Emily y compañía [COMPLETA]

By Panter_girl

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Tres chicos mimados se enfrentan a un reto inesperado: vivir en un pueblo pobre durante un tiempo para correg... More

Personajes
NOTA MUY, MUY, IMPORTANTE
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42

Capítulo 33

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By Panter_girl

—¡Tierra llamando a Emily! —Damián logró sacarme de mis pensamientos, estaba con él y Jacob en la habitación, lista para dormir.

Pero no podía dejar de pensar en el beso con Axel porque se sintió diferente, como si de alguna manera se hubiese confesado indirectamente, no lo volví a ver el resto del día desde que huyó de mí. ¿Qué sucedería si le dijera a Damián lo ocurrido? Sería una pésima idea porque también me había besado con él y me gustaban ambos.

Me hacía tanta falta Camila, estaba segura que en ese punto ya le podía contar toda mi desgracia en cuanto a mi situación amorosa, era un desastre total, necesitaba consejos de alguien más. Abracé la almohada y rodé mi cuerpo de lado a lado buscando una respuesta para la gran pregunta que se formaba en mi cabeza. ¿Tenía que confesarme ante ellos?

¡Ah, no, no, no podía ser posible! ¿De verdad? ¿En qué carajos pensaba al siquiera querer hacerlo? Es que ya no aguantaba la frustración por tener que callar mis sentimientos, por muy malos y egoístas que fueran, tenía que intentarlo para saber si fallaba o no... Lo más probable era que todo saliera del culo por querer una relación con los tres.

No entendía a mi corazón, es que empecé a dudar en sí debía decirles cómo me sentía, tenía ganas de llorar por la impotencia y querer desahogarme con ellos dos...

—¡Deja de andar en las nubes, te estamos hablando! —exclamó Jacob con molestia—. ¿Acaso se te declararon hoy o algo por el estilo? Porque estás muy extraña, como si hubieses visto un fantasma —preguntó en tono de fastidio, empezaba a dudar en si era brujo.

No sabía cómo mierda le hacía para atinarle en las cosas que me sucedían, por más que le mintiera de que no era así. Él tenía una especie de don desde mi punto de vista, solo que no se lo había hecho saber.

—¿Te sucede algo? Puedes confiar en mí, sabes que somos amigos. Te ayudaré en lo que pueda —Damián me regaló una sonrisa motivadora, se sentó a mi lado, colocando su mano en mi hombro.

Era reconfortante de cierta forma porque significaba que siempre estaría para mí, él era el más comprensivo, hasta pensé en contarle lo que me pasaba porque algo dentro de mí me decía que Damián no me iba a juzgar por muy loco que sonara mi caso.

—¡Yo también existo! —habló Jacob desde su lugar, se cruzó de brazos inclinando ambas cejas, estaba molesto.

—No es nada, tranquilo —sentí un cosquilleo en el estómago al pensarlo.

—¿Muy segura? De verdad, te noto diferente, Jacob tiene razón —cuestionó con un puchero.

Asentí sin ánimos, pero intenté no demostrar que no quería hablar del tema. ¡No me gustaba mentirle a Damián! Él era tan bueno conmigo como si fuera especial. Pero tampoco podía decirle...

—Se hace tarde, creo que es el sueño que me tiene mal, no pude dormir mucho anoche —confesé.

—Vale, te voy a creer por ahora —respondió más tranquilo.

—Es obvio que está mintiendo, como siempre —refutó Jacob desde su lugar, cubriéndose con la sábana.

—Déjala, Jacob, a veces es difícil compartir lo que nos sucede —replicó Damián a la defensiva—. Tranquila, lo mejor será dormir ¿Sí? —me tomó de las manos con sutileza.

Asentí, era como un príncipe sacado de un cuento de hadas, el más tierno y adorable de todos, me encantaba ese lado de él, me hacía sentir protegida.

Me acomodé en la cama con la esperanza de conciliar el sueño, aunque por más que quisiera, no lo lograba. Los minutos pasaban y yo no paraba de moverme de un lado a otro buscando la posición perfecta. Me giré en dirección a Damián el cual me estaba dando la espalda, supuse que estaba dormido porque había pasado como media hora y ninguno volvió a hablar.

Pero de un momento a otro se volteó en mi dirección, logrando que nuestras narices se juntaran un poco. Pude ver que sus ojos estaban entre abiertos y sorprendidos debido a mi mirada penetrante. Es que pensé que estaba dormido, pero no fue así, él se limitó a detallar cada parte de mi rostro.

Mi corazón empezó a tomar un ritmo acelerado porque ambos estábamos debajo de la misma sábana con nuestros cuerpos separados por unos pocos centímetros.

—Emily... —susurró en mis labios—. ¿Puedo ir más allá? —preguntó rogante, con un brillo en los ojos.

—¿De qué hablas? —murmuré haciéndome la tonta cuando en realidad sabía a lo que se refería.

Damián no dudó más y dio el primer paso. Acortó la distancia que nos separaba para lograr unir nuestras bocas ansiosas de placer, de sentir el contacto entre pieles. Con sus manos recorrió la parte de mi espalda para atraerme más a él, logrando que nuestros pechos quedaran pegados.

No tenía brasier por lo que mis pechos desnudos estaban cubiertos solo con la fina tela de mi camisa. Damián por primera vez profundizó el beso que me estaba dando y decidió abrirse paso dentro de mi boca con su lengua, su dulce y húmeda lengua me dejó ansiosa, con ganas de experimentar más con él porque sabía que era un primerizo como yo, como Axel.

Y entonces aproveché en aferrar mis manos detrás de su cabellera rubia, volviendo el beso más apasionado y caliente, el roce entre nuestras comisuras hacía que quisiera pegarme mucho más a él de lo que estaba. De pronto sentí algo extra, una cosa que era obvia que se iba a mostrar en cualquier momento, justo en la parte de mi entrepierna, un pequeño monstruito se interpuso ahí, Damián me pegó más a él para que sintiera lo duro que estaba abajo, su miembro chocaba con la parte baja de mi vientre con desespero.

No podía creer que estaba teniendo un momento íntimo con el chico más infantil, el más tierno. De pronto, me separó con fuerzas dejándome confundida por su acto, fue un leve empujón que me dejó un poco lejos de su rostro, como si se hubiese arrepentido y asustado de lo que hacíamos.

—Está mal, tengo que ir al baño... No podemos seguir así o terminaré haciéndote algo muy malo —titubeó levantándose de la cama.

—¿Estás bien? —pregunté al verlo.

—Sí, no te preocupes, ve a dormir, puede que tarde un rato... —confesó cubriéndose el rostro y yendo directo al baño.

Dios, me estaba pasando demasiado con esos tres.

Intenté dormir, pero mis pensamientos y corazón acelerado no me dejaban. ¿Sería mala idea salir al patio a altas horas de la noche? Tenía que tomar un poco de aire para despejar mi mente y pensar con claridad lo que haría.

Hice el menor ruido posible para no despertar a Jacob quien se encontraba rendido, literal, estaba roncando, salí de la habitación rumbo al patio, esperaba no perderme. Caminé por el largo pasillo hasta llegar a la puerta que me llevaría a mi destino, la cual estaba abierta y me pareció extraño.

Todavía intentaba calmar mi respiración por lo que hice con el pobre Damián, si Camila supiera seguro me odiaría...

Me asomé con cuidado, no sabía quién podía estar despierto tan tarde a parte de mí, mis pasos se volvieron lentos para ocultar mi presencia. Incliné mi cuerpo en la baranda para poder observar a la persona que estaba de pie, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al ver a Axel, estaba de espaldas. ¡Todavía tenía oportunidad de huir!

No me había notado, me giré con la intención de volver a la habitación y escaparme de él, pero una rama arruinó mi vida ¡Acabé de pisar una estúpida rama que me delató! Estaba a punto de correr hasta que una mano me detuvo, no quería girarme.

—Emily, quería hablar contigo — sus palabras causaron millones de sentimientos en mi interior.

—Eh, tengo que volver —aún seguía dándole la espalda.

Estaba más nerviosa que nunca porque presentía lo que quería decirme, mis piernas estaban temblando y sentí un cosquilleo tanto en mi estómago como en mis mejillas. También un sentimiento de culpa me carcomía.

—¡Dame un minuto! Necesito que me escuches, es importante —suplicó haciendo que lo mirara a los ojos.

—De acuerdo, pero que sea rápido —murmuré apenada.

Él suspiró, se notaba nervioso por el leve rubor que tenía en sus mejillas.

—Primero que todo, quiero disculparme si no te ha gustado todo lo que hemos hecho. Me tienes muy mal, Emily y creo que ahora comprendo el por qué —proclamó, hizo una pausa para tomar aire, no encontraba cómo explicarse—. ¡El punto es que me gustas mucho! Me vuelves loco, quiero besarte, tocarte y hacer muchas cosas contigo —soltó entre cerrando los ojos.

Quedé embobada. Primero porque ya lo suponía, pero no pensé que me lo diría. Su respuesta me tomó por sorpresa. Lo esperaba con ansias porque él también me gustaba, pero tenía miedo de decírselo ya que no era el único.

¿Por qué mi pecho dolía? Él colocó sus manos alrededor de mi cuerpo para regalarme un profundo abrazo, mis manos por instinto lo rodearon y presioné mi cabeza en su pecho, era cálido, agradable, me gustaba, quería llorar entre sus brazos por todo lo que pasaba por mi mente. ¿Cómo debería responderle? No pude evitar sonreír, sin importar lo catastrófico que estuviera mi corazón y emociones, me hacía feliz saber que Axel sentía algo por mí.

Se separó para poder verme a los ojos, la iluminación que nos brindaba la luna hacía que el momento se volviera mágico, por así decirlo, mi pecho subía y bajaba con nervios. Axel tomó mi mejilla con delicadeza, la acarició despacio provocando un escalofrío. Se acercó poco a poco para disminuir la distancia entre nosotros, podía sentir su respiración agitada, coloqué mis manos en su pecho para apoyarme.

¿De verdad quería eso? ¿Seguir jugando con sus sentimientos?

—¿Axel? —susurré demasiado cerca de sus labios.

Él se percató de lo que estaba haciendo y me soltó inmediatamente, se avergonzó por la situación, no apartó la mirada y aprovechó el aire natural inhalándolo, mi corazón estaba como loco, ¿qué debería hacer en un momento como ese? Volver a la habitación no era una opción, sería de mala educación dejarlo solo ahí, sin aclarar nada. Pero ¿Qué tenía que decirle exactamente?

—Perdón, no quiero interferir con nuestra a amistad, tampoco voy a presionarte. Podemos dejar las cosas como amigos. Está bien si no sientes lo mismo y ya no quieres que nos besemos ni tengamos momentos íntimos, ¿de acuerdo? No te presiones —colocó una de sus manos en mi cabeza para despeinar mi cabello, una ligera y decaída sonrisa se formó en sus labios.

—Me confundes —murmuré, él se sorprendió—. Primero me besas muchas veces, te confiesas y luego sugieres que sigamos como amigos. ¿Quién te entiende? —agregué de brazos cruzados. Arqueó una ceja, ofendido.

—¿Eh? Quería decirte lo que siento ¿Eso es algo malo? —cuestionó fingiendo incredulidad—. Además... no quiero arruinar nuestra amistad con mis impulsos estúpidos.

—Todo está bien, pero necesito tiempo para pensarlo... —comenté.

Esa era la verdad, no podía darle una respuesta inmediata, estaba demasiado confundida con ellos, mis emociones saltaban por todos lados porque él no era el único en mi corazón y tenía que encontrar la forma de resolverlo.

Mi prioridad era aclarar lo que sentía.

—¡Trato hecho! —exclamó con felicidad.

Me despedí de Axel saludándolo con la mano mientras ambos sonreímos, era gracioso. Caminé de vuelta a la habitación para dormir. Al llegar me encontré con Jacob de pie en la entrada, estaba apoyado en la pared. ¿Me estaba esperando? Lo dudaba mucho, me acerqué hasta que él captó mi presencia. Su mirada irradiaba odio desde mi punto de vista, provocó que sintiera un escalofrío.

—Entonces, ¿te gusta Axel? —su pregunta causó sorpresa en mi expresión.

¿Acaso él...?

—No tengo por qué hablar de estos temas contigo. ¿Cómo te enteraste? —respondí evadiendo su pregunta, se notaba a simple vista que estaba molesto.

—Escuché su conversación o mejor dicho, su confesión —hizo énfasis en la última palabra con desagrado en su tono.

¿Qué le sucedía?

Oh, claro. Eran celos.

—¡Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas! —exclamé en mi defensa.

—¡Responde a mi pregunta! —estaba alzando la voz más de lo que debería.

—¡No es de tu incumbencia! —defendí.

Él se asombró por mi repentino grito, me tomó con fuerza de la cintura para acercarme a él, intenté zafarme de su agarre, pero  obviamente era más fuerte que yo. Él se acercó con rudeza a mi rostro, giré mi cabeza de lado a lado para que sus labios no llegaran a donde querían. No podía obligarme si no quería, mucho menos porque me estaba tratando mal.

Él soltó un gruñido de molestia y me tomó ambas mejillas con una de sus grandes manos mientras con la otra me siguió sujetando de la cintura. Cerré los ojos y en un rápido movimiento logré sentir el impacto de sus labios, aunque estaban húmedos no me resultó agradable porque él estaba lleno de odio.

¡Ah, esto no es nada lindo!

Era tan seco y sin sentimientos como él, o al menos así lo vi yo, traté de separarlo, lo hubiese aceptado si no estuviera molesto y lleno de ira. Jacob se separó y lo escuché maldecir por lo bajo, seguramente se estaba arrepintiendo por lo que acabó de hacer ya que estuve luchando por separarme de él, no como las veces anteriores que sí lo acepté. Su puño chocó contra la pared haciendo un fuerte sonido, pero el que se lastimó fue él, sus nudillos empezaron a sangrar.

—¡Joder, también me gustas! No quiero que Axel sea el único que te tenga ¿Feliz? —exclamó sin despegar el puño, me estaba dando la espalda.

Es que era obvio, en parte también me lo esperaba por su parte, aunque siempre pensé que él solo me veía como una chica con la cual pasar el rato, me sorprendió que no fuera ese el caso. Sus palabras causaron que mi estómago se revolviera de mariposas. Estaba celoso de Axel, por eso tanto alboroto alrededor del asunto.

¡Dos chicos se me habían confesado la misma noche! Lo peor era que yo los quería. ¿Qué haría ahora? Me quedé ahí, estática, él no dijo ninguna palabra y entró furioso a la habitación. Esperé que los segundos pasaran antes de entrar yo, tenía que asegurarme de que se durmiera primero.

Abrí la puerta con sumo cuidado y tratando de no hacer ruido, caminé hasta llegar a la cama, Damián estaba profundamente dormido en su lugar, me acosté a su lado sin moverme demasiado para no despertarlo. No podía creerlo, una parte de mí deseaba que todo fuera solo un mal sueño porque el caos se me venía encima, pero no podía evitar sentirme feliz por la confesión de mis dos chicos. ¿Tenía que elegir a uno? ¿No podía escogerlos a ambos?

Elegir a uno dejaría muy mal al otro. No quería hacer eso. Tenía que pensar con cautela en mi decisión, también podía arriesgarme en contarles mis deseos más profundos, así me tacharan de loca y quisieran alejarse de mí...

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