Porque ya no duele,
porque ya no sangra,
porque cuando las heridas cierran,
ya no hablan,
ya no cuentan historias.
Porque nuestra vida es normal,
otra vez,
es mejor decir adiós.
Puedo llamarte
pero mi voz ya no desgarra mi garganta,
ni mi pasión es desesperada.
Mis noches no son largas lágrimas
que atraviezan el infinito de tu ojos palidos.
Ha muerto el amor.
Porque ya no nos asfixia,
porque la lenta y hermosa agonía
de tus labios rojos término.
¡Por eso te digo adiós!
es una pena, tu veneno
no era de muerte,
tus lobos estan flacos y tiritan de frío como estrellas,
lo siento,
se acabo el azul y el colibrí triste.
¡Felices los que están felices!
(y tranquilos)
Yo
buscaré penas,
eso sí...
brinquitos del corazón
y muerte cerebral.
Buscaré llanto y una sinfonía
monstruosa, inaudita, inédita,
locuras asesinas y viento para despeinar el alma,
buscaré mi piel al rojo vivo
y un cielo lleno de amor partido.
Aquí ya todo es calma,
arrepentimiento, prudencia
y miedo...
y por eso
es mejor decir adiós.