Mi reloj de muñeca y su tic-tac empezaba a ponerme en tensión.
Enzo, Leon y Azael ya habían sido encerrados hacia unos días por separado y la Luna Roja brillaba ahora en el cielo, pero no era capaz de ver pasar el tiempo con la suficiente rapidez.
Incluso Canek estaba fuera de combate completamente ido por las alucinaciones por el mordisco que le convertiría en vampiro.
Solo estaba yo y mi laboratorio con restos de ese Muerto en diferentes recipientes.
Pero el ácido que había preparado no dio ningún resultado, el recipiente donde estaba metida la muestra cedió haciendo caer a esta en el interior del siguiente frasco que había preparado por si ocurría, pero estaba perfectamente entero.
Tampoco le afectaba el sol realmente, no tenía ningún efecto en él parecido al de un vampiro.
Ahora mismo solo quería coger todas las muestras de ese bicho y hacerlas salir volando lejos de mi vista, ni conseguía averiguar que mierda era esa cosa ni los ácidos o los venenos le afectaban, ácidos! Que mierda podía sobrevivir a un ácido sin ningún tipo de daño!?
Solo me quedaba la opción de probar con otras cosas, tal vez algo que no fuera dañino de por si pero si para él... genial... eso aumentaba la lista de cosas casi hasta el infinito.
Mierda.
Y según mi reloj solo habían pasado 3 horas desde que había empezado la Luna de sangre.
Solo podía tratar de animarme pensando que las noches de finales de mayo eran más cortas que las de enero.
Termine en el invernadero sentandome bajo un manzano a comer algo mientras trataba de aclarar mi mente con el caso de Muerto.
Tal vez podría empezar a probar con plantas, había muchos tipos diferentes, pero era empezar por algo.
–Algo le inquieta? –Pregunto Lisa recogiendo el envoltorio de la chocolatina que acababa de comerme para tirarlo.
–Ya no se que hacer con Muerto... se me han acabado los ácidos y los venenos, y pensar en buscaras cosas es abrir una lista casi infinita... tengo tiempo para investigarlo, pero tampoco tanto... –Me quejé sincerándome cogiendo dos flores del césped.
Recordaba muy bien como se hacía una corona de flores, tal vez eso ayudara a que me distrajera y se pasará el tiempo más rápido.
–Podría probar a experimentar con cosas que un vampiro no puede tener cerca –Sugirió sin quejarse de verme hacer eso–. Lord explicó en su momento que ya había probado con varias cosas a ver en que le afectaban o si lo hacían siquiera, y está claro que con cosas que no puede tener cerca no puede probar.
La verdad es que era una gran idea... no sabía con que había experimentado Lord, pero su opción era mejor que matarme a buscar una solución entre treinta mil y un tipo de cosas diferentes.
–Preparare algunas cosas y las dejaré en su laboratorio –Comentó antes de irse–. Intentaré tardar lo menos posible.
–Muchas gracias Lisa –Respondí dejando que se fuera tras hacer una reverencia.
En cierto modo prefería tratar con Lisa a cualquier otra sirvienta, simplemente por tener un nombre se me hacía mucho más sencillo, a demás de que las sirvientas de Azael eran muy cambiantes sin ningún motivo, aparecían y desaparecían sin un tiempo determinado, mientras que Lisa siempre era igual y siempre estaba en casa.
Al final gaste otra hora de mi vida en hacer la corona de flores y me terminé recostando en la hierba sin saber que más hacer.
Todavía quedaba mucha noche por delante, y ni siquiera creía que fuera a tener sueño por el día, se me iba a hacer eterno pensar en la llegada de la noche siguiente para volver a la normalidad.
Supongo que me había acostumbrado demasiado a la tranquilidad de tener a Enzo siempre ahí... bueno, es que era verdad, siempre estaba ahí, estuviéramos donde estuviéramos o aunque no le prestara ninguna atención Enzo siempre estaba ahí, aunque le tocara estar de pie en una esquina.
Tal vez leer me ayudaría, tenía aún un libro por terminar.
Bueno, pues me termine leyendo 2 libros a mayores del que tenía que terminar.
Mi mayor error fue ponerme a leer novelas adolescentes.
Ahora no me sacaba a Enzo de la cabeza ni a tiros.
–Canek ya se ha calmado y ha caído dormido –Explicó Lisa una vez termine el último libro dándome una caja de pañuelos.
No estaba hecho para las novelas adolescentes...
–Que hora es? –Pregunté viendo como una sirvienta abría la cortina ligeramente para abrir la ventana por el calor mientras yo me sonaba los mocos y me limpiaba las lágrimas.
–Las 12 del mediodía –Respondió Lisa esperando mi siguiente movimiento.
–Tendría que dormir... –Murmuré con frustración al no sentir ni un poco de sueño.
Pero si que estaba cansado.
–Aun guardamos la mezcla que hizo para los primeros días de Canek aquí, si quiere puedo prepararle algo –Sugirió cogiendo el libro de la mesa de café y dándoselo a otra sirvienta.
–Si, la verdad es que estaría bien –Respondí resignado con que me viniera el sueño por inspiración divina.
La mezcla de plantas solo me ayudaría a relajarme y dormir un par de horas, las suficientes como para que al levantarme Enzo ya estuviera bien.
Lisa fue rápida y terminé durmiendo después de beberme una taza de leche fría... el problema fue que me desperté cuando empezaba a anochecer y no más tarde.
–Estoy gafado –Me quejé tumbado en cama frotandome los ojos con frustración.
De verdad que no podía dormir directamente hasta que Enzo, Azael y Leon ya estuvieran como siempre!?
–A Leon lo podremos sacar en unos minutos, desea estar presente? –Preguntó una sirvienta esperando algún movimiento mío para recoger la habitación.
Supongo que al menos así haría algo.
Leon al ser más humano que el resto cuando salió estaba prácticamente como siempre, cansado y algo dolido seguramente por haberse hecho algo de daño, pero estaba bien, también a él tuvimos que encerrarlo de último la noche antes de que fuera la Luna de sangre.
Enzo y Azael llevaban 6 días encerrados.
–A mi también me cuesta mucho dormir cuando Azael no está conmigo o se que esta ocurriendo algo –Comentó Leon duchandose para refrescarse mientras yo estaba sentado en una esquina del baño.
Ayer me había dado pereza apuntar los resultados del experimento con el último ácido que había creado, así que los apuntaba ahora.
–En mi vida una noche se me había hecho tan larga, y es mayo! Tu imaginate cuando sea la Luna de sangre en diciembre o enero? –Me quejé resoplando con frustración.
–Para la próxima ya encontrarás formas de divertirte, no te preocupes –Intentó animarme cortando ya el agua–. Que tal Canek?
Se tapó con una toalla y salió de la ducha mucho más fresco y con el agua goteando de su pelo.
Mirar las enormes cicatrices que le habían quedado en el brazo y el abdomen aún me hacían sentir algo mal al recordar esos horribles días, pero Leon siempre me sonreía para que no pensara en eso cuando las veía.
–Alucinó hasta que amaneció y cayó en un profundo sueño, no tengo ni idea de cuando va a despertar, pero las sirvientas dicen que esta vivo –Expliqué viendo como cogía otra toalla para secarse el pelo.
–Ehud dijo que moriría al poco tiempo, no que lo haría instantáneamente.
–Lo se, es solo que tengo muchas cosas en la cabeza, si no estoy pensando en una cosa pienso en otra y nunca doy descansado –Respondí con frustración y cansancio–. Cuando consigo descansar un poco es cuando estoy con Enzo y consigo estar distraído.
–Ser rastreador es lo que tiene, siempre tienes algo en lo que pensar –Contestó viendo como me levantaba del suelo una vez termine de apuntar las cosas.
–Pues es agotador.
Normal que Ehud se pasará la vida con cara de pocos amigos y siempre cabreada.
Leon se seco lo más rápido que podía y se vistió con lo primero que pillo para ir a la habitación de Canek, una sirvienta había venido a avisar de que despertaría en poco tiempo, así que cuando llegamos ya estaba consciente.
–Te duele la cabeza? –Pregunte al entrar en la habitación y estar frotándose la sien.
–No... pero he visto un montón de cosas... joder... –Se quejó incorporándose algo débil.
–Supongo que como una buena droga humana –Bromeó Leon sentándose en el borde de la cama.
Yo cogí a Skippy y sin quejarse dejó que Canek lo cogiera.
Los animales solían ser muy sensibles a cambios y mutaciones como las que estaba sufriendo Canek, y aún así Skippy no se quejaba ni huía de él.
–Enzo y Azael? –Dudo cogiendo la taza de leche que le traía una sirvienta para que comiera algo.
–Aun no están del todo bien para salir, pero se les pasará en un rato –Expliqué viendo como una sirvienta se llevaba una manta manchada con pintura.
Que habría estado haciendo Canek mientras alucinaba?
–Antes de que termine la noche estarán con nosotros –Término mi explicación Leon.
Canek mucho más tranquilo le pego un sorbo a la taza... pero casi escupe lo que intentó tragar al instante escupiendolo de nuevo en la taza.
–Que pasa? –Preguntó Leon encogido al haber tenido miedo de que le pudiera escupir a él.
–Sabe... sabe a químicos –Se quejó ahora con un sabor asqueroso en la lengua.
Bueno, Ehud no lo había comentado directamente, pero algo si me había dicho de que Canek podía tener algunos efectos raros hasta que muriera.
–Químicos? –Dudo Leon sin encontrarle sentido.
–Tal vez te sepa a los conservantes de la leche, tu gusto puede haberse visto algo alterado por la mutación –Expliqué sacando conclusiones antes de girarme hacia Lisa–. Lisa, habría forma de conseguir leche fresca? Alguna granja cercana o algo así?
–Si, enviaré a una sirvienta a la ciudad vecina –Respondió haciendo una reverencia antes de comenzar a caminar para irse con la sirvienta que había cogido la taza llena.
–Probaremos con leche fresca a ver si esa también te sabe asquerosa –Explique viendo como Canek suspiraba sin poder quitarse el sabor de la boca–. Sino podemos intentarlo con fruta o algo así.
–Ehud no avisó de esto... y tengo hambre –Murmuro cogiendo a Skippy entre sus brazos para levantarse.
–A mi si me lo dijo, es algo que ocurre por haber forzado tu cuerpo a asimilar la sangre de Enzo antes de tiempo, pero no ocurre siempre, solo se ven efectos secundarios en un 40% de las veces –Respondí acercandole un vaso de agua.
No puso cara de estar muy convencido tampoco con el sabor del agua, pero esta vez si se la trago.
–Y solo me pasará esto, verdad? –Preguntó dejando el vaso sobre la mesa.
–No lo se... –Contesté recibiendo una queja rápida por su parte–. Los efectos secundarios son muy diversos, hay a personas que solo tienen uno y hay otras que con cada día empeoran y aparecen cosas diferentes.
No estaba nada contento con la noticia, pero suspiró y lo aceptó en silencio sin volver a quejarse.
–Será solo hasta que me muera... es solo temporal –Murmuró para si mismo.
Y como si lo hubiera asimilado consiguió volver a sonreírme. Aunque el momento lo arruinó su estómago gruñendo por el hambre.
–Vamos a probar con fruta –Sugerí indicándole que comenzara a caminar.
Las sirvientas hicieron el favor de traer una manzana a mi laboratorio para que la limpiará y cuidara que no hubiera ningún producto químico.
–Uriel, por que tienes ajos aquí? –Pregunto Leon agarrando a Canek y señalando un bote cerrado de cristal con un único ajo.
Era uno de los pocos que había conseguido traer Lisa.
–Es para seguir experimentando con el Muerto ese, ya se me acabaron las opciones y Lisa me dio la idea de que probara con cosas que vosotros no tolerais, tranquilo, no saldrá nada de esta habitación ni se traspasara ningún olor ni nada –Expliqué viendo verdadero terror en sus ojos alejándose de los tarros todo lo posible al darse cuenta de que no sólo había ajo.
–Vale... bien –Murmuró riéndose con nerviosismo sin poder apartar la vista de ahí.
Ajo, las flores del ajo, una rosa roja y agua bendita era de momento lo que tenía y aún no había empezado a hacer pruebas. Pero Leon estaba verdaderamente asustado.
–Yo también le debería tener miedo? –Dudo Canek agarrando el tarro con una rosa roja sin terminar de entender nada.
Yo metí la manzana en una solución líquida para extraerle cualquier compuesto químico que tuviera y me acerque a Canek.
–En realidad no, sigues siendo humano –Expliqué cogiendo el tarro de sus manos y volviéndolo a apoyar.
Tampoco quería que ocurriera ningún accidente y Leon terminara herido.
–Nunca regales una rosa a un vampiro, por favor –Bromeó Leon escurriendose por la pared hasta la puerta–. Os espero fuera...
–No te preocupes, terminaremos pronto –Lo calme dejando que se fuera.
–Por que les da miedo estas cosas? –Preguntó Canek sentándose en el sofá mientras yo cogía una cuchara.
–Por muchas cosas, el ajo y su olor son dañinos para su sistema respiratorio, y sus flores mantienen ese olor –Comencé a explicar removiendo el líquido con la manzana–. El agua bendita real, no la falsa, les puede hacer lo mismo que el ácido y las rosas es como por una especie de poder que tienen, si las tocan se quedan completamente paralizados y si las pones en una puerta serán incapaces de abrirla de ninguna forma. Antiguamente se colocaban sobre los ataúdes para asegurarse de que nadie saliera de él.
–Y eso lo recordaré cuando me convierta? –Dudó ya no mirando con tanta confianza los tarros.
–Los libros dicen que el miedo a esas cosas es un instinto natural, sepáis o no lo que os pueden causar siempre las evitareis –Respondí dejándolo más tranquilo.
Saque la manzana del líquido una vez ví que no había ningún cambio en el color del agua y se la di después de secarla.
Canek le dio un mordisco grande sin dudar y esta vez no le supo mal.
–Esta rica, sabe a manzana normal, pero como si su sabor fuera mucho más intenso –Comentó levantándose para salir de mi laboratorio.
–Entonces intentaremos que comas solo cosas que no tengan ningún alterante químico para que puedas comer tranquilo –Respondí cerrando la puerta y viendo a Leon mucho más tranquilo.
Aunque supongo que en una temporada Leon no iba a estar tranquilo cerca de mi laboratorio.