Jugando Con El Amor ||Camren||

By angelXXVII

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Lauren una jugadora de voleibol estaba feliz por haber conseguido su tan soñada beca en la Universidad Metrop... More

Buenas noticias... Grandes cambios...
Volviendo a casa...
A primera vista?
Un día perfecto!
Amor de un solo día?
Bienquerer o mal querer?
Encuentro Sorpresa...
Família... Problemas y nostalgia...
Celos y sorpresas...
Revelaciones y sentimientos...
Sospechas, descubrimientos y novedades...
Convivencia
Punto Final...
Entre versos y poesías...
Recomenzar...
Victorias...
Emociones cotidianas...
Deseo...
Cediendo al deseo...
Discusiones y desentendimientos...
Resolviendo problemas.
Descubriendo la verdad.
Esclarecimientos...
Amor... Sublime Amor...
Tensiones...
Vendetta...
Amor x Prejuicio...
Revelando la verdad...
Conviviendo con la diferencia...
Propuestas tentadoras...
Las varias formas de ganar...
Nostalgia y esperanza...
Revancha, mentiras y desconfianzas...
Quiero ser feliz también...

Tentaciones y sentimientos...

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By angelXXVII

Lauren se sintió muy sola con la partida de Keana y Kendall. Se había acostumbrado a la alegre risa de su prima y a compartir la cama con su amiga. Ahora su habitación parecía demasiado grande y vacío. Y, además, tenía que enfrentar la rutina de entrenamiento nuevamente y especialmente, enfrentarse a Camila.

Nunca antes había evitado un lunes como ese. Las clases de Lauren parecían arrastrarse y se aburrió aún más cuando se dio cuenta de que Camila no comentaría nada de lo sucedido.

Simplemente la había ignorado cuando se encontraron en el aula y ni siquiera la había mirado durante el entrenamiento. Aquella actitud decepcionó a Lauren aún más. Prefería que gritara, maldijera e incluso le agrediera a que se mantuviera callada, fingiendo que no había pasado nada.

La paciencia de la chica terminó al final del entrenamiento. Si Camila no quería hablar con ella, al menos tendría que escucharla. Aunque Lauren no estaba segura de qué decirle.

Sabía que Camila siempre tardaba un poco a más en entrenar. Entrenaba media hora a más con Malú, fundamentos específicos de levantadora. Entonces, ya bañada y cambiada, Lauren decidió esperarla en el vestuario.

Había estado allí por más de diez minutos, cuando finalmente escuchó la voz de Camila despidiéndose de Malú y caminando en la dirección que ella estaba.

Las dos se detuvieron cuando se vieron. Una frente a la otra, sin ningún movimiento, excepto la mirada que intercambiaron.

-Tu entrenamiento terminó hace más de media hora, ¿qué haces aquí? - preguntó Camila rompiendo la hipnosis que esa mirada causaba. Extrañaba tanto a Lauren, que pensó que era mejor no mirarla demasiado tiempo, o sabía que no podía resistirse.

-Tenemos que hablar, Camila - dijo Lauren siguiéndola mientras entraba al vestuario.

-No veo de qué tenemos que hablar. ¡Incluso tienes una nueva novia! - dijo Camila irónica mientras abría su armario.

-Kendall no es mi novia. Y según recuerdo, ¡te lanzaste encima de ella porque estabas celosa!

Camila se volteó mirando a Lauren nuevamente.

-Te crees muy irresistible, ¿no? Es la única explicación, para pensar que, ¡Estoy celosa de ti hasta el punto de pelearme con aquella zorra!

Lauren sonrió con diversión.

-¿Y eso no fue exactamente lo que hiciste en la fiesta? ¿No golpeaste a mi amiga porque estabas celosa de mí?!

-¿¿Amiga?! ¿Te frotas así con todas tus amigas? ¡Qué vergüenza! ¡Deberías de darte al respeto, Lauren!

-¡No te preocupó el respeto aquel día en que follamos en el baño! Por contrario, ¡lo estabas disfrutando! - dijo Lauren sarcásticamente. - ¡No vengas a hacerte la moralista conmigo, Camila!

-¡No soy moralista! Solo pensé que eras diferente de las demás. Pero parece que no. ¡Primero yo, luego Ally y ahora esa morena! Creo que para el fin de año, ¡te follas a la mitad de la Metropolitana!

-¿Y qué si lo hago? ¡No es porque no me quieras que otras chicas no pueden quererme, Camila! - dijo Lauren ya empezando a enojarse. - ¡Sería más fácil para ti admitir que estabas celosa!

-¿Estás loca?! No estoy celosa de ti! - dijo Camila también molesta. - ¡Te tengo asco y lástima! ¡No puedes ver una falda que ya estás corriendo atrás!

Lauren sintió que le hervía la sangre en sus venas. ¿Quién se creía que era? ¿Asco? ¿Lástima? Era demasiado incluso para ella que era super paciente y comprensiva. Haría que Camila se tragara cada palabra dicha.

Lauren dejó caer su mochila en el banco y se acercó a Camila con enojo. No quería lastimarla. Jamás había pensado en eso. Solo quería hacerla admitir todo lo que estaba claro y que ella insistía en ocultarlo.

Camila incluso trató de luchar contra la dominación de Lauren. Intentó soltar sus manos que ella sostenía con fuerza sobre su cabeza, pero no lo logró. La atacante era más alta y más fuerte que ella. Además, aquel perfume que Lauren usaba, la hizo perder toda su fuerza. Sintiéndola tan cerca, su cuerpo presionando el suyo contra el armario, le recordó a Camila las sensaciones que la hacían tambalearse.

Las respiraciones eran las mismas, de tan cerca que estaban sus rostros. Y cuanto más Camila intentaba apartar su rostro de esos ojos, más se aferraba Lauren a su cuerpo. La delantera agarró firmemente las manos de Camila con una de las suyas y con la otra la hizo mirarla.

-Ahora dime, Camila. ¡Dime que no estabas celosa de mí!

Incluso sin darse cuenta, Camila no pudo evitar mirar esa boca tan tentadoramente cerca del suyo. Intentó resistir el impulso desesperado de besarla, tan fuerte como pudo, pero falló.

Lauren sonrió cuando vio que sus labios buscaban los suyos. Le encantó sentirlos de nuevo. Suave, caliente, casi dulce. Y esa lengua nerviosa y ansiosa que buscaba la suya, se enroscaba, chupaba y redescubría cada centímetro de su boca.

Soltó las manos de Camila y, en lugar de empujarla, sintió que la abrazaba por el cuello, acercándola a ella. Sus piernas se abrieron lo suficiente como para que una de las suyas encajara entre ellas. Lauren podía sentir el calor y la humedad provenientes de la entrepierna de Camila. Presionó su muslo contra ella y la escuchó suspirar en sus labios. Necesitados, prácticamente entregada.

Camila pensó que iba a desmayarse cuando sintió que la pierna de Lauren tocaba su sexo, incluso sobre su ropa. El short ajustado y delgado del entrenamiento, no ocultaba nada de la excitación que sentía en ese momento. Se sentía como si su cuerpo necesitara el de Lauren. La levantadora olvidó de todo a su alrededor que no fuera el de sentirla cerca. Solo quería seguir besando esa boca el mayor tiempo posible.

Lauren sabía que si continuaba, no podría detenerse más. Tendría que hacerle el amor a Camila allí mismo y ella quería eso. Pero no pudo evitar recordar su acto violento con Kendall, las duras palabras que le había dicho y el dolor que aún sentía por haber preferido el equipo.

-¡Admíteme que me quieres, Camila! - dijo entre besos - ¡Que te pusiste celosa de Kendall!

-¡Cállate y bésame! - Camila dijo buscando sus labios como si ellos pudieran escapar de ella - ¡Te necesito, Lauren! ¡No te detengas, por favor!

-No me detendré, ¡pero tendrás que pedirme! -le  susurró al oído mientras besaba su cuello y le mordía la oreja - ¿Qué quieres de mí, Camila? ¡Dime!

- ¡Te quiero, quiero que me hagas el amor ahora! - dijo Camila casi rogándole que Lauren dejara de hablar y la besara de nuevo. Su boca parecía incapaz de soltar la de ella.

Estaban en un beso enloquecedor, ardiente, frenético y perfecto cuando Camila sintió que Lauren de repente se alejaba de ella. Aún con su cuerpo en llamas, queriendo reanudar ese delicioso contacto, la levantadora la jaló, pero Lauren se resistió. Y la miró con una mirada poco cariñosa.

-¿Que pasó? - preguntó Camila sorprendida con la actitud de la delantera - ¿Por qué tú...

-Porque solo quería asegurarme de que me querías, incluso con todas tus negativas. ¡Y eso acabo de confirmarlo! - dijo Lauren secamente, casi sintiendo su corazón romperse al ver el semblante decepcionado de Camila. Tenía que ser fuerte. Por mucho que le doliera. No podía olvidar todo lo que ella le había hecho y estar bien.

Fue el turno de Camila de sentir la sangre hirviendo en sus venas de ira. ¿Era eso lo que ella quería con todo ese contacto? ¿Probarla? ¿Probar que había deseo? ¿Que había una necesidad casi desesperada por ella?

La levantadora estaba enojada con Lauren, pero se odiaba por ceder tan fácilmente a sus caprichos. No sabía cómo, pero aprendería a resistir la excitación que le despertaba la delantera. Se sentía ingenua y muy tonta. Y eso la estaba matando.

-¡Espero que estés satisfecha con lo que descubriste, Lauren! ¡Porque si depende de mí, en éste cuerpo nunca más volverás a tocar! - dijo Camila medio gritando, medio escupiendo las palabras y refrenándose para no llorar frente a la otra. - ¡Te odio! ¡Y ten por seguro que te olvidaré! Ni que sea la última cosa que haga.

Lauren la observó en silencio cerrar el armario violentamente y salir del vestuario sin siquiera molestarse en bañarse.

¿Habría hecho lo correcto? ¿Se habría precipitado? Estaba completamente confundida con todo aquello. Le dolía el pecho por haber herido a Camila, pero algo le recordó que ella la había lastimado primero. Entonces estaban a mano.

Pero si estaban, ¿por qué se sentía culpable por haberla lastimado? ¿Por qué, al ver esos ojos castaños llenos de lágrimas, pensó en darse por vencida y perdonar todas las tonterías que había hecho? ¿Qué la había llevado a no hacer eso? ¿Orgullo? ¿Ira? ¿Venganza?

Más desanimada que nunca, Lauren regresó a su casa. Eso era todo lo que ella necesitaba. Si el primer día de clases fue así, ni siquiera quería imaginarse cómo sería el resto.

"-Un gran lunes para comenzar bien la semana!" -  Pensó con ironía.

Camila llegó a casa sin ganas de hablar. Ni siquiera escuchó a su madre preguntarle sobre el entrenamiento y no se molestó en devolverle la llamada que Taylor le había hecho. Solo quería un baño.

El agua nunca antes se había visto tan preciosa. La dejó deslizar por todo su cuerpo, esperando que ella llevara el deseo y el asco que sentía por ceder ante Lauren.

Lloró de ira y se frotó fuertemente los brazos, las piernas, todo lo que la delantera había tocado. Quería borrar cualquier rastro de reconocimiento que Lauren le había dejado. No podía y ya no anhelaría que esas manos y boca la tomaran por completo.
La chica se tomó tanto en el baño, que su madre se preocupó.

-¿Todo bien, hija? - preguntó Sinu, apareciendo en la habitación de Camila cuando ésta comenzó a vestirse.

-Todo bien, mamá! - la levantadora respondió demostrando que no estaba de humor para hablar.

Sinu se dio cuenta de que su hija no estaba exactamente  como lo decía. Pero le pareció mejor no insistir. Camila nunca hablaba mucho de sí misma. Era más prudente dejarla quieta.

-Dejaré tu comida en el microondas. Cuando quieras, lo calientas, ¿de acuerdo?

-Está bien, mamá. Cierra la puerta cuando salgas.

Sola en su habitación, Camila se acostó y volvió a llorar. Era inevitable recordar cada detalle de su historia con Lauren. Nunca nada había sido tan intenso y al mismo tiempo fugaz. Al rato la chica suspiraba de amores por Lauren. En la otra ni siquiera quería pensar en ella.

¿Que sentimiento tan confuso era aquel? Una eterna mezcla de afecto y enojo. Inconstante y tan abrumador, que una simple fragancia de perfume la había desarmado por completo.
Camila estaba cada vez más segura de la respuesta a esas preguntas, pero no quería creerla o sentirla. Ella no podía rendirse, y estar tan expuesta, tan sensible a Lauren. ¡No quería ser así! Tenía que luchar con todas sus fuerzas. Especialmente después de lo que había sucedido en el vestuario. Nunca dejaría que Lauren la tocara de nuevo.

Las lágrimas seguían cayendo ante la perspectiva de Camila de olvidarse de la atacante de cualquier manera. Se sentía como si todo su cuerpo estuviera de luto por esa pérdida.

-¡No te amaré, Lauren! ¡No puedo y no quiero! - Camila se escuchó decir con la voz temblando de emoción y enojo antes de dejarse llevar por el cansancio de aquel día agotador y quedarse dormida.

Bastante inocente de su parte pensar, que los sentimientos son cosas que pueden controlarse. Ellos simplemente van y vienen, no se excusan, no tocan la puerta. Invaden, lastiman, alegran. Son impredecibles y su única regla es la inconstancia total. Es irónico que, precisamente por eso, ellos sean tan perfectos.

Quizás la vida, tarde o temprano, haría que Camila se diera cuenta de todo eso.

Lauren no tenía ganas para una reunión familiar ese lunes. Pero la mirada que Clara le dirigió fue lo suficientemente serio como para darse cuenta de que el tema de la noche era más que importante.

Más por respeto a la madre, que por interés. La chica se obligó a sentarse en el sofá junto a su hermano. Éste un poco curioso sobre el motivo de todo aquello.

-Chicos, sé que están cansados, pero su padre tiene algo de qué hablarles. - dijo Clara mirando seriamente a su ex esposo, un poco nervioso e incómodo con la situación - Adelante, Michael. ¡Ellos están aquí para escucharte!

Lauren siempre encontraba a su padre un poco nervioso y demasiado débil. Fuera de los tribunales, siempre tenía dificultades para expresarse. Parecía un adolescente hablando y lleno de timidez aburrida.

Esa noche contó cosas que Lauren ni siquiera sospechaba. Sabía que el matrimonio de sus padres no iba bien, pero nunca pensó que Michael tuviera otra familia. O peor, que se había negado a hacerse cargo de su otra hija al principio.

La jugadora de voleibol no sintió rabia del hombre parado frente a ella, esperando una reacción agresiva de sus hijos. Le dio lástima. Lástima que fuera tan cobarde con una mujer maravillosa como su madre. Y más aún por no querer responder a las consecuencias de sus actos.

Chris adoraba a su madre. Pero creía que Clara era demasiado estricta. Para él, esa traición de su padre era algo incluso explicable, ya que su madre pasaba todo el día metida en aquella maldita librería. Michael era un hombre, tenía sus necesidades y si la mujer no estaba allí para satisfacerlo, era natural que buscara a otra en la calle.

Lauren sonrió al darse cuenta de que todos estaban esperando su opinión. Lo de Chris quedarse al lado de su padre, era más de lo esperado para Clara. La relación con su hijo nunca había sido muy buena.

-¿No vas a decir nada, Lauren? - Ella le preguntó a su hija.

-¿Qué quieres que diga, mamá? - dijo Lauren levantándose y mirando a su padre con desdén - No estoy enojada contigo. Ni te guardo rencor. Solo acabo de confirmar que eres un sinvergüenza de marca mayor. ¡Algo que ya sabía desde hace tiempo!

-¡No permitiré que me hables así, niña! - dijo Michael irritado - ¡Todavía soy tu padre! ¡Y tendrás que respetarme!

-¡Ni siquiera tú te diste al respeto, Michael! - dijo la jugadora de voleibol enfatizando la última palabra. Toda la ira acumulada que había tenido durante el día parecía surgir en Lauren. Sabía que le estaba diciendo palabras muy duras a su padre, pero él no era la razón de toda la furia. - ¡Entonces no vengas a bancar el padre conmigo ahora! No soy tan estúpida y machista como Chris, ¡para aceptar tus porquerías y tratarte de la misma manera! ¡Engañaste a mi mamá! ¡Tenías una hija y nos la ocultó durante dos años! ¿Qué clase de hombre eres? ¡Sé exactamente cuál eres! ¡Cobarde!

Clara intervino entre Michael y su hija, para evitar que le agrediera a Lauren.

-¡Mejor sube a tu habitación, hija! - ella dijo - ¡Cuando los dos estén de cabeza fría, volverán a hablar!

-¡No tengo más nada para hablar con esa niña maleducada! - dijo Michael enojado. - ¡Si crees que tienes un padre cobarde, tal vez preferirías estar sin uno, Lauren!

Sin alterar su voz y más tranquila que nunca, la delantera sonrió.

-¡Creo que fue la mejor idea que tuviste ésta noche!

Enojado e irritado, Michael salió de la casa, seguido de Chris.

"-Es mejor calmar al viejo y evitar que conduzca así!" - pensó el nadador.

Clara vio a su hija subir a su habitación. Había Imaginado que Lauren la apoyaría, pero nunca que sería fría con su padre. Su relación siempre había sido buena hasta allí. Había algo más que molestaba y preocupaba a Lauren.
Quizás por eso no se sorprendió cuando su hija, a altas horas de la noche, llamó a la puerta de su habitación.

-¿Puedo dormir contigo, ma? - preguntó la chica desde la puerta, con una manta en sus manos.

Clara sonrió.

-Claro que puedes, mi amor. Ven acuéstate, ven.

Por primera vez en el día, Lauren se sintió cómoda y protegida. El cariñoso abrazo de su madre, sus caricias en el pelo, la hicieron relajarse.

-¿Qué pasa, hija? - Clara preguntó entre un mimo y otro, besando la mejilla de Lauren - Fuiste muy grosera hoy con tu padre. Y sabemos que no eres así.

-Solo algunos problemas, mamá. Nada con que preocuparte.

-¿Seguro?

-Uhum!

-Cuando quieras hablar. No olvides que estoy aquí.

Lauren sonrió y besó suavemente la mejilla de su madre.

-Lo sé, Doña Clara. Pero estos problemas los tengo que resolver yo.

-Está bien. Después discúlpate con tu padre. Él estaba realmente molesto.

-Después lo haré. No te preocupes.

Aún sintiendo que su hija no le había contado todo, Clara no insistió. Sabía que Lauren ya era lo suficientemente grande como para resolver sus problemas ella sola. Era el orden natural de las cosas.
Sin más conversaciones y mucho cariño, las dos se quedaron dormidas juntas, inmersas en toda la tranquilidad que puede ofrecer un abrazo materno. .

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