gritó Erica.

—Llegado a este punto —el Loco tomó a Erica, sujetándola con fuerza frente a él—. Con una diferencia de solo centímetros, ¿podrías darme en el corazón? ¿Podrías con la presión? ¡Es un momento de vida o muerte! ¡¿Podrías darme?!

—Oh... Dios... voy a necesitar mucho alcohol —Lucas se refregó el rostro con su corazón latiendo muy rápido—. Voy a ir, de esta no van conseguir convencerme.

Luego de tranquilizarse un poco gracias a un té de valeriana que Lucas le preparó a Erica, ella contó todo lo referido a la reunión con Vanyusha, incluso que Misha estuvo allí, aunque omitió la propuesta sexual que había recibido y que tan nerviosa la puso.

No lograron convencer al Loco de renunciar a esa idea de atacar en dos días, y menos con el apoyo de Lucas que quería vengarse de Aaron, e incluso Chris terminó por apoyar el plan. Solo Erica seguía con la idea de que era estúpido, impulsivo y que arriesgarían su vida por algo mal organizado, pero a pesar de estar en contra al otro día se comunicó con Vanyusha para ver si podía prestarle al menos un par de personas.

Raro, Wolff no suele ser tan impulsivo, es conocido por sus estrategias —dijo Vanyusha en francés al hablar con ella, esta vez se habían visto por videollamada.

Erica estaba en la habitación superior, cerca de la ventana para que la luz la iluminase de mejor forma. Apenas se había maquillado, lo suficiente para que no se notaran mucho sus párpados hinchados por el llanto.

Julio Moms está muerto, y nos dio... un gran incentivo para que mi esposo quiera vengarse...

Vanyusha sopló el humo de su cigarrillo, estaba vestido de traje y parecía estar solo, aunque Erica estaba segura de que no muy lejos estarían sus guardias. Él la miró fijo al volver a dar una pitada a su cigarrillo.

Puedo darte solo tres personas que es lo que tengo aquí, pero como esto se sale de nuestro trato tendrás que darme algo a cambio.

¿Qué deseas?

Información —dijo con seriedad—. ¿Qué hizo que alguien como Wolff reaccionara así?

Erica frunció el ceño.

¿Vas a usarlo en su contra?

Me gusta saber sobre mis aliados, hermosa —sonrió.

Erica se mantuvo en silencio por un buen rato, solo mirando a Vanyusha en esa videollamada, no estaba del todo segura de contar todo, así que solo utilizó la parte que la involucraba a ella.

Sabatini me violó de una forma muy violenta que me dejó malherida por días, Wolff vio exactamente el video donde eso sucedía —dijo con el rostro serio.

Vanyusha se mantuvo serio e impasible como era usual en él, sopló entonces el humo de su cigarrillo cuando dijo:

¿No eres acaso alumna de Pietrzak, cómo pudo suceder algo así?

Erica se percató de que eso la hacía quedar como una pésima profesional que no supo defenderse a sí misma, y que quizá Vanyusha querría retirarle su apoyo al no verla esencial, por ello no dudó en agregar.

Cuando la vida de un ser querido está en juego, defenderse no es una opción.

Él asintió y Erica lo vio apagar su cigarro en un cenicero, para luego entrelazar sus dedos sobre el escritorio.

De acuerdo, veré quién está disponible para ayudarles y mañana estarán allí. Tú solo dime dónde, querida.

Ambos sonrieron y se despidieron con respeto al finalizar la llamada. Pese a todos los peligros que implicaba tratar con el jefe de la mafia rusa, que Erica lo tuviera tan interesado en ella era un gran beneficio que tenía que aprovechar lo más posible.

***

Cuando llegó el segundo día, ya en la noche, Erica le dio aviso a Vanyusha de dónde debían encontrarse con ellos, y mientras que Lucas bebía una lata de cerveza para relajarse, pues el alcohol le ayudaba a concentrarse más, se despidieron de Thamma, quien aún herida se dedicaría a cuidar de Jack en la casa.

Erica miró de reojo al Loco, su rostro estaba serio y con el ceño fruncido, apretando de más el volante. Intentaba tranquilizarlo, pedirle que pensara con claridad, que no se dejara llevar por la ira, pues esos dos días él había estado distante, frío e incluso agresivo. Temía que eso lo afectar demasiado y que produjera su muerte. Ahora que solo el odio lo habitaba temía perderlo para siempre, así que, a pesar de saber que él la rechazará, se aferró a su brazo deseando jamás separarse de él.

Cuando estacionaron cerca de Mörder donde los Capa Roja estarían esperándolos, se bajaron de la camioneta y Erica no pudo evitar maldecir en francés cuando vio a ese atractivo joven apoyado en una motocicleta, con sus cuchillos en las piernas y torso y una sonrisa egocéntrica. Misha estaba allí junto a otros dos rusos. Solo tres personas.

—Maldito Vanya —gruñó Erica.

—Mi jefe no pudo conseguir más gente en tan poco tiempo, no puede quedarse sin guardias y muchos de los nuestros prefirieron quedarse a protegerlo, así que agradece que he optado por ayudar —dijo Misha con un fuerte acento ruso—. En una semana llegan más de los nuestros, si hubiesen esperado él habría podido conseguirles más gente.

—Misha —El Loco lo saludó con un asentimiento de cabeza—. Es bueno verte.

—Igual.

Caminaron junto a ellos para ingresar en Mörder, aunque se sorprendieron al encontrar muertos en la entrada y el sonido de disparos acompañado de gritos e insultos. Había algo raro en todo eso, así que miró a Misha fijo.

—Lleva al Rubio a la terraza, a salvo.

Misha asintió, pese a las quejas de Erica de ir ella o Chris, pues no le confiaba a ese ruso la seguridad de Lucas.

—Erica —gruñó el Loco con fastidio—, no es el momento.

Ella chasqueó la lengua al ver a Misha abriendo paso para Lucas con su rifle y una mochila en la espalda donde tenía alcohol para beber.

—Si algo le pasa por culpa de ese ruso de mierda, voy a matarte y cortar tu cuerpo en cien partes —dijo Erica con su rostro transformado en locura.

—Este no es momento para excitarme y conseguir que te coja contra una pared, hay que pelear —dijo él con una sonrisa pícara—, luego podrás cortarme en todas las partes que quieras, cuando lleguemos a casa.

Un sonido seco la sobresaltó, era un disparo así que giraron para ver a un asesino en el suelo, alguien que pensaba atacarlos sin que se percataran de ello. Supieron, en ese mismo momento, que Lucas ya había iniciado su trabajo.

Dentro de Mörder el Loco corría, gritando al desafiar a Aaron con su tono de voz agresivo y ronco, lleno de ira. Los asesinos se alejaban de él, sabían quién era, la forma en que mataba y más aún si estaba tan enojado como en ese momento. Nadie quería meterse con él así que le dejaron el paso libre.

A su lado, Erica corría disparando o lanzando cuchillos a los que intentaban atacarla, sin embargo dejó vivir a quienes parecían solo huir de su esposo. Pensaba que no era necesario derramar sangre en vano, aunque El Loco no parecía muy de acuerdo con eso y, casi sin mirar, arrojaba un cuchillo a las personas que veía. Llegó un punto en que se quedó sin cuchillos de lanzar y debía buscarlos en los correspondientes cadáveres.

Ambos se sorprendieron al ver que los asesinos de Mörder parecían huir de otras personas, llegó un punto en que parecían no temerle al Loco, y es ahí que él reconoció a una pequeña y bella muchacha vestida de rojo que danzaba en el aire con sus volteretas entre torbellinos de sangre. Junto a ella, protegiéndola, un joven fumaba un cigarrillo y apuntaba a todo ser que caminaba en el lugar.

—Tomemos otro camino, mein engel —dijo el Loco sin dejar de mirarlos.

—¿Ellos no trabajaban para Julio? —preguntó Erica con sorpresa.

—Creo que están buscando vengarlo, no deseo pelear contra ellos dos, dejemos que sigan con lo suyo, pero yo seré quien mate al Pollito.

Sin decir más, El Loco tomó otro pasillo en busca de Aaron. No le temía a los japoneses, pero conocía muy bien la fama de Ruriko, sabía que ella era incluso mejor que él en armas blancas y no deseaba que en medio de la confusión pudiera producirle algún daño a Erica.

***

En otra parte, Noelia terminaba de vendar a Aaron. Tuvo que desinfectar las heridas, tanto las de su encierro como las que le produjo Julio dos días antes. Él oyó el sonido de los disparos, le dieron aviso de que estaban siendo atacados por «los hermanos japoneses, los demonios»; no quería enfrentarse a Ruriko, no en esas condiciones, y no sabía si podría siquiera enfrentarla en buenas condiciones.

Cuando Noelia terminó de vendarlo él se puso de pie y comenzó a cargar su pistola, pero el dolor lo invadió y su rostro mutó a dolor. Pudo sentir una gota de sudor recorrer su frente y mejilla, el dolor era fuerte y no le permitiría pelear de forma correcta, no con su pierna herida.

—Señor, debería retirarse, al menos por este día —dijo Noelia con una mano posada en su amplia cadera.

—Yo no me retiro jamás.

Unos asesinos lo acompañaron en su trayecto a la oficina, él no pensaba huir de ahí aun con todas las quejas que le planteaban sus seguidores.

***

El Loco se entretuvo golpeando a un joven en el suelo, lo sostuvo del cuello al lanzarle puñetazo tras puñetazo al rostro, le preguntaba a gritos la ubicación exacta de su señor. El joven estaba aterrado, veía el puño del Loco a unos centímetros de su rostro y sus ojos celestes llenos de locura y odio. Entre tartamudeos que parecían infinitos le dijo la ubicación de Aaron y rogó por piedad, pero el Loco solo sonrió hacia un costado al menear en el aire con un cuchillo y, omitiendo el grito de Erica, se lo clavó en la yugular.

—¡Jack! ¡Nos dio la ubicación, eso era innecesario!

—¡Ya callate! —le gritó a Erica—. ¡Lo maté rápido! ¿Cierto? ¡Entonces no jodas! Ahora sabemos dónde está el maldito Pollito.

—¡Pudiste...!

—¿Preguntárselo educadamente? Abrí los ojos, Erica, somos asesinos. Ellos te dispararían antes de que siquiera pudieras hablarles —le gruñó en el rostro.

Antes de que Erica pudiera responderle, él giró sobre sus talones para seguir corriendo por Mörder en dirección a la enfermería. Se entretuvo en golpear o asesinar a todo quien se cruzaba. Extrañaba demasiado estar en acción de esa forma, sentir cómo sus manos se llenaban de sangre, ver los ojos cubiertos de lágrimas por el pánico y los tartamudeos rogando piedad, pero antes de seguir se detuvo de golpe, clavando sus pies en el suelo y Erica se chocó contra él. Se quedó en silencio unos instantes y giró para verla, para luego tomarla con suavidad del rostro.

—¿Me odiarás nuevamente por ser así?

—No, yo te amo así, pero... no quiero que me trates mal, entiendo que estás enojado, pero no me trates así —Erica lo miró con tristeza—. Matá como quieras, no me voy a meter, pero no me grites así, no me gusta.

—Lo siento, es que... Lo lamento mucho, mi amor.

Erica solo asintió con la cabeza para luego seguir corriendo hacia la enfermería.

***

Aaron era sujetado por un asesino fiel, lo sujetaba de los hombros para que pufdiera caminar sin caerse al suelo como le estuvo pasando durante todo el día, aun cuando él se quejaba y amenazaba con asesinarlo, ese joven solo lo ayudaba de igual forma.

Ambos sabían que Ginevra los abandonó, y en especial sabían que no era conveniente buscarla o meterse con ella, no cuando Ginevra mantenía un trato cercano con la mafia italiana, además suponían que Vanya Volkov querría encargarse él mismo de ella.

Cuando estaban por llegar cerca de la oficina central y de la salida de emergencia, Aaron vio a Ruriko ahí, luchando contra una mujer. Recordó las torturas, las alucinaciones y sintió su pecho levantarse una y otra vez y su sangre casi burbujear por el odio, sentía deseos de lanzarse sobre ella y destrozarle el rostro a golpes hasta dejarla deforme. Así que levantó su brazo con la pistola para apuntarla, omitiendo la voz de su guardia sobre alejarse de ahí.

Akihiko protegía de lejos a su hermana menor, se divertía cargando sus armas y gastando balas. Incluso se daba el suficiente tiempo para disfrutar de su cigarrillo, como si no le importara que una bala pudiera encajarse en su pecho. Apuntó hacia varios asesinos hasta dejarlos fuera de combate o muertos, dependía de su odio hacia cada uno o la diversión que le otorgara, pero cuando vio a Sabatini apuntando a su hermanita solo pudo pensar en una cosa, solo pensó en lo inútil que sería su vida sin ella, así que corrió y le disparó al guardia de Aaron hasta hacerlo caer en el suelo, luego a Aaron hacia el pecho, solo que este se cubrió con el cuerpo de su guardia.

Noelia llegó enseguida hasta ahí con una jeringa, Aaron gritó, quería deshacerse de Ruriko él mismo, pero la enfermera le pidió disculpas por adelantado y clavó la jeringa en el cuello de su señor. Él la insultó, amenazando con asesinarla, pero en pocos segundos su visión se volvió nublada y perdió la consciencia.

—¿Podés levantarlo? —preguntó la enfermera con el ceño fruncido hacia otro asesino—. Ahora levantalo, debemos sacarlo de acá...

—Te asesinará luego de esto, Noelia, lo sabés, ¿verdad? —dijo este hombre mientras que con su brazo colocó a Aaron sobre su hombro para llevarlo como una bolsa de papas en su espalda.

—No podría aunque quisiera —Noelia sonríe quitándole a Piero la pistola que lleva en la cintura—. Me debe demasiado...

Ambos corrieron para sacar a Aaron del lugar. Sabían que si su líder moría sería la destrucción total de todo lo que habían planificado por años.

—Onii-san... —susurró Ruriko con sus ojos bien abiertos.

Akihiko estaba de pie tras ella.

Suéltala... —dijo Akihiko en japonés con un hilo de sangre en su boca.

¡Tenemos que vengar a Julio!

Hazme caso, hermanita...

Ruriko comenzó a temblar, por primera vez en su vida temblaba de miedo, sin saber qué hacer. Sentía su alma desaparecer al ver el hilo de sangre en su boca y por ello lo abrazó con fuerza prometiéndose a sí misma de que todo estaría bien, pero sintió su mano llenarse de sangre. Miró su mano, viendo la sangre en ella y sintió la desesperación invadirla, sus ojos se llenaron de lágrimas y enseguida se separó para ver a su hermano a los ojos.

¡Pudiste esquivarlo!

Tú no podías hacerlo.

Esas palabras hicieron que Ruriko sintiera sus piernas flaquear. Sin pensarlo dos veces sujetó a su hermano y lo llevó hacia alguna oficina vacía, algún lugar donde pudiera atender la herida de Akihiko. Los asesinos se alejaban de ella, ni siquiera necesitaba amenazarlos con la katana para que les abrieran paso, solo lo llevó a la oficina central, donde se suponía que debería estar Aaron y, una vez ahí, lo coloca en el suelo y miró su rostro.

Hermano... estarás bien, sé... que estarás bien...

Tú eres la fuerte, no yo. Tú eres la que debe vivir y tú... eres la que debe regresar a casa.

No, no, ¡no digas eso! —Ruriko sacudió su cabeza, negando la posibilidad de perder lo único que le quedaba.

Regresa a casa y... recupera el negocio familiar.

Espera aquí, conseguiré ayuda.

***

El Loco vio a Noelia y otro más alejarse con Aaron, entonces salió fuera de Mörder para evitar que escapara, pero unos asesinos le prohibieron el paso. Se llenó de ira y los golpeó, al igual que Erica, pero en pocos segundos todos cayeron al suelo por un disparo. El Loco miró a todas partes esperando ver si Chris estaba cerca, pero no lo vio, luego sonrió y comenzó a reírse con ánimo.

—¡Voy a besarte, Rubio!

Luego de ver que Aaron logró escapar, ya no tenían motivos para estar allí, por lo que buscaron a todos los aliados, y así Erica y Chris sujetaron a Lucas de los hombros, que se encontraba cantando de forma inentendible y deseaba seguir bebiendo aunque apenas podía mantenerse en pie. El Loco se acercó a ellos y palmeó el rostro de Lucas con una sonrisa al felicitarlo. Él solo sonrió diciendo «soy genial». Pero en el camino de regreso a la camioneta Lucas comenzó a cantar una canción que hizo que Erica lo regañara.

—¡No cantes eso!

—«Me gusta ese tajo, que ayer conocí. Ella me calienta, la quiero invitar a dormir...» —canturreó Lucas.

—¿Pescado Rabioso? —dijo Chris con una risita al oír a Lucas cantar.

—Erica... —Lucas se soltó de ella solo para empujarla un poco hacia adelante, la miró de arriba abajo y le sonrió con picardía—. ¡Qué hermoso culo que tenés!

—¡Lucas! —lo regañó con la mirada.

Él vio la mirada que le lanzó el Loco, una llena de celos por semejante comentario inesperado en alguien tan respetuoso como Lucas, por lo que él entones agregó

—No te pongas celoso, vos también tenés un lindo culo —dice Lucas viendo al Loco—. El de Erica es lindo peeeero... el tuyo se ve ¡pomposo y firme!

El Loco se rió a carcajadas pero giró enseguida y lanzó un cuchillo que fue desviado enseguida. Los ojos celestes del Loco se clavaron en los negros de Ruriko.

—¡¿Qué querés?!

—Por favor —rogó con una voz tan fría como su mirada.

El Loco solo gruñó, haciendo que todos se subieran a la camioneta para quedarse él ahí, con ella, incluso echó a Misha que solo se alejó un par de metros con los Capa Roja.

—¿Qué querés de mí? Yo no estuve involucrado en lo de Julio.

—Mi hermano está muriendo, si lo ayudas seré tuya por siempre, y nunca tendrás otra vez la oportunidad de tener a alguien como yo de tu lado —dijo ella con el ceño fruncido—. Y porque quiero que Sabatini sufra, y sufra, ¡y se desangre lenta y dolorosamente! —gritó llena de odio, sintiendo las lágrimas resbalar por su rostro—. ¡Él me quitó a Julio-sama, hirió a mi onii-san! ¡QUIERO QUE MUERA!

Por unos instantes el Loco solo la mira con el ceño fruncido, ella jamás le cayó bien, no siendo practicamente incontrolable.

—No sos controlable, no me servís —dijo de forma fría.

Ruriko lo miró sorprendida, no esperaba un rechazo por parte de él, y cuando el Loco giró para subirse a la camioneta, aun con la posibilidad de que ella pudiera asesinarlo por la espalda, él se sorprendió cuando la oyó nuevamente. Giró para verla en el suelo, con la frente apoyada en sus palmas en el suelo.

—Se lo ruego... por favor...

El Loco miró de reojo a la camioneta, viendo a Erica ahí que estaba comenzando a bajar de allí. No quería a Ruriko cerca de su amada, pero sabía que si rechazaba la oferta de Ruriko era probable que jamás volviera a tener esa oportunidad e incluso podría ganarse un fuerte enemigo. Aaron escapó, ahora que él estaba tranquilo se percató de lo estúpido e impulsivo que fue. Necesitaba tiempo para formular un buen plan porque sabía que Aaron formaría un buen plan de contraataque.

—De acuerdo —dijo, mirándola con frialdad—. ¡Misha!

El ruso se acercó con una mano en su bolsillo y miró a Ruriko fijo, asintió con respeto hacia ella, pues todos los de armas blanca sabían quién era ella y le guardaban mucho respeto.

—¿Puedes acompañarla y llevar a su hermano a este lugar? —dijo al anotar en un papelito una dirección—. Asegúrate de que estén a salvo, luego podrás regresar con Vanyusha.

—No trabajo gratis.

—Decime tu precio —dijo al mirarlo con intensidad.

Misha sonrió hacia un costado al verlo a los ojos celestes, y los recuerdos de ambos teniendo sexo llegaron a su mente.

—Te haré una rebaja por tus buenas atenciones, que sea solo un millón.

—De acuerdo —dijo y sonrió de lado—. Siempre es un gusto verte, Misha.

—Felicidades por tu boda, por cierto.

Ruriko solo sonrió como forma de respuesta, para luego alejarse de ahí con Misha y así recuperar a su hermano para que pudiera recibir atención médica. El Loco los siguió con la mirada, no sabía si eligió la opción correcta pero esperaba no equivocarse, llevaba equivocándose demasiadas veces, no deseaba una más para la colección.

—Ya está, regresemos a casa... cuando estemos listos, regresaremos —dijo al tomar el volante.

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