Demonios;; Eren Jaeger x Lect...

By -BlackCigarette

68.4K 6.1K 3.1K

『En edición』❝Siempre que estamos a punto de salir a flote en aquel mar devastador donde permanecemos atrapado... More

Prólogo.
·•❃•2. Equilibrio.
·•❃•3. Frustración.
·•❃•4. Montaña.
·•❃•5. Combate.
·•❃•6. Ladrones.
·•❃•7. Amanecer.
·•❃•8. Euforia.
·•❃•9. Rojo.
·•❃•10. Esperanza.
·•❃•11. Latidos.
·•❃•12. Humano.
·•❃•13. Ocaso.
·•❃•14. Cenizas.
·•❃•15. Desconfianza.
·•❃•16. Frágil.
·•❃•17. Decisiones.
·•❃•18. Hogar.

·•❃•1. Depredador.

11.7K 759 863
By -BlackCigarette

La chica del muro Sina

─·•❃•✿•❃•·─

·• Año ochocientos cuarenta y siete •·

Los primeros rayos del Sol tiñeron de dorado a las nubes aquella mañana. El cantar de las aves, algunas risas y leves murmullos se escucharon entre la espesura del bosque, pues todo aquel con la intención de convertirse en soldado avanzaba en dirección al cuartel de entrenamiento.

En ellos se incluía a una chica que liberó una exhalación tras terminar de revisar minuciosamente los papeles que rellenó con sus datos. Entonces inspeccionó con un ápice de recelo a varios de los jóvenes a su alrededor; no obstante, eso no duró mucho debido a que fue capaz de apreciar la cerca de madera que rodeaba los límites del campo. Luego de atravesarlo, descendió un camino de tierra que la condujo al inicio de su nueva vida.

Pasados unos minutos, se les indicó que dejaran sus documentos al encargado de las inscripciones y pasaran a recoger sus uniformes, después podrían ir a dejar sus equipajes en las habitaciones asignadas.

Fue ojeando las literas dobles hasta que se decidió por la más cercana a la ventana. Después de acomodar su equipaje en la cama de arriba, sus ojos se toparon con una chica de exóticos rasgos que hasta el momento no había visto en nadie más y pensó cuán posible podría ser que, debido a las características, tuviera ascendencia asiática. Tenía un breve conocimiento de aquel clan oriental que casi podría considerarse extinto porque en una ocasión sus padres le contaron un par de historias al respecto.

Regresó la atención a lo suyo y reprimió un bostezo, no había dormido bien la noche anterior y el cansancio se le reflejaba en una expresión de «no me hables». Por otro lado, no pudo evitar recordar lo que su madre solía decirle antes de salir a cualquier lado:

Mejor quita esa cara de culo, (Nombre). Si vas a estar así, mejor ni hubieras venido.

Ah, tan dulce y amorosa.

Fueron llamados a formarse y la joven detalló el uniforme que les dieron. Consistía en una chaqueta marrón de mangas largas, un pantalón ceñido de color blanco y, finalmente, unas botas altas oscuras. Cada chaqueta llevaba las insignias de dos espadas cruzadas, propias de la Tropa de Cadetes.

Luego de un rato, se pudo apreciar un perfecto rectángulo compuesto por múltiples filas de futuros soldados. Un hombre bastante imponente apareció en el lugar, parándose ante ellos.

—¡Ahora son miembros oficiales de la Tropa de Cadetes no. 104! —inició, cortándoles los pensamientos para que le pusieran atención—. Y para su desgracia, yo, Keith Shadis, estaré a cargo de ustedes. No estoy aquí para darles una cálida bienvenida. Todos ustedes son ganado a la espera de ser devorados por los titanes. ¡Son peor que el ganado! —exclamó—. Para los próximos tres años, los voy a entrenar, inútiles. ¡Les voy a enseñar cómo luchar contra los titanes! Cuando se enfrenten a un titán dentro de tres años, ¿seguirán siendo comida para ellos o se convertirán en el muro glorioso para proteger estas murallas? ¿O incluso en personas poderosas que pueden derrotar a los titanes? ¡La decisión estará en sus manos!

Caminó entre los cadetes, haciendo que la mayoría se presentara. Así fue durante los primeros minutos hasta que se plantó frente a un chico de largo cabello rubio, quien tenía una complexión delgada y una estatura un poco baja. Sin en cambio, todavía no mostraba señal alguna de nervios.

—¡Tú, maldito! —le gritó el instructor.

—¡Señor! —empuñó su mano derecha y la llevó a la altura de su corazón. A dicha acción se le conocía como el saludo militar.

—¡¿Quién demonios eres tú?!

—¡Armin Arlert, señor! ¡Vengo del distrito Shiganshina, señor!

—¡Apuesto que sí! ¡Es un buen nombre para un imbécil! ¡¿Tus padres te pusieron así?!

—¡Fue mi abuelo, señor!

—¡Arlert, ¿por qué estás aquí?! —se inclinó ligeramente hacia adelante.

—¡Para contribuir en la victoria de la humanidad, señor! —vociferó, cerrando los ojos con fuerza.

Ella fijó su mirada en él unos segundos, no necesitaba conocerlo para saber que ahora sí estaba empezando a sudar. Y no era para menos; el instructor media casi los dos metros de altura, su expresión era amenazante y su voz amedrentadora, así que no le extrañaba ver a algunas personas contener el aire y hasta pararse demasiado erguidos cuando él andaba a unos pasos de distancia.

—¡Estupendo, serás excelente comida para los titanes! —lo tomó por la cabeza y lo obligó a girar su cuerpo—. ¡Tercera fila, media vuelta!

Quienes se hallaban formados en la misma fila de Arlert, se dieron la media vuelta de inmediato. Alcanzó a distinguir cómo el rubio dejó salir el aire que estuvo reteniendo.

El instructor tenía la costumbre de humillar a los cadetes para reiniciarlos y que naciesen auténticos soldados, así que lo lograba degradándolos a gritos. Siguió intimidado a varios más —aunque con su sola presencia lograba hacerlo—, y uno de ellos se trató de una chica de cabello negro y atado en dos coletas, llamada Mina Carolina. Se notaba que la pobre estaba extremadamente asustada. Aún no había visto a nadie defenderse de los insultos que les arrojaba a la cara.

—¡Cuarta fila, media vuelta!

Enseguida obedecieron. Habían algunos que tenían la suerte de no haberse presentado por el simple hecho de que ya llevaban dos años “reiniciados”. Sus expresiones podían diferenciarse del resto. Eran las de alguien que fue forzado a presenciar el infierno en carne propia.

(Nombre) se encontraba a la espera en la quinta fila, reuniendo tranquilidad, mientras que una rubia de menor altura estaba situada a su costado izquierdo. El instructor pasó delante de esa chica, ignorándola. Pero gracias a su mala suerte, el hombre se posó frente a ella. Shadis analizó cada tramo de su semblante, percatándose de algo que no había visto en ningún otro cadete: el rostro de alguien que estaba determinado a entrar al infierno por cuenta propia. Y debido a ello, se vio obligado a detener su avance.

—¡Tú eres la siguiente, niña! ¡¿De dónde eres?! —se inclinó con el fin de quedar cara a cara.

Le pareció raro que solo le preguntase por el sitio del que provenía, pero para sus adentros se dijo a sí misma que no era una buena idea cuestionarle la razón. En menos de un segundo se encontró realizando el saludo militar.

—¡Vengo del distrito Stohess, señor!

Sintió algunos pares de ojos perforando su nuca y captó algunos susurros. Era totalmente raro ver un habitante del muro Sina queriendo unirse al ejército ya que éstos no tenían la necesidad de hacerlo. Ya muy bien familiarizada con la sensación que le generaron las miradas curiosas, prefirió ignorarlas en lugar de responderlas de un mal modo.

—¿El muro Sina? —soltó una risa seca—. Vaya, así que tenemos una mierda de clase alta por aquí —retomó su postura erguida—. ¡Los mocosos como tú no aguantan un solo día en este sitio! ¡Tu cara de muñeca será deformada por algún titán si tienes la suerte de llegar a graduarte!

(Nombre) se mantuvo firme, no bajó la mirada y tampoco la desvió. Era consciente de lo que le esperaba sin importar cuál respuesta le diera, sus nuevos compañeros ya presentados y humillados se lo hicieron saber.

—El entrenamiento podría impedir que eso suceda...

Gracias a su visión periférica notó que quienes la rodeaban —exceptuando a la rubia a su izquierda— se pusieron rígidos al momento, como si se prepararan para la siguiente horda de gritos por parte del instructor. Aunque no sucedió, Keith se limitó a indagar de manera lenta y sombría:

—¿Me estás contradiciendo, parásito?

—Con el debido respeto, señor —prosiguió con parsimonia—, solo insinué que no nos adelantáramos a los acontecimientos.

Los ojos de unos cuantos cadetes casi se desorbitaron a causa de su osadía.

—¡Eso es excelente! —aplaudió—. Veremos cómo cometes un error tras otro. ¡Ya me aprenderé tu nombre cuando te exija decírmelo después de que hayas hecho alguna estupidez y tenga que gritarte por ello!

Shadis la dejó en paz y se desplazó hacia el siguiente joven. Éste la superaba por unos pocos centímetros de estatura, su cabello era marrón y lo llevaba rapado en la zona inferior.

—¡¿Quién mierda eres tú?! —le gritó.

—¡Jean Kirstein, señor! ¡Vengo del distrito Trost, señor!

—¿Y por qué estás aquí?

—Para unirme a la Policía Militar y vivir en el interior, señor —esbozó una diminuta sonrisa.

Aquello provocó varias miradas en su dirección, pero el chico no les dio mayor importancia.

—Oh, ¿así que quieres vivir en el interior?

—¡Sí, señor! —volvió a sonreír con más seguridad.

El instructor le propinó un fuerte cabezazo que lo derribó.

—¡¿Quién te dijo que te podías arrodillar?! —El chico se llevó las manos a la frente mientras continuaba en el suelo—. ¡¿Cómo piensas que puedes llegar a ser policía si ni siquiera aguantas eso?!

Shadis se acercó al siguiente cadete al mismo tiempo que dejaba a Jean emitiendo débiles quejidos de dolor.

—¡¿Quién demonios eres tú?!

—¡Marco Bodt, señor! ¡Vengo del Sur del muro Rose, del pueblo Jinae, señor! —se presentó el chico. Era un pelinegro que tenía algunas pecas esparcidas por su cara—. ¡Vine aquí para unirme a la Policía Militar y ofrecer mi vida al rey!

Ella tuvo que admitir que ese era un objetivo noble, él no quería irse al interior por los privilegios que ofrecía la Policía Militar y mucho menos por las comodidades, sino por cumplir con el trabajo que las corruptas autoridades no realizaban. Pero eso no significaba que estuviese mal que alguien quisiera unirse porque valorara su propia vida, era una decisión igual de respetable.

—Oh, qué lealtad. Muy noble de tu parte —se le acercó—. Pero... ¿sabes qué...? —puso una mirada que lograría ponerle los pelos de punta a cualquiera y su tono amigable pasó a uno más espeluznante—. Al rey no le importan una mierda los tipos como tú.

Dejándolo atónito en su sitio, se aproximó a quien seguía. Se trataba de un chico delgado y de baja estatura, cuya cabeza estaba completamente rapada.

—¡Eres el siguiente! ¡¿Quién eres tú?!

—¡Connie Springer, señor! ¡Vengo del Sur del muro Rose, del pueblo Ragako, señor! —expresó, haciendo el saludo militar al revés.

—¡Escucha, Connie Springer! —lo agarró de la cabeza y lo alzó unos centímetros sobre el suelo—. Estoy seguro de habérselos dicho ya. El saludo militar es para ofrecer tu corazón a la humanidad. ¡¿Acaso naciste con el corazón del lado derecho, imbécil?!

El repentino sonido de algo siendo masticado originó un profundo y tenso mutismo. (Nombre) ubicó por el rabillo del ojo a una chica que estaba unas filas más atrás devorando una patata con total tranquilidad.

—Tú, la de allá. —Shadis soltó a Connie, dejándolo caer a la tierra—. ¿Qué crees que estás haciendo?

La muchacha volteó a los lados, no estando segura si le hablaban a ella así que no se dio por aludida. Sin embargo, algunos de los cadetes que la rodeaban dejaron ir un jadeo que iba de miedo e impresión cuando ella dio otro mordisco al tubérculo, ignorando al instructor.

—¡Te estoy hablando a ti, maldita basura! —gritó embravecido, plantándosele enfrente—. ¡¿Quién te crees que eres?! —Ella tragó el bocado rápidamente e hizo el saludo.

—¡Sasha Braus, señor! ¡Vengo del Sur del muro Rose, de la villa Dauper, señor!

—Sasha Braus, ¿qué tienes en tu mano derecha? —le interrogó.

—Una patata hervida, señor. La encontré en la cocina y se veía deliciosa. —En las comisuras de su boca podían verse algunos restos de esta misma.

—¿Entonces la robaste? ¿Por qué? ¿Por qué pensaste qué sería buena idea comerla ahora?

—Las patatas saben mejor cuando están calientes. Pensé que sería lo mejor comerla ahora.

—Sigo sin entender. —Los demás cadetes miraban con atención lo que ocurría—. ¿Por qué comerla ahora?

—¿Está preguntado por qué las personas comen patatas en general, señor? —cuestionó confundida.

Jean, Marco y Connie casi se giraban para mirar a Sasha con inmensa incredulidad por su comportamiento, otros como Armin se mantenían boquiabiertos. Si los demás tuvieron la impresión que (Nombre) era temeraria, Braus les resultó aun peor.

Sasha reaccionó partiendo la patata en dos partes que ni siquiera eran iguales y le ofreció la más pequeña al instructor.

—Pss —bajó la mirada. Era evidente que no le gustaba compartir—. Le daré la mitad.

—¿La mitad...? —tomó el trozo y miró confundido a la chica.

Ella mostró una sonrisa torcida. Una que de inmediato borró cuando vio al instructor poner una expresión que el mismísimo satanás tendría.

—Un castigo, eso requieres por tu comportamiento. Así que... ¡corre hasta caer muerta! —exclamó sobresaltando a algunos—. ¡Ése y el quedarte sin cenar serán tus castigos por robar esa patata! —El rostro de Braus se tornó pálido y se quedó inmóvil en su sitio—. ¡¿Qué demonios estás esperando para moverte, chica patata?! ¡Comienza a dar vueltas por el campo!

Después de unas presentaciones más, envió a todos los cadetes a las cabañas donde se ubicaban las habitaciones. Aún faltaba tiempo para que fuesen llamados al comedor para cenar, así que ella se cambió de ropa y dejó su uniforme perfectamente doblado sobre su cama, para después marcharse a recorrer el resto del campo con la finalidad de familiarizarse.

Al cabo de un largo rato, se aburrió y con calma emprendió paso hacia el comedor, situando su atención en varios grupos pequeños de gente sin la intención de acercarse a socializar. Sonaron las campanadas que anunciaron la hora de cenar, logrando que el sonido la sacara de su ensimismamiento.

Oyó a Connie correr la voz acerca del chico proveniente de Shiganshina que vio al titán Colosal, por lo que fue notando cómo despertaba el interés de los cadetes por escuchar lo que el desconocido tenía para narrar.

Luego de tomar su respectiva porción no pensó bien dónde sentarse, su trasero simplemente aterrizó en una mesa cualquiera y ésta pronto comenzó a llenarse. Paseó la cuchara sobre la sopa en su plato, la comida no lucía como lo más increíble del mundo pero al final el hambre fue más fuerte.

—Disculpa... ¿puedo sentarme contigo? —murmuró una delicada voz femenina.

Echó la cabeza a un lado para ver a la persona que le había hablado, encontrándose con una chica de cabello rubio, mínimamente largo y grandes ojos azules. Oh, la recordaba; era la chica que fue llamada «mocosa enana» por el instructor cuando le tocó presentarse y era difícil no darle la razón cuando ella era increíblemente bajita. En su cabeza se hizo presente el regaño que le dio su abuelo semanas antes por haberse vuelto tan arisca y se esforzó para evitar intimidarla.

—Sí, adelante —se movió con la intención de brindarle más espacio.

Bueno, según ella no le salió tan mal.

—Gracias... —se sentó a su lado derecho y le sonrió con timidez—. Soy Christa Lenz. ¿Tú cómo te llamas? El instructor te preguntó solo por el lugar de donde venías.

—Soy (Nombre) (Apellido), es un gusto —le dedicó una sonrisa de cortesía apenas perceptible, echando su largo cabello detrás de sus hombros para que no le molestara.

—Me pareció sorprendente que no te mandara a correr por responderle de esa forma. —Su risa se percibió tan ligera como una pluma—. A mí de verdad me asustó tanto que me costó presentarme...

(Nombre) empezó a relajarse, quizá sí estaba equivocada y las cosas podrían salir bien. Una tercera voz la interrumpió cuando estaba a punto de preguntarle algo a la chica.

—Como ya les dije, lo vi —confirmó ligeramente irritado.

Quienes lo rodeaban dejaron ir jadeo de asombro y murmuraron entre sí. Ella le dio una ojeada a ese muchacho que se encontraba sentado en la mesa de enfrente, pensó que podría convertirse en una celebridad entre los demás cadetes. Y gracias a la tenue luz que proporcionaban las lámparas, logró distinguir la desordenada mata de cabellos marrones que poseía.

—¿En serio?

—¿Y qué tamaño tenía?

—El suficiente como para asomar la cabeza por encima del muro. —Su respuesta provocó más expresiones atónitas.

—¿Qué? ¡Yo he oído que podía subirse sobre el muro!

—Yo también —afirmó una chica.

—¡Yo también he oído eso en mi aldea!

—No, no era tan grande... —le restó exageración a los rumores.

—¿Y cómo se veía su rostro? —preguntó Mina.

—Casi no tiene piel y posee una enorme boca.

—Y dinos, Eren, ¿qué tal el titán Acorazado que atravesó la puerta interior del muro María?

(Nombre) paró de masticar en cuanto escuchó aquello. Aún sin elevar el rostro, encontró un hueco entre el gentío y situó sus ojos en el tal Eren mientras éste continuaba hablando. Las voces de los demás llegaron amortiguadas a sus oídos, como murmullos incoherentes que no podía comprender del todo.

De pronto, él soltó la cuchara cuando estaba por recargarla de sopa, al instante se cubrió la boca con una mano, como si la comida se le hubiese regresado de golpe por el esófago. ¿Alguien preguntó algo que le trajo un mal recuerdo? No estaba muy segura pero quizá sí. Entonces fue ahí que las miradas de ambos se encontraron por un efímero momento.

Eren trató de descifrar el significado detrás de los ojos que lo observaban. No comprendía el porqué del mismo, ¿le interesó o le disgustó todo lo que estuvo escuchando? Tenía la acechante mirada de un depredador y una expresión demasiado tiesa, así que le resultaba complicado saber qué pensaba. Aunque llegó un momento en el que ésta misma empezó a parecerle un poco turbia. Su mente le mostró con claridad la imagen de la primera vez que la vio, era la chica del muro Sina o así podía llamarla ya que no había sido forzada a decir su nombre. No alcanzaba a entender por qué había decidido unirse al ejército.

A fin de cuentas, ella rompió el contacto visual y volvió a dedicarle atención a su cena. Eren descubrió su boca con parsimonia, percibiendo los temblores de su mano.

—Se acabaron las preguntas, chicos. —Marco tomó la palabra después de ver su reacción, de inmediato preocupándose por él—. Hay algunas cosas que es mejor olvidar.

—¡Perdón! —se disculpó Connie—. Te debimos haber hecho recordar un montón de cosas desagradables...

—Te equivocas —le corrigió a Marco. Agarró su pieza de pan y le dio una mordida—. Los titanes no son la gran cosa cuando ya los has visto alguna vez... ¡cuando logremos dominar el equipo de maniobras tridimensionales no podrán con nosotros! Finalmente me convertiré en soldado, así que solo me emocioné un poco —sonrió—. ¡Yo quiero ser parte de la Legión de Reconocimiento para eliminar a todos los titanes! Cuando lo consigamos...

—¿Acaso eres retrasado? —lo cortó una voz externa. Reconoció al dueño de esta en cuanto lo vio: Jean Kirstein—. ¿Acabas de decir que quieres unirte a la Legión de Reconocimiento?

—Sí, así es. ¿Y no eres tú quien dijo que quería unirse a la Policía Militar y llevar una vida pacífica?

—Al menos yo soy sincero... —comentó sonriendo ladinamente—. Es mejor que jugar al héroe que en realidad está muerto de miedo.

Eren apretó su puño izquierdo y le tomó una milésima de segundo levantarse de su asiento.

—¿Se supone que ese soy yo?

—¡Deténgase! —pidió Marco, deseando que no se armara un escándalo.

—Oye, no era mi intención —soltó una risilla y se puso de pie también—. Tengo la mala costumbre de decir siempre lo que pienso. —Quedaron de frente para cuando sonaron las campanadas que daban por finalizada la cena. Jean suspiró—. No pretendía echar por la borda tus aspiraciones. Dejémoslo así —extendió la mano.

—Lo mismo digo. Lo siento —chocó la palma en un rápido movimiento.

Emprendió camino a la salida del comedor bajo las miradas del resto. Echó un rápido vistazo a la mesa donde esa chica de Sina se mantenía sentada, pero ya no la encontró. ¿En qué momento se desvaneció sin que nadie la notara? Bueno, eso daba igual. Mejor dejó de darle vueltas al asunto.

Sentía pesadez en las piernas por haber permanecido tanto tiempo de pie durante las presentaciones, anhelaba irse a dormir para recuperar energía porque el día siguiente comenzaba el entrenamiento. Fue en ese instante que alguien se le acercó trotando y, cuando Eren oyó sus pisadas, no tuvo la necesidad de girarse para saber que era aquella joven oriental. Podía intuir que iba a darle un sermón por lo ocurrido.

—¿Cuál es el problema ahora?

—De nuevo te estás dejando llevar por tus emociones —le contestó la joven, clavando sus ojos grisáceos en él.

—Otra vez con eso... —suspiró cansado—. Mejor dicho, ¿no crees que tienes el cabello muy largo? —le pasó una mano por el pelo—. Te podría costar la vida en los entrenamientos con el equipo de maniobras.

—De acuerdo, me lo cortaré —tomó uno de sus mechones oscuros entre sus dedos y lo contempló—. ¿Qué tan largo crees que debería dejarlo?

—Lo suficiente como para que no te arranques el cuero cabelludo.

Mientras seguían trazando camino hasta los dormitorios, Eren visualizó a un par de figuras se escabullían a la parte trasera de las cabañas.

Reconoció a la más alta por su vestimenta y por su larga melena, así que redujo la velocidad en sus piernas. Ésa era la chica que se desvaneció en el comedor como si fuera un fantasma. Y como si la mencionada hubiese sentido que las estaban viendo, torció el cuello para mirar hacia atrás y se encontró con el joven Jaeger, quien se sobresaltó al ser descubierto. Ella le hizo una rápida seña llevando el dedo índice a la altura de sus labios, como pidiéndole que no le comentara a nadie que las atrapó yendo a otro sitio.

—Eren, te estás quedando muy atrás...

Devolvió su atención al frente luego de que las palabras de la pelinegra lo sacaran de su distracción. Apresuró el paso hasta situarse a su lado sin mediar una sola palabra.

Y fue desde esa noche que todo inició.

·•⊱──────⊰•◦⚜◦•⊱──────⊰•·

Continue Reading

You'll Also Like

112K 4.5K 32
𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭, +16, 𝐜𝐮𝐭𝐞 todos los personajes son mayores de edad todos los personajes le pertenecen a Haruichi Furudate <3
607K 81.2K 46
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
517K 53.1K 133
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
174K 4.7K 31
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...