Decisiones y arrepentimientos

By DalhiaOkazaki

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Levi vuelve agotado tras perder a Farlan e Isabel. Intentando comprender cuál debe ser su razón para luchar e... More

Añoranza
Una obsesión con la limpieza
El examen
Antes de partir
Reconocimiento
La nota
Calor humano
Misión suicida
Moblit Berner
Gracias
La habitación de al lado
El escuadrón de Levi
Bienvenido de vuelta, capitán
Muros y piedras
Dos palabras
Después de la caída
Infiltrados
El séptimo
Capitán Kenny Ackerman
Carnada
Narcolepsia
Enterrada
Palabras ahogadas
Fase 1
Fase 2
Fase 3
Estrategia
Perseguida
Cádaver vacío
Para siempre
Gestación

Monstruo

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By DalhiaOkazaki


Snk pertenece a Hajime Isayama.

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Aquellas instrucciones parecían meros trámites. Frunció el ceño extrañado. Usualmente cuando recibía algún tipo de orden de trabajo en el cuartel solía ser más enrevesada. Pero aquello era mera instrucción práctica. Algunos entrenamientos adicionales y utilización de armas de fuego variadas.

- ¿Por qué no me habéis dado más mierda para hacer esta semana? - frunció el ceño mientras comenzaba a sujetar su taza de té – Hace tres semanas trajiste el triple.

- Esto son las órdenes del comandante– Erwin sonrió hacia él mientras recogía aquellos papeles y los reordenaba – He pedido permiso para solicitar tu presencia en otro tipo de instrucciones.

- ¿Cuáles?

- Estamos reordenando algunos cargos en el ejército. Así que quiero que dispongan un equipo que tu entrenes y podamos probarlo en combate en la próxima expedición.

- ¿Vas a meterme en un maldito escuadrón? - conocía el concepto. El trabajo en equipo era algo que no era demasiado fácil para él, conocía las consecuencias de ello en las últimas tres ocasiones que lo habían intentado – Ya sabes el resultado. ¿Acaso vas a ser tú mi capitán y entrenaré contigo y otros cuatro idiotas que no saben ni dar un puñetazo?

- No – volvió a sonreír – He solicitado que te den el tuyo propio.

- ¿Tengo que ser la maldita niñera de cuatro mocosos?

- No se el número exacto. Pero de momento he conseguido convencer al consejo antes de hacer oficial el  puesto – volvió a depositar los papeles ordenados frente a él –Hasta ahora nos hemos limitado a estrategias defensivas, con lo que no hemos podido ganar terreno y solamente hemos perdido soldados. Así que me han propuesto encargarme de la siguiente expedición y he cambiado la formulación táctica.

- No entiendo que mierda significa eso.

- Hemos reorganizado algunos escuadrones para complementar las debilidades de otros y que los  soldados puedan aprender estrategias de ataque – sus ojos vibraban con intensidad mientras se encontraban con los suyos – Tus habilidades nos serán muy necesarias en el futuro. Así que necesito que las transmitas a otros soldados.

- ...... - recorrió la sala con la mirada mientras observaba las caras de aquellos que deberían entrenar junto a él cada mañana - ¿Quiénes?

- Puedes elegir por ti mismo a quién consideres apto y que pueda aguantar tu ritmo de trabajo – tosió con fuerza para reclamar su atención de nuevo – Salvo a Hanji.  Ella ocupa otro puesto en esta estrategia.

- No iba a elegirla a ella – giró bruscamente su cara – Estoy harto de que pulule a mi alrededor intentando abrirme en canal.

- Vaya........ Me había percatado de que hace más de dos semanas que no os veo subidos a los tejados – el pequeño hombre le lanzó una mirada desafiante – No es conveniente que dos de mis más poderosos aliados se enfanden. Preferiría que lo arregláseis.

- No estoy interesado – escupió con desgana.

- No he dicho que puedas negarte.

- ........... - observó su ondeante reflejo perderse en la taza medio vacía de té, cada pequeña onda parecía mostrar un absoluto desprecio por el mismo – Voy a entrenar a tus inútiles soldados, es suficiente.

- ¿Qué ha ocurrido? - insistió.

- ......... - resopló – Tu poderosa aliada ha decidido convertirme en una rata de laboratorio. Investigandome continuamente. Es molesto.

- Ya veo.... -sujetó la pequeña tetera que portaba desde hacía meses con él y se la acercó, notó que su mirada se perdía mientras observaba aquel artefacto de acero – Te lo dije hace tiempo, Hanji es más humana de lo que crees.

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Se tumbó de espaldas sobre la fría piedra mientras comenzaba a releer la lista de reclutas que pertenecían a aquel batallón. Intentaba asociar alguna cara con alguno de ellos pero tras casi dos años de  esquivar la interacción con ellos comenzaba a pasar factura. Apenas podía reconocer unos pocos. Ni siquiera estaban bien redactadas sus habilidades entre aquellos papeles. ¿Cómo se supone que iba a elegir?

Tal vez debería acudir más a menudo a los entrenamientos en grupo y observar de que era capaz cada uno. ¿Realmente conseguiría algo si intentaba que alguno de aquellos soldados desarrollase sus capacidades? Ya había fracasado demasiadas veces. Farlan, Isabel....Mordió su labio mientras recordaba a la última persona a la que le había enseñado a esquivar el cañón de una escopeta.

Él era distinto, era consciente de ello. Su límite estaba bajo un umbral mucho mayor que el de todos aquellos soldados. Sabía que alcanzaría su objetivo mucho antes que cualquiera. Incluso las míseras heridas que a veces traía consigo desaparecían con bastante celeridad. No podía transmitirle eso a nadie. Tan solo instruirles en unidades básicas de ataque. Tal vez si dejaran de ser tan temerosos...

Recordaba la primera vez que había visto a aquellos titanes. Eran bestias más colosales de lo que había podido llegar a imaginar. Solo diseñadas  para matar. Su único objetivo vital era aniquilarlos. Pero no sintió miedo. Tan solo se despertó un extraño instinto que le acompañaba continuamente y que le permitió sobrevivir bajo aquellas circunstancias. Su instinto de supervivencia. ¿Cómo iba a despertar eso en otros soldados? No tenía ni la más remota idea. Erwin Smith solía ser una persona inteligente, pero decidir poner la vida de cuatro soldados en sus manos, había sido la decisión más estúpida que había tomado.

-.......No, claro, pero cuando lo dispones sobre una cloración salina....... - una extraña conversación llegó a sus oídos.

Se giró instintivo hacia el borde, reconocía aquella maldita voz. Y de alguna manera, notaba que la necesitaba. Sacudió la cabeza ante aquel pensamiento. ¿Para qué necesitaba oír su voz? Sabía que ella no iba a morir tan fácilmente. No necesitaba cerciorarse de que volvía viva de las misiones, siquiera. Intentó buscar el origen de la conversación. ¿Dónde estaba? La oía muy cerca, demasiado cerca.

Finalmente divisó dos figuras cargando con una enorme caja, probablemente los suministros semanales. La siguió con la mirada, volvía a estar acompañada de aquella continua escolta que parecía seguirla a todos lados. Un hombre que temblaba ante su presencia y demasiado obsesionado por conocer la relación que existía entre ambos.

-.........Y al finalizar, lo guardas en un recipiente con ventilación. En varios días se ve el resultado. La última vez que lo hice no tardé más de cuatro días en ver pruebas - ¿por qué su voz sonaba tan sonriente mientras hablaba con él?

-Que...... interesante. No sabía que los lagartos podían regenerar...... miembros - ¿y porqué la voz de él sonaba tan estúpidamente aduladora? Ni siquiera parecía interesado en lo que le contaba.

- Es agradable encontrar a alguien que le guste oír acerca de mis experimentos. A las chicas de mi habitación no le interesan, ni a la mayoría de soldados – murmuró mientras se sentaba sobre la caja –El comandante dijo que la dejásemos aquí, ¿verdad? Supongo que en media hora vendrá la policía estacionaria a recogerla.

- Sí, eso dijo el comandante – tomó asiento junto a ella, pero extrañamente nervioso con la cercanía – Nunca...... ¿hablas con nadie de esto?

- ¿De mis experimentos? Ja ja ja ja ja. Nadie está demasiado interesado. Erwin me escucha a veces pero creo que sólo le interesan unos pocos. El capitán Ness no quiere saber tampoco demasiado. El comandante quiere que le de resumenes de menos de una página.

-¿Y....... que hay....del tipo bajito? - Levi comenzó a contener su furia mientras le escuchaba desde el terrado.

- ¿Levi? A Levi no le interesan los experimentos, sólo la acción, la lucha y el combate – pareció cambiar su tono de voz mientras hablaba –Moblit, ¿crees que estoy obsesionada?

- ¿Con qué?

- Con los experimentos.

- C-creo que todos tenemos un tipo de interés en nuestra vida. En tu caso, tu ayuda en el laboratorio nos ha servido para percatarnos de muchos defectos que hay en nuestras armas, equipos e incluso en la salubridad de las cosechas. La ciencia es tu foco de interés. -pareció dubitar mientras se acercaba más a ella – El mío ere-

- ¡Por supuesto! ¡Yo estaba en lo correcto! No hay nada absolutamente malo en querer que la humanidad avance mediante la ciencia, ¿verdad? Es necesario la experimentación para poder anticiparse al enemigo –se puso de pie inspirada por sus propias palabras.

-¿Alguien.......... te ha dicho que estás....... obsesionada? - sólo se le venía un nombre a la cabeza – ¿Levi...tal vez?

-Bueno....... - se mesó la barbilla como si pensara – La última vez me gritó sobre eso, así que supongo que sí, que quería indicarme que estaba molesto con mi actitud científica. Pero creo que se refería a otras cosas, así que no te preocupes. El concepto de estar obsesionada lo oigo prácticamente a diario-

- ¿T-te ha gritado? - interrumpió sus palabras con furia - ¡¿Ese enano?!

- No es algo preocupante.

- ¿Por qué pasas tanto tiempo con ese tipo? Cualquiera de los que estamos en este cuartel lo vemos claramente. Te trata mal, te grita y-

- Bueno, tal vez suene como si estuviera siempre enfadado pero yo creo que no es lo que realmente quiere expresar – ese comentario llamó la atención del pequeño hombre, jamás nadie le había descrito con esas palabras – Levi es una persona muy interesante cuando le conoces. Deberías interaccionar más con él.

-¿Te........ gusta? Por eso........ pasas tanto tiempo con él, ¿verdad?

- Oh, claro que me gusta – contestó sin ningún tipo de tapujo – Levi es una persona interesante. Hay muchas personas interesantes en este cuartel que también me gustan. El comandante, Nanaba, Mike, Erwin, incluso tú, Moblit.

- Me refería........ - pareció intentar ganar fuerza mientras se acercaba a ella – A gustar...... cómo hombre.

Levi se aproximó más hacia el borde intentando recabar el final de aquella extraña conversación. No comprendía porque le interesaba conocer aquella respuesta, pero su cuerpo se había movido antes de que fuera consciente de ello.

- ¿Cómo hombre? Nunca he visto sus genitales así que no se si me gusta como hombre. ¿O es algo relacionado con su nivel de testosterona? ¿O cromosómico? ¿Tal vez algo relacionado con la característica de omínido? Supongo que es un ser humano evolucionado en términos normales como cualquier otro en un adecuado nivel de desarrollo.

-......... - su compañero se quedó atónito mientras la observaba despacio. Había pasado muchos años entrenando junto a ella. Sabía que era una persona que jamás pensaba en las diferencias entre ambos, pero tal vez sólo habían sido imaginaciones suyas. Que aquellos rumores de que ambos compartían algún tipo de extraña relación era mentira – O-olvídalo. Tardan demasiado.... P-puedes volver al laboratorio, el comandante te pidió las muestras para última hora de la tarde. Yo esperaré aquí.

- Oh, gracias Moblit. Es agradable contar siempre con tu ayuda – se levantó de inmediato sin pensarselo – Gracias por ayudarme a traerlo, ¡prometo invitarte a una cena algún día!

Levi volvió a recostarse mientras observaba que mientras volvía la sonrisa desaparecía de su cara. Cómo si hubiese recordado algo demasiado duro para seguir fingiendo una sonrisa. Agachó la cabeza y continuó su camino. Sabía que se encaminaba hacia aquel dichoso laboratorio que parecía una especie de parque infantil a sus ojos. Pero nunca la había visto con tan poco interés por encerrarse allí.

Se encontró de nuevo con la lista de reclutas que le eran permitidos para instruir en el ataque. Intentó recordar el nombre de aquel tipo que le había llamado enano. Y comenzó a rezar porque pudiese incluirlo en su equipo y asegurarse de que borraba dicha palabra de su mente. Mientras lo buscaba ardientemente comenzó a ver varios nombres que comenzaba a reconocer.

Donnie Zacakary. Un chico que dormía en la tercera cama desde la izquierda. En su misma habitación. Cabello oscuro y muy corto. Junto a su nombre un pequeño guión. Fallecido. Josh Feddleton. En la habitación de al lado. Fallecido. Como si cada letra comenzara a iluminarse, él sólo podía fijarse en aquellos que destacaban mediante aquella pequeña línea garabateada. Fallecido. Fallecido. Fallecido.

Aquella hoja era la razón por la que Erwin había acudido a él. Necesitaban reducir enormemente aquellas pequeñas líneas. Si sus habilidades servían para algo más que para la venganza, tal vez su vida tuviera realmente un sentido. Bajó su vista hacia el chico que antes había expresado su molestia hacia él. ¿Así le veían todos? ¿Cómo un imbécil que sólo sabía gritar y amenazar?

Tal vez no fuese una realidad tan distante de la que realmente había vivido. Pero, ¿cómo expresar qué no era eso lo que quería transmitir? Las palabras eran díficiles. Las personas eran difíciles. Entrenar a un escuadrón. Un escuadrón que pudiese atacar y resistir y no sólo defenderse. La mayoría de los soldados que volvían a casa tras cada expedición apenas conseguían defenderse. Pocos de ellos volvían con la sangre de sus enemigos evaporándose de su piel.

Pocos escuadrones combatían. Demasiados pocos. Aquel chico comenzaba a hablar con dos miembros de la policía militar. Su escuadrón era el 4. Lo recordaba. El mismo al que pertenecía Hanji. Quién estaba excluida de su escuadrón personal. Tal vez, sería más eficiente dejar a aquel idiota vivo...... Si podía seguir cuidando de ella en el campo de batalla.

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.

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Sus pies se detuvieron frente a la puerta de madera. Notaba desde el pequeño rellano un ligero olor a almizcle. No necesitaba abrir la puerta para distinguir quién se encontraba allí. Apenas había estado un par de veces en aquel sitio. Cada vez era retenida para realizar más y más papeleo absurdo que debía corroborar a través de su microscopio. Encerrada.

Usualmente parecía que era algo que le encantaba. Pero no podía evitar recordar esa mirada cuando la divisó regresar. Por primera vez, no parecía que le alegrase pasar la noche sola mirando a través de un microscopio. No sabía cuantos minutos llevaba allí delante, pero algo le impedía pasar. Ni siquiera sabía para que había ido allí. Ella solamente tenía un interés científico en las personas. Necesitaba investigar todo. Cada estúpido detalle de aquel mundo. Él solo era una pequeña mota más en el extenso mapa que oteaba a diario.

¿Acaso su mente le indicaba que debía rendirse y dejarse rajar el vientre para diseccionar sus entrañas? ¿Qué descubriría si lo hacía?¿Era realmente humano? ¿O tal vez sería sólo un monstruo? No comprendía nada de sí mismo. Ni porqué aquello que no conseguía comprender era tan ansiado por todos los que le rodeaban. Hasta el punto de tomar la arriesgada decisión de permitirle usar vidas ajenas para experimentar con sus habilidades.

Suspiró en voz baja. ¿Quién de los dos estaba equivocado? Se sentía cómo una marioneta que solo daba golpes y patadas sin saber cual era el auténtico blanco. Si Erwin no le transmitiese la instrucción, tenía la sensación que solamente atacaría indiscriminadamente en el campo de batalla. Necesitaba un plan al que atenerse. Sentir que cada golpe que diese fuese coordinado con un auténtico objetivo. No solamente la supervivencia.

Volvió a vislumbrar el pomo de la puerta, que reflejaba una imagen cansada de sí mismo. ¿Acaso ella había tenido esas dudas antes? ¿Por qué ahora era tan decidida? Ciencia, experimentos...... No podía comprender prácticamente nada cuando ella hablaba, pero sabía que sus palabras tenían un objetivo. Cómo las de Erwin. Aquel nuevo escuadrón ayudaría a la reconquista de la humanidad.

Antes de que pudiera girarse para marcharse, su mano decidió obedecerle. Tres golpes en la puerta. Una extraña costumbre que había desarrollado ella cuando le visitaba. Un código que él mismo se había acostumbrado a utilizar.

- Pasa, Levi – apenas un hilo de voz traspasaba a través de aquella madera.

Abrió despacio esperando verla delante de aquel estúpido cacharro de metal. Pero en su lugar había un montón de papeles apilados llenos de garabatos tachados. No necesitaba comprender que significaba aquello. Un experimento fallido. Tiempo perdido.

- Hay menos polvo del que creía que tendrías a estas alturas – paseó la vista por la pequeña habitación, buscándola, pero sólo encontraba algunos dibujos sobre una pequeña pizarra y varias anotaciones hechas con tiza. Sus manos se encontraron con un dibujo de ella sonriendo.

- Lo hizo Moblit, hace varios días – Levi se giró instintivo hacia la voz, permanecía sentada sobre un pequeño sofá mientras leía un pequeño libro de anotaciones – Dibuja bastante bien. A veces él hace las ilustraciones de los informes que mi escuadrón le da a Shadis.

- ........- frunció el ceño mientras contemplaba el dibujo, bastante similar a las facciones que tenía en su cara. A su lado permanecía un extraño boceto que parecía haber sido dibujado con los pies que parecía algún tipo de persona y varios números alrededor. Extrañamente familiar - ¿Esta mierda la has hecho tú?

- .... -sonrió por primera desde que había entrado – Cuando me enseñaste algunos movimientos, me hiciste un esquema, ¿no lo recuerdas?

-.......... - volvió la vista hacia su dibujo, nada que mereciera la pena conservar y allí se encontraba, en el lugar de honor.

- ¿Por qué has venido, Levi? Tú no querías saber nada de este sitio.

- ......- ¿para qué había ido allí? La añoranza no era un sentimiento que pudiera comprender, mucho menos expresar – Erwin quiere que entrene a un puñado de idiotas. No se cual escoger. Tú los conoces. Cuál crees que es más apto.

- Se que sabes distinguir realmente el talento de una persona si lo ves. Así que solamente ve a los entrenamientos – su sonrisa volvió a desvanecerse - ¿Por qué has venido realmente, Levi?

-..........

De nuevo aquella pregunta de la cual no podía expresar la respuesta. Y que comenzaba a pugnar por salir de sus labios para solamente emitir un sonido inaudible pero que resonaba continuamente en su cabeza. Arrepentimiento. Añoranza. Culpabilidad. Confianza. Preocupación. Demasiados conceptos que no podían fluir a través de su boca.

Dirigió sus pasos hasta ella que continuaba observandole pero aquella mirada no volvía a sus ojos. Ni tampoco su sonrisa. Parecía otra persona. Alguien muy distinto a aquella persona que abrazaba su cuello semanas atrás mientras hablaba de rocas mágicas.

- ¿Por qué yo? - fue lo único que pudo decir mientras se sentaba a su lado. Sabía que ella entendería perfectamente el contexto. Era suficientemente inteligente para ello.

- Cuando miro a través de mi microscopio. Veo cosas desconocidas. Cosas que no comprendo, y las investigo hasta averiguar sus más intrincados entresijos. Puedo entenderlo. Otras personas, pueden leer mis anotaciones y entender lo que veo a través de mi microscopio. Es una realidad tangible.

-......... - continuó en silencio dejando que su discurso fluyese.

- Pero no se puede investigar a las personas. Las capacidades psicológicas de cada uno son distintas. No puedes leer la mente de una persona. Aunque pusiese a esa persona bajo un microscopio, no sacaría nada en claro más que es un ser humano – cabeceó pensativa – Nunca he pretendido investigarte. Algunas personas perciben cosas en tí, pero yo veo otras. Sin necesidad de que estés bajo la lente de mi microscopio.

-Tomaste muestras de mi pelo, mi piel......

- Lo siento si te sentiste herido por eso – de nuevo una leve sonrisa emergió – intentaba averiguar tu fecha de cumpleaños. Aunque apenas conseguí acercarme. Sólo averigüé el año y el mes más o menos. El día fue imposible. Pero lo encontré en el subsuelo.

-¿Bajaste a ese vertedero? Es peligroso.....

-Mereció la pena.

- ¿Mi madre registró mi nacimiento?

- No, ni tu madre ni tú existiaís en los registros de la ciudad subterránea. Supongo que tendría alguna razón para ello. Pero la desconozco –le acercó la pequeña libreta – Pensé mucho si debía regalartelo también en tu cumpleaños, pero tal vez sería mejor dartelo en otra ocasión. Ese día no te encontrabas muy bien.

- Cuatro días atrás tuvimos una expedición de mierda. ¿Acaso crees que me encontraba feliz? ¿Qué es esa mierda?

- Leelo.

Levi A-------------------- (tachado)

Peso: 3,1 kg

Altura: 43 cm

25/12

Ha excretado correctamente las primeras horas.

Día 2

No le desagrada el agua ni el jabón en su primera limpieza.

Ha excretado correctamente.

Toma de pecho escasa. Tal vez no tenga suficientes nutrientes en mi pecho.

Día 3

Creo que reconoce mi cara. Balbucea e intenta agarrar mi cabello.

Ha excretado correctamente.

Día 14

A Levi le gusta el momento del baño, creo que sonríe cuando

coloco una pequeña palangana en el suelo con agua.

Ha excretado correctamente.

Día 26

La fiebre ha bajado. No tengo medicamentos si le vuelve a subir.

Tengo que volver al trabajo. Necesito dinero.

Me preocupa su diarrea.


- .......-intentó comprender aquel libro, ¿lo había escrito su madre?

- Es un diario.

- Sólo habla de mierda.

- Bueno, supongo que las madres cuando tienen hijos recién nacidos les preocupa que sus movimientos intestinales sean adecuados.

- ¿Dónde lo encontraste? No recuerdo nada de esto en la casa dónde vivía –volvió a releer las páginas. Apenas había más de 70 días escritos.

-Fue.......... algo difícil. Ni siquiera había registros en el burdel dónde trabajaba tu madre. Nadie sabía quién eras. Y casi nadie sabía el nombre de tu madre. Eráis dos desconocidos. Ella había conseguido que nadie supiese de vuestra existencia por alguna razón, supongo que tendría problemas.

- Allí todo el mundo tenía problemas.


- Lo encontré en una tienda muy vieja y destartalada. Lo vendían. Supongo que algunas personas podrían utilizar las pocas páginas que restaban para realizar alguna anotación. Pero creo que llevaba allí muchos años porque nadie lo había tocado. No sabía que era de tu madre, sólo pensé que era papel y costaba muy barato. Tal vez, algo me indicó que debía comprarlo, ¿no crees?

- ¿Tu piedra mágica voladora?

- Puede ser........ - otra vez aquella triste sonrisa – Se que hay cosas que te he pedido y tú has aceptado. Sólo quiero sentir lo mismo que mis camaradas. No quiero dejar de ser humana. Y cuando te beso, me siento algo más que una simple científica a quién colocan en avanzadilla para ver a todos sus compañeros morir mientras toma notas.

-.........

- Lo siento, Levi – suspiró sin cruzar su mirada con la de él – No es necesario que sigamos haciendo cosas que no te agradan.

Aquella habitación olía a amoniaco y probablemente a algún otro producto químico. El polvo comenzaba a aparecer poco a poco, depositando suavemente cada partícula en las repisas de madera. Si se concentraba, podía alcanzar a oír a los reclutas que hablaban a varios metros a través de la única ventana de aquel minúsculo habitáculo. La vida en aquel cuartel comenzaba a ser más presente en la noche.

Cada uno de ellos interaccionaba con su persona más apreciada. Decenas de veces observando la misma escena subido sobre aquellas tejas. Tal vez hoy también, alguno de ellos decidiera perderse entre las sombras de los establos. Y él tenía que soportar aquella mirada triste de la única persona que intentaba tener ese tipo de conexión con él. Y a la que el mismo había alejado sin percatarse.

- No se lo que soy. - comenzó a hablar – Se que hay diferencias entre yo mismo y el resto de personas. Soy distinto.

- Yo no vi nada cuando analicé tu sangre para extraer tu fecha de nacimiento......

-No necesito que esa chatarra me notifique lo que ya sé. Hay algo distinto en mí. Cómo si fuese un experimento fallido que algún imbécil ideó hace años y decidió soltarlo junto a su madre entre un montón de basura. No se lo que soy – volvió a repetir – Me da igual si me abres en canal, quiero saber porqué cuando tú recibes cortes en un brazo tardan semanas en desaparecer y en mí tardan días. Porqué solamente las heridas más fuertes son la súnicas que dejan cicatrices en mi piel.

- Levi, no tienes que sentirte distinto, eres uno de nosotros – señaló su pecho, dónde se alojaba aquel símbolo de alas plateadas.

-Si observo mis manos parecen las de una persona normal, pero cuando son utilizadas allá afuera, se transforman. Me siento cómo si fuera uno de ellos  y eso me permite anticiparme.... - sus puños se cerraron mientras dejaba que su piel fuese arañada con fuerza – Necesito sentirme humano. Que estas manos tengan otra finalidad además de matar o atacar.

- ¿Te sientes humano cuando estás conmigo?

- Sí.

Comenzó a notar aquel viejo tacto que había extrañado, sus delgados brazos rodeando su cuello mientras su respiración fluía a través de su hombro. Deslizó su mano hasta encontrarse con las de ella. Aquella piel aún permanecía suave pese al maltrato que recibía como soldado. Su respiración acompasada calentando lentamente su piel. Y los latidos suaves de su corazón golpeando su espalda. Tal vez se arrepentiría de tomar aquella decisión, pero su voz le traicionó moviendo sus labios sin percatarse de sus palabras.

- ¿Cómo se hace aquel estúpido beso que querías probar? - apenas había sido consciente de que dijese eso, ¿realmente quería saberlo?

-¿Quieres probarlo? ¿Ahora? - sus ojos se clavaron en los suyos con atrevimiento.

- ......- intentó desviar la mirada mientras retiraba sus manos de su cuello- ¿Cómo se hace?

-Utilizan la lengua.

-Nauseabundo – intentó tranquilizarse mientras entendía que pretendía hacer y porqué su cuerpo parecía reaccionar positivamente ante aquella propuesta - ¿Tengo que lamerte la cara o algo así?

- Creo que cruzan las lenguas. Cuando se besan – concluyó.

Notó que el silencio se hacía durante varios minutos mientras evaluaba la situación. Dentro de varias horas, debería comenzar a seleccionar a varios reclutas para formar un equipo de prueba con el que experimentar sus propias habilidades. Que debería convertir en el mismo monstruo que era él mismo. Lo único que era capaz de sacarlo de aquella horrible sensación era besar a la persona que tenía frente a él. De una manera muy extraña.

No sabía exactamente que debía hacer. Ella siempre le tocaba de alguna manera. Se abrazaba a su cuello o acariciaba su pecho. ¿Eso debía hacer? Una de sus manos se dirigió hacia su hombro obligándola a recostarse sobre el sofá. Al menos, podría ser él quién mirase desde arriba por una vez.

No había ningún tipo de reacción en ella, pero la sonrisa había vuelto. Y continuaba observándole atenta.

- ¿No cierras los ojos?

- Hoy eres tú quién toma la iniciativa, así que debería hacer lo que haces tu siempre. Quedarme quieta como una tabla mientras te miro.

- Es incómodo. Cierra los malditos ojos.

- Tú no lo haces.

-Cerraré mis estúpidos ojos si cierras los tuyos.

Hanji sonrió mientras dirigía una de sus manos hacia su campo de visión, arrebatandole del don de su vista mientras se inclinaba hacia ella. Notó que sus pestañas se cerraban y rozaban suavemente sus dedos.

Primero un ligero contacto con su aliento, siempre impregnado con un aroma dulce. Y luego el tacto de sus labios que resbalaba continuamente con los suyos. Podía notar que el invierno había aumentado la aspereza en ellos, pero el calor comenzaba a convertirlos de nuevo en aquella sensación jugosa que tuvo por primera vez. Intentó entender que significaba aquella extraña utilización de la lengua. La deslizó con tranquilidad recorriendo sus finos labios. Hanji rió en voz baja con actitud alentadora.

-Cállate idiota – murmuró mientras intentaba que abriera más la boca.

Como si de un baile lento se tratase intentó guiar poco a poco sus movimientos con los de ella, rozando sus labios mientras su lenguaapenas era capaz de encontrar su sitio. La introdujo con más fuerza chocando con la de ella, provocando que un extraño relámpago recorriese su espina dorsal. Trazó con cuidado cada una de las líneas que componían aquel pedazo de carne. Sediento. Notaba que la sed aumentaba cuando su saliva comenzaba a mezclarse con la de ella.

Ni siquiera recordaba que la fricción en sus labios había comenzado a cuartearlos. Solo sentía que su lengua había comenzado a guiarse por algún extraño instinto latente, de la misma manera que hacía ella. Notó que sus manos abandoban sus ojos para posarse en su nuca y sus dedos eran introducidos entre los mechones de su pelo.

Se apoyó más sobre ella mientras sus manos tomaron protagonismo y la agarraron de la cintura acercándola aún más a su cuerpo. Necesitaba sentir que su cuerpo estuviese cerca, cómo si el contacto  pudiese apagar el incendio que sentía en cada centímetro de su cuerpo. Su pecho aumentaba y disminuía debido a su acelerada respiración. No estaba acostumbrado a aquella sensación en la que el fuego derretía el espacio entre ambos y comenzaba a notar una fusión. Con cada palpitación podía notar aquel extraño sujetador rozando con su pectoral. Y lo necesitaba fuera.

Mientras su mente se evadía entre el dulce sabor de su lengua, su mano tiró bruscamente de su camisa. Sus instintos permanecieron apagados mientras los botones aterrizaban en algún lugar de aquel suelo. Y de nuevo, el tacto de su suave piel. Primero su estómago, y luego, ascendiendo con fiereza bajo aquella pequeña capa de ropa que cubría sus senos.

Su propia humanidad le hizo parar al necesitar respirar durante unos instantes. En algún momento, se había tumbado sobre ella. Una de sus manos la abrazaba por la espalda y permanecía pegandola junto a él. La otra aún agarraba su pecho, una pequeña masa blanda que acariciaba la palma de su mano y podía reconocer perfectamente. Intentó controlar su respiración todavía acelerada. Solo notaba calor. Estaba sudando.

- ¿Qué notas cuando tocas mi pecho? ¿Excitación sexual? ¿Cariño? -interrumpió sus pensamientos mientras le miraba directamente.

- Noto que sí que eres una mujer.

- ¿Esto aumenta la líbido?. Levi, ¿has tenido una erección?

- Idiota– se separó bruscamente arrastrando su mano desde debajo de su sujetador – Es algo normal. A todos los hombres les pasa.

- ¿Puedo tocarlo?

- ¡No!

- ¿Y verlo?

-Tampoco – visualizó el estado de su camisa completamente abierta y sin ningún botón - ¿En este apestoso lugar tienes aguja e hilo? Puedo coserlo.

- No te preocupes. Tengo más camisas – se incorporó poco a poco mientras se abrazaba a su espalda - ¿Podemos besarnos otra vez?

- Es  peligroso. No puedo controlarme.

- No importa.

- ¿Acaso pretendes que te viole por un maldito beso?

- ¿No quieres tener nunca sexo conmigo?

-............ - Aún notaba cómo la sangre aún no había bajado de su miembro. Si lo desease podría hacerlo allí mismo – No ahora.

- ¿Por qué?

- Tengo que entrenar a un puñado de imbéciles para que aprendan a hacer algo más que cagarse en los pantalones cuando salgan ahí fuera. Y por esa estupidez me darán mi propia habitación que tendré que dejar de compartir con orangutanes que no saben mantener dos metros cuadrados en orden y un estúpido título de capitán. Si quieres entrar en mi habitación, trabaja en tus rídiculos experimentos y haz méritos. No pienso acostarme con una simple recluta.

- Ja jaja ja ja ja ja – comenzó a reír nerviosamente.

- ¿Qué es tan gracioso?

- Erwin me sugirió lo mismo ayer. Que eligiera varios reclutas y los incorporase a mi propio escuadrón de investigación. Así podrán entrenar bajo mis órdenes y ayudarme en mi trabajo de investigación. Y luego me trasladarían al barracón dónde viven los altos cargos.– volvió a cruzar sus brazos sobre su cuello – Quedan tres meses para la siguiente expedición.

-Tendremos que trabajar duro – murmuró mientras volvía a cruzar sus labios con los de ella.

.

.

.

Gracias por leer el capítulo. Agradezco mucho vuestros comentarios, es divertido leer vuestras reacciones. Este capítulo pretende ser una trancisión hacia otro tipo de etapa que comenzará a haber en el escuadrón de exploración. Me alegra que Moblit continúe saliendo poco a poco más en la trama y la interacción y sus impresiones sobre Levi imbuidas por celos.

¡Nos leemos!

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