—¡No puede ser! —grité a todo pulmón frente al espejo del cuarto.
—¿¡Qué!? ¿¡Qué pasa!? —preguntó eufórico no sin antes dar un portazo al entrar a la habitación. Giré mi cabeza para encontrarme con su mirada preocupada, sus púas azules estaban despeinadas y su rostro se veía adormilado.
—¡Tú! —repliqué tomando un cojín de la cama para arrojarselo con fuerzas.
—¡Oye! —se quejó esquivando aquél golpe— ¿Cuál es tu problema ahora? —me miró intentando comprender.
—¿¡Quieres saber cual es mi problema!? ¡Estoy en un lugar que desconozco por completo! ¡Y sigo siendo una estúpida gata! —sollocé dejándome caer de rodillas jalando de mis bigotes blancos— creí que todo había sido producto de un sueño —susurré—, y de donde vengo los bigotes en las mujeres no son para nada estéticos —me apeno.
—Bueno, a mi parecer no creo que seas estúpida como tu dices —acota llevando una de sus manos a su mentón—, definitivamente eres una gatita al cien por ciento —sonríe—, y si me lo preguntas los bigotes te sientan bien.
—¿Cómo lo haces? —pregunté mirándolo desde el suelo.
—¿Qué cosa? —preguntó inquisitivo inclinando su cabeza levemente.
—Siempre estás de buen humor… ¿Por qué eres tan positivo siempre?
—Si no soy yo el que ve el lado positivo de las cosas, ¿Quién más sino? —me mira divertido—, en fin, será mejor que te alistes, llegaremos tarde.
—¿Tarde? —fruncí el entrecejo.
—Te prometí que te llevaría con Tails, ¿No es verdad? Pues alístate, le dije que estaríamos allí pasadas las doce.
—Y, ¿qué hora es? —pregunté levantándome del suelo.
—Doce y cincuenta y cinco —sonríe.
—¡Sonic! —repliqué, el dió un pequeño brinco al oírme gritar— ¡No llegaremos a tiempo!
—Descuida, yo nunca llego tarde a ningún lugar, todavía tenemos tiempo.
—Bien —suspiro—, solo espero que Tails tenga una solución para todo esto.
[...]
—Lo siento chicos, no tengo una solución para esto —nos miró apenado.
—Ay, dios mío —sentí mi corazón agitarse— ¡Me quedaré atrapada en Mobius para siempre!
—Tails —el zorrito volteó a ver a su mejor amigo—, ¿Estás seguro de que no hay nada que puedas hacer?
—Mmmmh —vaciló llevando una de sus manos hacia su mentón—, quizás haya algo… pero necesito una semana mínimo para poder realizar mis conjeturas y llevar a cabo el resultado de ellas.
—Bien, ______, ¿Tú que dices? —me miró.
—Bueno, no es como que tenga otra opción —suspiré—. Pero, ¿qué se supone que voy a hacer mientras tanto?
—Fácil —sonríe el erizo y toma mi mano para guiarme fuera del taller de Tails—, conocer Mobius.
Antes de que pudiera objetar algo, Sonic ya me había cargado en sus brazos, llevándome lejos de donde estábamos.
—Llegamos —indica al dejarme delicadamente en el suelo— ¿Estás bien?
—Yo... estoy maravillada —aún no puedo creer lo que ven mis ojos, por donde quiera que vea esto parece un sueño, uno muy loco.
—Sabía que te gustaría —sonríe— ahora dime —cruzamos miradas— ¿Qué quieres hacer? Lo que se te ocurra, cualquier cosa excepto caminar, ya sabes —carraspea—, es que no es lo mío.
—¿Que te parece si mejor nos quedamos aquí? —río— me agradan estas vistas.
—Ahora se perfectamente que hacer durante la semana de tu estadía —me mira.
Siento ruborizarme al notar que sus ojos se clavan fijamente en los míos.
—A-ah, ¿qué cosa? —pregunto nerviosa, comienzo a caminar
—Voy a enseñarte cada rincón de mi mundo, verás lo verdaderamente hermoso que es —explaya exageradamente, siguiendo mis pasos— Green Hill, Marble, Spring Yard...
—No es necesario que lo hagas —decido sentarme en el vergel, a unos pocos metros de la playa. Sonic se sienta frente a mí, noto su seriedad tras oír lo que le dije—. Veo su belleza por donde quiera que mire.
—Y eso que no te he mostrado nada aún —ríe emocionado—, quizás... —me ve nuevamente a los ojos, así nos quedamos, por varios segundos—. Olvídalo —carcajea con cierta incomodidad.
—¿Qué? ¡No! Ahora tendrás que decirlo.
—Que quizás si te enseño todo Mobius... Conseguiría que te quedes aquí —agacha la mirada hacia el suelo, sus manos nerviosas juegan con el pastizal.
¿Acaba de decir lo que yo creo que acaba de decir?
—Me agradas, _____ —acaba por confesar.
—Es curioso que lo digas, porque hasta ayer era una persona en la que no podías confiar —cruzo los brazos, fingiendo estar enfadada.
—¿Tú que harías en mi posición? —pregunta severo— ¿Entiendes que yo debo cuidar este lugar?
—S-si, claro, sólo bromeaba...
—El punto es que más allá de todo, entendí que eres buena, aunque me hayas comparado con Shadow, todo es perdonable excepto eso —ambos reímos.
—No quise compararte, lamento si te ofendí —solté una risita burlona.
—¿Yo? ¿Ofenderme? para nada, querida. Si fuera por Shadow tu seguirías tirada en ese rosal, repleta de espinas.
—Sonic el erizo, eres mi héroe —declaro sarcásticamente llevando ambas manos hacia mi pecho.
—Soy el héroe de muchos —responde con arrogancia.
—Entonces, ¿No es problema si me presentas a Shadow? —bromeo.
—Oye —su sonrisa se esfuma de pronto—, si estás intentando decirme que te gusta ese farsante, escúpelo de una vez —de inmediato solté una carcajada—. Okey, okey, ya capté el chiste —ríe junto conmigo.
—Gracias por todo lo que tú y tus amigos hacen por mí...
—No hay que agradecer, debe ser horrible lo que estás pasando.
—Quizás un poco, al principio... Pero ahora... —lo miro— todo está mucho mejor —murmuro aquellas últimas palabras.
Narra Sonic:
Sentí a mi corazón correr tan rápido cómo la barrera del sonido, sus ojos color miel se encontraron de repente con los míos. Ella estaba esperando a que yo dijera algo, lo sé.
—_____... Si tú te quedas conmigo, yo...
—¿Tú qué? —podría jurar que me mira con cierta chispa en sus ojos.
—Yo...
¡Dile lo que sientes, tonto!—pensaba entre mí
—Yo podría descubrir que habilidades tienes como gatita —me excusé.
Si, lo sé soy un cobarde a veces.
—Ah... claro —suspira—, creo que se está haciendo tarde, ¿por qué no regresamos?
—Claro, llegaremos en un minuto, literalmente —río nervioso, creo que he puesto el ambiente muy incómodo para los dos.
—¿Puedes llevarme a casa de Cream?
¿Qué?
¿A caso no quiere ir a casa conmigo?
—¿N-no te sientes cómoda en donde yo vivo?
—No es eso, es que ya te dije que no quiero causarte más molestias.
—¿Que voy a hacer si Eggman te encuentra? Podría secuestrarte, y yo no me enteraría.
¿Qué se supone que estoy haciendo? A caso... ¿Me estoy excusando para que se quede conmigo?
—No lo sé, Sonic...
—Todavía no conocemos tus poderes, te prometo que en cuanto los descubramos, podrás irte sola a dónde tu quieras.
—Bien —sonríe a penas.
De nuevo la cargo en mis brazos para ir a casa, decidí no ir tan rápido desde que se mareó por mi culpa la última vez.
Aún debo descubrir que es esto que siento cuando estoy con ella.
Sólo el tiempo lo dirá...