—¿Así que hablas?.
—Siempre lo he hecho solo que no contigo.
—¿Y por qué no habías decidido hablarme?.
—Aún no creía que era el tiempo, pero ahora si lo es. —Sonrió.
—Espera ¿Tú qué haces aquí y por qué dejaste ese papelito?, Además ¿Cómo sabías que iría hoy al colegio? Espera...Maldición ¿Tú y Valmon tenían todo arreglado?.
—Estás en lo cierto pero... —No terminó la frase.
—¡Maldición! Aléjate, quiero ver a Joe.
Corrí hasta donde se encontraba Joe, estaba despierto y tranquilo pero había algo en él que me hacía creer que no estaba bien, comencé a hacerle preguntas pero no respondía nada, empecé a moverlo pero este estaba inmóvil.
—¿Qué le hiciste maldita?. —Pregunté enojada.
—Lo lamento pero ella me obligo. —Señaló hacia la pared.
Al mirar hacía donde señaló me mareé, todo me daba vueltas, al parar me encontraba en una cabaña, esta estaba desordenada y sucia, una chica peliroja de muy bonito rostro y un vestido que tapaba sus pies apareció un poco alterada y cerró la puerta colocando un candado seguido de eso, no entendía el porqué de la forma en que entró hasta verla a ella. Valmon apareció traspasando la puerta y seguido venía Anabel.
—Llegó tu hora Melissa. —Dije con una voz estruendosa Valmon.
—Déjame en paz maldita. Acabaste con mi familia, acabaste con mis amigos, acabaste con todos mis seres queridos y... —No terminó la frase.
—Acabaré contigo. —Sonrió.
Anabel intentó ayudarla en ese momento pero no podía, no entendía nada, aunque trataba de hacerlo no lograba interpretar nada de esto.
Allí quede impactada al ver como Valmon tomó a aquella chica y comenzó a pronunciar aquellas palabras, las mismas que pronuncio la primera vez que la vi.
—Ya es la hora...Vengan...Es su tiempo...Ella a vuelto...Necesitamos de su ayuda...Demonio Raby acabas aquí.
Continuó pronunciando esas palabras durante unos minutos, el suelo empezó a temblar, las ventanas cerraban y abrían con tanta fuerza que los vidrios se quebraban, los truenos caían por todos lados pero lo más impresionante fue ver como el suelo de aquella cabaña se destrozaba sacando un fuego ardiente. Miré por un momento a Anabel, esta estaba asustada, aterrada por aquel acontecimiento. Vi salir un viento de aquel hueco lleno de fuego, el viento se disperso y tomó forma de demonios pero esto no podían salir por completo de aquel hueco solo una parte de su cuerpo.
—Demonios, hagan lo suyo. —Valmon sonrió satisfecha.
Las manos de los demonios tomaron a Anabel, ella gritaba de miedo, lloraba por temor, ellos la arrastraban hacia ese hoyo poco a poco. Podía sentir ese ardor aunque no estaba específicamente con ellos allí.
—Volveré Valmon. Volveré. —Fueron las últimas palabras de Anabel antes de entrar a aquel hoyo y empezar a deformarse hasta desaparecer.
Esta vez ya como Anabel no estaba Valmon tenía más oportunidad de hacerle daño a esa chica llamada Melissa. La tomó fuertemente del cuello y sin piedad desgarró una parte de su rostro, con todo su cuerpo empapado en sangre trato de arrastrarse, la maldita la mirada y se reía burlándose de aquella pobre chica.
—Esta vez no vas a escapar. —Dijo Valmon sonriendo. —Demonios matenla.
Ella intentó escapar pero una manos de aquel hoyo salieron, se estiraron hasta donde Melissa estaba y la arrastraron hasta aquel hoyo cortándose con todos los vidrios rotos.
—Algún día morirás Valmon, se que así sera. —Dijo aquella chica con rabia.
Aparecieron muchas manos de aquel hoyo y tomaron a Melissa, al ella tocar solo un poco de aquel fuego comenzó a gritar de una manera exagerada, no sabía que sentía ella pero podía describirse como una forma horrible y cruel, solo una persona sin alma y sin compasión como Valmon haría algo así. Melissa al ir entrando en aquel hoyo se iba derritiendo y ya al estar a unos veinte metros de profundidad solo se veía un esqueleto tratando de soltarse de aquellas manos.
Allí volví a la realidad, todo me daba un poco de vuelvas pero no me hizo perder de vista a Jeneth quien intentó escaparse, intenté seguirla pero por el mareo me caí, así que grité.
—¿Jeneth por qué intentas alejarte de mí?.
Ella se dio la vuelva en ese momento, estaba algo nerviosa, me hizo una seña para que hiciera silencio, miró a los lados y al ya creer que estábamos solas o eso creía yo dijo:
—Ella está aquí. —Su voz temblorosa fue una de las cosas que más me asustó, sus labios estaban resecos y con pequeñas cortaduras, iba a preguntarle el porqué los tenía así pero ella se fue corriendo antes de poder preguntar algo más.
Me levanté ya que me sentía mejor, pensé en Anabel, ella no era mala...No es mala, aunque es un demonio trata de ayudarnos pero aún seguía sin entender.
—Hablare con ella. —Susurré a mi misma.
Iba rápido ya que sentía que el tiempo acababa, no era tan tonta como para hacerme ilusiones de que esa maldita no me quería hacer lo mismo o algo parecido a lo que le hizo a esa pobre chica. Al llegar al manicomio donde anteriormente estaba internada fui directo hacia donde se encontraba la secretaria, la cual por cierto es mi amiga, le pedí el número de Anabel y al salir de aquel lugar comencé a marcarle.
—Buenas tardes ¿Con quién hablo?.
—¿Anabel?. —Pregunté.
—Si ¿Quién es?.
—¡Soy Marilyn!.
—¡Marilyn! Creí que no volvería a hablarte, te había estado buscando pero me esquivabas, creí que ya todo estaba perdido.
—Si lose, estuve mal pero porque creía que eras un demonio malo, pero no, eres buena Anabel. —Sonreí aunque sabía que no me veía.
—Lo soy y eso quería dártelo a entender pero ¿Cómo supiste que es cierto lo que decía?.
—Para eso te llamaba, quiero que nos veamos y así te explico el porqué entendí todo.
—Esta bien, nos vemos en el parque que queda por tu casa ¿Te parece?.
—Claro, ya voy para allá. —Dije.
Al llegar vi a Anabel sentada en una banca, estaba mirando hacia el lado contrario, me acerqué en ese momento, la saludé y se asustó.
—Oh Dios Marilyn me asustaste. —Sonrío. —¿Cómo estás?.
—¿Bien y tú?.
—Estoy muy bien, cuéntame ahora como supiste que no soy mala.
—Tuve una visión.
—¿Y de que trato esa visión?.
—Tú más que nadie la sabe Anabel pero igual te la recordare, estaban Valmon, tú y una chica llamada Melissa y en esa visión Valmon acababa con las dos.
—¡Oh!. —Se quedó en silencio por un momento. —Si, lo recuerdo perfectamente, Melissa era como tú, una chica buena y sabía como defenderse pero de nada sirvió porque Valmon terminó acabando con ella y tengo miedo de que lo haga contigo.
—No lo hará, soy fuerte. —Le sonreí para calmarla un poco. —Ahora explícame ¿Por qué eres un demonio bueno? Se supone que los demonios son malos.
—Te contaré, aunque no debo, te lo diré. Valmon y yo antes eramos ángeles, recuerdo que ella se llamaba Esperanza y yo Alegría, pero como ya la maldad del diablo existía ella se lleno de esas ansias de poder, la avaricia y la lujuria por ser más hermosa y tener más se apoderaron de ella, me obligó a ser su cómplice pero no te mentiré me gusto un poco y allí fue cuando Dios nos sacó del cielo como ángeles caídos, al entrar al infierno recapacite, en cambio Valmon nunca lo hizo, le pidió al diablo que le permitiera matar a las personas y él accedió, yo siempre le pedía a Dios una nueva oportunidad, pasaron años, nos toco cambiarnos los nombres que son estos que tenemos ahora pero aún así no dejaba de pedirle perdón a Dios, un día él escuchó mis suplicas y dijo que si lograba salvar a alguna de las personas que quiere matar Valmon (ya que en ese tiempo ya había matado a muchos) volvería al cielo.
—Puedes confiar en mí Anabel. —Sonreí luego de escuchar su historia. —Yo te regresare al cielo.
—Gracias Marilyn pero ¿Cómo tuviste esa visión? ¿Tocaste algo o fue de repente?.
—No, después de que Jeneth me hablo lo vi todo, fue gracias a ella.
—Espera ¿Jeneth te hablo? ¿Lo dices enserio?.
—Si ¿Por qué? ¿Hay algo malo?.
—Oh Dios, hay que hacer las cosas rápido, ya todo se acaba.