—Es mi hijo...—Louis miró con cara de odio a Eleanor, luego de salir del cubículo por una muestra de sangre. Tomó al niño en brazos que estaba en el carrito, y se fue.
La chica suspiró confundida y llevó el carrito atrás de ellos.
Una semana tenía que pasar para saber la verdad.
Louis y William se quedaban siempre en el departamento de Harry.
Y lo que enojaba a Louis, era que a Eleanor le daba igual que su bebé este en otro lugar, y siquiera llamara para ver si necesitaba algo, o estaba bien.
La alarma sonó indicando que comenzaba la semana.
—Lou, es el día...—Susurró Harry en el pecho de su amado para luego dejar un pequeño beso en él.
—Lo sé, Hazza. No he pegado un ojo en toda la noche... tan solo pensar que lo puedo perder en un abrir y cerrar de ojos...
—Tienes que tener fé... y al parecer el si ha pegado un ojo.—Harry sonrió con ternura, viendo a William dormir de la misma manera que Louis lo hacía, con la mitad del cuerpo destapado.—Iré a preparar su leche, ya se va a despertar...
—¿Harry?
—¿Que ocurre, Lou?
—Serás el padre de William, pase lo que pase.—Harry sonrió en los labios de Louis, y los besó tiernamente.