Decisiones y arrepentimientos

By DalhiaOkazaki

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Levi vuelve agotado tras perder a Farlan e Isabel. Intentando comprender cuál debe ser su razón para luchar e... More

Añoranza
Una obsesión con la limpieza
El examen
Antes de partir
Reconocimiento
La nota
Calor humano
Misión suicida
Moblit Berner
Monstruo
Gracias
La habitación de al lado
Bienvenido de vuelta, capitán
Muros y piedras
Dos palabras
Después de la caída
Infiltrados
El séptimo
Capitán Kenny Ackerman
Carnada
Narcolepsia
Enterrada
Palabras ahogadas
Fase 1
Fase 2
Fase 3
Estrategia
Perseguida
Cádaver vacío
Para siempre
Gestación

El escuadrón de Levi

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By DalhiaOkazaki



Snk pertenece a Hajime Isayama.

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Por más años que pasara encerrado entre los fríos muros de piedra de aquel cuartel, menos alcanzaba a comprender el significado de la familiaridad. Tal vez era un concepto  que jamás había experimentado realmente. Confiar en alguien era  sumamente difícil, implicaba una gran relación emocional con la otra persona. Años atrás, llegó a compartir su pequeña y diminuta casa con otras dos personas. Dos grandes amigos que ahora se descomponían a cada paso que daba.

El tiempo pasaba inexorablemente, se formaban nuevos lazos. Nuevos vínculos. Podía soportar salir varias noches con Erwin a aquella vieja taberna a beber. Sentía que en aquellos momentos él no le consideraba aquel subordinado que seguía sus órdenes. Sino, sólo un viejo amigo. Podía sentarse en la silla de su habitación con comodidad mientrás él le mostraba algunos escritos de su padre cuando era profesor. Ni siquiera le importaba comer con él en varias ocasiones.

Pero mantenía ciertas distancias físicas. Durante los horarios impuestos en aquel barracón para las duchas de los superiores, no intentaba fijarse en cual cubículo decidía escoger Erwin para asearse. Tampoco le preguntaba acerca de su virilidad ni cuando había tenido su primera erección. Cuando se había dado cuenta del cambio físico. La aparición del vello púbico. No sentía la necesidad de conocer esos detalles ni verlos a escasa distancia. De alguna manera, confiaba en aquel hombre, pero no trasladaba su confianza hacia una invasión hacia su privacidad.

Pero aquel concepto no era entendido por Hanji Zoe. La otra única persona en aquel sitio con la que había desarrollado el mismo vínculo de confianza. Y ahora comenzaba a vestirse tras retirarse su uniforme. Una vez más. De alguna manera, parecía no sentir ningún tipo de pudor cuando se desvestía tras un día de trabajo. Hablaba y hablaba sin parar sobre algo acaecido ese día.

La sensación que tenía con ambos, era de manera similar y al mismo tiempo distinta. Erwin se había colocado algunas de sus prendas mientras él permanecía en su habitación firmando algunos escritos. Pero no se desvestía completamente. Tampoco solía tumbarse en su cama. Ni le besaba en los labios. Ni se ponía su ropa. Pero ella parecía obstinada a dejar su olor en cada centímetro de su habitación.

Resopló en silencio mientras seguía sin atender a aquello que contaba. Podía atisbar algunos pequeños datos. Una pequeña explosión. Un experimento algo infructuoso pero que demostraba una de sus teorías acerca de los pequeños cañones que solían transportar. Combinaciones químicas que podían resultar peligrosas. Y cómo su subordinado más leal había conseguido detener el fuego a tiempo. Ella sonreía mientras pasaba una toalla por su cabello, secando el último índicio de polvo tras aquel extraño accidente.

Intentó sostener su mirada pero ella no parecía sentirse realmente interesada, enfrascada en su historia. Sus ojos bajaron con disimulo más allá de su clavícula. Una estrecha camisa que usaba como prenda de dormir que comenzaba a abotonar demasiado lentamente, sin importarle en absoluto que él continuase mirando su pecho desnudo.

Conocía el concepto de familiaridad. Poseer la suficiente confianza con otra persona para mostrar aspectos de tí que reservas en tu intimidad. Pero aquello transgredía los límites. ¿Acaso las personas debían relacionarse así? ¿Esa era la manera adecuada de mostrar tu confianza acerca del otro? Intentó imaginarse un contexto en el que él se desnudase en la habitación de Erwin y se pusiese su pijama mientras le contaba cómo había sido su día.

No, aquel tipo de escenario parecía más absurdo con cada segundo que pasaba por su mente.

- .......... Por lo que finalmente decidimos cambiar la proporción de nitrato de celulosa para poder controlar la carga explosiva – Levi pareció volver de su ensimismamiento y reconducirse en su conversación –Mañana haremos la prueba, ¿qué opinas? ¿Te interesa? Puedes venir a verlo. Desde una distancia prudente, claro.

- Creo que eres idiota. No hay tanto espacio en este cuartel para que incendies otra maldita sala. Controla tus estúpidos experimentos antes de que salga alguien herido - algo frustrado se acercó a ella y acabó de abotonar los últimos centímetros que dejaban su piel expuesta.

- Estoy emocionada porque llegue mañana. Erwin se enfadó hoy porque no esperaba la explosión, pero mañana estará más controlada.

- Entonces vete a la maldita cama. Es tarde.

-¿Puedo dormir aquí? Mi cama está llena de algunos libros que no caben en mi escritorio. Creo que necesito otra estantería.

- ............ -comenzó a anotarse mentalmente que cuando llegase su día libre pondría en orden aquella habitación al lado de la suya – Haz lo que te de la gana – musitó mientras buscaba una silla y se sentaba en ella.

- ¿Vas a dormir ahí?

- Sí.

- Podemos dormir juntos aquí – palmeó el colchón de la cama invitándole a acercarse – La cama es lo suficientemente grande para los dos.

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- ¿No vas a ver el festival del pueblo? He oído que habrá buena comida y cerveza – preguntó algo extrañado a su viejo compañero mientras terminaba de anotar algo en un cuaderno – He oído que tus subordinados van a ir, Mike.

- No tengo dinero, Erwin. Hanji y Levi me han arruinado.

- ¿Hanji y Levi?

- Hanji habló hace unos meses con Nanaba preguntándole acerca de relaciones sexuales – Erwin comenzó a mostrar desinterés por la conversación– Así que ella y yo apostamos varias veces. Pero siempre pierdo. Creía que al comenzar a dormir en habitaciones contiguas podría ganar y aposté mi sueldo entero en revancha. Pero parece que ninguno de esos dos idiotas ha dado el paso...

- Ya veo. Tal vez sería más adecuado que dejárais de apostar sobre este tema.

- No hay demasiado que hacer en este cuartel cuando no tenemos que preparar una expedición. ¿No recuerdas cuando éramos reclutas y apostábamos el número de veces que el comandante visitaba el burdel al mes?

- En aquel entonces también perdías – añadió.

- No creía que el comandante fuese tan pervertido – suspiró - Tal vez mi instinto esté arruinado.

- Espero que tus habilidades de rastreo no nos abandonen en la próxima expedición.

- No, es solo....que no entiendo a esos dos – Se reincorporó de su silla encontrándose con la mirada de su compañero – Llevo más de un año oliendo el aroma de Hanji en Levi. Y de la misma manera, Hanji apesta a su perfume.

- Pasan mucho tiempo juntos – expresó con desinterés.

- Tú lo sabes, ¿cierto? - preguntó inquisitivamente - ¿Levi tiene alguna intención? ¿Quiere acostarse con ella? ¿O se conforma con sus besuqueos de niños?

- Levi habló conmigo hace tiempo de este tema – terminó de ordenar los documentos mientras los dejaba a un costado de la mesa – Me dejó claro cual era su opinión al respecto.

- Vamos, Erwin. Suéltalo. Apiadate de mí, si no gano de una maldita vez tendré que pasar el resto del mes encerrado aquí bebiendo agua.

- Tal vez dejar descansar a tus riñones nos ayude en la próxima expedición, así que no estoy en contra de ello.

-Venga....

- Levi me dejó claro que quería que su decisión al respecto fuese privada. No puedo traicionar la confianza que depositó en mí.

-Agh........ - bramó con furia fingida – Me rindo. Dudo mucho que lleguen a hacer algo más que besarse a escondidas. Ni siquiera creo que esos dos sepan si sienten algo por el otro. Cuando le pregunto a Hanji ni siquiera sabe de lo que estamos hablando.

- Creo que Hanji no es aún consciente – sus pasos comenzaron a dirigirle fuera de aquella habitación abandonando a su interlocutor – Pero cuando Levi habló conmigo me dejó claro que conocía bien sus sentimientos hacia ella.

- ¿En serio? ¡No puedes irte así sin más dejandome con esta intriga,Erwin! ¡Vamos, cuentamelo!

- Mike –se giró a él mientras abría la puerta con cuidado – Deberías invertir más tiempo en entrenar a tu equipo que en realizar tantas apuestas.

- ........- un extraño sabor a remordimientos invadió su boca.

- Vamos, te invitaré a una copa esta noche.

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Notaba que su pecho temblaba mientras sus pies avanzaban sigilosamente. Era la primera vez que se ponía aquel uniforme y cambiaba su habitual uniforme de entrenamiento. Una sensación nueva en un sitio nuevo. Apenas comprendía cómo tras sus primeros días se le había notificado el traslado inmediato a un escuadrón. A ella.

Tantos años de duro entrenamiento habían dado su fruto, iba a ser reconducida a un escuadrón especializado en operaciones arriesgadas. Algunas de sus compañeras de habitación le habían aconsejado que no se arriesgara. Pero no podía negarse, había visto docenas de veces el nombre de su capitán en los periódicos. Siempre acompañado por el del actual comandante. Una persona excepcional que poseía unaf uerza similar a un batallón entero. Y ahora iba a trabajar bajo sus órdenes.

Aquel temido temblor se volvía cada vez más incipiente, atravesando cada una de las articulaciones de su cuerpo y penetrándola con fuerza. Ya había vivido aquella sensación años atrás, cuando tomó la determinación de unirse al ejército. No creía que realmente la volvería a sentir. Y tal vez no sería la última.

Sus gastadas botas le llevaron a una explanada con algunos árboles excesivamente altos en la que varias caras conocidas le esperaban. Un joven algo callado y cabello corto que revisaba sus arneses. Un chico alto y de cabello claro y recogido que parecía estar revisando unos papeles mientras miraba a su alrededor. El segundo al mando en aquel escuadrón, Erd Gin. Y ....... un viejo compañero que había conocido durante su entrenamiento. Alguien que se había obstinado en recordarle su presencia durante aquellos largos años. Y el tedioso destino había decidido que debía pertenecer al mismo escuadrón que ella.

- Buenos días.... - dirigió una sonrisa al resto de sus compañeros evitando a la última persona presente.

- Petra, es de mala educación ignorar a tus compañeros – inquirió.

-Piérdete, Auruo.

El segundo al mando dirigió una mirada cansada mientras seguía revisando los papeles. Parecía excesivamente confuso mientras buscaba a su capitán en la lejanía. Había oído hablar de él en algunas ocasiones. Había sido seleccionado por su capitán junto a otros reclutas. Él y otros soldados habían sobrevivido en una expedición algo lejana. Pero solamente él había continuado perteneciendo a aquel escuadrón por requerimiento del capitán. Probablemente serían evaluados cuando saliesen a combate real. Aquellos días previos a la misión eran un mero trámite. Si quería conservar el honor de pertenecer a aquel escuadrón, tendría que trabajar duro.

Volvió a suspirar intentando controlar sus nervios mientras sentía que su viejo compañero de entrenamiento le daba unas palmadas de ánimo en la espalda. Erd Gin pareció levantar la mirada hacia el horizonte y comenzó a buscar un papel en concreto mientras escribía algo en él. Sin duda, no llevaba demasiado tiempo en aquel puesto. Petra dirigió su mirada en la misma dirección que él. Un pequeño hombre se mostraba en la lejanía hablando con una mujer mientras miraba un pequeño cuaderno.

Frunció el ceño algo confusa. Podía reconocer al hombre, aunque subido a su caballo parecía de una estatura mayor, aquel hombre era su capitán. Pero, ¿quién era aquella mujer?

-El........ capitán Levi vendrá enseguida...... - tartamudeó algo cansado – Ha querido que leáis esto antes de la instrucción de hoy........

Papel gastado y lleno de anotaciones. Una letra impoluta y clara similar a las que podía ver en escritos oficiales o en libros. Pero estaba escrito a mano. Al costado de cada instrucción podía ver las anotaciones que había hecho su compañero mientras esperaba a su capitán. Mientras comenzaba a leer pudo entender porque Erd Gin había decidido dejar pequeñas notas al lado de cada instrucción.

Instrucción 1.

Equilibrio y control en combate áereo libre.

(creo que el capitán se refiere a trabajo sin el equipo tridimensional)

Revisión elasticidad músculo.

Instrucción 2

Resistencia en frío

(Supongo que trabajaremos con varias situaciones adversas climatológicas)

Resistencia agua.

Resistencia golpes.

Resistencia balas.

(no se si va a dispararnos)

Resistencia barra de hierro.

Instrucción 3

Manejo espada

Manejo armas cortas

Manejo cuchillo

Manejo escopeta sin manos

(Realmente no se en que consiste esto)

Instrucción 4

......


Parpadeó mientras intentaba comprender aquello. Todas aquellas instrucciones continuaban hasta alcanzar más de 17 instrucciones diarias con varios puntos cada uno. Aquel tipo de instrucciones llevarían horas, tal vez más de nueve horas de entrenamiento. Y la mayoría de los puntos parecían absurdos. ¿Iba a golpearlos con una barra de hierro mientras les disparaba con una pistola? ¿Y cómo se manejaba una escopeta sin manos?

Cruzó su mirada con la del segundo, quién tampoco parecía entender la instrucción mientras se unía a ellos y se sentaba a su lado. Algo extrañado continuó intentando traducir aquellas palabras. En los periódicos no se decía absolutamente nada acerca de su carácter o de su manera de hablar. Pero sin duda aquellos papeles parecían haber sido escritos de una manera muy extraña que probablemente sólo él podría entender.

- Erd........ - intentó sonar con confianza mientras se dirigía a él - ¿Tú sueles recibir este tipo de instrucción cuando has entrenado con el capitán estos meses?

- ......... - sus ojos mostraban un profundo cansancio mientras rememoraba alguna escena vivida – El capitán ha decidido complicar el entrenamiento con vuestra incorporación. No quiere que salgáis a campo abierto si no completáis satisfactoriamente las 17 instrucciones.

- ¿¡Cómo se supone que vamos a demostrar nuestra resistencia a las balas!? ¿¡Y de qué sirve eso en el combate a campo abierto!? ¡No combatimos contra humanos sino contra bestias! - vociferó algo ansiosa.

- ........ Petra Ral, ¿cierto? - la chica asintió – Llevo seis meses trabajando con el capitán, usualmente es complicado entenderle. Pero suele pensar mucho cada vez que realizamos operaciones. Ya hemos intentado formar al escuadrón tres veces pero el capitán ha considerado que no eran aptos, si ha decidido hacer este tipo de instrucción supongo que ha sido premeditado. Suele anticiparse a todo esto. Confía en él.

- ........... - sus ojos dorados se dirigieron a su capitán que continuaba en la lejanía hablando con aquella mujer quién comenzaba a seguirle hacia ellos. Se incorporó de inmediato tomando posición– Erd...... - susurró - ¿Quién es esa mujer?

- ¿Es la novia del capitán ? - interrumpió Auruo mientras forzaba su pose.

- Ella............. - Erd Gin frunció el ceño ante aquellas insinuasiones – Es la capitana Hanji Zoe.

- He oído hablar de ella – de nuevo el más joven de los reclutas volvió a interrumpir – Dicen que su demencia ha provocado que varios de los reclutas huyan de su escuadrón.

- El.......... capitán.......... - meses trabajando a su lado, pero aún era incapaz de comprender la relación entre aquellas dos personas – Confía en ella.........

- No parece muy fuerte, ¿cómo ha llegado a ese puesto?........ -intentó entender porqué su capitán confiaba en aquella mujer que comenzaba a agitar sus brazos mientras les saludaba en la distancia.

Inspeccionó su físico con cautela. Era algo alta, destacaba, sin duda, sobre todo junto a su capitán quién no parecía percatarse de que su estatura era completamente opacada al situarse junto a aquella mujer. Poseía una sonrisa excesivamente cercana que le ponía los pelos de punta. Había demasiados rumores acerca de ella. Que había llegado a utilizar a sus propios reclutas como sujetos de prueba ante diversas explosiones protegidos sólo con protecciones inventadas por ella. Que diseccionaba animales en su tiempo libre. O que le había roto una pierna a un capitán de la policía militar en una taberna.

Y algunos rumores que comenzarían a oír cuando los meses que pasasen entre aquellas paredes comenzasen a aumentar. Sobre todo aquellos relacionados con su capitán.

- ¡Hey, escuadrón de Levi! - los cuatro reclutas se tensaron ante su llegada, su capitán pareció posicionarse junto a ella en silencio.

- ¿Habéis leído la estúpida hoja? Pues comenzad a entrenar -musitó mientras contemplaba aquellos papeles en las manos de sus subordinados - Ella es Hanji Zoe. Vendrá a menudo. Aunque yo no la llame. Acostumbraos.

- C-capitán...... - intentó auspiciar su segundo al mando mientras revisaba sus propias anotaciones – Tenemos algunas dudas........ La primera de ellas, por ejemplo....

- Bien. – agarró con brusquedad el papel que aún sostenía su subordinada y lo enfocó hacia ellos – Estas estúpidas máquinas os dejarán tirados ahí fuera. No podéis confiar siempre en que esa mierda funcione. Así que quiero que seáis capaces de mover vuestros malditos culos sin esos cacharros.

- ............ - los cuatro reclutas continuaron en silencio intentando asimilar sus palabras.

- Hay maneras de que podáis atacar, si sois unos jodidos inútiles estaré perdiendo mi tiempo. En dos meses deberéis ser capaces de propulsar vuestros malditos traseros sin utilizar esos estúpidos ganchos. No me importa si os apoyáis entre vosotros. Quiero que seáis capaces de saltar más de dos metros y que al impactar contra el suelo, dejéis algo más que vuestra cara estampada.

- ............. - y de nuevo silencio entre los reclutas.

- Hey, cuatro ojos.

- Ah, sí – se aclaró la garganta mientras señalaba su equipo de maniobras – A veces tenemos que ahorrar combustible debido a que en las expediciones no podemos transportar tantos bidones. Así que hemos desarrollado algunas estrategias para seguir combatiendo aunque nuestro equipo no funcione o no podamos reponer el combustible inmediatamente.

- Bien, sigue – añadió su capitán satisfecho de que sus subordinados comenzaban a entender aquello.

- Levi ha diseñado algunas estrategias de movilidad sin usar elequipo de maniobras. Tal vez en alguna ocasión podréis impulsaros ayudados por vuestros compañeros o en algunos árboles. Esto podría ayudaros a desarrollar dichas maniobras y que os permita huir o atacar al enemigo.

- Así que juntaos y practicad – continuó mientras constataba que su vieja amiga había conseguido transmitir sus palabras hacia aquellos reclutas – Ese maldito árbol. Es un estúpido árbol que  puede soportar un impacto. Quiero que uno de vosotros lance al otrocontra esa rama, y si no os golpeáis vuestra dichosa cabeza, deberíais ser capaces de cambiar en el aire y bajar hacia abajo y tirar al otro al suelo.

- .......... - de nuevo volvía el silencio.

- Lo que Levi quiere decir es que vamos a hacer un entrenamiento en parejas. Hemos elegido este campo de entrenamiento porque ya hemos comprobado que este escenario es capaz de soportar los golpes que le demos sin caerse. Con vuestras manos podéis crear un pequeño resorte para vuestro compañero. Tal vez sea complicado, pero si practicáis podréis cambiar vuestra orientación mediante una pirueta o voltereta. - señaló por encima de ella – si al cambiar en el aire os apoyáis en esa rama y os impulsáis hacia abajo podréis duplicar la fuerza del impacto y derrotar a vuestro enemigo.

- ¿Una voltereta en el aire? No nos han entrenado para eso capitán...... - Petra parecía espantada, ¿cómo iban a hacer aquel tipo de maniobras sin su equipo? Aquel tipo de acrobacias jamás les habían sido enseñadas en el entrenamiento.

- Yo os enseñaré a hacerlo.

- Capitán, no pretendo menospreciarle. Todos hemos leído acerca de usted en los periódicos. Sabemos de sus orígenes ..... - aquel pequeño hombre no pareció mostrarse impactado por estos datos –Ningún recluta con una formación normal de entrenamiento básico puede realizar dichas maniobras.

- Bien. Sabía que seríais tan imbéciles que querríais salir corriendo a vuestra casa a llorar. Así que la he traído a ella para esto – señaló a la mujer – Vamos a hacer una maldita demostración para que la veáis.

- P-pero capitán, sus habilidades y las nuestras...

- No soy yo el que va a saltar – interrumpió antes de que acabase– Hanji.

- Oh, sí.

Escoró sus rodillas y puso sus manos entrelazadas entre ellas. Permaneció agachado mientras ella se sujetaba a sus hombros. Los cuatros jóvenes muchachos intentaron comprender aquello que estaban mirando. La capitana pareció coger algo de impulso mediante unas pequeñas flexiones de sus rodillas. Levi la impulsó con fuerza hacia arriba al mismo tiempo que ella saltaba. Intentaron contar cuantos metros había conseguido saltar, ¿4? ¿5 tal vez? Y tan sólo impulsada por un compañero y su propia agilidad.

Mientras ascendía con celeridad giró en el aire hasta posicionarse boca abajo y permitir que las suelas de sus botas rozasen la base de aquel tronco. Volvió a flexionar sus piernas hasta que la base de su empeine se apoyó totalmente sobre la cálida madera. Un ligero golpe y comenzó a precipitarse hacia abajo contra su capitán. Cruzó sus brazos de forma defensiva mientras fingía que sujetaba unas espadas en sus manos. Tan sólo fueron unos segundos. Tal vez un instante que apenas había conseguido trascender a sus ojos.

Petra tembló al contemplar aquella escena. Aquella mujer había recibido la misma instrucción de campo que todos ellos. Pero acababa de realizar un mortal hacia atrás solamente propulsada por su capitán. Y lo había encarado perfectamente triplicando la fuerza de su impacto mediante el resorte que había realizado con sus piernas. Sus ojos se deslizaron hacia la superficie del terreno. Aquel hombre que era su capitán era conocido por ser el hombre más fuerte de la humanidad. No existía ningún ser que fuese capaz de tumbarlo, ninguno de los capitanes o comandantes del ejército. Pero, si se fijaba en sus pies, podía ver que aquel golpe había conseguido que él retrocediese arrastrado hacia atrás.

Tal vez todos aquellos rumores fuesen reales o meras habladurías para que los soldados se entretuviesen. Pero aquella mujer, alguien que no había destacado después de su entrenamiento como recluta, había sido capaz de aprender a realizar una maniobra impresionante por medio de las interacciones que había tenido su capitán. ¿Sería ella capaz de realizar acciones tan arriesgadas e impresionantes cómo acababa de ver?. Su corazón empezó a latir con emoción mientras se ponía de pie agarrando del brazo a su viejo compañero de entrenamiento.

- ¡Vamos, Auruo!¡Propúlsame hacia arriba! Quiero intentarlo yo.

.

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Perdón por el capítulo tan corto. Ya comenté que sería una semana complicada para mí y para poder actualizar. Pero he intentado sacar algo de tiempo para continuar y al menos escribir unas páginas.

Cómo se que es algo que seguramente muchos de vosotros querríais leer, os incluyo un pequeño detalle.

(BONUS)

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No sabía exactamente cuanto tiempo llevaba en aquella habitación releyendo aquella página exacta. Sin duda, algo cruzaba su mente y le hacía mostrarse excesivamente preocupado. Era habitual que Levi acudiese a su despacho para comentar algo relacionado con el ejército. O incluso con la formación de su escuadrón que se demoraba más y más. Pero sin duda, aquello no era habitual. Se había limitado a entrar en la habitación hacía una hora y se había sentado en una escueta silla a leer. Era algo extraño, parecía fingir que leía con desinterés mientras su mente intentaba asumir algún hecho que seguramente hubiera ocurrido hacía poco.

- Levi, ¿por qué has venido? - levantó su vista intentando encontrarse con la de él que permanecía esquiva – Hanji ha salido a la capital a comprar libros, creía que irías con ella.

- Ha salido con su subordinado.

- Hanji suele sobrepasarse comprando en las librerías, supongo que necesitará ayuda.

- Ese idiota puede cargar con todo lo que ella compre.

- Levi, ¿para qué has venido realmente?

- ........ - sus dedos traspasaban cada fina página de aquel libro que ni siquiera le interesaba, intentando encontrar las palabras exactas – Erwin, ¿a cuántas mujeres has tenido en tu cama?

- Bastantes.

- ¿Soldados? ¿Prostitutas?

- Creo que ya hablamos de esto en alguna ocasión, Levi. No mantenía relaciones con nadie de este ejército. Todas ellas eran conocidas de la zona en la que vivía.

- Esa idiota me ha dicho que quiere acostarse conmigo.

- Ya veo.

- No pareces impresionado.

- Siempre supe que Hanji daría el primer paso – aquella sonrisa que esbozaba parecía malévola y mismo tiempo parecía tener alguna connotación en la que pretendía bromear con aquel hombre – Es una mujer bastante hermosa, muchos de los soldados de aquí tendrían envidia de tu posición.

- Ese no es el problema.

- Puedo aconsejarte si lo necesitas.

- No lo necesito. Mi madre me hablaba de su trabajo, se perfectamente cómo se hace.

- ¿Y cuál es el problema? Si no quieres hacerlo puedes decírselo claramente, ella lo entenderá.

- Yo no he dicho eso.

- Puedes hablar de lo que necesites – se aproximó con cautela, aquella sonrisa de nuevo mientras sus miradas se encontraban.

- Cuando me besa apenas puedo controlarme. He destrozado cuatro camisas suyas. Y a ella le da igual. No creo que pueda controlarme si hago algo más que besarla.

- Estoy seguro de qu-

- Podría romperle la columna o tal vez forzarla. No tengo ni idea, despierta un instinto en mí que no se controlar.

- No creo que le hagas daño. No más del que debería ser normal –atribuyó mientras intentaba alcanzar el significado de aquella palabra.

- Hay otro problema.

- Tal vez deberías hablar de esto con ella, ya sabes que no va a juzgarte.

- Prefiero hablar primero contigo.

- Dime.

- Yo....... - recabó algo de valor mientras intentaba volcar sus palabras y que emergiesen de su garganta dónde permanecían atrancadas – Quiero hacerlo más de una vez.

- Es algo normal.

- Eso ya lo sé – sus ojos reverberaban intentando situarse en la posición adecuada para explicar aquel sentimiento interno – Pero no quiero sólo acostarme con ella una y otra vez. Hasta que sea incapaz de levantarla.

- ¿Qué sientes por ella?

- No se cual es la palabra adecuada. Hanji y tú habláis cómo si os hubiéseis tragado doscientos estúpidos libros y los vomitaseis constantemente. Pero yo no puedo hacer eso.

- ¿Hay alguna diferencia entre ella y yo?

- Sí.

- Explícame.

- Contigo no quiero acostarme – Erwin forzó una sonrisa fingiendo estar dolido por aquella respuesta.

- Aparte de eso.

- Cuando hablo contigo tengo la sensación de que mi padre o mi hermano mayor me están aconsejando. Experiencia. Eres un maldito fósil que da consejos – se atusó los cabellos buscando las palabras – Siento algo que me une a tí. Confianza. Se que aunque tu estrategia sea colocarnos a todos delante de un pelotón de fusilamiento será por algo mayor. Lo he sabido siempre. Hanji a veces también comparte esas extrañas ideas en su laboratorio,pero......

- Por ella te preocupas.

- Se arriesga demasiado. Ella es fuerte. Lo sé. Es inteligente. Pero es idiota – suspiró – Muy idiota. Puede preparar doscientos tipos de compuestos que implosionan con tan sólo soplar encima de ellos pero no puede mantener su habitación ordenada. Ni recordar que debe alimentarse.

- Hanji no deposita tanto tiempo en estos quehaceres.

- A veces, cuando está hablando sin parar en su laboratorio conmigo, sólo pienso "cállate".

- ¿Te desagrada escucharla?

- No – tomó un tiempo mientras recomponía su discurso – Quiero que se calle y descanse. Que olvide por un maldito día esta guerra y a esas asquerosas criaturas. Que se comporte cómo una persona normal, pensando en su futuro, intentando ser algo más que una científica o un soldado.

- Levi..... A ese tipo de preocupación hacia el otro lo llamamos am-

- Lo sé – interrumpió.

- Ya veo. Tal vez deberías declarar esto que me has dicho a ella. Teayudaría a aclararte.

- ¿No crees que es más correcto reprimirse? Tú lo haces. Nada garantiza que en la siguiente batalla ella no vuelva envuelta en una bolsa de tela o se quede pudriendose en el pasto junto al resto.

- Yo no me había enamorado de mi compañera de trabajo.

- Tché – esquivó la mirada ante aquella insinuación – Tú eres el superior. Dime qué debo hacer.

- Deberías tomar el tiempo que necesites y tomar una decisión respecto a ello. Contarle esto o no es decisión tuya. Esta lucha nuestra implica tomar numerosas decisiones. Es nuestro deber no arrepentirnos de ellas.

Tan sólo eran dos palabras, que comenzaban a formarse en su cabeza, que en ese instante duplicaba su peso y le obligaba a recostarse hacia atrás. Sólo dos palabras, que sabría que le costaría demasiado tiempo pronunciar. Tal vez más tarde de lo que desearía pronunciarlas. Tal vez no obtuviese el resultado que quería al salir de sus labios. ¿Rechazo? ¿Aprehensión?

No lo sabía, no sabía el resultado. Pero aquellas dos malditas palabras continuaban pululando por sus pensamientos, dónde cada segundo tomaban más claridad, pero torpemente eran incapaz de aflorar en su voz. Sólo dos palabras. Te quiero.

.

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(FIN DEL BONUS)

Originalmente esta conversación entre Erwin y Levi no iba a aparecer en el fic. Pero al acabar el capítulo, pensé que las personas que leen esta historia querrían leer a Erwin y Levi hablando sobre Hanji y su relación con ella. Y quise añadirlo. Perdón por la demora. Espero que os haya gustado.

¡Nos leemos!




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