Pray - JRY
Nuestros cuerpos están sudorosos y agitados producto del momento que hemos compartido juntos. Debo admitir que jamás me había sentido de esta manera, era como una gelatina en sus brazos grandes que abarcaban todo mi cuerpo.
- ¿Estas bien?- dice cuando sale de mi interior y vuelvo a tomar mi postura en el sofá cama.
Asiento y le doy una leve sonrisa.
- Cubrete con esto - Vicent me pasa su camiseta para cubrirme con ella cuando observa que me he avergonzado de que me vea.
Después de eso se retira el preservativo haciéndole un nudo, toma del suelo su ropa interior junto a su pantalón y se dirije al cuarto de baño que hay en la oficina.
Me doy un leve vistazo en el vidrio de la despensa, mi cabello luce desordenado y mi respiración aún es agitada.
No puedo creer que hayamos tenido sexo de nuevo. Esto es de otro mundo. Estar con él, es difícil de explicar.
Escucho sus pasos seguir hasta donde me encuentro ya se ha colocado su pantalón y está con su torso al descubierto.
- Te ayudo - dice mientras me extiende su mano para levantarme del mueble.
Le entrego mi mano y choco contra su pecho. Vicent sonríe.
- Aún estas temblando - pasa su pulgar por mis labios y alejo mi vista de sus ojos azules-. ¿Quieres que te lleve a casa? - enarca una ceja.
- Si, por favor - respondo en un susurro.
- Esta bien.
- ¿Podrías darme espacio para cambiarme?
Vicent esboza una sonrisa ligera.
- ¿Y si solo me volteo y ya?
- Es que es extraño.. - ni se que estoy diciendo, ¡Por Dios Santo Jazmin acabas de tener sexo con él y ahora ¿te preocupas porque te vea cambiarte de ropa?!
- Si es lo que quieres... - Vicent se da la vuelta y yo aprovecho la oportunidad para tomar mis cosas del suelo. Rápidamente me cambio y me coloco lo que llevaba antes puesto.
- Ya está - digo mientras paso mis manos quitando las arrugas de este.
- Eso fue rápido - dice mientras se voltea y pasa de largo para tomar su saco junto a su camisa.
- ¿Puedo preguntarte algo?
- Por supuesto - se acomoda la camisa y centra su atención en mí.
- ¿Cómo supiste que era yo?
- Te lo he dicho el aroma de tu cabello es inconfundible.
- ¿En verdad me estabas buscando? - enarco una ceja aún sin creérmelo.
- Sí. ¿Porque no puedes creerlo?
- Porque no soy el tipo de mujer.. bueno no soy alguien que llame la atención de los hombres, soy aveces muy descuidada.
- Eso es lo que crees tú.
Mi piel palidece y mis vellos se erizan.
- Debería ir a casa.. - susurro tomando mi bolso hasta la puerta de las oficinas. Siento los pasos de Vicent detrás mío y a su vez siento sus manos tomándome de los brazos impidiendo que me marche.
- Espera Jazmín. No te vayas de ese modo de nuevo.
- Quiero que sepa que aceptaré trabajar de manera temporal en el buffet y después buscaré un lugar a donde irme.
- No es necesario.
- Había tomado esa decisión antes de que llegará a las empresas.
- Jazmín deja de hablarme como si fuera tu jefe - rueda los ojos.
- Es lo que es, mi jefe.
- Creo que las cosas adentro han dejado claro que soy más que eso.
- ¿Podrías sólo llevarme a casa? - Vicent se rasca la nuca y yo camino bajando los escalones hasta que encuentro su auto estacionado a un lado.
El hombre que antes había visto fija su vista en Vicent que llega justo detrás mío.
- Señor Vicent - abre la puerta del auto y señala el asiento.
- La señorita Vega nos acompañara hoy - me toma del brazo y sonríe-. ¿Puedes llevarnos hasta su casa?
- Por supuesto señor - él sonríe y ambos entramos al auto. Mi vista se centra en la ventana y sigo sin hacer contacto visual con él.
Estoy actuando como una imbécil, pero estoy tan avergonzada de lo que ha pasado en menos de una semana que me cuesta a mi misma creerlo.
- Jazmín se que no fue la forma correcta de referirme a lo que había sucedido entre ambos, pero honestamente no entiendo el porque de tu actitud.
- Es que yo no soy así - le doy una vista-. Antes de que aparecieras me sentía mal conmigo misma por lo que esa noche sucedió, incluso el haberme sentido miserable y cansada de mi vida en la empresa fue la razón que me orillo a beber más de la cuenta.
- ¿Aquel día discutiste con Leonardo?
- El señor Leonardo siempre discutía conmigo. Incluso me culpaba de sus propias fallas.
- Ese hijo de pe.. - se calla conteniendo su insulto-. Jodido imbécil.
- No creo que el señor Leonardo de las cosas tan fáciles para que quedes al mando de ellas.
- Conozco a mi hermano, el razonar no está en su diccionario.
- De igual forma, no es bueno que tengan problemas con su padre.
- Mi padre y Leonardo se comunican mucho, creo que a este punto él ya sabe que sucedió en las oficinas, seguro que hizo un berrinche de niño pequeño por llamar su atención.
- Tú y él son muy diferentes.
- No soy como Leonardo, él ve todo como un juego de mesa, nunca ha sentado cabeza, mi padre nunca le ha conocido una mujer oficial en su vida.
- ¿Porque estabas aquel día bebiendo tanto en el bar?
- Desde que me divorcié, los días no han sido muy fáciles.
Me quedo callada ante su respuesta y dirijo mi vista hasta la calle que da con mi casa.
- Puede detenerse aquí - el chofer detiene el auto y abro la puerta para bajar de allí, acto seguido Vicent baja por la otra puerta y me detiene.
- Dime, ¿Deseas cenar conmigo esta noche?
- No puedo hacerlo, voy a estar ocupada.
- Siento que ha sido una mentira rebuscada - frunce el ceño.
- Yo.. Esto no esta bien.
- Salgamos sólo a cenar - toma mis manos y sonríe-. ¿Te parece a las ocho?
- A las ocho supongo que está bien.
Veo de reojo a mi hermana mirando desde la ventana y después de que se topa con mi vista se despega de esta.
Silvia es una chismosa de primera, es seguro que ahora este corriendo rumbo a la cocina a contarle a mi mamá.
- Me tengo que ir.
- Que tengas una excelente tarde - esboza una sonrisa y se devuelve al auto.
Voy directo hasta mi casa y cuando entro encuentro a mi mamá junto a Silvia sentadas en la sala mirándome fijamente.
- Te lo tenías muy bien escondido - dice Silvia-. ¿Quien ese ese galán?
- Yo no escondo nada no seas ridícula.
- ¡Uy! Pero que humor.
- Eso ha sido grosero Jazmín - me reprende mi madre.
- Por favor mamá Silvia lo hace sólo con la intención de joderme - ruedo los ojos.
- ¿Quien es ese hombre? Si estás saliendo con él o si es tu novio es mejor que lo traigas a casa antes de ocultarlo de mí.
- Ya dije que no estoy ocultando nada, y no es mi novio, es mi nuevo jefe.
- ¿Nuevo jefe? ¿Despidieron a Leonardo?
- Es su hermano mayor. Y no quiero más preguntas, necesito un baño - voy directo a mi habitación para cambiarme de ropa y después me envuelvo en una toalla para meterme a dar una ducha.
Lavo mo cabello castaño oscuro haciendo espuma con el shampoo y se me es imposible olvidar como aquellas manos me tomaron entre su cuerpo.
Quisiera tanto repetirlo con mi hombre misterioso.
- ¡¿Jazmín ya vas a salir?! - el grito de Silvia me hace salir de mis pensamientos.
- Me acabo de meter Silvia.
- Apresurate, tengo que ir al baño.
- ¡Pues ve al otro!
- No baja bien la llave, sal de una vez.
Gruño molesta mientras tomo la toalla del estante y salgo de ahí, Silvia entra de manera rápida con dirección al escusado.
- Si que tienes afán.
- Es mejor que te largues si no quieres intoxicarte.
Salgo de allí rumbo a mi habitación, se que la cena es a las ocho pero los nervios no me están ayudando. Jamás había salido con un hombre de su edad y tampoco alguien me había invitado a un restaurante.Abro mi closet en busca de algo cómodo y casual para la ocasión, pero no logro encontrar algo decente.
- Silvia ¿Podrías prestarme alguna de tus blusas? - pregunto cuando la veo al rato parada en el marco de la puerta.
- ¿Y eso? ¿A donde vas a ir? - enarca una ceja.
- Voy a salir un rato por ahí - me encojo de hombros.
- ¿Vas a salir con Pablo? - chasquea su lengua.
- No, no voy a salir con Pablo.
- ¿Entonces? Es con el único que sales.
- ¿Me vas a prestar la blusa? ¿si o no? - levanto una ceja.
- De acuerdo - va directo hasta su habitación y yo me quedo sacando algunas cosas para meterlas dentro de mi bolso. Sólo lo elemental, un polvo compacto, un labial nude, las llaves de mi casa y mi móvil junto a mí billetera.
- Acá tienes - Silvia me lanza una blusa blanca con diseño de flores.
- Gracias.
- De nada boba - saca su lengua y antes de irse me mira-. A mi no me engañas vas a salir con ese tipo.
- Claro que no.
- Claro que sí. Esta bien, ya estás mayor para esto. Sólo cuidate.
- No le digas a mamá o va a pedir que venga a casa a pedirle permiso para salir conmigo.
- No voy a decir nada.
- De acuerdo - Silvia sale de allí y me decido arreglar el cabello. Aveces siento que se vería bien de un color más claro que ese. Pero nunca me he atrevido a darme un cambio radical.
Después de algunas horas frente al espejo planchando mi cabello, maquillandome y acomodando mi ropa salgo de mi habitación, mi vestimenta era tal como la quería ligera, resalte el color de la blusa con unos tacones plateados que había comprado para Navidad y que en rara ocasión utilizaba.
Cuando cruzo la sala encuentro a mi hermana con su novio Javier viendo una película en Netflix. Javier fija su vista en mí y después habla para decir como siempre una estupidez de su parte.
- ¿Cuando entenderá Jazmín que los tacones no van acorde a su estatura y a su delgadez?
Ni si quiera me malgasto en responderle algo he perdido realmente la cuenta de las veces en las que Javier me hace sentir mal con sus comentarios salidos de tono.
- Es cierto Jazmín deberías colocarte otra cosa - dice mi hermana.
- Me siento cómoda así como estoy - le respondo a Silvia porque sé que ella no es capaz de decirle algo a su novio.
- Parece una garza - Javier suelta una risa y Silvia le arrima un codazo.
Salgo de la sala cuando veo un mensaje reflejado en la pantalla de mi móvil Vicent ha llegado por mí y lo que menos quería era que Javier se diera cuenta de todo.
- Vaya con que alguien tiene con quien salir.
- ¿Porque no te buscas una vida y dejas la mia en paz? - le respondo mientras cierro la puerta de un sólo golpe.
Avanzo hasta el auto de Vicent y su chofer me abre la puerta para que suba en este. Lo encuentro vestido con un pantalón azul mediterráneo y una camisa blanca, luce más relajado que está mañana.
- Buenas noches Jazmín - sonríe mientras me toma de la mano.
- Buenas noches.
- ¿Cómo ha ido tu tarde? ¿Descansaste?
- Si, me di un baño para relajarme un poco.
- Eso suena excelente, te ves muy bonita - esboza una sonrisa y me logro ruborizar-. ¿Quieres ir a algún lugar en especial?
- No lo sé realmente.., no conozco muchos sitios, es que no soy de salir.
- Pues yo no conozco ninguno realmente. Lo que elijas por mí está bien.
- Un amigo mencionó un sitio en la zona popular de la ciudad .¿Quizás podríamos ir allí?
- Entonces hagámoslo - me dedica una sonrisa y le da las indicaciones a su chofer. Después llegamos al restaurante, es una especie de restaurante bar con un ambiente de rock y música en español.
Algo muy relajado para pasar la noche.
- Por aquí - Vicent saca la silla de la mesa que hemos elegido para que yo pueda sentarme en ella.
- Es la primera vez que vengo y debo admitir que es muy bonito.
- Me agrada también - esboza una sonrisa y después el chico nos extiende el menú, ordenamos dos hamburguesas de la casa con una cola. Agregando una botella de vodka que Vicent pidió. Pensé que era más de otros platos pero veo que no es así.
La música en el lugar es muy relajante y logra transportarte a otro lugar. Muchas veces le sugerí a Pablo que vienieramos pero siempre sacaba una excusa nueva.
- Se ve que la estas pasando bien - cruza sus brazos encima de la mesa y da una ligera sonrisa. Cuando me escucha tararear una canción.
- Es algo que quería hacer desde hace mucho tiempo.
- ¿Tienes algún gusto musical en especial?
- Me gustan mucho las canciones de Lana del Rey,es mi artista favorita.
- No la he escuchado.
Lo miro como si fuera un loco ¿Quien no conoce a Lana del rey?
- ¿Estas de broma?
Niega con la cabeza.
- Tengo otro tipo de artistas en mi cabeza. Oasis, Bon Jovi, Aerosmith..
- Eres más clásico..
- ¿Cuantos años crees que tengo Jazmín? - suelta una risa-. Estas en tu plena juventud y yo voy por mis cuarenta.
- No es como si fueras un anciano - bufo-. ¡Oh por Dios! Tienen una máquina de Nintendo - me retiro de la silla y voy hasta donde se encuentra-. Y no necesita monedas.
- No veía una así hace mucho tiempo. Solía jugarla de niño.
- Anda, toma los controles de la derecha y yo los de la izquierda. Vamos a ver quien derrota a quien en mortal Kombat.
- ¿Estas segura? - enarca una ceja.
- Soy buena en esto ¿Listo?
- Listo - remanga su camisa y me da una sonrisa.
Ambos empezamos a mover los botones junto a las palancas y termino derrotando a Vicent en dos ocasiones.
- ¡Gané! - doy un salto de celebración.
- Es trampa me toco el personaje más débil.
- Eso no es cierto. Tú eres quien hace los ataques.
- Supongo que debo aceptar mi derrota - se acerca hasta mí tomándome de las caderas-. O ¿me equivoco? - acerca su rostro hacía mí a modo que siento su respiración.
- Debes aceptarla - esbozo una sonrisa y él une sus labios a los míos en un beso.
Me cuesta respirar cuando su lengua invade mi boca, es más que fuego besar a este hombre y sentirlo cerca. Es lava hirviendo.