Dentro de unos días:
Hegemon The Narrator
Estoy sentado en nuestro escritorio esperando a que se despierten. Maron bosteza, es la primera en levantarse. Se acerca hacia mí aún cansada.
- Hege ¿Estás durmiendo bien? - me pregunta algo dormida aún.
- No lo he estado haciendo, total no lo necesito - le sonrió.
- Eso no es cierto, pese a que tú cuerpo no necesite descanso, tu cerebro sí. Dormir ayuda a aliviar el estrés de los días - me responde con preocupación.
Desvío mi mirada hacia el techo y río.
- Entonces será mejor que no vuelva a dormir - menciono con una sonrisa melancólica.
Actualidad:
- No tengo ningún motivo para retirarme - le digo contundentemente.
- Es una orden directa del Rey, ustedes deben irse. No pienso repetirlo una tercera vez - repite este papanatas.
- ¿Y Rey de que mierda es? - cuestiona agresivamente Lisied.
- Es el Rey de los Demonios - le responde.
- Pues mi amigo aquí al lado es un Rey Demonio ¿No cuenta como gobernante? - sonríe burlonamente.
- ¡¿Me consideras tu amigo?! Eso es un gran avance - le digo alegre, ya estoy satisfecho por hoy.
- ¡¿Q-Que?! ¡No! ¡No me refería a eso! ¡Lo dije sin pensar! -
- Si lo dijiste sin pensar quiere decir que salió de tu alma - la encara Maron - ¡Kya~! ¡Los niveles de ternura salen de sus límites! - exclama sonrojada.
Lisied también se sonroja, pero de la vergüenza. Según ella, acaba de perder su orgullo y ahora mismo probablemente este planeando como matarnos a todos.
- Los Rey Demonio y los Rey de los Demonios son cosas muy distintas, eso es conocimiento básico - arruina la divertida escena este Guardia Real, a lo que sus tropas asienten.
Suspiro.
- De acuerdo, nos iremos pacíficamente - digo.
Te mataré mientras duermes.
- ¡¿Quién te crees que eres?! - encara Lisied al guardia - ¿Acaso sabes con quien estás hablando? Aparte, no hemos hecho nada, y tampoco nos han dicho un motivo salvo la orden de un don nadie. Yo, Lisied, no planeo retirarme bajo la orden de un pedonecrofilo -
¿Qué está haciendo? Podemos conseguir el miasma en otro país, no hay motivos para quedarnos, aparte, ¿El rey de aquí es un pedófilo necrófilo?
- Lisied tiene razón - ¿¡En que parte!? Sanya da un paso al frente - No tienen motivos como para expulsarnos de aquí -
- Escucha querida, tenemos información de sobra de quién eres. Si no fuese una orden directa ya te habríamos matado - dice un soldadillo sin nombre, y con fundamentos, ella es una paladín que ha cazado demonios.
El que supongo es el capitán, de un rápido movimiento, decapita al soldadillo sin nombre.
Adiós soldadillo sin nombre, siempre te recordaré. Que la fuerza te acompañe.
- Si no se retiran supongo que la emboscada fue un fracaso - dice el líder y varios "ninjas" nos rodean. Nos ponemos en tensión - Ríndanse ahora o morirán - dice en un intento de parecer solemne.
Estos ninjas son rápidos, creo que los supero, pero por poco; lo mejor será rendirse.
Nos miramos entre todos y levantamos los brazos en señal de redención.
...
Bueno, la cárcel es más divertida acompañado... Y es por eso que estoy tan aburrido.
Me resistí a que nos separasen, pero fue inútil, entonces le dije a Feny que cualquier cosa pegue un grito y les ayudaré.
...
Me dieron un pan duro para comer. Ja, como si me fuese a comer esto. Tan solo espero que les hayan dado algo más nutritivo a ellas, especialmente a Feny, que es la más pequeña de todas.
...
Acabo de notar que no estoy solitario en la celda. En una esquina hay sentado un señor mayor de piel pegada a sus huesos, no tiene cuernos y sus ojos son rojos; sigue vivo, no respira, pero parpadea. No me sorprende no haberlo detectado, uno no está atento a los cadáveres a menos que sean zombis u otras variaciones... Los vampiros no cuentan, ya que tienen consciencia.
Me acerco al señor y le ofrezco el pan duro que me dieron. El señor desde su posición me hace una leve reverencia y toma el pan.
- Agradezco su bondad jovenzuelo - empieza a comer el pan y noto como su cuerpo empieza a recuperar energía y, de una forma que no comprendo, deja de estar en los huesos y se ve ahora como alguien de delgado - ¿Puedo saber el motivo por el que un joven tan bondadoso ha acabado en este lugar? -
- No tengo porque decirte -
- ¿Tienes algún motivo para no decirme? -
- Tampoco -
- Entonces dímelo, no es un gasto considerable de energía y hace tiempo que no hablo con alguien -
- Nos encerraron a mí y mis amigas bajo la acusación de haber asesinado gran parte de la población de la ciudad -
- ¿Y así fue? -
- Para nada. Una de mis compañeras mencionó a una niña rara cómo culpable, pero lo veo complicado -
- Una niña eh... Que cosas extrañas están ocurriendo afuera Hegemon -
Me pongo en posición defensiva, pero mantengo mi sonrisa.
¿Como ángeles este anciano sabe mi nombre?
- No se asuste joven - me dice - no creo que lo hayas notado, pero estoy encadenado -
Al fijarme bien en el noto que es cierto. En la oscuridad no lo noté.
Pongo mis manos en mis bolsillos
- ¿Como sabes mi nombre? -
- No lo sabía, simplemente pensé que ese nombre te pega. Siempre he sido bueno en leer a las personas, incluso a las más indescifrables como tú -
- Tu... ¿Quién eres? -
- Mi nombre es Soleir de la Frontera, y soy un vampiro. Tengo 347 años. Y tú eres Hegemon, pero... No puedo descifrar tu edad -
No siento malicia proveniente de él.
- Vaya ¿Y porque alguien en tan mal estado como tú está siendo encarcelado de esta forma? -
- Aunque no lo creas, soy muy poderoso. Estos grilletes absorben mi energía constantemente, pero al generar tanta me he mantenido apenas vivo. Y gracias a haberme alimentado he recuperado mucha energía -
- ¿No fue entonces una idea estúpida encerrarme contigo y alimentarme con el riesgo de que te lo de a ti? - cuestiono.
- Probablemente han olvidado que estoy aquí. Como habrás notado, no destaco demasiado - ríe - Ahora es mi turno de preguntarte - su rostro se vuelve serio - ¿Cuál es tu objetivo? -
- Quiero volverme el Rey Demonio -
- ¿Por qué? -
- Quiero vivir tranquilamente con mi familia y disfrutar de aventuras -
El señor se sorprende por mi respuesta, pero acto seguido sonríe.
- Eres un buen muchacho -
- ¿Quiere que le quite las cadenas? -
- No te recomiendo tocarlas, podrías morir. Absorben montones de veces tu maná total, te volverías un esqueleto -
- No estaría tan segu... -
- ¡¡Pío!! - chilla en llanto una aguda voz a una distancia.
Al escuchar su vocecita mi mente se pone en blanco por un instante y cuando vuelvo a estar consciente me encuentro al lado de las chicas en medio de la nada, con nosotros está el señor ya sin sus cadenas y cubriéndolas a ellas en un domo mágico. Estamos en un lugar puramente de arena llana, no veo nada hasta dónde llega mi vista.
- ¿Qué ocurrió? - pregunto.
- ¿Eres tú Hegemon? - me pregunta Sanya.
Al mirarlas, noto que todas me miran con horror, y tan solo el anciano se ve simplemente sorprendido.
- ¿Qué pasó? Me siento muy agotado -
- Eh... De alguna manera... Destruyó todo... - me contesta Ruzerya.
Has subido a nivel 1276
Tus estadísticas aumentan por la habilidad "Saqueo".
Has adquirido nuevas habilidades
Has subido de nivel múltiples habilidades
Holy shit...
Me tambaleó un poco, estoy sumamente agotado. Maron se coloca debajo de mi brazo para ayudarme a mantenerme en pie.
- ¡¿Hege, estás bien?! -
- Si... De hecho, es posible que caiga inconsciente, pero nunca me han gustado las personas que después de una batalla cae inconsciente a cada rato por ser incapaz de controlar su propio poder. Simples idiotas... -
El anciano suspira.
- Si eres capaz de criticar estarás bien. Por lo que veo tu todavía no eres consciente de ti mismo... Eso es... ¿Bueno? -
Lo miro seriamente.
- ¿De qué habla? - le pregunta Ruzerya por mí.
- ... No estoy seguro, pero sé que en algún momento lo averiguaras... Supongo -
Nos quedamos en silencio durante unos segundos.
- Señor ¿Tiene algún lugar donde viva? Solo queremos descansar un poco para seguir nuestro viaje - le menciona Sanya.
- Si, les puedo dejar quedarse un tiempo, pero... ¿Tienen la más mínima idea de cómo encontrar al Rey Demonio o donde se encuentra? No dejaré a unos vagos vivir allí -
Bajamos la cabeza. No tengo idea de dónde puede estar, tan solo estamos viajando sin un rumbo aparente.
Entonces, y sin que nadie se lo esperase -inclusive el anciano- Lisied da un paso al frente.
- El reside en "L'étrange Château", al noroeste del Gran Continente - dice con total seguridad la "joven" Lili - Sin embargo, no sé en qué isla nos encontramos o en que dirección -
El señor se queda muy sorprendido por su respuesta, incluso más sorprendido que de mi ""poder"".
- Vaya, no sabía que la gente de estas tierras tuviese conocimiento de allí -
- Podríamos decir que viví allí un tiempo -
Esto es información que no sabía, por lo menos ahora ya tenemos un sitio donde ir... ¿Tengo el brazo roto? Es lo que más me duele, ni que fuese Deku.
- De acuerdo, por ahora nos iremos de este ex-reino, <Teleportation> - Un círculo mágico aparece en el piso y de un momento a otro estamos dentro de una casa - Pónganse cómodos. En el piso de arriba hay unas habitaciones en las que pueden descansar. Yo iré a preparar alguna cosa -
El señor se retira. Estoy sorprendido de que haya personas en este mundo que conozcan ese hechizo. Aunque por lo que veo las demás no tenían idea y están impactadas... A excepción de Feny, a quien le brillan los ojos.
Al mirar por fuera de la ventana noto que es de noche, cuando en aquel reino era mediodía.
Teleportation no toma tiempo de movimiento, por lo que me pregunto... ¿Qué tan lejos estamos de nuestro punto de inicio?
Mis pensamientos no se mantienen ahí mucho tiempo ya que es complicado pensar con un brazo destruido.
Feny me ayuda a sacarlas del transe y vamos hacia una de las habitaciones de arriba.
Me acuesto en una cama, Feny se pone encima mío y usa un hechizo llamado "Pío pío". Al cabo de hora y media ya no tenía dolor de cabeza y mi brazo estaba relativamente bien, aunque el dolor persiste.
- Eso dejará una marca - dice Sanya parada a mi lado con un suspiro.
- Estoy en concordancia -
Se genera un silencio entre nosotros. Las demás se están bañando, por lo que estamos solo nosotros tres.
- Sanya... ¿Que me ocurrió? -
- Yo... No estoy segura. Tu cabello se volvió celeste y tus ojos rojos, parecías perdido y enojado, ya que no estabas mirando a nada en específico -
- Tal vez Solair tenga explicaciones, le iré a preguntar -
- ¿No se llama Soleir? -
- ¿Eh? Ah, cierto. Me confundí -
Y con mi brazo a medio reconstruir, fui a hablar con Soleir de la Frontera.