YULIMA TYLER.
Él al instante se desmaya y aunque intento reanimarlo no lo consigo.
— Hija, llama a la ambulancia si quieres pero vamos. —Impone ella.
— No pienso dejarlo aquí.
— ¿De qué conoces a este chico? —Pregunta seria.
— De clase. —Respondo mintiéndole.
Janet corrobora lo que estoy diciendo y juntas llamamos a una ambulancia.
Myke ha estado inconsciente en la calle con todo el frío y con un fuerte golpe en la cabeza, como es lógico ahora esta débil y posiblemente enfermo.
— No te importaba. —Susurra Janet.
— No me importa pero quiero ayudarle como ayudaría a cualquier otro.
Me agacho para seguir intentando reanimarle, mi madre seria, posiblemente enfadada espera que venga la ambulancia para volver a decirme que nos marchemos.
— Bestia —Susurro.
Él no abre los ojos pero puedo notar como quiere e intenta abrirlos.
— No tiene la apariencia de un chico de tu instituto. —Comenta mi madre.
— No todos tienen que ir bien arreglados, él.. no es así.
— Que se preocupe su familia.
La ambulancia llega después de casi veinte minutos y lo suben en una camilla dejándome a mí atrás.
— Vamos, de esto se encarga la familia. —Agarra mi brazo.
¿Por qué siento tantas ganas de desafiar a mi madre e irme con él? Es algo que no puedo controlar y que me obliga a perseguirlo.
— No. —Le digo.
— ¿Hija? —Pregunta frunciendo las cejas.
— Lo siento mamá, pero no, no voy a dejarlo solo. —Contesto a la vez que subo en la ambulancia.
Janet me mira sonriendo, se cruza de brazos y mueve la cabeza, es su típico: Lo sabía.
— ¡Ni se te ocurra desafiarme! —Exclama mi madre.
— Volveré a casa cuando tenga la certeza de que está bien.
Cierran las puertas de la ambulancia a pesar de que mi madre sigue gritándome y me pregunto: ¿De verdad merece tanto la pena?
Lo revisan en la ambulancia y lo estabilizan, pero hasta que no lleguemos al hospital no sabré exactamente que es lo que tiene realmente.
MYLE WALKER.
Vuelvo a estar atrapado en mi mente, con esa endemoniada voz susurrándome en el oído: Ahora tú eres el que está preso de mi.
Me siento atado de pies y manos, con una mordaza invisible que me prohíbe gritar.
Nunca antes había estado tan cerca de la besti que vive en mi, tal vez porque nunca había tenido tanta fuerza como tiene ahora.
— Vas a sentir lo que he sentido yo todos estos años.
No sé si mi cabeza es tan poderosa como para hacerme vivir esto tan real o es que lo que he vivido no tiene comparación con lo que me tocará vivir ahora.
— ¿Qué quieres de mi? —Pregunto.
— Nada, quiero que me conozcas, que sepas quien soy. —Ríe.
— ¿Quién cojones eres?
— Tu mitad más oscura, soy tú y no, no estás loco.
— ¡Mientes! —Grito.
— No eres una buena persona ¿O no te has dado cuenta?
Me niego a seguir escuchándolo.
YULIMA TYLER.
Espero en la sala de espera, impaciente, nerviosa y recibiendo llamadas de Janet. Ni yo misma entiendo mi preocupación por él pero no puedo evitarlo, tampoco puedo dejarlo solo.
— ¿Familiares de... -Frena- ¿Cómo se llama el chico?
— Yo le conozco. —Me acerco.
— ¿Eres su novia? —Me pregunta.
— No, soy una amiga. —Respondo un poco avergonzada.
— Acompáñame.
Lo persigo hasta una consulta, me siento en una silla delante de él y espero a que me diga que le ocurre a Myke.
— ¿Tu nombre?
— Yulima Tyler.
Él escribe ¿Para qué? No tengo ni la menor idea.
— Su amigo tiene un fuerte golpe en la cabeza, también un resfriado que si no es bien curado puede llegar a ser algo grave. —Dice mirándome.
— ¿Pero.. esta bien? —Pregunto poniéndome bien en la silla.
— Aún no ha despertado y es lo que nos preocupa, está estabilizado pero no logramos que recobre la consciencia.
Muevo la cabeza con la mirada totalmente perfidia.
— ¿Sabes el número de algún familiar? —Pregunta con el bolígrafo de nuevo en sus manos para apuntar el número.
— No, pero puedo averiguar el número de su mejor amigo, él tal vez pueda dar el número de algún familiar. —Contesto refiriéndome Kendo.
— Bien, en cuanto tengas alguna información puedes preguntar a la señorita de fuera.
Salgo. Le envío un mensaje a Janet para que me envíe el número de Kendo y tras varios minutos me lo envía con un mensaje que dice:
"Voy para el hospital, envíame ubicación"
Se la envío y marco el número de Kendo.
LLAMADA TELEFÓNICA.
— ¿Quién llama? —Pregunta al responder la llamada.
— Kendo, soy Yulima.
— ¿Qué Yulima?
— No te hagas el gilipollas que no es el momento. —Digo molesta.
— Ah, esa Yulima —Ríe él— ¿Qué quieres? Bestia no está aquí.
— Ya lo sé ¿Por qué crees qué te llamaría para preguntar por él? Menudo egocéntrico de mierda.
— Dime qué quieres niña.
— Estoy en el hospital, he encontrado a bestia con un golpe en la cabeza en medio de la calle, ha dormido en un banco toda la noche con el frío ¿Puedes venir?
— ¿Estamos hablando de la misma bestia? —Pregunta.
— Dios, me enervas —Resoplo— te envío la ubicación.
CUELGO.
Espero caminando de un lado a otro, bebiendo agua, comiendo algo y impaciente por ver llegar a alguien.
— ¡Hola! —Exclama Janet asustándome.
— No eres quien esperaba. —Comento.
— ¿Y Kendo? —Pregunta mirando a los lados.
— Ya venía, lo estoy esperando para que le dé el número de algún familiar al doctor para que los contacten.
Ella me mira raro, se que quiere decir algo pero no lo dice por mi nerviosismo y mi carácter en este momento.
— Ni se te ocurra. —Advierto.
— Vale, vale. —Ríe encogiéndose de hombros.
— ¿Yulima Tyler? —Pregunta una enfermera.
Me acerco tras coger aire.
— Soy yo.
— Puedes entrar a ver al paciente sin nombre.
Giro la cabeza sin saber que hacer y Janet me empuja.
— Entra, es mejor que despierte y te vea a ti, seguro que no estará de mal humor. —Dice riendo.
— Pero que tonta eres.
Termino entrando, ya que Kendo no aparece aún.
Él sigue inconsciente, ya con la herida de la frente curada y con mejor color. Me acerco, me siento a su lado y lo observo.
— Myke. —Susurro— ya se que no quieres despertar, pero tienes que despertarte ¿O qué? No puede contigo un tío musculoso en el ring ¿Y podrá una herida en la frente? Pues que manera más estúpida de demostrar lo débil que eres.
Siguen sin moverse. Le agarro la mano despacio y sonrío.
— Te has desmayado al verme ¿Tan mal te caigo chaval? —Pregunto riendo— Pues tú me caes mucho peor, que lo sepas.
Hago una mueca con mis labios, suspiro y me apoyo con los codos en la cama.
— Myke, despiértate de una vez.
MYKE WALKER.
Sigo sin poder moverme, escuchando la voz de la bestia que sigue atormentándome y apagándome poco a poco.
— No vas a poder huir de mi. —Me susurra.
— Mátame entonces.
De repente escucho una voz que aplaca a la bestia y llama mi atención.
— Myke, despierta. —Dice.
— Niña de ojos canela. —Susurro sonriendo.
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