Aquella situación no podía estar pasando, Natsu dormía en la cama mientras ella estaba justo encima de él. Tenían que compartir habitación y cama, la verdad es que al mago le dio igual pero a ella le daba demasiado corte.
Veía a este tan indefenso, con la luz de la luna en aquella noche mientras iluminaba el rostro de Natsu le hacia querer besarle. Su respiración se volvía más pesada, se puso encima suya mas cómoda y fue lentamente acercándose hasta su rostro.
Justo cuando se había lanzado este se movió a un lado y quedaron abrazados.
—Carne—dijo entre murmullos mientras abría la boca y daba un pequeño mordisco en el cuello de ella.
Kagura tuvo que contener el grito, no por el dolor, sino por el hormigueo que le daba aquello. Lo alejo un poco para que no siguiera pero Natsu insistía en morder.
—Soy...un helado—dijo ella que fue lo único que pudo decir.
—He...lado—el dragon slayer empezó a lamer su cuello y ella sentía que podía volverse loca.
Nunca ha tenido experiencia en aquel tema, era nueva y por lo tanto esas cosas no hacían otra cosa que dejarla completamente indefensa. Cada lamida aumentaba el calor corporal de la maga que se desprendía de su blusa para tirarla a un lado como pudo ya que el chico no paraba de probar su helado.
—Natsu, Natsu—no podía evitarlo, allí solos, en un hotel. No hacían falta mas señales.
Le planto un gran beso mientras frotaba su cuerpo con el suyo, el joven no hacia nada, solo dejarse llevar estando dormido. Mientras se restregaba, sintió algo duro procedente del pantalón de este.
—Yo también quiero helado—dijo con una voz pervertida. Nunca hubiera imaginado que diría aquello.
Bajo hasta sus piernas y le desprendió de su ropa, luego como si de un helado se tratase lo llevo a su boca, le dio pequeños besos para después lamerlo suavemente. El cuerpo del mago se sacudió un poco pero ella siguió a lo suyo.
Cuando despertaron a la mañana siguiente Natsu despertó a Kagura.
—He soñado con helados, ¿te lo puedes creer?—pregunto este —supongo que será por el calor—dijo mientras se levantaba.
Kagura llevaba el pelo enredado y algo sudado, veía al mago sin camisa y le daban ganas de dar pequeñas mordidas en su espalda.
—Yo también he soñado con helado—dijo mordiendo su labio inferior mientras recordaba la escena y aprovechaba que este se encontraba de espaldas y no veía.
—Que coincidencia je,je—se fue directo al cuarto de baño para lavarse la cara.
Kagura no podía dejar de pensar en lo que había hecho, se sentía culpable por un lado, pero su lado femenino le decía que había obrado bien. Es mas, quería darlo todo así que se metió en el baño. Al entrar agarro al mago y lo puso de espaldas a la pared sorprendiendo a este.
—Kagura, ¿qué pasa?—un beso fue lo que recibió.
Le tomo las manos para alzarlas y le beso con gran pasión, este solo pudo dejarse llevar ya que no tenía ni idea de lo que pasaba.
Entonces Kagura se bajo los pantalones cortos que llevaba debajo y luego dejo caer su ropa interior mientras le mostraba un lado desconocido al mago.
—¡Diablos Kagura!—dijo sorprendido.
Nada pudo hacer por resistir a los placeres que Kagura le mostró en aquel momento.