Capítulo seis:
Marinette.
—¿Qué dices? Será divertido.
—Bueno, pues...
—Tu misma me acabas de decir que no tienes nada que hacer, además, necesito que alguien escuché mi nueva composición.
—¡Oh! ¿Compusiste una nueva canción?
—Si.
—Bueno, está bien.
—¡Genial! ¿Después de la escuela te parece bien?
—Por supuesto.
—Bueno, hasta mañana Marinette.
Sin más, él se despide de mí y se encamina hacia su destino. Yo, sin poder evitarlo, sonrío.
El regreso a casa es silencioso, el viento sopla con ligereza y las personas caminan con tranquilidad.
—Tienes que entenderlo, Marinette.
—¿Entender que, Alya?
—Que tienes que usar alguna de tus ideas pasadas; bueno, que pasadas, ¡Las que no has usado!
—No es así de fácil...
—¿No?
—No.
—Bueno, para mi es más fácil que colarse a una fiesta de hombres, ¡qué vergüenza Mari!
—¡Pero me la pase genial!
—Simplemente increíble, mira tu que harás con tu problema.
—Alya...
—Tss, nada de Alya. ¿Qué harás mañana?
—Ir a la escuela.
—Aja, ¿Y después?
—Planear mi problema.
—¿Es en serio? ¿Es lo único que harás?
—¡Pues claro!
Luego de un momento de silencio, Alya se levanta de mi cama y se dirige al balcón, la sigo sin dudarlo.
—Marinette... Alguna vez, ¿No has pensado en tus sentimientos por Adrien?
—Siempre lo hago.
—Bueno, no de esa forma, parece que tengo que ser mas especifica contigo. Me refiero a si los has pensado de manera profunda.
—¿Manera profunda?
Me acerco al barandal y dejo recostar mis antebrazos en el, el cielo de París abarca mi visión mientras dejo a mi mente pensar en lo que Alya me dijo.
—Sí, ya sabes, ¿De verdad te gusta?
—Claro que me gusta. —Mis mejillas se incendian simplemente al decirlo.
Veo como sus ojos viajan por toda la calle mientras en su mirada transporta un deje de duda, como si pensara en algo.
—¿Qué sucede Alya? De repente me preguntas esto.
—¿Es simple atracción la que sientes?
—¿Atracción?
—Sí. ¿Sabes? No importa, debo de irme.
—¿Irte?
Ella ríe, mientras asiente con la cabeza, —Si, debo irme. Olvida lo que te pregunte, no quiero que termines en un poste por mi culpa.
—¿Poste? ¿Por qué tendría que terminar en un pos...?
La miró. Me mira. Asiente. Entiendo.
—Hasta mañana, Mari.
Llego siempre tarde, siempre. Sigo preguntándome como el Maestro Fu me considero para ser portadora de un Miraculous tan importante, conociéndome, ¡Podría perderlo!
—¡Hey! —Asustada, miro mi bolsa.
—¿Qué pasa Tikki?
—Somos como una sola, ¡Puedo escuchar tu mente!
—Pero puede ser una posibilidad.
Ella mi mira como si lo que acabo de decir fuera algo sobrenatural, estoy próxima a la escuela por lo que ella se vuelve a meter a la bolsa. Mi mano soba mi cabeza mientras una sonrisa de culpa llena mi rostro.
—Lo siento...— Susurró.
—Ya que.
Y suspiró. Me adentro para dirigirme directamente al salón y así evadir a las personas, mas a Chloe.
La clase termina como como si nada. Recojo mis cosas y salgo del salón despidiéndome de todos, lista para ir a mi cuarto a seguir pensado. Bajo los escalones ignorando a Chloe con sus innecesarias burlas que siempre me generan problemas. Casi al salir me topo con Lila quien ahora llama la atención de los estudiantes con su "Ladybug y yo somos muy amigas"
Cuando salgo, giro mi mochila para poder colocármela bien pero mi mochila se queda a la mitad del proceso.
—Marinette.
—¿Luka?
—Puedes ser algo peligrosa con una mochila... y estando despistada.
—Ah, ¿sí? Lo siento.
—No te preocupes. ¿Te salió algo urgente?
—Hmmm, no. ¿Por qué?
Él mira hacia el piso unos segundos, luego sonríe y levanta su mirada hacia mí.
Mi corazón da un vuelco.
—Bueno, parece que no lo recuerdas. Acordamos salir hoy.
Me sonrojo al escuchar sus palabras y siento que mi ritmo cardíaco se acelera, —¿Sa-sa-sa-saaliir ho-ho-hoy?
—Sí. Pero si te encuentras apurada podemos postergarlo.
—N-no. Di-digo, ¿Va-vamos?
—Claro.
¡Olvíden lo de largo, por favor!
Tuve problemas y no pude escribir, ustedes me motivan muchísimo viendo como apoyan esta historia.
Por favor denle estrellitas y siganme.
Se los agradecería mucho.
Gracias por todo, nos vemos en el siguiente capítulo.