SU Pequeño Mate

Por AnonymousGirl303

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Sinopsis
Lista de personajes

Capítulo 1

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Por AnonymousGirl303

Hola queridos lectores, aquí AnonymousGirl303 reportandose al fin. Comenzaré a publicar los capítulos poco a poco, borraré la otra historia que tengo para centrarme enteramente en ésta y la publicare una vez que haya terminado esta historia, los que llevan aquí conmigo desde que empecé hace años saben que originalmente son dos libros. No les prometo subir capítulos cada semana, pero si trataré de subir capítulos al menos los viernes, cada dos o tres semanas.

Les recomiendo mirar cada dos o tres semanas el espacio donde están los personajes, ya que conforme valla pasando el tiempo voy a ir añadiendo a los que sean importantes, como recién hice, añadí a la hermana de Daniel.

Me creé dos canales en telegram y uno de tik tok con mi nombre de usuario "AnonymousGirl303" así que por favor, vallan a seguir ambos y recibir anuncios exclusivos.

Las primeras 2 personas en comentar "Yo quiero" justo aquí al lado serán añadidos al grupo privado de telegram donde incluso podrán hablar conmigo, dar sugerencias, etc.
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Alguna vez pensó que encontrar a su mate le traería alegría, que sería un encuentro mágico, digno de no olvidar jamás; aunque si fue digno de no olvidar, no de la manera en la que él esperaba, pues aquello que debió llevarlo a la cúspide de su felicidad ahora se volvía su peor y más grande pesadilla. Gritos, gruñidos, llantos, golpes, su alfa vuelto un tirano… Un corazón destrozado.

¿Cómo hemos llegado a esto? Se preguntaba. ¿Qué hice mal? Se preguntaba. ¿No dijo a caso que jamás me haría daño? Se preguntaba. Pasaban muchas cosas por su cabeza, realmente ya no sabía que hacer más que tratad de cubrirse lo mejor posible. Si de algo estaba seguro es que de haber tenido la oportunidad de haber sabido que esto pasaría, hubiera corrido sin mirar atrás.

No me voy a adelantar, mejor vallamos atrás, acuando las cosas eran… Relativamente normales.

Era una preciosa tarde de verano y Daniel se encontraba recostado en la cama divagando entre las lagunas de su mente afligida. Sabía que en pocos días cumpliría sus 18 años y que con ello vendría aquello a lo que tanto le temía, su jerarquía. Era común que los adolecentes presentaran su jerarquía al cumplir la mayoría de edad y él no sería la excepción a la regla, algunos tardaban días, otros meses, muy rara vez tardaban años, pero siempre era después de los 18 años.

Tenía miedo, claro. Estaba más que claro que su padre no quería un omega varón en su familia, se lo había dejado en claro desde hacía varios años día tras día. Los omegas de género masculino eran tratados como basura, incubadoras, seres sin voz ni voto; no era raro que le tuviera pavor a resultar ser uno de ellos. Su padre quería que fuera beta o mejor, un alfa, pero el pobre Daniel no poseía las cualidades físicas de un alfa, tenía sus caderas anchas, cintura pequeña, estatura muy baja, esa dulzura e inocencia ; no, no tenía posibilidades de ser un alfa.

Rogaba a la Diosa luna que fuera al menos un beta, no soportaría el rechazo de su familia por ser un omega macho. Los omegas de sexo masculino eran realmente escasos, solo uno de cada 1, 500, y él  resultó serlo; a pesar de que eran seres pequeños, inofensivos, pacíficos y muy dulces, a pesar de que los alfa decían que eran incluso mejores que una hembra, a pesar de que seguían siendo seres humanos igual que los demás, los seguían tratando como escoria, basura que valía menos de 5 centavos.

– ¡Daniel, cachorro, baja a desayunar! – gritó la voz de su madre desde el primer piso.

– ¡Ya voy, mamá! – gritó de vuelta.

Se dispuso a levantarse de la cama para ir a lavar sus dientes antes de bajar a desayunar, pero el ruido de su teléfono ante una notificación de mensaje lo hizo distraerse. Tomó el teléfono entre sus manos pálidas y abrió los mensajes al ver claramente el apodo que tenía lata Aiden en ese teléfono.

Pulgoso🐾: Por favor ven a mi casa en la tarde, debo hablarte de algo muy importante.

Daniel: Ok.

Dejó el teléfono de lado y fue a lavar sus dientes para después darse un baño con agua caliente. Mientras se encontraba bajo la lluvia artificial de agua caliente no pudo evitar pensar en Aiden, había sido su mejor amigo desde que tenía memoria junto a Max, un beta de 18 años de edad, pero los últimos meses, Aiden había comenzado a actuar de forma extraña. Ahora muy rara vez lo veía, y siempre que lo veía estaba rodeado de chicas y le decía que hablaran en otro momento, así que aunque le parecía raro que de repente quisiera hablar con él en la tarde también estaba muy emocionado al respecto. Con Max su relación era casi la misma de siempre, aunque había notado que ya para muchos alfa, Max comenzaba a ser un chico atractivo y atrayente, haciendo sentir a Daniel, muchas veces como un cero a la izquierda.

Bajó en cuanto se puso algo de ropa y bajó con su madre sin ver rastro de su hermana y su padre. Se sentó en la silla para esperar su desayuno, y antes de entregarlo su madre le dio un dulce beso en la mejilla, poniendo después el plato de comida frente a él, unos ricos waffles con crema y miel. Luego su madre se sentó frente a él, pero en el plato de ella solo había un waffle con miel, probablemente no tenía hambre y solo comía para acompañarlo.

– Aiden me envió un mensaje – dijo para llamar la atención de su madre y ella desvió la mirada de su plato para observar a su cachorro con curiosidad.

– ¿Qué te dijo? – preguntó con genuino interés.

– Que quiere hablar hoy en la tarde conmigo – respondió– ¿No te parece extraño que de repente quiera hablar conmigo? – cuestionó mientras cortaba en pedazos los waffles.

– Quizás solo quiere arreglar las cosas, quizás ha notado que él, Max y tu se han distanciado demasiado – trató de razonar su madre.

Él había pensado eso, por supuesto, pero ni siquiera cuando tenían una pelea lo llamaba tan de repente a su casa porque amaba su privacidad y aunque no era raro que Daniel estuviera en su casa tampoco lo invitaba tan de repente.

– Mamá… Si resultó ser omega, ¿crees que papá me seguirá amando? – cuestionó mostrando al fin sus preocupaciones.

– Nos preocuparnos de eso cuando llegue el día cachorro, no te carcomas la cabeza con esa idea – respondió su madre mienttas acariciaba su mano.

Daniel sabía que su padre odiaba a los omegas más que a nada, esperaba no resultar omega, no quería ganarse el repudio de su padre.

– ¿Dónde están papá y Molly? – preguntó mientras comía para tratar de cambiar el tema de comberzacion.

– Están vigilando la frontera con algunos alfas, esta semanas han habido muchos vampiros y lobos exiliados que han querido cruzar – explicó su madre.

– Cuando vuelvan, ¿puedes decirle a papá que dejé en el sótano unas herramientas que le prestó al padre de Max? Es que cuando las quiso devolver ayer papá no estaba – dijo mientras limpiaba su boca con unas servilletas para después levantarse– ya me voy mamá, muchas gracias por el desayuno

Con eso Daniel le dio un beso a su madre en la mejilla y después salió de su casa dirigiéndose al centro de la manada en donde ya había planeado reunirse con Max. Al llegar allí vió que su amigo hablaba con un chico, tal vez un beta o un alfa al que le interesaba así que decidió no interrumpir hasta que el otro chico se fuera, lo cual no tardó más de 5 minutos. Cuando finalmente pudo, se acercó a su amigo y tocó su hombro haciéndolo voltear y finalmente, sin decir una palabra, ambos se abrazaron.

– ¿Cómo te encuentras, Dani? – preguntó Max separándose de su abrazo.

– Tan bien como puedo, me asusta mi cumpleaños – admitió.

– ¿Cómo lo está tomando tu familia? – se separó de Daniel y comenzaron ambos a caminar

– Regular, ya sabes que es un tema que prefieren evitar – el desánimo le brotaba por los poros, pero Max le proporcionó un pequeño empujón haciéndolo sonreír.

– Ya veras, en tu fiesta se te olvida todo eso, solo necesitas distraerte – ese chico testarudo, ¿cuántas veces más le diría que no quería una fiesta?

– Pues, te vi con aquel chico, ¿te invitó a salir? – cambió repentinamente el tema.

– Si, me ha invitado a salir y dijo que podriamos ir a la ciudad, pero realmente no era interesante – dijo Max sin saber que Daniel quería un poco de esa suerte que se cargaba.

Daniel muchas veces se sentía muy poca cosa junto a Max, se sentía deprimido al saber que nadie le prestaba atención, que nadie lo invitaba a salir, ¿era a caso tan desagradable? ¿Qué había de malo con él?. Se sentía como un cero a la izquierda viendo como tantos chicos invitaban a Max a salir últimamente mientras a él, ni las moscas se le pegaban.

– ¡Daniel! – escuchó que Max le gritó y lo sujetó del brazo, justo en ese momento pasaba una camioneta transportando frutas y vegetales.

– Oh… Gracias Max, perdón – se disculpó y trató de seguir caminando pero Max lo volvió a jalar.

– Daniel, no soy estúpido, se que algo te está sucediendo y no es por tu jerarquía, hay algo más que te esta molestando – Max eataba preocupado por su amigo y más al verlo tan distraído– dime que te pasa Dani, vamos, soy tu amigo, no me gusta verte así

– Es solo que últimamente me he sentido muy sólo, ¿de acuerdo?... Tu y Aiden andan muy ocupados en citas y yo solo sigo aquí y parece que nadie me nota – dijo Daniel al fin.

El joven beta pareció reflexionar unos segundos, su mirada estaba algo entristecida como si supiera algo que Daniel no, pero cuando estuvo a punto de hablar una mano tocó su hombro, un alfa de tez morena que le sonreía a Max de oreja a oreja.

– Hola, bonito, ¿quieres ir a la ciudad en la tarde? – al ver a Daniel ahí, sonrió con burla– puedes llevar a tu mascota, hay espacio para todos – dijo evidentemente burlándose de Daniel.

– ¿Pero quien te crees que eres hablándole así? ¿Crees que con esa actitud pedante y egocéntrica vas a llamar la atención de alguien? Solo haces el ridículo, amigo – respondió Max enfadado.

– Oye, cálmate, yo solo bromeaba – dijo el alfa manteniendo su sonrisa burlona, pero cuando Max iba a decir otra cosa Daniel lo frenó poniendo jna mano en su hombro.

– Max, detente… Estoy bien – dijo desanimado.

– Pero, Dani, te faltó el res…

– Dije que estoy bien – interrumpió– nos vemos después

Daniel salió despavorido de ahí, como si lo persiguiera el mismo diablo. Rápidamente se dirigió a las cosechas donde estaban betas y omegas, era buen sabido que los beta y omega no tenían la fuerza para enfrentar un vampiro o un lobo exiliado, por lo que los que no eran amas de casa se dedicaban a la agricultura. Simplemente se sentó bajo jn árbol y se puso sus audífonos para escuchar algo de música mientras el tiempo pasaba, también se distrajo jugando con su teléfono al menos hasta que se quedó sin batería. Hizo de todo para distraerse en soledad durante el día, habló con otras personas, pasó por algunos puestos, tiendas pequeñas, almorzó, etc. No había mucho que hacer en la manada si no tenías compañía.

Ya eran aproximadamente las 4 de la tarde cuando decidió ir a la casa de Aiden, más bien donde el alfa vivía parecía una mansión, ahí habían vivido los líderes desde el inicio de la manada y cada uno le daba su toque a gusto a aquella gran mansión. Al llegar Daniel ni siquiera tocó la puerta y solo entró, tal vez ese fue su más grave error.

Entró a la mansión y se quitó los zapatos ya que sabía que a Aiden le molestaba la suciedad, así que evitaba tener zapatos puestos cuando entraba en ese lugar.

– ¡Aiden! – gritó para ver si lo escuchaba pero no.

Sus oídos se fijaron en el sonido de risas en la sala de estar, eran risas femeninas y masculinas, ¿había invitado otras personas? También podía percibir sierto olor a fresas que no le traía buenos recuerdos. Decidió dirigirse hacia la sala y ver que estaba pasando, pero cuando entró en aquella habitación su cuerpo entero se paralizó por completo.

Aiden corría detrás de una mujer, ella andaba en ropa interior al igual que él, ella reía y él decía que la iba a atrapar entre risas, hace mucho no veía a Aiden así, pero eso fue lo menos que lo impactó. Reconoció en seguida a esa mujer, ella había sido la amante de su primer y único novio, o bueno, ex novio. Habían muchas cosas que le dolían de esa situación, Aiden sabía lo que ella y su ex le habían echo, sabía que ella siempre le hacía la vida imposible, pero lo que no sabía era que sentía algo con él, Daniel no solo lo quería como un amigo, pero nunca se lo había dicho exactamente porque sabía que no le gustaban los hombres. ¿Qué diablos hacía esa mujer ahí?

– ¿Pero que mierda…? – cuestionó Daniel finalmente.

– Oh, no… – fue lo único que alcanzo a decir Aiden.

Los tres dejaron de moverse, aquella chica de nombre Sofía fue con Aiden y lo tomó del brazo mirándolo con desprecio y burla.

– Cariño, ¿qué hace éste aquí? – preguntó con desprecio hacia Daniel.

– A ver, barbie de plástico, cierra la boca – le dijo entre dientes.

– Dani, puedo explicarlo… – dijo Aiden dando un paso adelante.

– Oh vamos Aiden, quiero ver que lo intentes – dijo Daniel mkrando a la pareja y cuando vio que Aiden se quiso acercar levantó la mano y dijo que no con la cabeza en advertencia– ni siquiera se te ocurra tocarme Aiden, mejor explícame, ¿que hace ella aquí?

– Ya dile, cariño – dijo Sofía entre risas.

Era evidente que el ambiente era muy tenso, Daniel pedía explicaciones, Sofia se burlaba y Aiden estaba entre la espada y la pared. Daniel solo sentía su corazón doler, no era lindo ver a Aiden así con otra mujer y menos si esa mujer era Sofía.

– A ver Dani… Sabes que necesitamos refuerzos contra los vampiros y los exiliados, ha habido muchos ataques e hice un trato con la manada del sur, ellos tienen buenos alfas, fuertes y listos para pelear – dijo Aiden– pero había una condición

– ¿Cuál condición? – cuestionó Daniel con desconfianza.

– Debo casarme con Sofía, Daniel – dijo sin titubear– será la luna de la manada y mi esposa, quería que lo supieras tu antes que nadie

El corazón de Daniel quiso detenerse unos segundos, esperaba cualquier noticia, menos esa. Su corazón se oprimio, sentía que todo se le estaba derrumbando. Sus ojos comenzaron a cristalizarse y las lágrimas no tardaron mucho en fluir por sus mejillas.

– Dani no, no llores por favor – trató de decir.

– Que no llore… ¡Que no llore dices! ¡Tu más que nadie sabe lo que ella y Alexander me hicieron! ¡Aiden estuve meses en recuperación! – gritó entre el llanto y solo recibió una risa burlona… de Aiden.

– Daniel , no seas dramático, eso fue hace un año – dijo en una clara burla mientras se acercaba– ¿Pensaste que rechazaría a semejante mujer por tus dramas? Daniel, estamos en el mundo real, deja de actuar como un maldito niñito de preescolar , no te queda ese papel de mártir, a demás… – pero antes de que pudiera seguir hablando, un fuerte “slap” resonó en la sala haciendo a Aiden callar, Daniel le había proporcionado una buena cachetada que probablemente se quedaría marcada.

– Púdrete, Aiden – dijo Daniel y lo empujó para quitarlo del camino, no le permitiría hablarle de esa manera.

Fue a la salida, tomó sus zapatos y se los puso para después salir de ese lugar. Camino durante más de una hora sin una dirección precisa, entrando al bosque incluso, pero no detuvo su andar. Tuvo que detenerse cuando llegó a la frontera, no había notado que durante todo ese tiempo había seguido llorando y que ya estaba anocheciendo.

Se sentó bajo un árbol a reflexionar lo que había pasado. Daniel reclamaba el por qué Aiden le hacía eso, había muchas más manadas con las que aliarse, con omegas preciosas que estarían más que felices de estar con él, pero decidió meterse con Sofia sin pensar un instante en el dolor que podría llegar a causarle. Sabía perfectamente que simplemente había escogido el camino más fácil, y satisfactorio, para él. Ahora aquella mujer le haría la vida imposible todos y cada uno de sus días, ¿no había pensado en eso siquiera?

Alexander había sido el novio de Daniel hacía ya un año, tenían constantes problemas porque Alexander quería tener relaciones, mientras que Daniel aún no se encontraba preparado. Rompieron porque Daniel descubrió su infidelidad con Sofia, así que los encaro a ambos en la escuela y termino con el frente a todos. Luego de eso no supo más de Alexander durante un par de meses hasta que se apareció con su bola de perros falleros y le dio una paliza en la que terminó con una costilla fracturada. No sólo debió recuperarse de una ruptura y una infidelidad , sino también de una paliza de la cual Sofía fue cómplice.

Tomó una roca del suelo y la lanzó con rabia, aquella roca pasó por la frontera y cuando escuchó que aterrizó, un gruñido leve se escuchó proveniente del bosque de los exiliados. Daniel se levantó a toda prisa, listo para correr, pero solo escuchó las fuertes pisadas de un lobo alejándose a toda velocidad de la frontera. Suspiro aliviado y simplemente sacudió sus pantalones, secando después sus lágrimas.

Ya estaba oscuro, así que decidió volver a casa y no preocupar demás a su familia. Seguramente ya había pasado la hora de la cena, así que sabía que su padre estaría furioso al igual que su madre, su hermana y Maz estarían preocupados, y si le hubiera pasado algo, Aiden ni siquiera lo hubiera sabido. Caminé de regreso a casa y simplemente esperé que no estuvieran demasiado molestos.

Cuando llegó a su casa ni siquiera tuvo tiempo de mirar alrededor cuando dos frágiles brazos ya se encontraban abrazándolo con fuerza, era su madre, se había preocupado al enterarse de que lo habian visto entrar al bosque, todos habían pensado lo peor, que quizas habia sido capturado por un exiliado. Se sintió realmente culpable cuando su hombro se hubedecio, ella estaba llorando.

– ¿Llegó? – se escuchó que alguien gritó desde la sala.

En pocos segundos todos llegaron a abrazar a Daniel, sus padres, su hermana y Max, que se había preocupado después de lo de aquel alfa grosero.

– Mocoso, no desaparezcas así otra vez – dijo su padre con jna voz ronca, aliviado de tener ahí a su cachorro.

Su familia no pidió explicaciones no le reclamo nada, todos sabían que Daniel no se encontraba bien, que estaba algo decaído y que después, a su paso, les contaría lo que había pasado. Dejaron que ambos amigos subieran a la habitación  para charlar y una vez allí ambos se sentaron en la cama. Daniel comenzó a contarle a lujo de detalle todo lo que había pasado, como Aiden lo había tratado y lo que había dicho; nuevamente volvió a llorar, y Max solo lo abrazó sin decir una sola palabra dejando que su amigo se deaahogara como quisiera.

– Aiden es un idiota, no le hagas caso Daniel – dijo Max.

– Lo que más me preocupa ahora es que ella aprovechará para molestarme Max, no se como voy a soportarlo – Mencionó entre el llanto.

– Yo te ayudare, no estas sólo – habló con dulzura el beta.

Al menos con el apoyo de Max, Daniel sabía que no estaba sólo m. Ambos siguieron platicando casi toda la noche, mayormente Max escuchaba a Daniel y trataba de aconsejarle de la mejor manera ennla que podía. En sierto momento Daniel mencionó el tema de la mañana, que se sentía poco atractivo y que no entendía por qué ningún alfa o beta se le acercaba. Max lo miró con salgo de culpa, pero después fingió tener sueño y se acostó a dormir, dejando pensativo a Daniel nuevamente.

Por su parte, Daniel también se acostó, ya después tendría tiempo de pensar en todo, pero por ahora, estaba demasiado cansado como oara afligir más su cabeza. Cerró sus ojos y se dejó caer en los brazos de Morfeo, nadando en el río de los sueños.

Aunque Daniel no lo sabía, ese era solo el comienzo de una aventura mucho más grande…

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