—Te lo prometo, cariño. No dolerá.
Entré en él de una profunda y ruda embestida, dejando que mi miembro obviamente más grueso que mis dedos termine de abrirlo para mí. Harry gritó, vaya que lo hizo, sus ojos se llenaron de lágrimas y todo su cuerpo se arqueó, quejándose del dolor.
—Lou... Lou due-Duele mucho, saca...
—Tranquilo, tienes... Tienes que respirar hondo.
Y como un animal sin corazón, empecé a moverme a pesar de que él no se había acostumbrado por completo, Harry gemía de dolor más que de placer, mientras se aferraba a las telas de la cama y las embestidas se iban haciendo más y más fuertes.
—Lou... Lou ayu-Ayuda... Duele Lou.
Su voz se escuchaba tan ronca, tan rasposa y a la vez tan lasciva para mí; sus preciosos ojos verdes me observaban asustados mientras mi cuerpo se movía sobre el suyo. Quise tomar su mano y entrelazar nuestros dedos, pero no pude, por alguna razón no pude.
—Lo siento, bebé.
—Louis... Louis. —Sus gritos empezaron a taladrar mis oídos, sus ojos llorando y su mirada asustada me terminaba de destrozar el alma. — ¡Ayúdame!
Salté en mi cama hasta que incluso me dolieron mis entumidos músculos, miré a todos lados y no era mi habitación, observé un cuerpo a mi lado pero tampoco se trataba de Harry. Recordaba vagamente haberme acostado con la mujer que descansaba a mi lado, así que supuse que todo aquel recuerdo no se trataba más de una pesadilla.
— ¿Qué pasa, guapo?
Escuché la aguda voz de la chica, al parecer mi movimiento en la cama había terminado de despertarla.
—...Nada. No pasa nada. —Llevé mi mano a mis cabellos y los aparté de mi rostro, aún tenía la imagen de Harry pidiéndome ayuda con tanta fuerza, su último grito continuaba erizando mi piel.
— ¿Tuviste un mal sueño?
¿Un mal sueño? Quizás fue eso, quizás hasta ahora Harry y yo hemos estado viviendo una pesadilla. No has estado pensando bien, mi pequeño Harry, pero ¿Sabes? Yo acabo de despertar de ese sueño que vivimos por tres años, tú eres el único que sigue metido en él. Despierta ya.
+
Volví a dormir esa noche y a la mañana siguiente, mi cabeza continuaba trayéndolo a mis pensamientos, absolutamente todo lo que había sucedido durante la relación y después de la ruptura, también esa pesadilla, así no había sido nuestra primera vez, quizás sí fui un completo imbécil y lo forcé más de lo debido, pero al llegar a cierto punto él disfrutó, esa y absolutamente todas las demás veces.
¿Por qué el Harry de mis sueños se veía tan miserable? ¿Por qué me pedía ayuda de ese modo? ¿Por qué no puedo quitar de mi cabeza su triste rostro?
Intenté conseguir un par de números un poco después pero no logré nada, de igual forma no era una derrota, podía llamar a cualquiera de las mujeres con las que me había acostado antes y preguntarle si deseaba salir conmigo, el sexo era bueno para eso también, para evitar que los pensamientos continúen carcomiendo mi mente. Yo no pensaba en Harry mientras tenía un cuerpo bajo el mío y sinceramente, podía esa ser la única vez del día en que no pensaba en él.
Entonces, ya estaba caminando a casa demasiado temprano para mi gusto, aunque lo más probable era que lo viera y eso me ayudara, prefería tener en mi mente la imagen de un Harry frío e indiferente al pequeño indefenso de mi sueño. Harry siempre había demostrado ser un chico fuerte, quizás en un comienzo no, pero con los años, él se ha superado muchísimo.
Se me ocurrió que quizás cuando lo viera podía sacarle una conversación, decirle que quizás lo mejor era irnos en una cita doble, él ya se había rehusado a salir conmigo, pero si le decía que la chica con la que planeaba salir tenía una hermana con la que iba a todos lados y quizás rogándole un poco más, podría conseguir algo bueno.
Al fin y al cabo, soy parcialmente culpable de todo el cambio que dio su vida, y tal vez si la chica era suficientemente linda o si se encontraba a una linda en el bar, él comprendería que las cosas no son como piensa que son.
Sí, eso suena bien. Es un buen intento.
Ya mucho más decidido, abrí la puerta de nuestra casa y entré.
—Ya llegué.
Anuncié, aunque no estaba seguro de si realmente había alguien, hasta que lo confirmé al encontrarme las zapatillas de Harry tiradas en el suelo de la sala, totalmente desacomodados y aún con los pasadores amarrados. Pensé que quizás había pasado algo, hasta que caminando un poco más adentro, vi algo más.
Otro par de zapatos mucho más grandes y de cuero se encontraban tirados ahí, justo en dirección a la habitación de Harry. Mi primer e inocente pensamiento fue que quizás tenía visitas, Niall o alguien más y habían estado correteándose por la casa, pero no fue así.
— ¿Ha...?
— ¡Ah! ¡Ahh!
Y como si fuera una respuesta automática, lo comprendí todo, era la voz de Harry proviniendo de su habitación, con la puerta cerrada, zapatos en el suelo y los constantes gemidos que solo yo había sabido sacar.
Escuché más, su voz excitaba se oía por toda la casa y ni siquiera dudé en dar un paso al frente, corriendo hasta su puerta, golpeándola con mi puño mientras mi mente se volvía negra, todo se tornó oscuro.
Harry. Mi Harry. Harry.
— ¡¿Qué estás...?!
Ni siquiera quise pronunciarlo, no decirle no cambiaba nada pero lo hacía menos real para mí. Tomé el picaporte de la puerta con insistencia y traté de abrirla, no funcionaba, estaba cerrada con seguro, mientras mi otra mano continuaba golpeando la madera a pesar del dolor que empezaba a sentir sobre esta.
Mi vista se llenó de lágrimas y la temperatura de mi cuerpo subía y subía, golpee y empecé a patear la puerta, hasta que me detuve en el segundo en que oí a alguien más.
—Maldición, Harry, eres tan lindo.
—Mmmh.
Escuché otro gemido de Harry, cada sonido proveniente de esa habitación me destrozaba el corazón, me dolía, dolía tanto que pensé estuviera sangrando interiormente y entonces me perdí entre ese desgarrador sentimiento. La cordura, el orgullo y cualquier cosa se terminaron de ir a la mierda.
—HARRY ¡HARRY! ¿QUÉ MIERDA ESTÁS HACIENDO? ABRE. OYE, HARRY, TE DIGO QUE ME ABRES LA MALDITA PUERTA.
Los gritos tan fuertes que escapaban de mi garganta me dolían, todo me dolía para ese punto. Las lágrimas no dejaban de caer por mis mejillas y aunque dejé de golpear, traté de romper el picaporte con mis dos manos, jalándolo, sacudiendo la puerta con fuerza aunque esta no parecía ceder.
— ¿Qué mierda? ¿Quién es ese escandaloso? —Escuché hablar al otro tipo.
—No es nadie. —Dejé de sentir por unos segundos al oír eso. —Es mi compañero de cuarto, no le hagas caso. —No. No. No. ¡No es cierto! ¡No es cierto! —No te detengas.
—MALDICIÓN HARRY. ABREME. TE JURO QUE ROMPERÉ ESTO SI NO ME ABRES.
Después de eso, más gemidos se volvieron a escuchar. Golpee mi frente contra la puerta un sinfín de veces, ni siquiera sentí el dolor y tampoco me importaba si terminaba sangrando. Mis puños empezaron a golpear de nuevo la madera, viendo borrosamente como mis manos rojas se estrellaban una y otra vez, al igual que mi rodilla y mi pie.
—QUE ME ABRAS LA PUERTA. HARRY ¿QUIÉN ESTÁ AHÍ? HARRY, MIERDA ¡¡HARRY!!
No puede ser, simplemente no puede ser...
Esto es un mal sueño, es una pesadilla, tiene que ser una maldita pesadilla. Quiero despertar, despiértame, despiérteme alguien, esto no es real, no puede... No puede ser, no quiero ¡ESTO ES UNA MALDITA PESADILLA!
— ¡AHH!
Mi Harry. Mi Harry con otro hombre que no soy yo... En nuestra casa. Nuestro hogar.
Harry, esto no puede estar pasando, por favor despiértame. Harry, necesito que me beses ahora, golpéame en la cara o lo que sea, no dejes que continúe, no dejes que siga, Harry... Harry por favor. Amor... Estoy a tu lado y necesito que me despiertes.
Harry ¿Me escuchas?
No es real, esto no puede ser real, ese no eres tú porque tú eres mío, mi bebé, mi vida, mi mundo... Harry.
Ya no quiero oír más.
Deja de gemir.
Despiértame, Harry.
Necesito que me despiertes y me digas que todo está bien.
+
Pero a pesar de terminar en el suelo, con la piel de mis manos quemándome como carne viva y mi rostro lleno de lágrimas... Harry no me despertó.