La hija de Goku| Son Gia. Seg...

By IreneEscobar2

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Después de haber salvado el mundo de un futuro terrible, Gia regresa junto a Trunks solo para guiar a sus dos... More

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9| Preparatoria Estrella del Oeste.

Año 784
Lugar: La montaña Paoz

Bajé rápidamente de las escaleras, Goten ya me esperaba, se le veía completamente normal, mientras que yo me moría de nervios.

Iríamos a la preparatoria, una que estaba ubicada en la Capital del Oeste.

Mi conjunto consistía en un gi anaranjado, pero no como el de mi padre, éste era como un vestido, no poseía camiseta ni cinturón azul, sus mangas eran un poco más largas cubriendo mis hombros, llevaba las mismas botas, su cinturón era negro al igual que la licra de abajo. Unos guantes negros eran mi complemento junto a una mochila de cruce además de mi cabello sujetado en una coleta alta con mi flequillo cubriéndome la frente.

Goten llevaba una playera de manga blanca y unos pantalones marrones junto a unos zapatos negros y una mochila igual a la de Gohan en su tiempo de estudiante.

-No quiero que vayan causando alboroto en la ciudad -comenzó a decir mamá-. Tengan mucho cuidado con los aviones, aquí tienen su almuerzo.

A ambos nos tendió unas bandejas envueltas en un pañuelo, una manera muy tradicional de llevarlo. Mamá se quedaría sola hasta nuestro regreso, el abuelo Ox Satán estaba en su castillo.

Ambos salimos de nuestro hogar con la técnica de vuelo.

-Me gustaría usar la nube voladora un día de estos -le dije al chico a mi lado.

-No sería tan rápido, ¿qué tal una carrera? -pidió mi hermano, con diversión.

Solté un bufido de cansancio.

-Te burlas porque tu cabello no se estropeará, ¿verdad? -sonreí-. Está bi...

Rápidamente, Goten alcanzó una velocidad increíble dejándome atrás, con la palabra en la boca.

¡Oh! Esto no se quedará así

Me impulsé con mi propio cuerpo cambiando radicalmente mi velocidad. Atravesé una hermosa nube dando una vuelta, definitivamente, no había nada mejor que volar.

Alcancé a ver a mi hermano menor descendiendo a unos cuantos metros de distancia. Me ganó.

Lugar: Capital del Oeste.

El sonido de las suelas de mis zapatos contra el suelo al aterrizar se escuchó al final de aquel vecindario a los extremos de la capital.

-Me has ganado -dije, con resignación.

Goten comenzó a reír de manera nerviosa.

-A partir de aquí caminaremos hacia la estación -señaló él y yo asentí.

Comenzamos a ir por la banqueta de aquella calle, entrando a la ciudad, en donde, se lograban ver los enormes edificios. Una vez introducidos en la estación subterránea, él y yo abordamos un tren el cual descenderíamos a unas cuantas cuadras de la preparatoria.

Por los ventanales, alcancé a ver a cientos de personas que iban de un lado a otro en su día además de los grandes edificios y casas de techo redondo. En una de esas, el transporte entró en una elevación permitiéndome ver todo desde una pequeña altura, cosa que ya no me impresionaba.

-Hemos llegado -le murmuré a Goten quien ya se encontraba hablando con una muy hermosa chica.

Se disculpó diciéndole que pronto la llamaría, ella sonrió animándolo a que fuera rápido. Alcé la vista al cielo, para después bajar la enorme locomotora.

Sabía perfectamente el camino debido a que antes nos habíamos presentado a los exámenes que, gracias a Bulma, accedieron a aplicarnos. Era la mitad del año y, por supuesto, tendrían que validar nuestras clases de todos aquellos profesores particulares antes de admitirnos.

Escuché sonar una campana a lo lejos, pero no era una de esas en las que usaban en los templos. Esta mantenía un sonido muy diferente, un sonido que había escuchado en algún lado, pero le resté importancia.

Me detuve a unos cuantos pasos de aquellos arbustos protegidos con una reja a los extremos de aquella escuela, había una fuente en medio del jardín, a unos metros justo frente a la doble puerta principal. Sobre mí, se alzaba un letrero del mismo material que la reja con el nombre Estrella del Oeste que guiaba un camino de cemento perfectamente proporcionado hacia la entrada y que, además, parecía estar por debajo de aquella fuente.

-¡Vamos, Gia! -exclamó Goten pasando a mi lado, ya estando unos metros frente a mí, se giró -Ya pasa de la hora de entrada.

Moví mi cabeza y me apresuré a su lado. Él empujó la entrada y ambos avanzamos por el pasillo en donde, a los extremos, se ubicaban unos casilleros verdes.

-¡Nos vemos en el almuerzo! -destacó él, alzando uno de sus brazos.

-¿Me dejaras sola? -pregunté, con nerviosismo.

-La planta tres es para ultimo año, ¿recuerdas? -añadió con obviedad y una pequeña sonrisa en el rostro mientras avanzaba hacia las escaleras ubicadas al final de aquel pasillo, las cuales se encontraban justo antes de cortar en una puerta doble, en la cual, no sabía que se escondía.

Corrí junto a él subiendo dichas escaleras.

-También estaba ahí cuando nos dieron las indicaciones -dije, fingiendo irritación.

-Sólo intentaba hacerte recordar- aclaró, con diversión en su voz -. Hasta ahora -mi hermanito se desvió hacia otro pasillo en donde se veían distintas puertas.

Seguí mi camino por esas escaleras hacia la tercera planta, recorrí un pasillo buscando el aula que me habían asignado.

-Clase 3-G, clase 3-G -murmuré buscando algo que me enviara directo a esa aula.

Giré en un pasillo, aparentemente un poco distraída, choqué con una montaña de carpetas. No se cayó ni una, logré detenerlas en el aire a excepción de la persona que las llevaba.

-¡Lo siento mucho! -exclamé haciendo a un lado aquellos documentos sosteniéndolos con mis brazos.

El chico rubio sentado en el suelo me miraba con sus ojos azules aparentemente sorprendido.

-¿C-cómo haz hecho eso? -cuestionó con ambas manos pegadas al piso.

-Tengo buenos reflejos -contesté al instante, ruborizándome.

El muchacho sacudió la cabeza, para después levantarse.

-Lamento haberte golpeado, en realidad, no vi que alguien iba -dijo totalmente apenado -. Mi nombre es Hikaru, nunca te había visto por aquí -quitó las carpetas de mis manos.

-Umm... soy nueva -comencé a decir, pero fui interrumpida por un grito ahogado de su parte.

-¿Son Gia? -cuestionó y yo asentí, confundida-. De verdad lo siento, soy el delegado principal -anunció, con una mano sostuvo los documentos y alzó un brazo hacia mí, para saludarme, la tomé con nerviosismo-. En seguida te guiaré a tu clase, es por aquí.

Comenzó a caminar directamente de dónde él mismo venía hace unos minutos.

Lo seguí sin preguntar. Se detuvo frente a una puerta, se agachó dejando su carga en el suelo pegándola a la pared. Tocó una vez la entrada y la abrió sin esperar respuesta. Pude ver el interior, un hombre de cabello y bigote negro perfecta e impecablemente vestido miró a aquel muchacho.

-Disculpe, profesor Oshiro, hay una alumna que se integrará en su clase -informó aquel joven y el hombre asintió.

Hikaru me hizo una señal con la cabeza para que entrara.

-Después te veo para arreglar unos últimos detalles de tu inscripción -dijo justo cuando pasé a su lado mientras él abría la puerta.

Asentí, mis piernas comenzaron a temblar cuando todos se quedaron en silencio.

-Si no me equivoco, tú debes ser Son Gia, ¿verdad? -preguntó al que reconocí como el profesor, asentí con timidez-. ¿Cómo olvidar a quien obtuvo la máxima puntuación en el examen de ingreso? ¡Ni un solo error! -exclamó, con euforia-. Veo que tendrá una contrincante muy capaz, señor Brief.

¡¿Señor Brief?!

Alcé la vista hacia donde miraba el educador solo para encontrarme con Trunks, justo en el penúltimo asiento en fila vertical, en la cuarta hilera de escritorios que iban en forma ascendente.

Se me cayó el alma al suelo al percatarme de la sorpresa en su mirada, él tampoco lo sabía.

No quería pensar que todo este teatrito fuera obra de Bulma, ella no podía saber en donde me ubicarían, ¿o sí?

-Tome asiento, señorita Son -escuché decir al profesor como si estuviera a metros de distancia-. ¿Me escuchó? ¿Señorita Son?

-Umm...por supuesto, en seguida -comencé a caminar hacia el primer lugar vació que vi.

Una silla en el segundo gran escritorio fue mi salvación. Alcé la mirada encontrándome con un par de ojos marrones justo en la siguiente hilera. Ella negó un poco, pensé que fue obra de mi imaginación, me senté.

-¿Podrías devolverme mi lugar?

Una voz masculina me hizo alzar la mirada rápidamente, cosa que me hizo marear.

-Yo...no sabía que este era tu lugar, lo lamento -me avergoncé y bajé la mirada, no sabía qué hacer.

Al momento de ponerme de pie, la silla rechinó llamando la atención. Me hice pequeña.

-Procure no llegar tarde la próxima vez, joven Masaru, o no lo dejaré pasar a mi clase.

Supuse que ese sería el apellido que aquel muchacho a un lado de mí, ese que seguía de pie esperando. Tomé mi bolso dejando libre el lugar. Me coloqué una silla más arriba.

-No puedo creer que de verdad lo hiciera -murmuró la chica a mi lado, poseía una voz muy dulce. Volteé a mirarla.

Su cabello era corto hasta los hombros de un color chocolate al igual que sus ojos, los cuales, desprendían un brillo muy peculiar. Definitivamente, podía decir que era una buena muchacha.

-Mi nombre es Yuki, mucho gusto -su sonrisa se ensanchó y sus mejillas se sonrosaron-. Sé quién eres, Son Gia, -añadió con nerviosismo -el profesor te presentó hace unos minutos.

-Señorita Tsukino, como está muy interesada en seguir hablando, le rogaría que continuara con la lectura- ordenó el señor Oshiro a la distancia, con un libro abierto en mano.

La chica se tambaleó en su silla tomando rápidamente el libro de texto, con torpeza, comenzó a sudar exageradamente, parecía una nube que desprendía un aguacero.

-¿P-podría decirme desde dónde? -cuestionó ella, la voz le temblaba.

Hubo risas de la gran mayoría; el profesor negó, ella se ruborizó un tanto alterada.

-Página 51, Yuki -escuché murmurar a un chico frente a ella, un pelirrojo.

La castaña buscó a la mencionada en su libro y comenzó a leer. Giré mi cabeza debido a una incomodidad, Trunks me observaba desde arriba, volví mi vista al frente velozmente.

La siguiente clase dio inicio, la profesora de lengua había puesto algunos ejercicios en la pizarra, comencé a transcribir en uno de mis cuadernos.

El chico frente a mí, aquel que me había quitado de su sitio, se giró.

-¿Podrían prestarme algún bolígrafo? -su voz me parecía un tanto hostil, como si estuviera escuchando al señor Vegeta.

Aquel chico era de cabello azabache y sus ojos eran extrañamente rojos, sólo había visto una vez un color de ojos así.

-Lo lamento, no tengo uno extra -se disculpó la castaña.

Él me miró inquisitivamente, yo no dejé de mirarlo hasta que sus ojos se detuvieron en mí. Alcancé mi bolso y saqué un bolígrafo que estaba decorado con detalles rosados. Sonreí torpemente.

-Me temo que solo tengo este-balbuceé, pasándoselo.

Formó una sutil sonrisa en sus labios.

-Me servirá, muchas gracias.

Volvió la vista al frente, y me quedé pensando.

¿En dónde vi esos ojos rojos?

[ . . . ]

La clase dio por terminada, la campanilla del almuerzo se hizo presente.

Con que ese fue el sonido que escuché antes de llegar.

-¿Quieres almorzar conmigo? -me ofreció aquella chica, asentí con una sonrisa.

-Te lo agradezco -dije, apenada.

Antes de que todos salieran, un chico rubio se asomó por la puerta sacudiendo su brazo.

-¡Por aquí, Gia!

Me llamó y muchos de los estudiantes se giraron a verme.

-¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios! -Yuki comenzó a murmurar una y otra vez, alterada-. Es Hikaru, el delegado principal.

-¿Hiciste algo malo? -cuestioné al instante. Ella estaba completamente roja-. O quizá no.

Conocía ese estado crítico en el que entró Yuki, a ella le gustaba él.

Me puse de pie y caminé en su dirección tomando a la castaña con una mano y en la otra, el bento preparado por mi madre. Salí al pasillo.

-Parece ser que no hay ningún problema, todo esta en orden. ¡Felicidades y bienvenida a la Preparatoria Estrella del Oeste! -informó aquel rubio.

-Muchas gracias -contesté con felicidad.

-Oh, hola Yuki, ¿qué tal tus clases? ¿todo bien? -cuestionó Hikaru, con preocupación.

La de ojos marrones casi caía desmayada, cosa que hubiera pasado si no la sostenía.

-T-todo bien, señor delegado -contestó, agobiada.

-Vamos a almorzar, me estoy muriendo de hambre -señaló y ambas asentimos.

Observé una peculiar cabellera lila salir por la puerta junto a otro chico, tras ellos, una horda de chicas los seguida murmurando cosas. Trunks me miró por una milésima de segundo, se detuvo ocasionando que todas las femeninas frenaran de golpe.

Pensé que me saludaría, pero, al parecer, él se lo repasó nuevamente.

Continuó su camino, mis compañeras se miraron entre sí, para, después, restarle importancia. Tragué saliva. También seguí mi camino junto a mis nuevos compañeros.

[ . . . ]

El comedor estaba lleno de estudiantes, había parloteo por todos lados. Me gustaba este nuevo ambiente.

-Nunca había visto una comida así -dijo aquella chica mirando mi almuerzo con curiosidad.

-¿Quieres un poco? Es uno de los mejores manjares que prepara mi madre -afirmé tomando la charola y extendiéndosela a los dos.

Yuki, con sus palillos, tomó un pedazo de lagartija silvestre bañado en una salsa roja. Hikaru lo hizo también, pero con un tenedor, y ambos se lo llevaron a la boca. Los ojos de ese par se abrieron de golpe.

-¡Eshta delishiosho! -intentó decir el chico mientras masticaba. La chica asintió tomando otro trozo de mi charola.

-¿Qué es esto? ¿Por qué sabe tan rico? -preguntó la chica asombrada para después meterse otro trozo a la boca con sus utensilios de madera.

-Son ingredientes que jamás podrías encontrar -alegué con modestia-. Son exclusivos de la montaña Paoz.

Hikaru irguió su espalda, Yuki ladeó la cabeza confundida.

-¿Es una calle nueva? Nunca había escuchado esa dirección en la ciudad -declaró la castaña.

Mi cerebro se eclipsó, mis manos comenzaron a temblar.

-¡Oh, no! No es una calle -comencé a decir-. Es un campo fuera de la ciudad, a unos kilómetros, no muy lejos de aquí-mentí.

Ella asintió con entendimiento, el chico se quedó en silencio. Algo andaba mal.

-Entonces, ¿por eso dices que todo este tiempo estuviste teniendo clases particulares junto a tu hermano? -preguntó Yuki.

Hikaru alzó una ceja y yo asentí. -Así es.

-¿Son Goten, cierto? -cuestionó el chico y yo volví a asentir.

Debía cambiar de tema rápido.

-Dijo que almorzaría conmigo, pero creo que está demasiado ocupado -señalé, observando hacia un punto en específico frente a mí entre ellos dos, mis compañeros se giraron en la misma dirección.

Goten estaba a tres mesas de distancia hacia el frente junto a Trunks. Ambos platicaban animadamente, la mayoría de los comedores a su alrededor estaban llenos de mujeres que los miraban y cuchicheaban entre ellas, cosa que me irritó.

-¡¿Es el que está junto a Trunks Brief?! -exclamó Yuki, con sorpresa.

-Es su mejor amigo -murmuré-. Lo conocemos desde niños.

-Entonces... ¡eres tú!

¿De qué me perdí?

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¡Hola, chicas! Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, sigan la historia para conocer nuevos amigos, nuevos sentimientos y una vida que Mirai Gia no pudo tener.

También lamento mucho no haber publicado en muchos días. Prometo que desde ahora las actualizaciones serán más rápidas, pero para equilibrar las cosas, les pido que dejen su estrellita y todo su apoyo.

¡Hasta la próxima!

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